29/09/2013 (día 3): seguimos por Kyushu… visitamos la tradicional Dazaifu y flipamos en Kagoshima
Amanece un nuevo día en Japón y apenas son las 7h… hoy visitaremos la tradicional localidad de Dazaifu y viajaremos a Kagoshima dónde nos espera un sorpresón.
Debo decir que el Hana como hostal está genial. Bien ubicado, gente amable, todo limpio… pero el futón era súper incómodo y había un grupo de americanos en el hostal que estuvieron hasta las 2h corriendo escaleras arriba y abajo y gritando como locos por lo que apenas hemos dormido. Vaya que si ya íbamos cansados por el jet-lag, imaginaos después de esa noche tan larga…
Aprovechamos el madrugón para cerrar las maletas y salimos a comprarnos el desayuno. Ayer vimos un Family Mart cerca del hostal y allá que nos vamos, con intención además de preguntar si cuentan con el servicio de Yamato Transport.
Compramos unos dulces, un café con leche y un té verde riquísimo todo por unos 600¥. El chico que nos atiende no habla ni papa de inglés, pero por suerte llevo en el móvil la guía personalizada con una imagen del formulario de Yamato con las instrucciones para rellenarlo y al enseñárselo en seguida nos los da (uno por maleta). Justo antes de salir, empieza a chispear así que compramos un par de paraguas… ¡transparentes! Era uno de los objetivos de este viaje y ya está cumplido
Volvemos al hostal dónde desayunamos en la cocina comunitaria y rellenamos los formularios para el envío de las maletas. Como nos vamos antes de que abran la recepción, quedamos con la chica que le dejaríamos la llave de la habitación en un cestillo junto a la entrada. Me encantan los check-in ultrarápidos de Japón 😀
Cargados con nuestras maletas, volvemos al Family Mart y le entregamos al chico los formularios. Comprueba que estén bien rellenos y nos da el ok. Pagamos el transporte (unos 2500¥ las dos maletas de Fukuoka a Kumamoto) y nos entrega el comprobante y el ticket de compra con los datos de la tienda por si hubiera que reclamar por el envío… ¡cruzamos los dedos!
Una vez nos desprendemos de las maletas, nos dirigimos de nuevo a la estación de metro de Gion y allí tomamos uno que nos lleve hasta la estación de trenes JR Hakata (200¥ pp). Dejamos las mochilas, las chaquetas y los paraguas en una consigna de la estación (400¥, tamaño medio) y vamos a buscar el tren de la línea regular JR Kagoshima para ir a Dazaifu.
Aquí tenemos problemillas ya que tenemos que ir hasta JR Futsukaichi, pero no sale indicado en ningún panel y en los carteles TODO está en japonés, así que vamos al funcionario de la Japan Railways que hay junto a los tornos y le preguntamos, pero otra vez nos topamos con que aquí no nadie habla inglés y no hay forma humana de entenderse, ¡ni enseñándole en el mapa dónde queremos ir! Así que volvemos a la zona de andenes y probamos a ver si hay wifi… ¡¡¡¡afortunadamente hay uno gratuito!!!
Al fin llegamos a JR Futsukaichi y aquí sabemos que tenemos que caminar unos 10 minutos hasta la estación de la línea privada Nishitetsu para coger otro tren hasta la población de Dazaifu. Salimos de la estación y nos encontramos mirando un mapa para averiguar cómo llegar a la estación de la línea privada cuando una pareja joven nos preguntan si vamos a Dazaifu en ¡perfecto inglés! Casi lloramos de la alegría 😛 Nos dicen que ellos también van hacia allá y se ofrecen a que les acompañemos porque por lo visto es algo complicado… evidentemente aceptamos y vamos con ellos encantados.
Callejeamos bastante y no vemos indicaciones en las calles que marquen el camino… iba pensando en que solos no lo hubiéramos hecho cuando veo que el chico va señalando algo en el suelo y es que cada pocos metros hay unas imprentas dónde marca la dirección a seguir para la estación JR y para la privada. Os dejo la foto porqué de verdad que sin eso, ¡es imposible!
Durante el trayecto de unos 10-15 minutos a pie nos preguntan de dónde somos, y al decirles que de Barcelona nos dicen que están preparando un viaje a nuestra ciudad para el año que viene, ¡qué gracia! Aprovechan para preguntarnos dudas que les resolvemos encantados.
Llegamos a la estación Nishitetsu y allí cogemos el tren a Dazaifu (180¥ pp) que podemos pagar también con las tarjetas de contacto Icoca. Al llegar a Dazaifu les damos mil gracias acompañadas de tres mil reverencias por su ayuda y nos separamos. Entramos a la oficina de turismo para coger un mapa y salimos a la calle.
Dazaifu (太宰府): Esta pequeña localidad fue el anterior centro gubernamental de Kyushu, conserva un bonito conjunto de templos y un famoso santuario.
Aunque en la ciudad hay varios templos que se pueden visitar, a nosotros solo nos interesan el templo y el santuario más importante de la ciudad. Para llegar a la zona de templos, hay que recorrer una calle comercial que nos recuerda mucho a la de Miyajima que vimos en 2011.
Al final de la calle comercial hay una gran torii de piedra y tras cruzarla, encuentras otras dos torii más que llevan al Santuario Tenmangu.
Se trata del segundo Santuario Tenmangu más importante de Japón y está dedicado al espíritu de Sugawara Michizane, erudito y político de la era Heian, muy popular entre los estudiantes. El principal se encuentra en Kyoto y lo visitaríamos años más tarde.
Tras cruzar la torii de la entrada, pasamos junto a varias lámparas de piedra y encontramos un gran estanque con dos puentes de madera lacada que lo cruzan.
El estanque tiene la forma del carácter japonés que simboliza el corazón. Un camino conduce a través de dos puentes arqueados y las islas que hay en el estanque simbolizan el pasado, el presente y el futuro. Tras cruzar los puentes, encontramos una gran puerta con una gran lámpara roja de papel al más puro estilo del Senso-ji de Tokyo.
Al cruzar la puerta, encontramos una fuente de purificación y un ciruelo legendario que según cuenta la tradición voló desde Kyoto a Dazaifu para acompañar a Michizane en su exilio.
Hacemos “parada en boxes” para ir al baño y tomarnos un refresco. Hace un bochorno terrible… En estas máquinas hay una gran variedad de bebidas…
Empieza a chispear y nuestros paraguas se quedaron en Fukuoka… hacemos un poco de tiempo pero viendo que solo chispea y que no tiene pinta de parar, continuamos con la visita del templo, cruzando los dedos para que no llueva fuerte.
Después de acabar de visitar el santuario, volvemos a la calle principal. Cruzamos la gran torii de piedra y giramos a la izquierda. Vamos a vistar el Templo Komyozenji, la entrada cuesta 200¥ y se trata de un templo Zen de la secta Rinzai del budismo japonés. Fue fundado entre 1192-1333 por un discípulo del fundador del templo Tofuku-ji de Kyoto. Como curiosidad, decir que no hay nadie que cobre la entrada, se deben echar las monedas en un cofre que hay junto a un pequeño altar.
Este templo cuenta con dos jardines, uno delantero que se compone de 15 rocas sobre un suelo de guijarros, distribuidas formando el carácter japonés para la “luz”.
Y un jardín trasero que se puede ver desde el porche del templo y que alterna zonas de piedras, rocas y musgo… ¡simplemente espectacular!
Además, vimos por primera vez un poquito de momiji. Tan sólo una ramita pero ¡nos hizo mucha ilusión!
Estamos completamente solos y se respira muchísima paz en este lugar, por lo que nos deleitamos con el jardín trasero del templo un buen rato. Cuando vemos que deja de chispear aprovechamos para volver a la calle comercial. Entramos en algunas tiendas. Tienen cosas chulísimas y muchas son artesanías. Nos compramos una tabla de madera con un escrito con una campanilla -la señora de la tienda nos dijo que era de protección para el hogar- y una lámpara de papel roja con ventosa para la colección de imanes viajeros.
Vamos dando un paseo hasta llegar a la estación de tren mientras miramos algunos escaparates más. Vemos una estatua con la «mascota» de Dazaifu y alucinamos de nuevo con las tapas de alcantarilla tan bonitas que tienen en Japón.
Cogemos el tren (180¥ pp) de nuevo para hacer la ruta en sentido contrario para volver a Hakata.
Cuando llegamos a la estación Nishitetsu, hacemos el paseíllo entre calles siguiendo las marcas del suelo hasta llegar a la estación JR Futsukaichi y esta vez lo hacemos a la carrera porqué ahora llueve con más ganas… Cogemos el primer tren JR que va hacia Hakata. Un tren expreso que en unos 15 minutos nos planta de vuelta en la capital de Kyushu. Allí recuperamos nuestras cosas de la consigna y cogemos el primer Shinkansen que se dirige a la estación Kagoshima-Chuo, ¡nuestro siguiente destino en Kyushu!
Como no sabíamos a qué hora acabaríamos de Dazaifu, no reservamos asientos, por lo que nos dirigimos a los vagones de «no reservado». Nos podemos sentar sin problema ya que viaja poca gente. De hecho, los trenes que recorren Kyushu son más cortos que los que sueles ver por Kansai y Kanto. El viaje dura una hora y media más o menos.
Kagoshima (鹿児島): Se trata de la ciudad más meridional de las cuatro islas principales de Japón, con un volcán muy activo situado al otro lado de la bahía, el Sakurajima. Los acostumbrados habitantes locales suelen abrir sus paraguas frente a las recurrentes explosiones del volcán, que arroja fina ceniza que acaba cubriendo el paisaje y oscureciendo el sol.
Llegamos a Kagoshima-Chuo sobre las 14h y aprieta el hambre, así que nos dirigimos al primer restaurante que vemos en la misma estación. Comemos de coña y como para reventar por unos 1000¥ los dos, además nos invitan a un té de cebada caliente de postre. Todo está delicioso.
Dejamos de nuevo las cosas en una consigna para no perder tiempo (300¥ una mediana), cogemos unos mapas en la oficina de turismo y salimos a la calle. ¡Nos alegramos al ver el cielo despejado! La idea es coger el bus Kagoshima City View para dar una vuelta por la ciudad y subir con él al mirador del Shiyorama Koen. Este parque que se extiende por el monte Shiyorama a 107m sobre el nivel del mar y que sirvió como base del Castillo es recordado por ser dónde tuvo lugar la última batalla de la rebelión Satsuma en 1877 y, desde el cual dicen que hay unas buenas vistas de la ciudad y del volcán Sakurajima.
Nos cuesta un poco encontrar la parada del bus porqué nuevamente todo está en japonés, pero vemos que hay unas voluntarias en la zona de las paradas de los buses y nos acercamos con la esperanza que sepan algo de inglés… ¡bingo! La señora chapurrea algo y nos aclara cuál es la parada. En seguida llega el “retro” bus y nos montamos. Existe la opción de comprar el pase diario (600¥), pero tan sólo pensamos hacer un par de trayectos por lo que no nos sale a cuenta, así que pagaremos el billete sencillo al bajar del bus. Recordad que en Japón se sube al bus por la parte trasera y se paga al bajar.
La ciudad no es demasiado grande pero es bonita. Cuenta con varios museos y algún templo, así como varias esculturas de personajes importantes de la historia samurai. Subimos por una carretera de curvas hasta el parque de Shiyorama y ahí bajamos del bus (150¥ pp). Subimos por una calle en la que hay algunos puestos de souvenirs y en seguida llegamos al mirador. ¡¡Vaya vistas y qué pasada ver el Sakurajima humeando!!
Aquí nos damos cuenta de que todo está lleno de cenizas y vemos que la gente apunta al volcán continuamente…
Estábamos tan tranquilos sentados en el bus observando la ciudad desde la ventanilla cuando de repente todo el mundo grita al unísono un “¡¡guau!!” mientras señalan al volcán. Nos giramos de golpe y vemos que el volcán ha expulsado una gran nube de humo negro
Sabíamos que el volcán está activo y que humea de forma constante pero no nos esperábamos ¡ver eso! Todos los japoneses comentan algo con tono de sorpresa mientras no dejan de mirar al volcán que sigue sacando humo negro… ¿¡eso es bueno o malo?!
Durante el corto trayecto hasta Kagoshima-Chuo vemos que todo el suelo se está cubriendo de cenizas por momentos, se ha hecho de noche de golpe y la gente abre paraguas y se tapa la boca y la nariz con toallas o mascarillas… ¡¡madre mía dónde nos hemos metido!! Al llegar a la estación comprobamos que literalmente que ¡¡¡¡LLUEVE CENIZA!!!!
Qué fuerte, aún flipamos en colores al recordar lo que fue vivir aquella experiencia. Una nube negra de humo cubre toda la ciudad y no deja de llover ceniza. Pican los ojos y la garganta y huele a azufre un montón. En un momento se ha cubierto el suelo… Entramos a la estación a recoger nuestras cosas de la consigna y salimos de nuevo a la calle porqué de verdad que no podemos dejar de flipar. Abrimos los paraguas y empezamos a hacer fotos y vídeos de todo, ¡es realmente increíble!
Pasados unos 20 minutos haciendo fotos y vídeos sin parar y alucinando, decidimos ir hacia el hotel, nos pican demasiado los ojos y la garganta… ¡esto no puede ser sano!
Imaginad si estábamos alucinando que ni nos habíamos dado cuenta que en la estación JR Kagoshima-Chuo hay una noria que sobresale por el tejado…
Nos dirigimos hacia la parada del tranvía y nuevamente todo está en japonés, ¡qué horror! Sabemos la línea que tenemos que coger y la parada pero ni idea del sentido… preguntamos a unos cuantos pero todos nos miran con cara de “no entiendo” así que subimos al primero que pasa y tras dos paradas comprobamos que vamos en sentido contrario, así que nos toca bajar (160¥ pp) y coger el siguiente que pasa en sentido contrario. Ésta vez si, vamos en la dirección correcta y tras pocas paradas bajamos en la nuestra (otros 160¥ pp).
Nos alojamos en el Hotel Hokke Club Kagoshima por 6000¥ la noche en habitación doble con desayuno incluido. Hacemos el check-in y subimos a la habitación. Este hotel es de tipo occidental, con lavabo privado. Además el hotel cuenta con baños públicos pero nos dió reparo eso de bañarnos con desconocidos en pelotas y no los probamos. Llamadnos tontos, si pudiera volver a atrás los aprovecharía seguro 😛
Nos echamos un rato porqué estamos agotados entre el maldito jet-lag y la nochecita que hemos pasado en el hostal. Un poco más recuperados y a pesar de que no me gusta la idea porque me da yuyu, mi marido me convence para salir a disfrutar de “Silent Hill”. Es ya de noche cuando salimos de nuevo a la calle. Se continua sintieendo olor a humo y azufre y está todo más cubierto que antes por las cenizas.
Nos acercamos a la zona de calles comerciales cubiertas.A unos 10 minutos a pie del hotel, hay un montón de tiendas pero ya están cerrando. Así que volvemos hacia el hotel, parando antes en un Family Mart a comprar cena y desayuno para mañana. En este viaje nos aficionamos a los yakisoba UFO de los combini
Después de cenar, hablamos con los nuestros para contarles lo flipados que estamos. Mañana tenemos previsto visitar la isla de Sakurajima pero no sabemos si podremos hacer la excursión. Todo dependerá de cómo amanezca el volcán. Y alucinando aún en colores y agradecidos por habernos decidido a venir a esta ciudad, nos vamos a dormir