Hacemos una escapada de fin de semana a Roses en familia para conocer sus playas, su casco histórico y su patrimonio cultural.
En agosto del año pasado, decidimos hacer una escapada de fin de semana a Roses en familia con nuestro hijo de poco más de año y medio. Queríamos conocer algunas de sus playas, así como el casco histórico de la ciudad y su patrimonio cultural. Casi por azar, descubrimos que esconde un poblado visigótico y algunos Dolmen, así que fuimos a conocerlos.
Situada en la comarca catalana de l’Alt Empordà, en la provincia de Girona y en plena Costa Brava. Está rodeada por un entorno natural increíble. Esconde calas que son auténticos paraísos y está muy cerca del Parque Natural del Cap de Creus. L’Alt Empordà además, cuenta con cantidad de pueblos medievales, castillos y puertos que le dan un aire estupendo. Y si sois de hacer turismo gastronómico, comeréis de maravilla 😉
Platja de Canyelles Petites
Llegamos desde Barcelona el sábado por la mañana. Teníamos reservado un apartamento de Airbnb por 111€ la noche. Pero no podíamos hacer la entrada hasta mediodía. Así que el plan era ir a la playa de Canyelles Petites a echar la mañana. Pero contra todo pronóstico metereológico, al llegar a Roses nos encontramos con un viento de tramuntana que alucinas… Aún así, probamos a ir a la playa. Pero nuestro gozo en un pozo. Con el viento se levantaba la arena y picaba de lo lindo. Intentamos montar la sombrilla con los laterales para hacerla tienda, pero la arena atravesaba la tela. Así que abortamos la misión en menos de 5 minutos, y volvimos al coche. Si lo llegamos a saber, nos ahorramos los 5€ del parking…
Aún así, mereció la pena ir a esta cala porque es realmente bonita y nos trasladó mentalmente a las playas del sur de Menorca.
Nuestro alojamiento en Roses
Son poco más de las 12h y estamos sin demasiado plan. El peque empieza a tener hambre y sueño, y hace demasiado viento como para estar de paseo con él. Así que llamamos a los anfitriones y conseguimos que nos dejen entrar en el apartamento en 1h. Aprovechamos que tenemos el parking pagado para todo el día, y hacemos la espera en el coche resguardados del viento. Allí le damos una crema al peque y así cuando lleguemos al apartamento, lo pondremos a dormir directo. Cuando se acerca la hora del check-in, movemos el coche hacia el centro de Roses.
Tened cuidado si vais con coche ya que muchas calles del centro son peatonales. Aunque el apartamento está situado en pleno centro, nos dicen que podemos aparcar a un par de calles. Suele haber algún hueco y no se paga zona azul. Tenemos suerte, y justo cuando estamos pasando se va un coche. Por lo que podemos aparcar el nuestro a menos de 5 minutos a pie del apartamento.
Cogemos lo imprescindible y nos vamos hacia el alojamiento. Una vez allí, la anfitriona nos los enseña y nos explica que ellos viven en la planta de abajo. Son un matrimonio de italianos afincados aquí hace años con dos niñas. Así que respiramos al pensar que no les molestaremos demasiado si el peque hace jaleo 😛 El apartamento es pequeño pero está reformado de hace poco. Cuenta con todo lo necesario para unos días. Y está súper céntrico pero en una calle bastante tranquila.
Acuesto al peque mientras mi marido acaba de traer las cosas del coche. Y luego, comemos nosotros y nos echamos un rato. Después de la siesta y de la merienda, y como sigue haciendo bastante aire, decidimos salir a descubrir Roses.
Un paseo por la ciudad de Roses
Nos acercamos al Paseo Marítimo y disfrutamos de la vista del Golfo de Roses y el mar Mediterraneo.
Aunque hace viento, se está bien a esta hora de la tarde ya que no hace tanto calor. Hay una luz muy bonita al comenzar a bajar el sol. Disfrutamos de un buen paseo con un ambiente muy distendido pero también bastante familiar. En el paseo podréis encontrar cantidad de bares, restaurantes y algunas tiendas de souvenirs.
Accedemos un poco a la playa para que el peque pueda jugar con la arena y corretear con libertad. Aquí aunque hace viento, queda más resguardada que la playa de esta mañana y no se levanta la arena. Después de un ratito de diversión, nos adentramos hacia el casco histórico. Hacemos una pequeña parada para comprarnos un helado y seguimos con el paseo.
Pasamos frente a la Iglesia de Santa María de Roses. Su construcción de estilo neoclásico comenzó en 1792. No podemos entrar porque ya han cerrado, pero aún así es curiosa de ver. Seguimos recorriendo las bonitas calles peatonales del centro hasta llegar de nuevo al apartamento.
Como sólo pasaremos una noche y el peque aún es pequeño para ir de restaurantes, traemos comida preparada de casa. Cenamos, nos damos una ducha y nos vamos pronto a dormir. Mañana visitaremos el Mirador de Santa Rosa de Puig Rom, el Poblado Visigótico de Puig Rom, y el Dolmen de la Creu d’en Cobertella antes de volver a casa.