12/10/2018 (día 17): emprendemos el largo viaje de vuelta de Japón a Barcelona con escala en Múnich con sorpresa…
Hoy nos espera un día muy largo y es que emprendemos el viaje de vuelta de Japón a Barcelona. Esta vez será con escala en Múnich dónde nos espera una pequeña sorpresa… Aunque la primera sorpresa de la jornada es sobre las 5h de la madrugada…
Nos despertamos antes de tiempo con la llegada de un SMS de Lufthansa informando que el vuelo Haneda-Múnich se retrasa de las 12.35 a las ¡¡15h!! De modo que perdemos el vuelo de conexión a Barcelona si o si 🙁 Somos incapaces de poder dormir más después de esto, así que nos vestimos y acabamos de cerrar las maletas. Hacemos el checkout y salimos a buscar el metro Asakusa Line en Takaracho Sta. De las muchas opciones que hay para ir hasta el Aeropuerto Internacional de Haneda nos decantamos por esta que es la más cómoda desde dónde nos alojamos y también la más rápida y económica. Recordad que nuestro hotel en Tokyo se encontraba en el barrio de Ginza.
Desde ayer hemos ido ajustando el saldo de las tarjetas prepago de transporte, ICOCA, de modo que al llegar al aeropuerto, las dejamos a 0. Nuestra intención es volver a llevárnoslas a casa para un próximo viaje 😉
Una vez en el aeropuerto, vamos directos al mostrador de facturación de Lufthansa. Tras casi 1h de espera (hay muchísima gente en la misma situación que nosotros y con cada uno pasan mucho tiempo) nos dicen que nos pueden recolocar en otro vuelo de la compañía que sale a las 12.30h hacia Múnich para que no perdamos nuestra conexión. ¡Qué alivio! Ya nos veíamos tirados en algún aeropuerto hasta saber cuando… Nos envían a los mostradores de All Nippon Airways (ANA) que es quien opera ese vuelo.
Después de otros 30 minutos más de espera en los mostradores de ANA, conseguimos facturar, manteniendo los horarios de vuelo que teníamos al reservar. De verdad que no sabéis el alivio… Por lo que nos explican aquí, viendo el desastre que se les venían encima, han organizado un nuevo vuelo no planificado para recolocar a todos los pasajeros hacia Europa. Vaya que los pavos montan un vuelo intercontinental con toda su logística y su personal en menos de 2h como el que prepara una excursión al monte… ¡Increíble hasta dónde llega la eficiencia nipona! Desde luego, esto nos pasa en cualquier otro lugar del mundo, y nos quedamos tirados. Seguro.
Con todo el follón, contamos con menos de 1h para pasar inmigración y seguridad. Por suerte vamos rápido y conseguimos pasar a zona segura a las 11,35.
Cuando compramos los vuelos antes del viaje y supimos que viajaríamos desde Haneda teníamos claro que las últimas «visitas» en Japón serían a la última planta de este aeropuerto. Hemos leído que está ambientada en un antiguo pueblo de la era Edo y repleta de tiendas y restaurantes increíbles. Pero con todo el follón, nos conformamos con un corto paseo por el Dutty Free dónde gastamos los 1750¥ que nos quedan comprando agua (110¥), algunos dulces y dos paquetes de té (1300¥). Habrá que volver a este aeropuerto alguna vez para conocer esa última planta decorada 😛
A las 12.20h comienza el embarque y 20 minutos después despegamos con rumbo a Alemania. Aún no nos creemos que hayan sido capaces de montar un nuevo vuelo y que ¡estemos saliendo puntuales según lo previsto originalmente! Lo bueno que tiene despegar desde este aeropuerto es que si tienes suerte que el día esté despejado, puedes ver el Mt Fuji desde el avión 🙂
Al poco de despegar nos sirven un snack con bebidas y disfrutamos de ello con vistas a la zona del Fuji y sus lagos y Hakone 🙂
Con mucha paciencia vamos pasando las horas a bordo. Una de las azafatas nos cuenta que el avión que tenía que llevarnos llegó a Tokyo averiado y por ese motivo hubo todo el lío. Sentimos alivio al saber que no hubo necesidad de volar en un avión averiado… la verdad.
No hemos volado nunca con ANA y debo decir que me parece la mejor compañía aérea con la que hemos ido. Aviones súper confortables, personal increíblemente bueno, comida deliciosa, todos los detalles que puedas esperar en un avión viajando en clase turista y detalles como el que me encuentro la primera vez que voy al baño. Y es que además de que es la primera vez que SIEMPRE encuentras los baños limpios cuando vas y… ¡aquí también han llegado los chorritos! 😀
Nos sirven una comida muy decente y abundante a la hora y media de vuelo, con sushi y helado incluido.
Curiosamente después de comer, apagan las luces y cierran las ventanillas. Nosotros no logramos entenderlo porque para favorecer la adaptación horaria y evitar el jetlag, deberían evitar que la gente duerma y no favorecer… Nosotros nos echamos una pequeña siesta de un par de horas 😛 porque después del madrugón estamos ko y nos esperan muchas horas por delante antes de poder coger la cama. Pero el resto del vuelo nos mantenemos despiertos para poder dormir al llegar a casa (llegaremos de noche). Aprovechamos para disfrutar de las vistas que hay al volar sobre el desierto de Gobi.
Una hora antes de llegar, nos sirven ¡el desayuno! Con esto también alucinamos porque en Europa es por la tarde… más bien nos tocaría una merienda…
De nuevo, debo decir que el trato a bordo es excelente. Sirven de comer y de beber a todas horas, y comida de calidad. La tripulación es amable y atenta… pero nuestros problemas no acabaran hoy…
Llegando ya a Múnich me fijo en las pantallas que muestran el recorrido que hemos hecho por el mundo durante estas horas y el panzón de kilómetros. No deja de alucinarme la sensación al pensar que hace unas horas estaba en ¡la otra punta del mundo! Me pasa siempre al volver de un viaje, ¿a vosotros también?
Aterrizamos en el Aeropuerto de Múnich a las 17,20h según lo previsto, y nada más encender el móvil nos llega otro SMS informando que el vuelo a Barcelona, sale con 50 minutos de retraso. Alegría…
Pasamos el control de inmigración y de seguridad sin problemas, y nos dirigimos a la puerta de embarque. Nada más llegar a allí, ¡sorpresa, retrasan el vuelo 2h más!! Con un poco de suerte, salimos a las 21,30h. Vaya gracia nos hace… Estamos agotados, ya nos llevamos un susto en Tokyo y ahora esto. Tampoco dan más información al respecto y vemos, que la mayoría de vuelos que han de salir hoy, van con hasta 3h de retraso. ¡Vaya tela!
Decidimos, a pesar del cabreo que llevamos encima y del agotamiento, que vamos a pasar este rato celebrando la Oktoberfest de Múnich en el aeropuerto. Estamos en octubre y en Múnich y en sus calles están celebrando esta conocida fiesta de la cerveza. Ya que no tenemos fuerzas para salir a la calle, pensamos en tomarnos un par de cervezas negras alemanas que nos saben a gloria en una taberna (10€). No somos grandes cerveceros, pero siempre que viajamos a Alemania disfrutamos con sus birras.
Cuando quedan 30 minutos para el embarque, vamos hacia la puerta y allí nos anuncian que han tenido que cambiar de avión ¡otra vez! y que por tanto, algunos pasajeros sufrirán cambios de asientos ya que el modelo es distinto al inicial. Con la racha que llevamos, seguro que nos cambian los asientos otra vez…
Finalmente, conseguimos embarcar y como pensábamos, ¡nos cambian los asientos! Teníamos fila 5 y en este avión, esos asientos son business… Los que nos dan son bastante peores porque es la última fila y no se pueden reclinar. Para un vuelo corto no nos hubiera importado demasiado pero llevamos desde las 5h de la mañana de Japón despiertos y estamos agotados 🙁 Afortunadamente, el avión no va lleno y las azafatas nos ofrecen cambiarnos de asiento… dándonos una fila completa para cada uno 😀 ¡algo bueno al fin!
Aunque la verdad es que vamos temiendo que con tanto cambio de avión hoy, es altamente probable que nuestras maletas no lleguen a destino con nosotros… ¡ya sólo nos faltaría eso hoy!
Nos sirven un sandwich y una bebida a medio camino, y a las 23,30h aterrizamos por fin y después de 24h de viaje, en ¡Barcelona!
Tenemos una suerte tremenda (¡menos mal!) y nuestras maletas son de las primeras en salir por la cinta del Aeropuerto Josep Tarradellas – El Prat, ¡bien! Cogemos un taxi (29€) y a las 00,15h ponemos los pies en casa después de 24h de viaje y la tira despiertos… (en Japón ahora serían ¡las 7,15h de la mañana!). Informamos a nuestros padres de que al fin estamos en casa y picoteamos alguna cosilla de las muchas que traemos del viaje 😛
Estamos agradecidos por haber podido volver a Japón. Contentos porque lo hemos pasado en grande, pero realmente agotados tras la paliza del viaje, los nervios por los retrasos y cambios de avión y el desfase horario. A estas horas, solo podemos decir eso de ¡home, sweet home! y ¡¿dónde está mi cama?! Nos damos una buena ducha y a dormir hasta que el cuerpo diga basta.
Nota: En breve, nuestras reflexiones del 3r viaje, ese que apodamos el «Japón 3, entrando en la Fase 2«.