Visita a la Cartoixa d’Escaladei
Hoy nos vamos hasta la comarca del Priorat, en la província de Tarragona para disfrutar de un lugar único en un entorno inmejorable: nos vamos a la Cartoixa d’Escaladei (Cartuja de Escaladei).
Un poco de historia…
Debemos remontarnos hasta el año 1194 cuando el rey Alfonso I de Aragón donó las tierras en las que más tarde se levantaría la cartuja a un grupo de monjes de la Orden de la Grande Chartreuse (gran cartuja en francés) provenientes de la Provenza. Aquí, entre montañas y barrancos del Parque Natural de la Sierra del Montsant, construyeron su monasterio. Fundando así, la primera cartuja (cartoixa en catalán) de la Península Ibérica.
¿Y porqué este lugar tan inhóspito y de difícil acceso? Pues cuenta la leyenda que el Rey Alfonso I donó las tierras a la Orden para que construyeran un monasterio y la Casa madre envió a unos monjes a buscar el lugar más idóneo. Durante sus investigaciones, dieron con un pastor que les explicó que había soñado con unos ángeles que subían al cielo por una escalera apoyada en el tronco de un pino que había en el lugar dónde pastaba su rebaño. Los monjes lo interpretaron como una señal de Dios y construyeron un pequeño claustro en ese lugar que sería el origen de la Cartuja de Santa Maria de Escaladei. Escaladei en latín significa «escalera hacia Dios«.
La Cartoixa d’Escaladei participó activamente en la fundación de otras cartujas en la península como la de San Pol de Mar en Cataluña (1269), la Vall de Cristo en Valencia (1385), de Nuestra Señora de las Fuentes en Aragón (1507), de El Paular (1390) y Miraflores (1442) en Castilla. También participó en la fundación de otra cartuja llamada Escaladei cerca en Portugal fundada en 1585. Fue un punto de referencia para los monasterios y condujo a la creación de la Congregación Nacional de Cartujas Españolas independiente de la casa central de la orden en Francia.
La Cartuja de Escaladei se encuentra en el fondo de un valle, protegida por la cordillera del Montsant. Y en este lugar tranquilo, los monjes cartujos siguieron un modelo de vida marcado por el silencio y la oración, combinando la soledad eremítica con el amparo de la vida comunitaria.
Durante 7 siglos, los monjes además, difundieron el arte de cultivar la viña, construyeron varios molinos, crearon campos de cultivo y abastecieron a las gentes de la zona. La congregación que obraba bajo el voto de clausura, fue creciendo y su Cartuja necesitó de varias ampliaciones. En el siglo XVIII contaba con 3 claustros y hasta 30 celdas de clausura. El Prior, de ahí el nombre de la comarca, Priorat, y de la DO del vino que se cultiva, era la persona más importante de la región. Tenía el poder de ejercer justicia y actuaba como alcalde general de todos los pueblos de la zona.
Pero llegaron tiempos difíciles… En 1835 con la desamortización de tierras propiedad de la Iglesia, junto con los saqueos producidos durante las revueltas populares, obligaron a los monjes a abandonar su monasterio. En poco tiempo, la cartuja más grande del sur de Europa, cayó en el olvido y acabó siendo un montón de escombros.
Desde 1993 es posible visitar las ruinas del complejo después que sus propietarios, la familia de viticultores «Peyra«, la donaran a la Generalitat de Catalunya en 1990. El Gobierno catalán tiene un plan de restauración importante del lugar declarado Bien Histórico. Su visita nos permite imaginar el modo de vida de los monjes cartujos. Y ahí es hacia dónde vamos hoy.
23/08/2020: Visitamos la Cartoixa d’Escaladei
Hace ya mucho tiempo que tenemos en mente visitar este lugar. Hace pocas semanas comentamos con mis padres la intención de acercarnos algún fin de semana. Y aprovechando que queda a medio camino entre Barcelona y el camping en el que ellos tienen un mobilhome cerca de Tarragona, les animamos a apuntarse a la visita. La idea es hacer la visita por la mañana y luego, irnos a comer con ellos y pasar la tarde en la playa. Al decirles el plan, se animan y deciden venir a conocer el lugar con nosotros. Así que quedamos en encontrarnos el sábado por la mañana en el aparcamiento de la Cartoixa, a medio camino entre las ciudades dónde vivimos 😀
La cartuja de Escaladei se encuentra situada en el pueblo de mismo nombre, en el término municipal de La Morera de Montsant. Mirando en la web de la Cartoixa vimos que organizan visitas guiadas y llamamos para informarnos (encontraréis el contacto en su web). Nos dijeron que durante las mañanas de los fines de semana de temporada alta organizan varias visitas guiadas, intercalando las visitas en español y en catalán. Quedamos con nuestros padres en estar allí para la visita guiada de las 11h.
Llegado el día, salimos temprano de Barcelona y llegamos un poco antes de la hora acordada. Nos encontramos con mis padres, mi hermana pequeña y su pareja. Hace varias semanas que no nos vemos como consecuencia de los confinamientos comarcales que ha impuesto la Generalitat por la pandemia de COVID19. Así que teníamos muchas ganas de vernos. Nos colocamos al peque en el porteo y accedemos al recinto.
Compramos las entradas (5€ general/3€ reducida) más la visita guiada (3€ pp más) y accedemos a lo que es hoy un gran descampado entre montañas. Esperamos junto a la casa que utilizan actualmente como oficina de información, tienda y sala de actos a que el grupo esté completo. Desde aquí la vista hacia las ruinas de la Cartuja ya molan mucho.
Una vez estamos todos, el guía se presenta y nos explica un poco la historia del lugar en el que nos encontramos. Nos explica que las cartujas medievales estaban configuradas por dos espacios diferentes. En los terrenos dónde hoy se encuentra el pueblo, se conocía como domus inferior. Era el lugar dónde se ubicaban las dependencias necesarias para el cultivo de la tierra u otros trabajos que permitían la subsistencia de la cartuja (bodegas, establos, almacenes…).
Y la otra parte es la monjía, conocida como domus superior, que es el edificio principal dónde vivían los monjes y desarrollaban la vida monacal. A estos terrenos había que sumarle otros edificios dispersos por el territorio de la cartuja como granjas, hornos, molinos, etc. que sustentaban la economía del monasterio. La monjía se dividía en 3 áreas claramente delimitadas. La zona de servicios, dónde nos encontramos ahora que es el lugar dónde estaba la hospedería, la portería y las cocinas. A partir del primer arco de entrada, se accedía a la zona cenobítica. Y hacia allá es a dónde nos dirigimos para proseguir con la visita guiada.
Caminamos unos metros hasta llegar a los famosos arcos de acceso a la Cartoixa, punto de inicio de los terrenos privados del antiguo monasterio. Tras cruzarlos, nos encontramos con la Fachada de Santa María. En este pórtico de medio punto hay una imagen de Nuestra Señora de Escaladei, realizada en alabastro por Antoni Naveros en 1599.
Aquí nos explica que las primeras construcciones del monasterio se corresponden con el periodo de transición entre el románico y el gótico, así que se ven influencias de ambas. Los primeros edificios construidos fueron la iglesia de Santa Maria que data de 1228, el primer claustro, llamado Maius que estaba rodeado por 12 celdas. Junto al resto de dependencias básicas del monasterio, como la sala capitular y el refectorio, el pequeño claustro de Recordationis, algunas capillas y, fuera del recinto estricto de clausura, las dependencias del servicio.
Accedemos a la zona cenobítica, lugar donde se encontraba la iglesia, el refectorio, el claustro principal y las capillas así como la sala capitular. La verdad es que después de los saqueos e incendio posteriores a la desamortización de Mendizábal, el lugar está bastante ruinoso. De hecho, la iglesia por ejemplo sólo podemos verla por fuera (están intentando reconstruirla).
La Iglesia de Santa María construida entre 1203-1228, es el único elemento de la cartuja primitiva que conserva su estructura. En 1218 se consolida la comunidad. Y con las donaciones del rey Jaume I la cartuja fue adquiriendo el dominio y la jurisdicción sobre los pueblos de la Morera, Gratallops, Torroja, Porrera, Poboleda y la Vilella Alta, que conformaron el Priorat. El gran prestigio de la cartuja y el hecho de contar con la protección real facilitaron la ampliación del monasterio, pasando a tener un segundo piso en la mayoría de los edificios que lo conformaban.
Con la reforma del siglo XVII, la puerta de la Iglesia adoptó un estilo clásico de mármol, se levantó un muro de la fachada con tapia, y se construyó un gran rosetón ovalado. Como todas las iglesias cartujas disponía de dos coros, uno para los padres y otro para los hermanos. Los monjes acudían cada día a rezar 5 veces. Por la mañana a la misa conventual, por la tarde a vísperas, por la noche y a maitines y laudes.
El guía nos explica que los cartujos son monjes consagrados a la oración en soledad y silencio. Son eremitas solitarios que viven en comunidad y lo son por vocación. Cumplen votos de pobreza, castidad, obediencia y silencio. Son guiados por el padre Prior y según la forma en que hayan ingresado en la comunidad, son padres o hermanos.
Accedemos al Claustro de Recordationis y las capillas. Mientras recorremos lo que se conserva de estas estancias, conocemos que el padre es un sacerdote y dentro de la cartuja vive aislado en una celda. Se dedica a la oración, la lectura, la meditación, la contemplación y el trabajo manual. Y se reúne con el resto de monjes 3 veces al día coincidiendo con los oficios.
En este claustro recordaban entre oraciones a los monjes difuntos. Es famoso por su fuente central y las bonitas arcadas, que hoy día están reconstruyendo. Si os fijáis en la fuente, podemos ver el símbolo de Escaladei (la escalera hacia Dios).
Aquí el guía nos explica que a los monjes, tan solo se les permite comer juntos en el refectorio los domingos y festivos. Accedemos a la gran sala donde podemos ver las marcas dónde se situaban los diferentes asientos según el rango.
De vuelta en el claustro, nos cuenta que los hermanos cumplen con otras tareas además de la oración. Dedican 6 horas diarias al trabajo manual y de servicio fuera de su celda. Se encargan del mantenimiento interno de la cartuja. Y dentro de esta categoría también encontramos a los donatos que son cartujos que no hacen votos pero se dan voluntariamente a la cartuja. Éstos son los encargados de realizar las mismas labores que los hermanos pero se encargan de las tareas fuera del recinto.
Tanto a los padres como a los hermanos, sólo se les permite hablar por parejas el domingo tras la comida en el refectorio mientras caminan por el claustro. El resto del tiempo, deben permanecer en silencio. Yo creo que no podría 😛
Nos da unos minutos para entrar en algunas de las capillas y celdas que se encuentran en esta zona del monasterio. La verdad es que está todo bastante ruinoso… una pena que un lugar de tanto prestigio e importancia histórica, esté en estas condiciones. Esperemos que con los trabajos de restauración que hay aprobados puedan recuperar parte de su encanto.
Cruzamos otro arco y accedemos a la zona eremítica dónde se encontraban otros claustros y las celdas.
Poco se conserva de esta zona. Se conservan algunos de los altos muros que mantenían el recinto aislado del exterior y algunos arcos y pórticos más.
El guía nos cuenta que estos días están muy contentos porque han descubierto una arcada de data de los inicios de la Cartoixa. La podemos ver en la distancia, es bien chula.
Si se conservan las celdas de los padres de mayor rango y la del Prior. A esta última podemos acceder para hacernos una idea de cómo vivía. Nos explica que el Prior no tenía relación con ningún otro monje de la cartuja. Un padre de alto rango, era el encargado de proporcionarle la comida y aquello que necesitara como papel y tinta para sus escritos pero no podían verse. Las entregas las hacían a través de un acceso en diagonal que se encontraba junto a la puerta de la celda. Lo curioso, es que esa misma ventana en el interior estaba a ras de suelo para evitar poder verse las caras durante las entregas.
En el interior de la celda, se conservan objetos originales con lo que podemos hacernos una idea de cómo vivía allí. La verdad es que todos nos imaginábamos al escuchar «celda» que se trataría de una estancia pequeña… pero para nada. El Prior tenía alto rango y sus estancias no estaban nada mal. Eso sí, el tipo vivía completamente sólo y aislado del mundo exterior.
Lo asombroso teniendo en cuenta la fecha de construcción de la cartuja es que la celda contaba con letrina y con un sistema de drenaje y riego para el huerto y jardín a partir de la recogida de agua de lluvia. Alta tecnología para la Edad Media 😛
Regresamos hacia el punto de partida tras haber disfrutado muchísimo del lugar y de las explicaciones del guía. La Cartuja nos ha sorprendido gratamente y recomendamos hacer su visita.
Antes de salir, echamos un vistazo a los productos que tienen en la tienda. Vamos al baño, cambiamos al peque, le damos de comer y nos ponemos en marcha. Nos vamos a acabar de pasar el día juntos. Hace mucho que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos.
Los paisajes que se ven desde el coche en el camino de vuelta son bien chulos, con los viñedos de la DO Priorat en forma de terrazas en las laderas de las montañas 🙂
Como última curiosidad, contaros que en la cartuja de Escaladei se inventó el postre conocido como manjar blanco. Se trata de una crema dulce aromatizada con canela y piel de limón. En la cocina medieval esta comida se preparaba con pollo, almidón de arroz, azúcar, almendras y a veces leche y otros ingredientes. Actualmente los ingredientes principales son leche de almendras, almidón, canela en rama y en polvo, piel de limón y azúcar. Buscando por internet, el postre tiene buena pinta y probamos a hacerlo un día en casa. ¡Delicioso!
Sin duda os recomendamos hacer esta visita si estáis por la zona, ¡vale mucho la pena! Y podéis combinarla con algún pueblo más de la zona como Siurana.