21/05/11 (día 5): seguimos en Kyoto, entre las torii de Fushimi Inari y los fabulosos jardines del Templo Plateado…
Hoy no madrugamos demasiado, si seguimos con este ritmo igual no llegamos al último día… Desayunamos con calma en la estación JR Kyoto, en un bar francés que hacen unos bollos riquísimos y a los que cogemos afición, y con las pilas cargadas, salimos a ver los lugares previstos para hoy.
El primer turno es para el templo Higashi Hongan-ji, que está a 5 minutos andando de la estación y que vimos anoche por casualidad mientras dábamos un paseo.
Hongan-ji significa «el templo del voto original» y en realidad este templo estaba formado por dos templos gemelos, aunque con los años se separaron por otras construcciones, el Higashi y el Nishi Hongan-ji.
Aunque el lugar es muy bonito, están preparando una gran celebración para hoy y hay cientos de monjes en el recinto, y no nos dejan estar allí ni hacer fotos… me entero de ello por una bronca tremenda que me echa un monje en japonés, pero que entiendo a la perfección ¬¬’ Tras mil disculpas, decidimos irnos. Toda la información está en japonés, hay muchísima vigilancia y tampoco nos dejan acercarnos a los edificios… deducimos que seguramente sea debido a algún acto oficial en el que celebran el 5º centenario de algo que ocurrió allí según indican los carteles de la entrada y que no acabamos de entender.
Así que volvemos a la estación y cogemos un tren para ir a Fushimi Inari Taisha, lugar conocido por sus cientos de torii rojas dónde grabaron una parte de la peli «Memorias de una Geisha». El trayecto en tren JR dura unos 15 minutos, y no tiene pérdida porqué desde la estación ya se ven torii y edificios construidos con madera lacada en rojo.
Hay mucha gente que visita Fushimi Inari el mismo día que Nara ya que la línea JR es la misma, pero por recomendación de un familiar, decidimos dedicarle una mañana completa a cada uno de ellos para poder disfrutar al máximo de ambos lugares, y creo que fue un acierto.
Inari, representada por la imagen de un zorro, es la diosa del arroz y considerada matrona de los negocios. Por ello que todo aquél que pide por sus negocios, ofrece culto a Inari. Los más pudientes, hacen ofrendas al santuario en forma de torii o puerta sagrada. De ahí que el recinto esté conformado por un gran camino de torii rojas con el nombre de la persona/empresa que la dona y la fecha de colocación.
Como os contaba, nada más entrar en el recinto, nos encontramos con el primer santuario de Inari, desde el cuál se accede al camino de torii que asciende a lo largo de todo el monte Fushimi, llevándote a otros santuarios más pequeños que conforman el recinto y al altar de Inari que se encuentra en el punto más alto del monte. Junto al recinto principal del santuario encontramos un mapa del lugar.
Nos decantamos por el camino de la izquierda y sin darnos cuenta, empezamos a ascender por el monte Fushimi rodeados de la paz que transmite este lugar, un camino repleto de cientos y cientos de toriis rojas que pone los pelos de punta.
A medio camino, hay un mirador con unas vistas muy chulas de Kyoto. Paramos a disfrutar de ellas y de paso a tomar un poco de aire, a pesar de que no son más de las 11h hace un calor tremendo que se suma al esfuerzo de la caminata.
Tras recuperarnos un poco, seguimos ascendiendo. Nos damos cuenta que apenas entra luz entre las torii, están tan juntas que parece que el camino esté cubierto por un tejado. Además hay zonas boscosas a los lados y en otros puntos, los dos caminos se encuentran sin llegar a cruzarse.
Seguimos un poco más hasta llegar a la fuente del zorro que emana agua del Monte Fushimi, en la que nos purificamos y dónde decidimos dar media vuelta porque en este punto el camino de toriis vemos que se convierte en un camino de tierra por en medio del bosque. Sabemos por nuestro familiar que si seguimos por él, acabaríamos de nuevo junto al edificio principal del santuario, junto a la estación, pero decidimos dar media vuelta porqué estamos completamente solos en esta zona, hace ya un buen rato que dejamos de cruzarnos con gente… y mi espalda no aguanta mucho más ascenso.
Aquí también encontramos otro pequeño santuario dedicado a la diosa Inari en medio del bosque. Impresionante lugar, de verdad.
Apenas sin darnos cuenta, hemos recorrido unos cuantos kilómetros de subida y otros tantos de bajada. Sin duda, una experiencia fantástica e inolvidable 🙂
Llegamos de nuevo al mirador dónde nos sentamos en una cafetería que hay allí a tomarnos un helado riquísimo de soja para refrescarnos un poco. Luego seguimos con el camino de vuelta hacia la entrada. De vuelta en la estación JR Inari, cogemos el primer tren que pasa hacia Kyoto aprovechando que tenemos activo el JRP.
Es ya mediodía cuando llegamos a Kyoto y necesitamos una ducha después de la sudada que nos hemos pegado, así que nos acercamos un momento al hotel. Luego volvemos a la zona de la JR Kyoto dónde tomamos unos ramen riquísimos en un restaurante cercano.
Para la tarde, tenemos pensado visitar el templo de Ginkaku-ji, también conocido como el Templo Plateado. Para llegar a él tomamos el metro hasta la estación Keage y vamos dando un paseo mientras recorremos el Sendero de la Filosofía, en el que nos cruzamos con muchas parejas niponas y también con algunas maiko (aprendices de geisha).
Este paseo es un lugar ideal para disfrutar del hanami (o floración del cerezo) en primavera y del momiji (enrojecer de las hojas) en otoño. En esta época del año apenas queda alguna flor en los cerezos, pero aún así es un lugar muy bonito dónde pasear con calma.
Al final del sendero se encuentra el templo de Ginkaku-ji. Pagamos la entrada y como buenos budistas, nos purificamos en su fuente antes de entrar.
Una vez «limpios», entramos y alucinamos al descubrir lo que esconden los muros de este templo. ¡Menudos jardines! Tanto los secos que hay en el centro del complejo, como los repletos de vegetación que lo rodean.
El templo fue construido en 1474 por el shogun Ashikaga Yoshimasa, quién intentaba emular el templo dorado o Kinkaku-ji que había sido construido por su abuelo, pero se le acabó el presupuesto y no pudo cubrir el templo de plata como estaba planeado… y aunque el templo es normalete, de madera y no muy grande, sus jardines tan espectaculares hacen de este templo un imprescindible en Kyoto.
No logro entender cómo consiguen que se mantengan esos montones de arena de hasta 60cm de altura de una forma tan perfecta y sin que se caiga ni un grano… Nos deleitamos paseando por sus jardín y alucinamos al descubrir que éste también cuenta con un pequeño bosque de bambú.
Estamos absortos disfrutando del lugar al máximo cuando escuchamos un gong que indica la hora del cierre. Así que con mucho pesar por no poder pasar más tiempo aquí, nos dirigimos hacia la salida. No sin antes echar la vista atrás y quedarnos con una última imagen.
A la salida del templo hay una callejuela con mucha pendiente repleta de tiendas y cafeterías con mucho encanto en la que decidimos hacer un pequeño alto, y tomarnos un rico batido. Tras la pausa, cogemos un autobús que nos acerca a la zona de Pontocho, el barrio comercial y de restaurantes por excelencia de Kyoto que hay junto al río Kamo.
Nos llama la atención la cantidad de gente que hay junto al río haciendo picnic y lo repletas que están las terrazas de los restaurantes que empiezan a servir cenas. Cruzamos el puente de madera y nos topamos con un restaurante en el que hay una pareja de novios. Visten trajes occidentales y nos llama muchísmo la atención el lugar del banquete: ¡un restaurante español con bandera incluida!
Nos adentramos en la calle comercial cubierta de Teramachi y paseamos por ella mientras miramos la diversidad de los productos que venden en sus tiendas y mercados.
Hoy nos damos un festín y cenamos en una barra de sushi, ¡riquísimo y por cuatro duros! Y tras la cena, tomamos un bus hasta la estación de autobuses que hay junto a la JR Kyoto. Nos entretenemos un poco viendo la fuente que hay junto a la estación antes de volver al hotel.
Ducha y llamada a la familia para explicarles que hoy ha sido un gran día y que probablemente no olvidaremos nunca. Años después, doy fe de ello 🙂 ¡Buenas noches!
Edito: con los años descubrimos que en realidad nos desviamos del camino principal de torii sin saberlo, llegando hasta las cascadas Kiyotaki, situadas a 200 metros en un camino de bajada, y que de haberlo seguido, hubiéramos llegado a los templos Tofukuji y Sennyuji en un camino totalmente diferente y espectacular. Como nos quedamos con la espinita de llegar al santuario que hay en la cima del monte Inari, volvimos en 2018 a realizar el recorrido completo 😉