07/10/2018 (día 12): dejamos Nagoya y después de 5 años, de vuelta en… ¡Tokyo! Recorremos Ueno, Ameyoko y sus puestos de comida, disfrutamos de la montaña rusa del Tokyo Dome y acabamos el día en Akihabara
Nos levantamos a las 8h y después de desayunar recogemos los bártulos y hacemos el check-out. Cogemos el metro hasta Nagoya Sta. (200¥) y nos dirigimos a los andenes del Shinkansen. Hoy cogemos nuestro último tren bala hacia el último destino del viaje. Dejamos Nagoya, una ciudad que nos ha sorprendido y después de 5 años, estaremos de vuelta en… ¡Tokyo!
Para este trayecto reservamos anoche los asientos. Y menos mal, ¡porque el tren va llenísimo! El viaje transcurre tranquilo y dormimos algún ratito. Cuando llegamos a la altura del Mt Fuji el maquinista nos informa por megafonía que hoy se ve con claridad. Y la verdad es que tiene razón, ¡es la vez que mejor lo hemos visto!
Llegamos sobre las 11h a la estación JR Tokyo y allí cogemos la JR Yamanote Line hasta JR Yurakucho. Esta es la parada JR más cercana al hotel. Como tenemos los Japan Rail Pass (JRP) activos aún, aprovecharemos el pase para usar las línes JR que van incluidas. No podemos evitar acordarnos de nuestra primera vez en esta gran ciudad, ni la emoción que sentimos la segunda vez… Diría que es creciente. Volver a estar en la gran metrópolis que es Tokyo 5 años después, nos hace mucha ilusión
Dejamos la Tortuga en una taquilla para poder empezar las visitas sin tener que pasar por el hotel (300¥). Y volvemos a la JR Yamanote. Nos bajamos en JR Ueno. Volvemos a visitar el parque de Ueno, pero esta vez vamos a conocer sus templos.
El Ueno Koen fue donado por el emperador Taisho a la ciudad en 1924. Se encuentra en los terrenos del antiguo templo Kaneiji, uno de los mayores templos de la ciudad durante el periodo Edo. El templo fue completamente destruido en la guerra de Boshin (1868-1869). Después de la batalla de Ueno, la zona se convirtió en uno de los primeros parques de estilo occidental de todo Japón al abrir sus puertas en 1873.
Comenzamos por el Kiyomizu Kannon. Construido originalmente en 1631 como parte del Templo Kaneiji. Su diseño fue inspirado por el Kiyomizudera en Kyoto. El templo alberga una imagen de Kosodate Kannon, la diosa de la concepción. Por lo que es particularmente popular entre las parejas que buscan hijos. Entre ellas, nosotros 🙂 La entrada al templo es gratuita y nos gusta esa imagen que da la balconada sobre los árboles del Ueno Koen.
Desde aquí caminamos unos pocos metros hacia el Buda de Ueno. De camino encontramos un pequeño camino de torii al estilo Fushimi Inari en miniatura y un pequeño santuario dedicado al dios sintoíta Inari.
Me encanta esto de Japón. Ir caminando e ir encontrando pequeños templos o santuarios. Y los contrastes de colores… 🙂
Tras un corto paseo, llegamos al Ueno Daibutsu. Originalmente en 1631, era una enorme estatua de bronce de un Buda sentado. Pero que sufrió daños por terremotos e incendios… en el Gran Terremoto de Kanto (1923) perdió la cabeza. Y durante la Segunda Guerra Mundial fue fundido y usado para fabricar armas.
En 1972 se decidió colocar la cara, la única parte que todavía existía del antiguo Gran Buda de Ueno, en el parque. De manera que podemos visitar un pequeño altar junto a ella, bordeada por tablillas ema en las que escribir los deseos/oraciones.
Además, en el lugar donde originalmente se encontraba la estatua del Gran Buda se irguió una pagoda tradicional. Es un rincón muy bonito y poco frecuentado.
Al volver hacia el Buda, nos encontramos solos, así que disfrutamos unos minutos más de los detalles de la cara. Tan sencilla y expresiva a la vez.
Seguimos con el camino y nos encontramos con la «Montser Lantern». Considerada una de las 3 mayores lámparas de piedra de Japón, junto a la que en el templo Nanzen-ji de Kyoto y en el santuario Atsuta Jingu. Con 6 metros de altura y 3,6m de ancho, fue un regalo de Sakuma Daizennosuke Katsuyuki al santuario en 1631.
Seguimos unos cuantos metros más hasta llegar al Santuario Ueno Toshogu. Cuando estuvimos aquí la 1a vez, estaba cubierto por una gran lona ya que lo estaban restaurando, así que no pudimos visitarlo. Cruzamos una gran torii de piedra y recorremos un bonito camino bordeado de lámparas de piedra y arces. Llegamos a las taquillas y compramos la entrada (500¥ pp) para disfrutar de su interior.
El Santuario fue construido en 1616 y es uno de los numerosos santuarios en todo el país dedicados a Tokugawa Ieyasu, el fundador del Shogunato Edo. Formaba parte del Templo de Kaneiji hasta 1868. Desde la taquilla hasta el edificio principal, encontramos un camino bordeado de antiguas lámparas de bronce, una fuente de purificación dónde hacemos el ritual.
Y leones Fu que protegen el lugar y una alta pagoda.
Llegamos junto al edificio principal rodeado por los muros Sukibei originales de 1651.
Cuenta con una puerta de estilo chino Karamon, que también data de 1651 con formas doradas.
No se puede acceder al interior del edificio pero si rodearlo por dentro de sus muros. De manera que podemos observar con más detalle el edificio principal.
Los pilares del templo también son dorados y la estructura de madera tallada nos recuerda muchísimo a la del Santuario Toshogu de Nikko que visitamos en el 2º viaje.
Y también desde aquí, podemos ver con más detalle el interior de la puerta Karamon.
Nos ha gustado poder volver a aquí a disfrutar de este bonito lugar. Hace un calor tremendo, ¡32ºC en octubre! con una humedad brutal… Y al ser domingo hay cantidad de gente en el parque. Decidimos salir del parque y seguir conociendo la zona.
Avanzamos unos metros entre alto edificios y nos adentramos en Ameyoko.
Este barrio de Ueno lo conocimos brevemente en el 2º viaje, cuando vinimos a cenar aquí con otros viajeros. Se trata de una gran zona comercial y de restauración dispuesta bajo las vías de la línea JR. Disfrutamos un rato de su mercado, aunque está tan abarrotado que se hace agobiante estar…
Decidimos salir hacia una calle paralela y buscar algún restaurante dónde comer. Vemos uno algo escondido en un 2º piso junto a la estación JR Okachimachi. Tiene el menú a pie de calle y los platos tienen muy buena pinta, y está bien de precio. Subimos al local y somos los únicos occidentales allí. De hecho, creo que se sorprenden al vernos llegar. Pedimos dos sets de karaage con su sopa de miso y su arroz que están realmente deliciosos (1300¥ todo).
Después de comer, cogemos la JR Yamanote en Okachimachi hasta Akibahara. Allí hacemos trasbordo hacia la JR Chuo Line hasta la parada Suidobashi. Volvemos a otro lugar que visitamos en el 1r viaje pero que nos quedamos con las ganas de disfrutar: ¡el parque de atracciones de Tokyo Dome City!
Cuando estuvimos aquí en 2011 el parque estaba cerrado porque había habido un accidente mortal y estaban en plena investigación. Pero hoy si está abierto, y vamos a disfrutar de su impresionante montaña rusa.
Este complejo de ocio alberga el estadio de béisbol Tokyo Dome, un parque de atracciones, el spa LaQua, una variedad de tiendas y restaurantes, y el Tokyo Dome Hotel. Aunque lo que de verdad nos interesa de volver a este lugar, es poder montar en su montaña rusa, El «Thunder Dolphin» a la que no pudimos subir en 2011.
Hay distintos precios según lo que quieras hacer… Si sólo subes a la montaña rusa son 1030¥ pp. 3900¥ el pase de todo el día y 2900¥ si entras a partir de las 17h. Como a nosotros sólo nos interesa la montaña rusa, escogemos la primera opción. Os dejo enlace a su web dónde lo explica todo con detalle.
Mientras estamos en la cola vamos viendo los vídeos informativos de la atracción. Tiene una velocidad máxima de 130 km/h y una caída máxima de 80 grados, lo que proporciona la sensación de caída libre. Además, tiene la particularidad que atraviesa un edificio y una noria.
Hay un gentío importante, así que decidimos pagar 520¥ más cada uno por el pase rápido. Nos dan un tíquet para acceder en cualquier momento de 15 a 16h. Como aún falta media hora, nos vamos a tomar un café (650¥) mientras hacemos tiempo. Y llegada la hora, vamos de nuevo a la atracción.
Entramos directos como unos champions saltándonos una cola de 1h y además nos dan ¡la primera fila! Después de 3 millones de comprobaciones de todo tipo (desde que no lleves reloj, joyas ni nada que pueda volar, ni en los bolsillos), arranca la atracción. ¡¡Y menuda chulada!!
Aunque vista desde fuera pueda parecer suavecita, es una de las montañas rusas más impresionantes que hemos probado. Y somos de emociones fuertes cuando vamos a parques de atracciones 😀 Disfrutamos a tope de la atracción. Os la muestro con más detalle 😉
Más contentos que todas las cosas por haber podido volver a este lugar y subir en la atracción, decidimos ir hacia el hotel a descansar un rato. Hacemos el mismo viaje a la inversa pero bajándonos en JR Yurakucho. Recuperamos la mochila de la consigna y caminamos 10 min hasta el hotel.
Para nuestra estancia en Tokyo escogimos el hotel Sunroute Ginza. Se encuentra en Ginza, a pocos minutos de las estaciones de Ginza-Itchome (Yurakucho Line), Ginza Sta (Hibiya Line, Ginza Line y Marunouchi Line), Tarakacho Sta (Asakusa Line), JR Yurakucho (Yamanote Line, Keihintohoku Line, Yurakucho Line) y a unos 15 min de la JR Tokyo Sta. Como veis, mejor comunicado, ¡imposible!
Hacemos el check-in y en recepción nos informan que nuestras maletas han llegado con Yamato Transport hace un rato y que nos esperan en la habitación. Recordad que las enviamos desde Kyoto. La habitación no es muy amplia, lo normal según los estándares de Japón pero está muy bien equipada y es muy tranquila. Íbamos con un poco de cosilla porque el hotel sólo hace unos pocos meses que lo inaguraron y no habíamos encontrado opiniones… pero debo decir que quedamos encantados.
Nos echamos una siestecilla, entre el madrugón, la caminata y el calor tan fuerte que hace, estamos agotados. Y después, aprovechando que tenemos el JRP activo, cogemos de nuevo la JR Yamanote hasta Akihabara. Vamos a disfrutar de nuevo del barrio de la electrónica y el anime 🙂
A pesar de que ya conocemos Akiba de otros viajes, pasamos casi 2h recorriendo sus calles repletas de tiendas y luces de neón. Entramos a varias y echamos el ojo a alguna cosilla…
Sobre las 20h, cenamos en un restaurante italiano. No recuerdo el nombre del restaurante ni el precio. Estaba cerca de la estación JR y aunque las pizzas estaban muy buenas, el servicio fue muy lento. ¡Estuvimos casi 2h para cenar!
Tras la cena, cogemos de nuevo la JR Yamanote y volvemos al hotel. De camino desde la estación, nos encontramos con el que probablemente sea el edificio más estrecho del mundo… ¡parece un libro de canto!
Al llegar al hotel, ducha y caemos rendidos en la cama. ¡Ha sido un día muy guay, de esos que se recuerdan con cariño!