16/09/2020 (día 5): disfrutamos de una bonita mañana en la paradisíaca playa de Son Bou y nos mudamos al nuevo apartamento en Es Grau.
Hoy será un día algo atípico en unas vacaciones ya que nos mudamos de apartamento a mitad de estancia. Como os explicábamos en la anterior entrada, tuvimos muchos problemas con el apartamento desde el 1r día. Y por un tema de salubridad, finalmente decidimos buscar otro. De todos modos hasta las 18h no podemos entrar en el nuevo apartamento en Es Grau. De modo que nos vamos a disfrutar de la mañana en la paradisíaca playa de Son Bou.
Nos levantamos pronto y aprovechamos que el peque aún duerme para recoger las cosas y hacer el equipaje. Después de darle el desayuno, nos vamos con el coche a Son Bou (35 minutos). Esta playa es ideal, tanto para ir en pareja como en familia. Y una muy buena opción para pasar el día en la playa. Cuenta con parking gratis, socorrista, tumbonas y varios chiringuitos y restaurantes.
Nos situamos en una zona libre de tumbonas ya que llevamos nuestra sombrilla y nuestras toallas. Nos embadurnamos de nuevo de protector solar y nos lanzamos a probar esas aguas cristalinas que nos están llamando a voces.
La playa está realmente genial. Arena blanca, aguas cristalinas y no muy fría. Tienes que caminar varios metros mar adentro para que cubra y apenas hay gente. ¡Estamos en la gloria! El agua es tan cristalina que ¡podemos ver pececillos nadando a nuestro alrededor a simple vista!
No os podéis imaginar lo que disfrutamos de esta mañana. Después del estrés de estos días con el apartamento, necesitábamos poder desconectar y relajarnos al fin. Anoche estuvimos hasta las tantas discutiendo con los anfitriones. Viendo su actitud, y después de reservar otro alojamiento, contactamos con Airbnb para explicarles nuestra situación. Nos recomendaron cancelar el alojamiento justo antes de salir hoy, y reclamar una vez pase la estancia. Veremos qué ocurre.
Nos vamos turnando con el peque para poder nadar tranquilamente y disfrutar del mar tan calmado que hay aquí. El peque disfruta de lo lindo también chapoteando y chupando la sal de sus deditos. Después del año que llevamos con la pandemia, nos parece un sueño poder estar aquí con él. Compartiendo nuestros viajes y creciendo como familia viajera al fin.
Sobre las 12,30h el peque toma su crema y se queda dormido. Así que decidimos ir a comprar unos bocatas a uno de los restaurantes que hay y comer aquí para alargar un poco más y dejarle dormir. Me quedo en la toalla con el chiquitín y mi marido se acerca a comprar un par de bocatas, con unos refrescos, un café y un helado (20€). Y nos los tomamos en la toalla mientras el peque duerme bajo la sombrilla. También mi marido aprovecha para echar una cabezada después de comer, y tras un último baño nos vamos hacia Binibeca a eso de las 16,30h. Estamos seguros que si volvemos a Menorca, esta playa será una visita asegurada 😉
Volvemos al coche y regresamos al apartamento a recoger nuestras cosas para la «mudanza». Al fin dejamos esta pocilga. Hacemos un vídeo del estado del apartamento a nuestra salida por si se les ocurre inventarse algo cuando vean la reclamación. Y justo al salir, cancelo la reserva y les envío un mensaje anunciándoles que nos vamos de su apartamento insalubre.
En 15 minutos llegamos a Es Grau dónde está nuestra nueva casa para los siguientes y últimos días en la isla. Nos recibe el anfitrión que nos ayuda a descargar el coche y nos indica dónde aparcarlo de forma gratuita. Cuando el chico nos enseña el apartamento alucinamos. Es mucho más bonito, limpio, grande y barato que el lugar del que venimos.
Pasamos un rato charlando con él y alucina cuando le enseñamos las fotos de dónde venimos. De verdad que hay gente en el mundo a la que sólo le interesa sacarte la pasta sin ningún tipo de escrúpulos. Por suerte, ¡¡no es el caso de los nuevos anfitriones!! El tipo es muy agradable y pasamos un buen rato charlando con él sobre su isla. Nos da algunas recomendaciones de sitios a los que ir, y sobre las 19h viendo que el peque tiene carita de sueño, nos deja que nos acomodemos.
Pero antes de liarnos con duchas y cenas, subimos a la terraza privada en la azotea para disfrutar de un atardecer espectacular sobre la bahía de Es Grau.
Duchamos y le damos de cenar al peque, y una vez se duerme, deshacemos de nuevo el equipaje y al fin, nos relajamos. Creo que los últimos días en Menorca serán mucho mejores…