11/10/2018 (día 16): último día en Tokyo entre Maneki-neko en Gotokuji y tiendas en Omotesando y Odaiba
Hoy es nuestro último día en Tokyo. La idea es visitar el famoso templo de Maneki-neko en Gotokuji, un barrio a las afueras de la ciudad y, hacer un poco de tiendeo y ocio en Omotesando y Odaiba. Pero estamos bastante cansados hoy así que dormimos hasta las 10h y luego salimos con calma a por nuestros planes.
Tomamos la Ginza Line del metro hasta Omote-sando (160¥ pp). Ya conocimos este barrio cosmopolita en el 2º viaje y la idea era volver al Oriental Bazaar a comprar cosillas para casa. Pero descubrimos que cierran los jueves cuando llegamos y lo vemos cerrado… ¡qué fallo no mirarlo antes de venir hasta aquí! Un poco chascados, volvemos al metro y cogemos la línea Chiyoda.
Esta línea de metro, cuando llega a la estación Yoyogi-Uehara se convierte en la Odakyu Line (no es necesario bajarse del convoy). Y seguimos con ella hasta Gotokuji Station (330¥ pp). Damos un corto paseo de unos 10 min por Setagaya, un barrio súper tranquilo con más pinta de pueblo que de barrio de una gran metrópolis hasta llegar al templo Gotokuji o templo de Maneki-neko.
De entrada gratuita, este es el templo budista dónde se originó el conocido amuleto maneki-neko, el famoso gato con la pata levantada como saludando. Y no, no es chino 🙂
Cuenta la leyenda que durante el siglo XVII, en la época Edo, el templo era muy pobre y tenía serios problemas económicos. El monje que lo habitaba, ya anciano, compartía la escasa comida que tenía con su gata. Un día, un señor feudal y hombre de gran fortuna llamado Ii Naokata, fue sorprendido por una tormenta mientras cazaba por la zona. El hombre se refugió en un árbol cerca del templo y, mientras esperaba a que amainara la tormenta, vio una gata de color blanco, negro y marrón que le hacía señas para que se acercara a la puerta del templo: parecía estar levantando una de las patas y agitándola.
El hombre quedó tan sorprendido, que se alejó del árbol que lo resguardaba para acercarse a la gata y justo en ese momento cayó un rayó sobre el árbol que le había dado cobijo chamuscándolo del todo. Agradecido por haber salvado su vida, el hombre donó al templo campos de arroz y tierras de cultivo, financió las reparaciones del templo y éste prosperó. Así que, gracias a la gata (neko en japonés), el templo adquirió fortuna y prosperidad.
Por ello, y gracias a la leyenda se cree que tener un maneki-neko en el lugar de trabajo, el hogar o incluso en una página web, atrae la buena suerte (o la prosperidad). Es un amuleto famoso y es común que los viajeros nos traigamos uno con nosotros. De hecho, nosotros compramos uno en el 1r viaje a Japón 😉
Este templo no suele estar entre los más conocidos y visitados de Tokyo por los turistas y la verdad, es que ahora que estamos aquí, no entendemos porqué no hemos estado antes… ¡es precioso! Es verdad que queda un poco retirado de la zona más turística de la ciudad, pero realmente ha merecido la pena llegar hasta aquí.
Actualmente cuenta con un gran cementerio donde están enterrados muchos de los miembros de la familia Ii y repleto de amuletos del famoso gatito. De hecho puedes comprar uno bendecido por los monjes budistas para pedir por tu fortuna o prosperidad en el templo más antiguo del recinto dedicado al dios maneki-neko.
Aunque ya tenemos uno en casa, nos hace ilusión comprar otro del templo originario. Así que nos hacemos con uno de ellos (800¥). Este se lo regalaremos al peque cuando nazca 😉
Recorremos el recinto en el que también encontramos un salón de Buda Butsuden, una sala de culto y una bonita pagoda de madera decorada con maneki-neko tallados mezclados entre el verdor y el rojizo del inicio del momiji en los arces del recinto.
Un auténtica maravilla para los sentidos. Además tenemos la suerte de visitarlo prácticamente a solas, con lo que el ambiente aún es más mágico 🙂
Junto al templo principal también vemos que venden figuras de Daruma y no puedo resistirme a comprar una. La tradición dice que si uno tiene un propósito debe pintarle un ojo al dios sintoísta Daruma y le ayudará a conseguirlo. Cuando se asuma el objectivo, deberás pintarle el otro ojo. Ahora mismo no tengo ningún reto en la cabeza pero es una figura que siempre me ha llamado la atención y no sé porqué no he comprado una antes… 😉
Estamos un buen rato aquí y luego damos otro corto paseo hasta llegar de vuelta a la estación. Sacamos dinero de un kombini junto a ella. Siempre procuramos sacar dinero de los 7/11 o los Lawson ya que con la tarjeta Revolut no tenemos comisiones. Si no la conocéis, os animamos a pasar por su web y haceros con una a través del enlace que os he dejado 😉
Sin darnos cuenta se nos han hecho casi las 14h, y la verdad es que tenemos hambre. Vemos que junto a la estación hay un local muy pequeño con buena pinta llamado Sukiya y entramos. Pedimos un set de katsudo, miso y ensalada japonesa la mar de rico (1000¥ pp).
Y tras la comida, volvemos al metro en la Gotokuji Sta. Primero Odakyu Line, luego de nuevo pasa a ser Chiyoda Line y cambiamos a Ginza Line, aunque esta vez bajamos en Shimbashi (560¥ pp). La que fuera nuestra estación de metro base en el 2º viaje 😉 Allí hacemos transbordo hacia la curiosa línea Yurikamone. Este monoraíl es la vía más rápida para llegar a la isla artificial de Odaiba, uno de nuestro barrios favoritos en Tokyo en el que estuvimos tanto en el 1r como en el 2º viaje 😉 La verdad es que las vistas de la Bahía de Tokyo desde el tren son muy chulas, especialmente las del Rainbow Bridge 🙂 Una vez en Odaiba, bajamos en la estación Telecom Center (395¥ pp).
Ya os he contado alguna vez, esta isla fue construida originalmente como fortaleza defensiva contra ataques navales en 1853 durante la época Edo. Más de un siglo después, las islas más pequeñas se unieron a las más grandes ganando terreno al mar, y Tokio comenzó un proyecto de desarrollo espectacular destinado a convertirlas en un distrito residencial y de negocios futurista durante los 80. Y a pesar de las dificultades por el estallido de la «economía burbuja» de los 90, poco a poco Odaiba se fue convirtiendo en el gran distrito de ocio que es hoy y que a nosotros nos encanta recorrer.
Pero esta vez, antes de darle al tiendo y al frikismo, vamos a visitar un gran museo que alberga la isla: el Miraikan. Popularmente conocido como el Museo Nacional de las Ciencias Emergentes o Museo del Futuro. Descubrimos este lugar gracias a Japonismo poco antes del viaje y no dudamos en añadirlo a la ruta de hoy. Compramos las entradas (700¥ pp) y accedemos al gran museo.
Este museo de la ciencia es altamente interactivo y está preparado para la visita de occidentales ya que toda la información podemos leerla también en inglés. Cuenta con varias exhibiciones sobre temas ambientales, robots, TIC, biología e incluso la exploración espacial.
Llama muchísimo la atención la bola del mundo llamada Geo-Cosmos que cuelga de la entrada. Esta bola gigante tiene más de 10 millones de píxeles y muestra con un increíble grado de detalle nuestro planeta desde diversos puntos de vista: vista desde el espacio, la concentración de CO2 pasada y presente, y puede incluso considerarse como una obra de arte. Se trata de una exposición permanente, así que deberíais encontrarla si vais.
También encontramos secciones sobre el cerebro, el genoma, hábitats extremos, espacio y tiempo, robótica, etc. Como amantes del mundo de la ciencia, disfrutamos como dos niños, especialmente de la zona dónde hay una cápsula original de la ¡¡Estación Espacial Internacional!!
Se puede acceder al interior y ver su configuración, los trajes que usan para poder dormir o ir al baño y comida preparada. ¡Nos encanta!
Y en la sección de robótica encontramos otra de las estrellas del museo: el robot ASIMO de Honda. Cada día a las 11 y 14h hay una demostración dónde puedes verlo en su salsa 😛
Pasamos más de 2h recorriendo este lugar y no vemos el momento de irnos 😛 Merendamos un rico helado de té verde antes de irnos (600¥) y salimos de nuevo hacia la calle con dirección a Venus Fort.
Entramos al gran centro comercial que ya conocemos del 2º viaje pero no deja de sorprendernos de nuevo ese aspecto de ciudad italiana que tiene el interior 🙂
Vamos a buscar una tienda Donguri, la tienda oficial de los Estudios Ghibli. Mi amiga Viajar Code: Verónica me hizo un encargo para su sobrino, y también yo compro algo para nosotros (9400¥ todo).
Entramos de nuevo a la exposición de coches que ya visitamos en 2013 y que nos gustó muchísimo. De entrada gratuita, tienen modelos de coches clásicos y esta vez encontramos también algunos competidores de Le Mans.
Aprovechamos para comprar alguna cosilla más de recuerdo… y es que no puedo resistirme a un llavero de ¡Ranma!
Después, damos un paseo hasta el Centro Comercial Tokyo DiverCity para ver al nuevo Gundam escala 1:1 que ya está iluminado 😉 De 2012 hasta marzo de 2017, la plaza del DiverCity estuvo ocupada por un RX-78-2 Mobile Suit Gundam que nosotros pudimos ver en 2013 durante nuestro 2º viaje.
En septiembre de 2017, fue sustituido por el nuevo RX-0 Unicorn Gundam, que es el que podemos ver en la actualidad. La impresionante estatua mide 19,7 metros de alto (1,7m más alto que el anterior) y todos los días a las 11, 13, 15 y 17h se mueve y cambia de modo Destroy a modo Unicorn.
Además, cuando cae el sol, lo iluminan, y a las 17,30, 20, 20,30, 21 y 21,30h hacen un pequeño espectáculo de luz y sonido. Es un buen momento para ver el Gundam, ya que en esos momentos también cambia de modo y adquiere una tonalidad verdosa. Y justo llegamos nosotros junto a él, que empieza uno de los espectáculos de luz y sonido 😛 ¡llamadnos frikis, pero es de lo más curioso verlo!
Estamos un ratito y luego vamos dando un paseo hasta otro de los grandes centros comerciales de Odaiba, el Aqua City. Venimos hasta aquí porque en él se encuentra una de las grandes tiendas Daiso, dónde poder comprar cantidad de cosas típicas a un precio excepcional. Nos hacemos con platos, bols y vasos de cerámica para completar la vajilla nipona en casa (1400¥) 😉
Y felices y súper cargados, cogemos de nuevo la Yurikamone en la estación de Daiba hasta Shimbashi (395¥) dónde cambiamos a la Ginza Line para ir al hotel a descargar las compras hechas (150¥). Durante el trayecto no podemos evitar acordarnos de las 3000 vueltas que dimos por todo Tokyo en 2013 buscando nuestro peluche de Doraemon 😛
Salimos de nuevo para ir un kombini a comprar algunos dulces para llevarnos a casa y desayuno para mañana. Y con mucho pesar, llega el momento de hacer el equipaje. Mañana regresamos a casa 🙁
Sin muchas complicaciones, nos acercamos al McDonalds que hay junto a la JR Yurakucho a cenar (1300¥) y nos vamos pronto a dormir. Mañana nos espera un día muy largo…