23/09/2017 (día 11): llegó otro de los grandes días del viaje… visitamos a los osos panda en el Panda Base de Chengdu
El despertador suena a las 8h y estamos en Chengdu. Bajamos a desayunar al Starbucks que tenemos enfrente (101¥) del hotel, y luego paramos un taxi. Hoy es otro de los grandes días de este viaje por libre a China. Antes de subir le muestro al conductor el nombre en chino del Panda Base y le pido que encienda el taxímetro. Accede y subimos, y en unos 40 minutos llegamos a destino (41¥).
La otra opción para llegar hasta aquí es el transporte público. Aunque sale un poco más barato, debes tomar 3 buses y se tardan 2h 20 minutos… Realmente creo que no compensa el transporte público porque ahorras unos pocos yuanes pero tardas más del doble.
Los pandas gigantes sólo se pueden encontrar en las provincias de Sichuan, Shanxi y Gansu. Se estima que actualmente quedan menos de 2.000 pandas gigantes. Por este motivo fueron incluidos en la lista internacional de especies de flora y fauna en peligro de extinción. Una de las iniciativas del Gobierno chino para proteger a los pandas gigantes, fue abrir en 1987 el Panda Base Chengdu. Situado a unos 11 kilómetros de la ciudad. Y hoy vamos a visitar este lugar.
El Panda Base o Centro de Investigación y Cría del Panda Gigante (en chino simplificado: 成都大熊猫繁育研究基地). Se trata de un centro de conservación de estos animales, dónde imitando su hábitat natural protegen a la especie. Los osos viven en semi-libertad. Las zonas de cada familia están acotadas por fosos y vallas de protección para los visitantes. Pero se relacionan y reproducen en libertad igual que lo harían en su hábitat natural.
La mejor hora para visitarlo es por la mañana, entre las 8 y las 10. Es cuando los cuidadores dan el desayuno a los pandas. Os dejo su web por si queréis saber más sobre el lugar.
Compramos la entrada (51¥ pp) y accedemos al gran parque. Es fácil desorientarse aquí porque es enorme. Os recomiendo coger un mapa al entrar aunque los veréis en grandes paneles por todo el parque. Hay varios espacios en los que tienen pandas (adultos, jóvenes y bebés). Y también cuidan a pandas rojos, que aunque comparten nombre y espacio, en realidad son otra especie muy parecida al mapache.
Descubrimos que la dieta diaria de un panda adulto requiere, un mínimo de 12 kilos de bambú. Y que cuando no comen, se dedican a dormir como marmotas mientras digieren la comida. La verdad es que tienen posturas de lo más curiosas para dormir y disfrutamos viéndolos.
Viéndolos, no podemos evitar acordarnos de los pandas que vimos hace unos años en nuestro primer viaje a Japón. Aunque sin duda, poder verlos en su entorno es mucho mejor que en un zoo. Con los años y los viajes, aprendimos que es mucho mejor hacer turismo responsable. Y nos arrepentimos de haber visitado zoos dónde los animales sufren estando encerrados.
Ver un panda de cerca es realmente impresionante. Te das cuenta que detrás de ese aspecto mimoso, hay un animal salvaje que en cualquier momento puede hacer daño si se siente amenazado.
Estar rodeados de tanto bambú, nos lleva la mente a Arashiyama, nuestro lugar favorito del mundo 🙂 Pasamos casi 3h recorriendo el parque, haciendo montones de fotos y vídeos de estos fabulosos animales. Son adorables, dan ganas de achucharlos… aunque luego piensas que en realidad son osos y se te pasan las ganas al ver las zarpas que tienen 😛
Nosotros comenzamos la visita viendo la zona dónde viven los pandas rojos. Y luego nos encaminamos hacia la zona dónde están los más peques del parque, aunque ya veis que por el camino encontramos alguna zona de adultos jóvenes.
En las guarderías se encuentran las crías más pequeñas juntos a sus madres que son las encargadas de cuidarlas. Las más pequeñas no están expuestas al público. Las que tienen algunos meses de edad, las puedes ver a través de vitrinas, como éstas o las del siguiente vídeo. Siempre están acompañadas por su madre. Y sólo abren las cortinas pocos ratos al día para poder visitarlas sin que se estresen.
Luego vamos a ver a los más senior del parque. Ya han comido y se pegan unas siestas tremendas… ¡en las copas de los árboles! La verdad es que nunca me hubiera imaginado que estos bichos durmieran ahí arriba…
Aunque todavía pillamos a alguno en pleno banquete.
Después nos encaminamos a las zonas dónde habitan los jovenzuelos. Se nota que son más activos e interactúan más entre ellos. Aquí vemos a un par haciendo de las suyas mientras comen. Estuvimos más de 15 minutos aquí fascinados mirándolos.
Nos parece alucinante poder ver a estos bonitos animales en su hábitat. Me siento igual de afortunada que cuando vimos orangutanes en la selva de Borneo en Indonesia. Aunque al haber grandes concentraciones de gente (recordad que en China siempre hay MUCHA gente en todas partes), pienso que quizá los animales estén algo estresados. Y que en parte, es un poco como un zoo. A pesar de que aquí permiten que se reproduzcan para mantener la especie y tienen amplios espacios para vivir a sus anchas.
Antes de salir compro dos peluches de oso panda para la colección de peluches viajeros. Compro uno para la mía y otro para la de mi sobrino (178¥ los dos). Desde que mi hermana se quedo embarazada le he traído al peque peluches de los grandes viajes (Japón, Indonesia, New York, Tailandia…).
Para la vuelta al hotel decidimos hacer lo mismo que a la ida y coger un taxi. Ahora hay mucho más tráfico por lo que tardamos algo más en llegar al hotel también con taxímetro (52¥).
Dejamos las compras en la habitación y salimos a comer al Centro Comercial que hay frente al hotel. Volvemos al japo de anoche pero esta vez le enseñamos en chino que no queremos picante. Tengo un compañero que habla chino con fluidez y le pedí anoche que me dijera como pedirlo. No puedo comer más picante… La camarera al verlo, sonríe y asiente.
Y realmente nos trae la comida sin nada de picante.Hoy por fin, ¡nos sabe deliciosa! Disfrutamos de un par de platos de noodles, unos dumplings y un tonkatsu con unas cervezas (91¥).
Tengo una alergia brutal desde que visitamos el Panda Base y aunque teníamos apuntados un par de templos para visitar por la tarde decidimos descansar. Pasamos por el Carrefour que hay en el centro comercial. Nos echarnos unas risas al darnos cuenta que estamos haciendo la compra en un Carrefour chino. Les enviamos unos vídeos a los nuestros con el cachondeo. Y compramos cosas para desayunar mañana y para la cena de hoy. Vamos a aprovechar la cocina del apartamento.
Puede parecer muy complicado pero no lo es para nada. Las «grandes marcas» están en todas partes… Alucinamos con el pescado fresco que nada en un acuario y que matan (o no) para que te lo lleves. Y con lo barata que es en Asia la Fruta del Dragón que tanto me gusta 😛
De vuelta en el hotel, nos echamos una buena siesta. Y luego mientras se leva la ropa en la lavadora-secadora de la habitación, nos vamos al spa a terminar de pasar la tarde. Necesitábamos un poco de relax que con tanto tute, ¡no parece que estemos de vacaciones! 😀
Cenamos lo comprado con calma en la habitación. Qué bien sienta poder comer «en casa» después de tantos días y sobretodo sin picante. Nos vamos a dormir sobre las 23.30h, súper relajados después de la tarde de spa y relax 🙂