29/07/2022 (día 2): Comenzamos a recorrer la impresionante isla de Fuerteventura en familia visitando La Oliva, el Faro del Tostón y El Cotillo con su increíble ambiente.
Cuando planifiqué el viaje, decidí dejar el día de hoy como adaptación para el peque. Aunque le encanta viajar, es un niño que no lleva muy bien los cambios y necesita al menos un par de días de adaptación. Hoy comenzamos a recorrer con mucha calma, la impresionante isla de Fuerteventura en familia. El plan para hoy es descubrir La Oliva, antigua capital de la isla y El Cotillo, una preciosa localidad costera con un ambiente increíble.
Lo bueno que tiene el peque es que es madrugador, con lo que bien temprano estamos en marcha. Repostamos el coche de alquiler a las afueras de La Oliva y comenzamos por conocer un poquito el pueblo en el que nos encontramos.
La Oliva, es la población en la que se encuentra la Morada de Madera de la encantadora familia viajera Algo que recordar. Su término municipal abarca todo el norte de la isla, incluyendo la Isla de Lobos. Fue la capital de Fuerteventura entre 1836 y 1860. Debido a su localización está cargada de numerosas construcciones, testigos de su importancia en la historia de la isla.
Visitamos la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria. Construida en el siglo XVII, es un templo de tres naves con un precioso campanario de piedra oscura que servía como torre de vigilancia.

Su interior es muy acogedor a pesar de ser pequeñita.

Y junto a la iglesia hay una bonita plaza con las letras del nombre de la población.

Aquí también se puede visitar la Casa de los Coroneles, pero está cerrada temporalmente. Y la Casa de la Cilla, construida en 1819, alberga el Museo del Grano que narra la historia de la agricultura y documenta el proceso de la que fuera la principal actividad económica de la isla. Pero con el peque no le vemos demasiado interés y nos dirigimos a El Cotillo.
El Cotillo se encuentra en la costa oeste de Fuerteventura. Si algo destaca de esta bonita localidad es su aspecto de pueblito marinero. Y sus impresionantes playas y piscinas naturales de aguas cristalinas y arena blanca. Pero vamos a descubrirlo con calma 😉

Aparcamos justo junto al Castillo del Tostón, un baluarte defensivo en la costa oeste que se conserva en muy buen estado.

En su interior alberga un pequeño museo de la historia del lugar pero nos lo encontramos cerrado. Aún así, merece mucho la pena acercarse hasta aquí porque ¡mira qué vistas!

Desde aquí podemos ver algunas de las playas y acantilados del sur de El Cotillo. Tienen pintaza, pero se ha levantado muy nublado y con un viento fresquete. No apetece nada bajar a la playa. Pero eso no quita que no nos demos un gustazo a la vista 🙂
Desde el castillo, podemos ver los hornos de cal y el pequeño puerto, con una bonita cala a un lado. Y un esqueleto de ballena con unas vistas espectaculares de los acantilados y el océano atlántico.

Echamos algunas fotos y volvemos al coche porque el viento aquí, es especialmente molesto. Volveremos seguro, nos han prometido que desde este punto de la isla, hay unos atardeceres de infarto. Un último vistazo al castillo y nos ponemos en marcha de nuevo.

Nos dirigimos hacia el norte de El Cotillo, dirección al Faro del Tostón, este es uno de los faros más importantes de Fuerteventura.

Junto al Faro de Martiño en la Isla de Lobos y al de Pechiguera en Lanzarote, forman un triángulo que ilumina el paso de los barcos por el estrecho de Bocaina, el que separa las islas de Fuerteventura y Lanzarote.

En el interior hay un museo de la Pesca (3€) pero no entramos ya que el peque es muy peque para que le pueda interesar el tema. Nos quedamos admirándolo desde fuera y alucinando con la playa volcánica que hay a su alrededor. El peque no ha visto tanta piedra volcánica junta antes, y está alucinando tocándola. La verdad es que a mi también me fascina 🙂

Hace muchísimo viento y cuando nos acercamos más al agua parece que esté lloviendo pero en realidad, ¡es el viento que levanta el agua!

Desde la parte trasera del Faro, nos llama la atención una zona de dunas de arena blanca que se ve un poquito más al norte y nos acercamos a curiosear. El camino no es apto para todos los coches, pero nosotros vamos con un 4×4 y no es problema.

Nos encontramos con pequeñas calas en las que hay surfistas y también gente haciendo kitesurf. Y calitas y piscinas naturales, limitadas por diques de roca volcánica a un lado del camino y dunas al otro.

Estas playitas son de aguas turquesas y cristalinas y de fina arena blanca. En las piscinas que se forman aquí, no hay oleaje ni corrientes y sopla menos el viento.

Empieza a salir el sol y el día mejora por momentos. Así que no nos lo pensamos, nos cambiamos y vamos a bañarnos un rato.

Vemos cantidad de peces que se nos acercan, lo que este lugar también es ideal para practicar snorkel pero nosotros no traemos las gafas ya que con el tiempo que amanecimos, no contábamos con poder bañarnos. Nota mental: llevar todas las cosas en el coche. Aquí si valen los «por si acaso» 😛
Las vistas desde aquí hacia el Tostón, son espectaculares.

Pasamos un buen rato remojándonos y corriendo por las pequeñas dunas y disfrutando de las vistas que ofrece el lugar.

Vimos pasar coches de todo tipo, también muchas furgos y autocaravanas, pero os recomendamos un coche tipo SUV o 4×4 para ir con más tranquilidad por los caminos de piedra que hay para llegar muchos de los lugares interesantes de la isla.

A mediodía, nos vamos a la casa a comer. Estamos muy cerca de La Morada, así que en unos 20 minutos llegamos. El camino hacia la casa nos alucina un montón con esas vistas que nos ofrece el Calderón Hondo desde el coche…

Comemos y nos echamos una buena siesta. Al levantarnos, decidimos volver a El Cotillo. Aprovechamos que es viernes tarde para acercarnos al mercado de las tradiciones que celebran aquí. Recomendación de nuestros anfitriones.

Encontramos artesanos con mucha maña que venden cosas súper chulas y música en directo amenizando la tarde. ¡Es muy agradable, la verdad! Compramos una vela que tiene una ramita de tadaiba en su interior, un imán para la colección y un collar de ámbar para mi. Todo hecho a mano con productos naturales de la isla.
Lucy nos ha dicho que desde el Torreón se ven las mejores puestas de sol sobre el Atlántico, y nos acercamos a comprobar que realmente es así.

La vista hacia las playas del sur, el puerto de El Cotillo y los Hornos es maravillosa…

Después de despedirnos del sol desde esta bonita costa, volvemos a la casa. Nos alucina ver Tindaya (la montaña sagrada de la isla) desde casa con el sol poniéndose tras ella.

Cena, ducha y una vez el peque está dormido, nosotros salimos a tomar un poco la fresca al bonito jardín de La Morada.

Fuerteventura ya nos está cautivando y sólo llevamos un día y medio aquí… 🧡
