24/09/207 (día 12): visitamos el Buda de Leshan, el Buda más grande del mundo y casi nos quedamos atrapados sin poder volver a Chengdu…
Son las 7h cuando suena el despertador, hoy nos levantamos pronto para hacer una de las visitas top del viaje. Vamos a ir a conocer al Gran Buda de Leshan.
Desayunamos en la habitación con unas bonitas vistas sobre la ciudad de Chengdu y salimos hacia el metro.
Compramos los tickets hasta la parada South Railway Station (5 paradas, 3¥ pp). Allí salimos hacia la estación de trenes (salida A) y vamos a las taquillas. Le mostramos a la chica Leshan en chino (乐山市), el número de tren que queremos tomar y le dejamos los pasaportes. Y en menos de 3 minutos tenemos nuestros billetes para el tren de alta velocidad a Leshan.
Aquí tenéis el enlace a la web dónde consultamos los horarios de los trenes por si os es de ayuda 😉 El trayecto dura 50 minutos y cuesta 51¥ pp en 2ª clase. La alternativa es un bus que tarda 2h y cuesta 45¥… Como véis, no compensa… estamos hablando de menos 1€ de diferencia por 1h menos de trayecto.
Con los billetes en mano, accedemos al hall de la estación. El tren sale puntual a las 9,32h y tras dos paradas, bajamos en Leshan.
Una vez en destino, nada más salir de la estación a mano derecha, y justo al lado, queda la estación de autobuses. Allí tomamos el bus 3 (1¥ pp) que en 40 minutos nos dejará frente a la entrada norte del Gran Buda.
Preferimos coger el bus urbano porque era la opción más económica y «segura»… Cuando salgáis de la estación habrá muchísimos «piratillas» gritando «Dafo» (así se conoce al gran Buda en chino), que por un «módico precio» te llevarán hasta él… Aún así, antes de subir al bus, le mostramos al conductor el nombre del gran Buda en chino (Lèshān Dàfó, 乐山大佛) para asegurarnos. Vigilad poqué no es la última parada de la línea, tendréis que estar atentos de no pasaros de largo.
El conductor al llegar a la parada correspondiente, grita «Dafo» para que avisarnos que es la nuestra. Aunque íbamos siguiendo la ruta con los GPS del móvil para no pasarnos, le damos las gracias en chino por el detalle. Y bajamos junto a un montón de chinos que también se dirigen a visitar el monumento.
El Gran Buda de Leshan está considerado como la estatua budista más grande del mundo. Tiene una altura de 71 metros y está excavado directamente en la montaña. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996 junto al Monte Emei. Se considera el lugar más sagrado de Sichuan.
Compramos las entradas (90¥ pp) y accedemos a una zona realmente bonita. Rodeada de plantas, bambús, a la falda de la montaña en la que está construido el gran Buda y con bonitas vistas a la desembocadura del río.
Por el camino, encontramos grandes caracteres chinos sagrados pintados en rojo en la montaña.
La historia del gran Buda se remonta al año 713 dC en plena Dinastía Tang. La confluencia de los ríos Dadu, Qingyi y Min en su desembocadura provocaban grandes corrientes. Causantes de varios naufragios de barcos pesqueros. La muerte de varios pescadores, hicieron al monje Haitong pensar que quizá la presencia del Buda más grande que se hubiese esculpido jamás, calmaría las aguas y protegería a los marineros.
Y así fue como comenzó la gran hazaña de excavar en la montaña el gran Buda. El monje Haitong no pudo culminar su obra, falleció antes de finalizarla. Fueron sus discípulos quienes durante casi 1 siglo, continuaron extrayendo piedra del acantilado para lograr que el gran Buda se alzase en este lugar.
Lo más curioso es que las aguas realmente se calmaron y no volvió a haber hundimientos de barcos en la zona. Aunque más que la intervención divina, en realidad se debió a las toneladas de piedra y arena depositadas en el fondo del río. Materiales que extrajeron de la montaña para esculpir al Buda y que influyeron en las corrientes.
El recinto, además del Gran Buda, también cuenta con numerosos templos, tumbas y otras estatuas esculpidas en las paredes de la montaña. Todos ellos han resistido a la erosión de los últimos siglos. También encontrarás el templo Wuyou, las grutas de Mahao y la pagoda Lingbao.
Ascendemos una escalera hasta llegar a la altura de la cabeza del gran Buda. Al asomarnos a la barandilla que hay junto a ella nos maravillamos con la vista y nos damos cuenta de lo impresionante que es este lugar. Las fotos no hacen honor, pero os haréis una idea del tamaño de la estatua si os fijáis que junto a la cabeza se ven «personitas» asomadas a la baranda…
Visitamos el templo del Buda que se encuentra en esta terraza superior del recinto. En su interior hay tres grandes estatuas de Buda en oro que protegen el recinto (no se pueden fotografiar).
El lugar y el entorno son realmente espectaculares. Pero debo decir que queda bastante deslucido por la cantidad de gente que hay en el recinto… Viendo el gentío que hay, decidimos no entretenernos más visitando los templos que encontramos aquí. Nos ponemos a la larga cola que hay para acceder a la escalera que baja hasta los pies del Buda.
Tardamos más de 1h en conseguir llegar a abajo. Una vez enfilas la escalinata de bajada comienzas a alucinar todavía más al ver la magnitud de la estatua.
Te das cuenta de los detalles y te parece mentira que esta estatua ¡esté picada en la piedra y que date del año 713! Es increíble… No hay palabras que puedan describir lo que sientes. Os dejo unas imágenes dónde podréis ver con más detalle cara, manos y pies…
Alucinamos con las vistas que ofrece el gran Buda de 71m esculpido en la montaña y conforme vas bajando, comprendes porqué ostenta el puesto del Buda más grande del mundo. Una vez más nos queda claro que a los chinos les encanta eso de hacer «lo más grande del mundo» siempre que pueden 😛
Tras más de 1 hora descendiendo por altos y estrechos escalones esculpidos en la piedra, llegamos a los pies del Buda. Aquí todavía alucinamos más al ver el coloso que se alza ante nuestros ojos.
Compramos unos inciensos y los encendemos en los quemadores que hay a sus pies, mientras le damos las gracias por permitirnos estar aquí. Nos sentimos realmente afortunados de poder estar contemplando esta maravilla.
Pasamos un buen rato aquí admirando la belleza del Buda y lo pequeño que te sientes junto a él. Y luego, emprendemos la ardua tarea de volver a subir hasta lo más alto. La salida del recinto está arriba, muy cerca de la entrada…

El camino de ascenso transcurre entre cuevas y recovecos excavados en la montaña. Y entre vegetación y pequeños templos budistas. A mitad de camino encontramos un chiringuito dónde venden cosas frescas. Compramos un granizado de limón y un helado de vainilla (27¥). Estamos sudando la gota gorda entre el esfuerzo y el calor tremendamente húmedo que hace aquí y necesitamos refrescarnos un poco.
Después de cargar un poco las pilas, seguimos cuesta arriba. Aunque hay otros templos en el complejo, decidimos finalizar la visita sin verlos y volver a la estación. Queremos intentar coger el tren de las 15,37h ya que si no, el siguiente es casi a las 19h.
Así que tras una buena caminata, salimos hacia la puerta norte dónde cogemos el bus 3 de nuevo (1¥ pp) de vuelta a la estación de trenes de Leshan. Tardamos unos 40 minutos y ahora si, podemos ir sentados. Al llegar a las taquillas de la estación nos encontramos con una tremenda sorpresa: no hay billetes de tren hasta las ¡¡¡22.45h de mañana!!!
Casi nos da algo… nos vemos tirados en Leshan. Nuestro hotel está en Chengdu y mañana tenemos un vuelo hacia el siguiente destino… Justo al lado de la estación de trenes vimos que estaba la oficina de turismo de Leshan. Vamos hacia allá para preguntar qué otras opciones tenemos. Pero de nuevo aquí ¡no habla inglés nadie! y no nos pueden ayudar. Nos miran con cara de «mi no entender».
Salimos a la calle de nuevo y un taxista que nos debe ver apurados se ofrece a llevarnos a nuestro destino. Cuando le decimos que tenemos que ir a Chengdu nos pide ¡800¥! Casi 100€ y sin opción de regateo. Dejamos la oferta ahí por si no encontramos otra forma de volver…
Gracias a que llevamos una tarjeta local de datos en el móvil, podemos buscar por internet un plan B. En Wikitravel, vemos que en el artículo de Leshan explican bien cómo y dónde coger el autocar hacia Chengdu. Por suerte, la estación de autocares está sólo a unos 10 minutos a pie de aquí. Nos acercamos hasta allí mientras nos encomendamos a todos los santos y dioses que conocemos… Conseguimos comprar billetes para el siguiente bus a Chengdu -de nuevo mostrando el nombre en chino (成都)-, que sale a las 15,40h (45¥ pp). Aunque esta opción es más lenta que el tren, nos saca del apuro.
Lo malo es que no hemos comido y en la estación sólo hay máquinas de bebidas… Compramos un par de zumos y unos refrescos para llegar hasta Chengdu sin hipoglucemiar. Sólo faltan unos pocos minutos para que salga el bus y no nos da tiempo a salir a comprar nada.
El autocar sale puntual y rodeados de chinos llegamos a Chengdu a las 17,45h. Pero esta estación de autobuses está al sur de la ciudad. Estamos lejos del hotel y no hay ningún metro ni bus cerca. Pactamos precio hasta nuestro hotel con la única taxista que hay. Nos pide 30¥, nos parece un precio razonable para la distancia que hay.
30 minutos de trayecto y llegamos a nuestro hotel en Chengdu. Nos vamos de cabeza al Starbucks que tenemos delante a comer alguna cosa. Estamos famélicos, llevamos desde las 7h con un granizado, un refresco y un zumo, y son ¡las 18,30h! Pedimos un par de bebidas, un bocata y un pastel (104¥) que devoramos en cuestión de segundos.
Subimos a la habitación a descansar un poco las piernas y darnos una ducha. Después del susto, necesitamos reponernos un poco… Aprovechamos para hacer las maletas. Mañana por la mañana volamos a un nuevo destino en este viaje por libre por China.
Sobre las 20h nos acercamos dando un paseo a Tianfu Square. Debo decir que aunque la plaza es enorme, parecía mejor en las fotos que habíamos visto… Considerada como el centro neurálgico de la ciudad, alberga una gran estatua de Mao Zedong en el centro.
También hay un centro comercial subterráneo junto a la estación de metro del mismo nombre que hay bajo la plaza.Y está rodeada por altos edificios iluminados en la noche.

Vemos un McDonalds y después de lo poco que hemos comido hoy, no lo pensamos ni un segundo. Nos vamos derechos a comer unas hamburguesas (56¥). Tras la cena, volvemos al hotel a descansar.
Hoy ha sido un día agotador y muy estresante. Pero también un día de esos que no olvidaremos nunca 😉