Descubrimos las increíbles vistas a Roses desde el Mirador de Santa Rosa de Puig Rom y su poblado visigótico.
Como os contaba, en agosto del 2021 pasamos un fin de semana en Roses en familia. El primer día intentamos disfrutar de sus playas pero el viento de Tramuntana nos lo hizo imposible. Así que recorrimos su centro histórico y pasamos la noche allí. El plan para hoy, es seguir descubriendo sus alrededores. Disfrutar de las increíbles vistas que hay desde el Mirador de Santa Rosa y recorrer el poblado visigótico de Puig Rom. Y acabar la jornada en el Dolmen de la Creu d’en Cobertella antes de volver a casa.
Hemos pasado una noche tranquila y decidimos aprovechar que el peque madruga para ver alguna cosa más antes de volver a Barcelona. Anoche estuvimos mirando qué hacer hoy y dimos con un plan muy guay. Desayunamos y cargamos el coche para poder dejar el apartamento ya y así ir más tranquilos.
Una vez les dejamos la llave a los anfitriones dónde nos dijeron, cogemos el coche y subimos al Mirador de Santa Rosa de Puig Rom. Situado a 225 m de altitud, es el punto más alto de la zona. Dejamos el coche en un aparcamiento gratuito y acabamos de subir a pie los últimos metros.
Se trata de un mirador con una magnífica vista de todo el golfo de Rosas, buena parte del Empordà y sus marismas. Si el día está despejado, puedes ver las Illes Medes y el Cap de Creus. Hoy todavía sopla la tramuntana que da gusto y parece que vayamos a salir volando. Cuesta mantenerse de pie aquí arriba.
Mi marido está unos minutos y luego se lleva al peque de vuelta al coche mientras yo me quedo a echar alguna foto más. La vista es una pasada, pero es difícil estar aquí con este vendaval.
Volvemos al coche y recorremos la poca distancia que hay hacia el siguiente punto del día: el Castrum o la Ciudadela visigoda del Puig Rom. Cuando lo vimos anoche alucinamos porque no nos esperábamos encontrar algo así aquí. Aparcamos el coche en un descampado que hay y nos colocamos al peque en el porteo. Caminamos unos metros hasta llegar a las primeras piedras. El acceso es gratuito y no está controlado. Así que recordad: siempre y ante todo, respetad el entorno y el patrimonio.
Situado en uno de los picos del Puig Rom, fue descubierto en 1946. Se trata de una colina fortificada que data desde la segunda mitad del S. VII hasta el primer cuarto del S. VIII. Es decir, estamos viendo un conjunto histórico de más de 1.300 años de antigüedad. ¡Alucina!
Se conservan los restos de la muralla estructurada por dos muros, y dos torres cuadrangulares situadas a los lados de la puerta de acceso al conjunto. A pesar del fuerte viento, estamos un buen rato recorriendo el lugar. Pensamos que es una pena que no haya visitas organizadas (o al menos nosotros lo desconocemos en ese momento), para que te cuenten la historia del lugar.
Además, subiendo hasta el punto más alto, la vista hacia el conjunto y la bahía de Roses, es espectacular. ¡Nos ha parecido un gran descubrimiento! Y además, lo visitamos completamente a solas. Tan solo, cuando ya nos íbamos, nos cruzamos con una pareja que llegaba.
Tras un buen rato recorriendo el lugar e intentando imaginar la vida aquí hace tantísimos años, volvemos al coche. Recorremos otro tramo de la carretera de Roses a Montjoi hacia el último punto del día. Vamos a conocer el Dolmen de la Creu d’en Cobertella. Pero eso te lo contamos aquí.