22/07/2016 (día 6): disfrutamos de las fabulosas playas del Papagayo y de un bonito atardecer en Los Hervideros.
Hoy nos levantamos sobre las 9h, tras el desayuno decidimos que hoy dedicaremos la mañana a disfrutar de las Playas del Papagayo que tenemos muy cerca. Damos un paseo de unos 15 minutos a pie hasta el Parque Natural de los Ajaches. Se puede acceder en coche por un camino de tierra pagando 3€ por día. O bien caminando, que es lo que hace la mayor parte de la gente. En nuestro caso no tiene sentido coger el coche porque nuestro hotel está justo al lado.
El parque está formado por las conocidas Playas del Papagayo: Playa Mujeres, Playa del Papagayo, Playa del Pozo y Playa de Puerto Muelas. Todas ellas de arena rubia dorada y fina, y aguas tranquilas azul turquesa. Se encuentra frente a la costa de la isla vecina de Fuerteventura. Hoy el día está despejado y conseguimos ver su silueta en el horizonte 🙂
El camino es de tierra y con desniveles, así que no recomiendo ir con chanclas como íbamos nosotros 😛 Llevad algún calzado que os sujete un poco más el pie. Nos quedamos en la primera playa que encontramos, Playa Mujeres. Ya desde arriba tiene una pinta impresionante…
Es temprano así que hay poca gente. El agua esta limpia y calmada, y al quedar resguardada no sopla demasiado viento. El agua está bastante fría por eso. Pasamos una hora y media más o menos aquí. Pero a mediodía el sol aprieta de lo lindo y no tenemos sombrilla, así que decidimos volver al hotel antes de acabar convertidos en gambas como la mayoría de los extranjeros que hay por estos lares.
Nos damos una ducha para quitarnos la arena de encima y refrescarnos después de la caminata de vuelta a la solana. Bajamos a tomarnos un ron miel con limón fresquito a una de las terrazas que hay junto a la piscina. Y luego, pasamos por el spa dónde echamos un buen rato de relax total. Antes de comer, nos refrescamos en la piscina exterior. Hoy hace un calor terrible… y de nuevo disfrutamos de las delicias que sirven en el bufet del hotel.
Intentamos echar una siesta pero la animación del hotel no nos deja. Es el punto súper negativo que le damos a este alojamiento, que las animaciones para los más pequeños (y no tan pequeños) con la música a todo volumen son a horas intempestivas para unas vacaciones de relax. Léase las 9h de la mañana y las 16h de la tarde…
Nos quedamos perreando y poniéndonos al día de qué ocurre en el mundo en el fresquito de la habitación. A eso de las 18h bajamos a merendar y luego bajamos un rato a la playa que hay frente al hotel.
Tras un baño corto, nos cambiamos y cogemos el coche. Nos acercamos al Faro de Pechiguera que queda a pocos minutos del hotel, en la cercana localidad de Yaiza. El original fue construido en 1856 y tras 120 años de uso señalizando el estrecho de La Bocayna (espacio marítimo que separa las islas de Lanzarote y Fuerteventura) construyeron unas nuevas instalaciones justo a su lado. La verdad es que tiene pinta de estar acabado…
Empieza a caer el sol y sopla viento, así que se me ocurre que quizá podemos acercarnos a Los Hervideros para ver la puesta de sol desde allí. Sin duda fue ¡todo un acierto! Los colores que nos ofrece la luz del atardecer son geniales. Si miras hacia tierra, parece que estemos en Marte 🙂
Hay cantidad de piedra volcánica y restos de magma solidificado. De verdad que este punto volcánico en cualquier parte de la isla fue lo que más me gustó de ella.
Además, al hacer viento hace que podamos disfrutar del efecto que le da nombre al lugar, ese ruido similar al agua cuando hierve, que provocan las olas al chocar y correr por las rocas de los acantilados. Algo que no pudimos disfrutar el otro día…
Vemos que toda la zona en realidad está formada por grandes acantilados y aquí se empieza a acumular gente. Así que cogemos el coche y vamos hasta el siguiente mirador que encontramos en la carretera.
Y desde aquí nos quedamos con una de las mejores puestas de sol viajeras. Estos acantilados ofrecen vistas igual de bonitas que desde Los Hervideros pero sin gente, lo que lo hace casi mágico 🙂
Proseguimos el camino y paramos de nuevo en las Salinas de Janubio que también ofrecen unos colores muy bonitos a estas horas de la tarde.
Al llegar al hotel nos damos una ducha y nos arreglamos para la cena. Hoy tenemos reserva en el restaurante Mexicano del hotel. Nos reciben con un chupito de tequila, limón y sal… ¡Esto apunta maneras! 😀 La cena está bien buena y hay muchísima variedad de platos y postres, cenamos de fábula… Es una buena forma de despedirnos del lugar, mañana toca hacer el equipaje de nuevo para volver a casa. ¡Qué poco me gusta el momento en que soy consciente de que el viaje se acaba!
Hoy la partida de billar la hacemos con un granizado de limón que con el tequila de la cena ya vamos contentos… 😛 Aunque nos cuesta un poco empezarla porque uno de los gatos que merodea por el recinto del hotel ha decidido que la mesa de billar es un buen sitio para echarse una siesta ahora.
No nos atrae el espectáculo que ofrecen hoy, así que volvemos a la habitación y dejamos las maletas hechas para mañana. Nos vamos a dormir con el pensamiento que acercarnos a Los Hervideros a ver la puesta de sol fue todo un acierto, ha sido una bonita manera de disfrutar de nuestro último atardecer en esta fabulosa isla…