15/09/2017 (día 3): hoy cumplimos un sueño, recorrer un trocito de la Gran Muralla China, y acabamos el día frente a la moderna arquitectura del Parque Olímpico de Beijing
Nos levantamos algo antes de las 8h y bajamos a desayunar al Starbucks que tenemos delante del hotel. De nuevo, un par de dulces y dos frapuccino de té verde (104¥). Y a pesar de ser muy temprano, nos ponemos en marcha. Hoy vamos a cumplir un sueño, de esos que tienes desde pequeña cuando la ves en un libro de historia. Ambos pensábamos que jamás podríamos visitarla. Pero hoy vamos a hacerlo, y podremos decir que hemos caminado un trocito de la ¡Gran Muralla China!
Después de mirar bien opiniones en diferentes blogs y foros, decidimos visitar el tramo que hay en Muntianyu. Bien conservado, no muy complicado de recorrer y relativamente cerca de Beijing. Así que tras el desayuno y con las pilas cargadas, nos dirigimos al metro y vamos hasta la parada de Dongzhimen.
Allí, seguimos las indicaciones a Bus transfer hall (salida H). Y luego vamos hacia los andenes norte de la estación de autobuses que está adherida a la estación de metro/tren. Deberéis seguir en todo momento los carteles que indican la línea del bus 916快. Es importante que os fijéis que lleva el icono «快» que significa «rápido» ya que si no el trayecto puede eternizarse.
Cuando fichamos el andén des de el cuál sale el bus, vemos que hay uno a punto de salir. Nos echamos una carrerilla y conseguimos cogerlo. El trayecto cuesta 12¥ y se puede pagar con las Beijing Card del metro (la tarjeta de contacto que compramos al llegar el primer día).
El trayecto dura aproximadamente una hora y la verdad es que tardamos un rato en estar seguros que es el bus correcto. Hace multitud de paradas en Beijing y pensábamos que sería un bus bastante directo al llevar el símbolo de exprés. Somos los únicos occidentales a bordo y los anuncios de parada son en chino, única y exclusivamente…
El idioma es un problema en este viaje y en algún momento, sudaremos la gota gorda con ello. En el bus, viaja una familia india igual que desorientada que nosotros. Entre sus apuntes y los nuestros, y los gps de los móviles conseguimos saber que se trata del bus que toca… En varios blogs encontramos que era mejor esperar a la última parada para bajar del bus. Y hacer caso omiso de los «charlatanes» que subirán en el bus intentando convencernos de que es la última y que vayamos con ellos a un «módico precio».
Efectivamente, cuando falta poco para llegar, en las paradas que hace el bus hay varios locales que intentan hacernos creer que debemos ir con ellos. Como leímos, hacemos caso omiso y esperamos a la última parada, situada junto a la estación de autobuses de Haoirou. Pasamos las Beijing Card de nuevo por el lector y la máquina nos descuenta el precio del trayecto.
Nada más bajar ya nos esperan un montón de conductores ofreciéndose para llevarnos a los pies de la Muralla. Se nos acerca un local pidiendo 60¥ por los dos. Tras un duro regateo conseguimos bajarle a 50¥. El hombre acepta y en unos 20 minutos en coche, nos deja junto a las taquillas de la Gran Muralla.
El tipo nos acompaña hasta comprar las entradas. Y suerte, porque aunque no habla ni papa de inglés, se esfuerza por entendernos y nos ayuda a comprar la entrada que más nos interesa. De todas las opciones que hay, decidimos subir en telesilla y bajar en tobogán (120¥). Más la entrada (45¥) y el shuttle ida y vuelta para que nos acerque a la falda de la muralla y ahorrar un buen paseo a pie (15¥), pagamos en total 360¥ los dos.
Nos despedimos amablemente del conductor y caminamos unos 400m hasta la parada del shuttle, haciendo antes una parada en el wc y comprando algo de picoteo en la calle comercial. Debo decir, que viendo esta calle, la memoria se nos va en piloto automático a Lantau en 2015. Allí había una calle muy similar a esta 🙂
El trayecto del shuttle se supone que son 10 minutos pero pasamos por una zona que están de obras arreglando el tendido eléctrico y se alarga un poco más. Caminamos unos pasos desde el parking hasta la entrada del telesilla. Parándonos un momento a observar el mapa de la zona y deseando poder ver la Gran Muralla al fin…
En la entrada del telesilla nos marcan las entradas a la Muralla también. Nos echamos unas risas al subir a la silla porque echamos de menos los esquís 😛
Disfrutamos de las primeras vistas del gran muro de China. Es realmente alucinante poder estar aquí… y en realidad piensas que los chinos consiguieron «cercar el monte».
Desde aquí arriba vemos también parte del recorrido del tobogán que usaremos para bajar, tiene pinta de divertido 😛
El telesilla nos deja en la torre 6. Decidimos caminar hacia la izquierda y alucinamos con la sensación de estar pisando y tocando la Gran Muralla.
Aquí hay que venir con una mínima condición física puesto que el desnivel es elevado y hay muchísima pendiente y escalones entre las distintas torres. Es algo muy curioso, porqué no sé porqué motivo todos imaginamos la Muralla con un suelo liso… pero como os decía, los chinos cercaron el monte y la Muralla transcurre por la cima…
La pena es que el día está bastante nublado y no podemos disfrutar al 100% de la vista de la Gran Muralla sobre el horizonte. Pero si nos alcanza la vista para darnos cuenta de la mega construcción que hicieron los chinos en ¡¡¡el siglo V a.C!!!
Esta antigua fortificación fue construida para proteger la frontera norte del imperio chino de los ataques de los nómadas provenientes de Mongolia y Manchuria. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987 y una de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo Moderno en 2007.
Por ello, además de las torres de vigilancia y los altos muros de piedra, también encontramos algunos cañones.
Se calcula que tiene unos 7.000 kilómetros de largo (contando todas sus ramificaciones y construcciones secundarias). Y va desde la frontera de China con Corea del Norte hasta el Desierto de Gobi. Aunque desgraciadamente tan solo se conserva un 30% de ella.
Y nosotros, casi sin darnos cuenta hemos recorrido unos poquitos kilómetros de esos 7.000 y estamos junto a la torre 11.
Decidimos volver hacia la 6 ya que si seguimos adelante hay mucho más desnivel y hay que contar con fuerzas para la vuelta…
En total estamos más de 3h disfrutando del lugar… ¡sin palabras! Esta es una de esas experiencias que no olvidaremos en la vida.
Cuando llegamos de vuelta a la torre 6, nos dirigimos a la estación de salida del tobogá. Echamos un último vistazo a este maravilloso lugar para retenerlo para siempre en nuestra memoria.
El patinete con el que bajas por el tobogán es muy sencillo de llevar. Debes mover la palanca hacia delante si quieres acelerar y hacia atrás para frenar. Si lo dejas en modo caída libre, coge bastante velocidad y es muy divertido. Pero nos tocan unos caguetas por delante que van a 2 por hora y tenemos que estar frenando todo el tiempo. El recorrido transcurre a través de la vegetación a los pies de la Gran Muralla y aunque hay bastante desnivel, es fácil de bajar.
Una vez abajo, vamos a comer unos bocatas al Subway. Son más de las 15h y ¡estamos hambrientos! Pedimos dos refrescos, dos bocatas al gusto y dos bolsas de chips (110¥). No está nada mal, después de la caminata entran muy bien, la verdad.
Aunque sabemos que aquí serán mucho más caros los imanes que en Beijing, no podemos irnos sin uno de este lugar para nuestra colección. Así que en un pequeño local que hay junto al Subway, compramos uno que no está demasiado mal de precio (35¥).
Volvemos a la parada del shuttle que nos lleva de vuelta a la entrada del recinto. Al llegar, apenas hay conductores aquí, y falta hora y media para el siguiente bus hasta la estación de buses de Haoirou… Vemos a una pareja de franceses que se encuentran en la misma tesitura que nosotros, y les decimos de compartir transporte hasta la estación de autobuses. Aceptan y conseguimos pactar con una mujer que nos lleve por 30¥ la pareja.
La señora no habla inglés pero es muy amable y nos lleva hasta la parada del bus 916快 (exprés) que regresa a Beijing. No tenemos que esperar nada porque justo al llegar nosotros, lo hace el bus también. La señora muy amable nos indica que ése es el bus que nos llevará a Beijing.
Por 12¥ y tras una hora y cuarto aproximada de trayecto, estamos de nuevo en la estación de autobuses de Dongzhimen. Allí cogemos el metro (3¥) y nos vamos derechos al hotel a darnos una ducha y a echarnos una buena siesta. Estamos agotados de la caminata pero muy felices por haber podido vivir esta maravillosa experiencia que no olvidaremos jamás.
Sobre las 19h salimos de nuevo al metro, y tras varios trasbordos interminables y 45 minutos de trayecto, llegamos a la parada Olimpyc Green (4¥). Estamos en la zona olímpica de Pekín. Aquí se concentran maravillas de la arquitectura china que se construyeron para las Olimpíadas de Beijing 2008.
Damos un paseo por la zona aunque solo vemos los edificios más representativos como el Nido o Estadio Nacional de Pekín. Llamado así por la forma de nido que tiene. Se trata de una gran estructura metálica que obtiene luz solar para auto abastecerse y recoge el agua de la lluvia para regar su césped.
Vemos también la Antorcha Olímpica. Una altísima estructura en la que estuvo la llama de los Juegos de 2008. Cambia de color continuamente haciendo diferentes juegos de luces.
El parque es inmenso y nosotros ya nos hemos pegado una buena caminata hoy. Así que después de ver sus tres edificios más representativos, entramos al centro comercial Xin’ao buscando un restaurante dónde cenar.
Nos decantamos por uno fusión chino/japonés en el que comemos varios platos bien buenos (125¥).
Estábamos nosotros tan tranquilos comiendo, cuando una clienta local empieza a montar una porcata tremenda a los camareros… No sabemos de qué va la cosa porque no entendemos chino, pero no os podéis imaginar la que se lía en un momento…
Después de cenar con espectáculo incluido (no queráis ver nunca a una china realmente enfadada), damos una vuelta por el centro comercial pero son casi las 22h y ya está cerrando todo.
Volvemos al metro y tras hacer el mismo trayecto a la inversa (4¥) llegamos al hotel que son casi las 23h. De nuevo a la ducha (hace muchísimo calor y humedad en Beijing) y a dormir. Hoy ha sido un gran día en el que hemos cumplido un sueño: ¡poder recorrer un trocito de la Gran Muralla China!