15/10/2013 (día 19): acaba el Japón 2013… y al fin, ¡habemus Doraemon!
Con un sueño terrible y una pena aún más grande, nos levantamos a las 4,30h. Tras unos días fabulosos, se acaba el Japón 2013 y volvemos a casa. Recogemos las cuatro cosas que quedan por meter en la maleta, cerramos las mochilas con las bridas y nos aseguramos de no dejarnos nada. Bajamos al hall dónde hacemos el check-out al estilo nipón y de la forma más rápida posible: dejando la llave de la habitación en una urna.
Vamos hacia la estación JR Shimbashi, dónde tomamos la línea JR Yamanote hasta Nippori (160¥ pp). Ayer agotamos el saldo de las tarjetas pre-pago ICOCA con la intención de traérnoslas de souvenir y usarlas en el próximo viaje… si lees bien. No sabemos cuándo, pero seguro que habrá un tercero Pasamos los tornos de entrada al andén y a la salida, antes de volver a pasar la tarjeta por ellos, hacemos el ajuste en las máquinas.
En Nippori nos dirigimos a la zona de la estación de la empresa Keisei. Las están adheridas una a otra- y compramos los billetes para ir al aeropuerto de Narita (2200¥ pp) con el Skylinner. Ésta es la opción más económica para llegar al aeropuerto sin el JRP activo (a fecha de 2013… desconozco cómo está actualmente).
Compramos unos cafés en la estación y esperamos al siguiente tren que sale a las 6,03h. Por suerte no falta mucho para que llegue, ¡menudo sueño tenemos! Una vez colocamos todos los bultos que llevamos con nosotros (que no son pocos), nos acomodamos. Mientras el tren nos lleva al aeropuerto de Narita aprovechamos para desayunar y despedirnos de esta fascinante ciudad.
A eso de las 8h y poco ya estamos en el aeropuerto. En seguida localizamos dónde hacer la facturación y vamos directos a descargar. Con Lufthansa nos entran dos maletas de 23kg por pasajero, así que soltamos las dos maletas y las dos mochilas, y nosotros nos quedamos sólo con una bolsa de mano cada uno dónde llevamos la documentación, los gadgets y las chaquetas. Hasta las 9,45h no sale nuestro vuelo a Frankfurt así que nos entretenemos mirando tiendas de camino a la puerta de embarque que está en la otra punta del edificio.
Sigo sin ver un peluche de Doraemon, yo que me quería traer uno de recuerdo. Y le quería traer otro a mi primer sobrino que viene en camino y que supimos la noticia justo antes de partir 🙁 Compramos algunos dulces típicos para el viaje.
Al fin llegamos a nuestra puerta de embarque y no me puedo creer lo que ven mis ojos. En una tienda justo delante de la puerta de embarque tienen… ¡¡DOS PELUCHES DORAEMON!! Casi lloro de la emoción Con las vueltas que hemos llegado a dar por todo Tokyo buscando el peluche, había perdido la esperanza. Y parece que me estuvieran esperando justo aquí. Antes de marcharme de Japón.
Aunque hay personal dentro de la tienda, aún está cerrada. Y ya me veis a mi plantada delante de la puerta a esperar a que abran. Yo no me voy de aquí sin él, ¡si hace falta pierdo el vuelo! 😀 En cuanto abren la persiana entro. Solo tienen dos peluches. Uno chiquitín (1300¥) que será el primer regalo que tendrá mi sobrino, y otro más grandote (3500¥) para mi colección de peluches viajeros.
De verdad que me hizo tanta ilusión dar con ellos al fin que me dio igual lo que costaran. Compramos también unos dulces de té verde que a mi marido le pirran y así gastamos los pocos yenes que nos quedan (500¥).
Más contenta que un niño con zapatos nuevos, vamos a tomarnos un zumo antes de embarcar. Este viaje de vuelta ya no será tan duro con mis Doraemon en posesión 😀 Además tiene un incentivo que nos llama mucho, y es que volaremos en un A-380. Es la primera vez que subimos en uno y nos hace ilusión, llamadnos frikis
Con puntualidad nipona, abren la puerta de embarque a la hora prevista y subimos a bordo. Nos acomodamos al más puro estilo japonés: fuera bambas, calcetines gordotes, mantita doble para no coger frío, y botellín de agua, iPad y revistas varias a mano… ¡Si es que todo se pega!
Y con toda la calma que podemos, afrontamos el largo de viaje de vuelta a Europa… el A-380 está equipado con varias cámaras de modo que a lo largo del despegue, vuelo y aterrizaje puedes ir viendo en directo.
Nos sirven desayuno y comida más que decente, y continuamente pasan ofreciendo bebidas y snacks. En este vuelo vimos un par de enfrentamientos entre pasajeros que nos choraron mucho. La primera fue cuando un alemán echó su respaldo atrás y al japonés que iba detrás le pareció mal. Comenzó a golpear el asiento de delante hasta que el alemán se levantó y con muy mala leche, le dijo cuatro frescas que no entendimos. Llamó a la azafata que tuvo que explicarle amablemente al japonés, que el señor de delante tenía todo el derecho de echarse atrás… Me llamó la atención ver a un japonés comportarse de forma tan desagradable.
La segunda fue tras una de las comidas que fui al baño y había una cola terrible. Pues bien, un señor japonés algo mayor llegó el último y pretendía entrar el primero. Éramos como 7 personas haciendo cola… unos chicos que iban delante mío (europeos también) le llamaron la atención y viendo que no hacía caso, una señora japonesa mayor le pegó un tirón del brazo echándolo al final de la cola. Me sorprendió mucho ver a una japonesa reaccionando así, teniendo en cuenta la cultura tan machista que hay en Japón. Casi la felicito y todo.
Cuando aún faltaban un par de horas largas para llegar a Frankfurt me empecé a encontrar muy mal… con mucho dolor e inflamación en todas las articulaciones. Yo tengo una enfermedad autoinmune que me provoca dolor articular, pero nunca antes había tenido un dolor tan fuerte. Ya me había tomado un par de analgésicos, además de mi medicación de base, y seguía cada vez peor. Fui a buscar a las azafatas y les pedí otro analgésico. Les expliqué lo que me pasaba y que soy enfermera, y sin reparos me dieron un analgésico más. Durante el resto del trayecto, las azafatas me fueron preguntando cada poco tiempo cómo me encontraba y si necesitaba algo más. Fue un gesto que agradecí muchísimo. ¡Se portaron genial!
Apenas faltan 30 minutos para llegar cuando el piloto informa a los pasajeros del vuelo a Barcelona ha sufrido un cambio. Por lo visto, se adelanta 30 minutos la hora de salida, han cambiado la puerta de embarque. Ya vemos que nos va a tocar correr en Frankfurt…
A las 14,05h aterrizamos en tierras alemanas. Menuda impresión ver cómo el avión toca suelo a través de las cámaras. El A-380 me pareció un avión muy cómodo, con mucho aplomo… apenas notamos movimiento y ninguna turbulencia en todo el vuelo. El personal de Lufthansa de 10 y la comida buena. Recomiendo la compañía sin lugar a dudas.
Intentamos bajar del avión cuanto antes, pero cuando ponemos los pies en la terminal del Aeropuerto de Frankfurt, son casi las 14,35h. Aceleramos el paso ya que contamos con apenas 1h para hacer la entrada al espacio europeo, control de seguridad y llegar a la siguiente puerta de embarque.
Cuando vemos la interminable cola que hay para hacer el control de pasaportes ¡casi nos da un pasmo! Me quedo haciendo cola en una de las filas mientras mi marido va a preguntar al personal. Le cuesta un poco dar con alguien que hable inglés, pero al fin obtiene información y viene a buscarme. Por suerte, como tenemos pasaportes europeos y vuelo de conexión en media hora, nos dirigen a una cola específica al fondo de la sala. Aquí sólo tenemos 4 personas delante, así que va rápido. El Polizei me da las “buenas tardes” en español y todo, ¡qué majo!
Hecho el trámite, salimos pitando hacia el control de seguridad. Aquí me pasa algo muy bueno… Dejo la bolsa con las cámaras y la de los Doraemon en la cinta del scanner y paso por el arco sin problemas. Veo que el funcionario del control pasa la bolsa de la cámara sin remirar demasiado pero la bolsa del peluche la pasa por el scanner como tres veces. Se mira muy atento la pantalla con cara de ¿¡y esto qué es?!
Me fijo en la pantalla y veo que la imagen que se ve por el monitor como puntos, pero no muestra la imagen del peluche definida… Viendo que quedan 5 minutos para el embarque, le pido que abra la bolsa para mirar que no me importa. Sinceramente, prefiero que abra la bolsa y vea 2 peluches que ¡perder el vuelo de conexión! Cuando ve lo que es, me mira con una sonrisa y me devuelve la bolsa sin dejar de sonreír… ¡Doraemon es internacional! 😀
Salimos pitando de allí y llegamos a la puerta de embarque con el tiempo justo de ir al baño y embarcar, ¡qué estrés!
A las 16,05h, despega el último vuelo de la jornada. El que nos lleva a casa. Éste se hace menos pesado. Sólo son un par de horas y hasta nos dan merienda. A nuestro lado va sentado un chico que nos pide información turística de Barcelona, así que pasamos el tiempo entretenidos explicándole cosas de nuestra ciudad. Éstos ratitos en los viajes, me gustan mucho 🙂
No sé si os ha pasado alguna vez, que después de tantos días fuera de casa cuando llegas a Barcelona y ves la ciudad a tus pies, se te ilumina la mirada y te entra una emoción. ¡Ya estás en casa! A las 18h ponemos fin a un larguísimo viaje. Estamos agotados, contentos de estar de vuelta y a la vez tristes por dejar de nuevo un país tan fascinante como Japón.
Nuestro equipaje sale de los últimos. Como el enlace en Frankfurt fue tan corto, ya nos veíamos reclamando. Pero al fin aparecen las dos maletas y las dos mochilas.
Cargadísimos entre bolsas de mano, compras, mochilas, chaquetas y maletas, nos vamos en busca de un taxi para ir a casa
Al llegar, llamada a nuestros padres para decirles que ya estamos de vuelta. Ducha, pedimos cena y a dormir hasta que el cuerpo diga basta.
¡Sayonara baby!