20/11/2015 (día 3): visitamos al Gran Buda en la isla de Lantau, el Monasterio de Po Lin y el Sendero de la Sabiduría
Los planes para hoy son visitar la isla de Lantau con todo el patrimonio que alberga. Nos levantamos agotados. Hoy de nuevo me asalta el insomnio. A las 2h volví a encontrarme con los ojos como platos, muerta de hambre e incapaz de dormir hasta pasadas las 5h. Me consuela saber que no soy la única porque mi marido también estaba hambriento a las 3h. Suerte que no es la primera vez que nos pasa y siempre compramos algo de picoteo por este motivo. ¡Qué horror el jet lag de verdad…!
En fin, conseguimos volver a dormir y a eso de las 8h nos levantamos para empezar una jornada de visitas que nos apetece mucho. Y es que Lantau fue uno de esos lugares que más nos llamaron la atención cuando preparamos el viaje.
Tras el desayuno que tenemos incluido, vamos hacia el metro. En la estación HK Central hacemos trasbordo hacia la línea que lleva hasta Tung Chung dónde cogeremos el siguiente transporte hasta la isla de Lantau.
Lantau es conocida por 4 grandes lugares importantes: el aeropuerto de Hong Kong, el monasterio Po Lin, el gran Buda y Disneyland HK. Nosotros vamos a visitar la zona cultural aunque nos quedamos con ganas de ir a Disney… ¡Así tenemos excusa para volver! 😛
Al salir del metro, hacemos una pequeña parada para ir al baño en un centro comercial que hay junto a la estación. Hace más de 1h que salimos del hotel… Aprovechamos para comprar una botella de agua fresca. Y nos dirigimos al teleférico de Ngong Ping 360º para ir hacia la zona de templos de la isla.
Hay una cola terrible, ¡¡marca más de 2h de espera!! Leímos que la alternativa económica al teleférico es coger un bus (el nº23, 1h de trayecto). Así que caminamos unos metros hasta la estación de autobuses que está junto a la del metro. Nos dicen que debemos pagar el importe exacto ya que no devuelven cambio pero sólo llevamos billetes grandes y el bus está a punto de irse. El siguiente tardará 45 minutos en salir y no nos da tiempo de ir a buscar cambio a ninguna tienda… Así que resignados, volvemos a hacer cola para el teleférico.
Esperar por esperar, preferimos ir en él. El teleférico de Lantau es uno de los más largos del mundo con 8km de trayecto sobrevolando la zona montañosa de Lantau.
Si sabes el día que vas a ir a Lantau, puedes comprar con antelación el billete para el teleférico. Yo lo estuve mirando los días previos al viaje e incluso anoche pero ya no había disponibilidad. En caso de llevar la entradac comprada, hay una cola directa que como mucho esperas 30 minutos. Así que es muy recomendable hacer el trámite con antelación si no quieres que te pase como a nosotros.
Tras casi 2h de cola, al fin llegamos a las taquillas y entendemos porqué la cola es tan eterna… La gente no tiene ni idea de los pases que quiere a pesar de que hay multitud de carteles a lo largo de la cola dónde lo explican claramente. Y empiezan a pedir información turística aquí, y claro así no avanza… Nosotros compramos en menos de 3 minutos los billetes de ida y vuelta. Decidimos hacer la ida en cabina estándar y la vuelta en la cabina con el suelo de cristal.
Aquí de nuevo hay dos colas, una para las cabinas de cristal y otra para las normales… suerte que cogimos la normal para la ida. En menos de 15 minutos estamos montados a bordo de una. La cola para las de cristal es de casi otra hora.
Las vistas desde el teleférico son fabulosas y ha merecido la pena la espera. Sobrevolamos sobre el río Pearl entre la península de Kwoloon y la isla de Lantau. Pasamos junto al aeropuerto y seguimos entre las montañas del monte Ngong Ping.
El trayecto dura unos 30 minutos y vamos con un par de parejas de hongkoneses a bordo. Ya en la distancia apreciamos al Buda sobresaliendo entre los árboles y alucinamos.
Formada por un paraje natural que permite alejarse del ajetreo, Lantau es la isla más grande de Hong Kong. Y ofrece un panorama totalmente diferente al del resto de la ciudad.
Tras una media hora disfrutando del paisaje, llegamos a Ngong Ping Village. Se trata de un pueblo artificial repleto de tiendas y restaurantes. Al más puro estilo de Port Aventura 😀 Desde aquí el Buda sobresale entre la vegetación.
A lo tonto son las 14,30h y tenemos hambre, así que pasamos por un Subway. Comemos un par de bocatas con unos refrescos (190HKD). Es la opción más rápida para poder empezar con las visitas cuanto antes.
Después de comer nos dirigimos hacia el gran Buda Tian Tan. Se trata de una estatua de bronce de 34 metros de altura, 250 toneladas de peso y 202 piezas de bronce. Está situada en lo alto de Ngong Ping, la parte más alta de la isla de Lantau. Su construcción finalizó el 28 de diciembre de 1993, convirtiéndose en la representación de Buda sentado más grande del mundo.
Para llegar a la estatua hay que subir 268 escalones. Si desde abajo parece impresionante, conforme vas ascendiendo aún lo es más… ¡nos quedamos sin palabras!
Conforme vamos subiendo, encuentramos algunos quemadores de incienso y lámparas. Y también a chinos cargados con sus maletas… ¿¡de aquí al aeropuerto?!
El Gran Buda es una extensión del Monasterio Po Lin y simboliza la unión del hombre con la naturaleza. La estatua tiene como base una hoja de loto y está rodeada por pequeñas estatuas de dioses que representan la inmortalidad.
Lo rodeamos mientras echo decenas de fotos. Cada detalle me fascina y como buena budista, aquí me siento como en casa. Y no podemos evitar acordarnos del Gran Buda de Kamakura que visitamos en Japón en 2013.
Se puede acceder al interior de la estatua pagando algo de entrada, pero leí en blogs que no merecía mucho la pena ya que por dentro apenas se distingue la forma. Así que pasamos y disfrutamos de las vistas de la figura y del paisaje de la isla.
Desde aquí se distingue el Monasterio de Po Lin, y tras un buen rato aquí, nos dirigimos hacia allá.
Bajamos los 200 y pico escalones con gran pesar porque el Buda nos ha encantado. Y cruzamos la gran puerta de piedra que marca la entrada al monasterio. Custodiada por leones Fu y, de entrada gratuita.
El Monasterio está construido entre la vegetación y grandes quemadores de incienso que le dan un aire místico al lugar.
Po Lin es el monasterio budista más importante de Hong Kong. Fundado por tres monjes en el año 1906. Inicialmente denominado The Big Hut, y adquiriendo su nombre actual en 1924 que significa el Loto Precioso.
Nos sentamos unos minutos en el patio principal del templo mientras observamos el edificio principal. Me gustan esos momentos en los viajes. En los que te paras a observar y piensas en lo afortunada que eres por poder estar en este lugar 🙂
Tras esos minutos de reflexión, recorremos el recinto del Monasterio. Compuesto por el templo principal, las casas de los monjes, un restaurante vegetariano y varias tiendas para comprar incienso y amuletos budistas.
Me encanta lo adornados que están los templos aquí y me recuerda bastante a los que encontramos en Nikko (Japón).
En el templo principal se encuentran tres estatuas de Buda que representan el pasado, el presente y el futuro. Junto a numerosas inscripciones budistas. Lástima que no se puede entrar al interior del templo.
Vamos un momento al baño que queda detrás del restaurante del monasterio. ¡Ya no me acordaba de las letrinas asiáticas! Aunque debo decir que aquí están muy limpias en comparación a las que encontramos el año pasado en Indonesia… Tras la parada en boxes, nos compramos la merienda a base de dulces típicos de la zona que hacen los monjes del monasterio y que venden en el restaurante. ¡Están riquísimos!
Hay otro punto de la isla que queremos visitar antes de que anochezca, así que salimos del recinto del Monasterio.
Nos dirigimos al Sendero de la Sabiduría o Wisdom Path. Para llegar hasta él hay que recorrer unos 15 minutos por un camino a través del bosque entre el Buda y el Monasterio. Desde aquí también hay unas bonitas vistas del Buda a través de la vegetación.
Son las 17h y no falta mucho para que anochezca. Así que no nos entretenemos y vamos a paso ligero, alucinando al cruzarnos con una vaca… El camino está bien señalizado y no tiene pérdida. Cuando llegamos empieza a caer el sol, lo que le da un aire más místico al lugar que es realmente bonito.
El Sendero recorre una serie de 38 estelas de madera (monumentos verticales) con versos del milenario Sutra del Corazón. Una de las oraciones más famosas del mundo, venerada tanto por confucianos, como por budistas y taoístas. Las estelas
representan la versión china de la oración, basada en la caligrafía del célebre Profesor Jao Tsung-I. Y están dispuestas en un patrón que representa el infinito.
Entre que estamos solos en este punto, la puesta de sol y el contraluz de las estelas con el sol cayendo y lo que representa el lugar, parece mágico. Pasamos unos minutos contemplando el lugar y su ubicación entre las montañas. Y antes de que oscurezca, desandamos el camino y nos dirigimos de vuelta al teleférico. No podemos evitar echar un último vistazo al Gran Buda.
De camino al teleférico nos cruzamos de nuevo con alguna vaca que campa a sus anchas ante el asomobro de los turistas.
Hacemos una pequeña cola de unos 20 minutos para subir a la cabina con el suelo de cristal del teleférico. Aprovechamos que hay Wifi para conectarnos a internet y explicar a los nuestros el lugar tan genial que acabamos de conocer.
Aunque hacemos el trayecto casi de noche ya, las vistas a través del suelo de cristal del bosque y de las montañas es alucinante. Eso sí, entra un aire frío por las rejillas de la cabina que ¡vamos helados!
Cuando llegamos a la terminal del teleférico, caminamos hacia el metro de Tung Chung de nuevo y nos dirigimos de vuelta al hotel. Llegamos sobre las 19,30h, agotados pero muy felices por la excursión de hoy.
Descansamos un poco y a las 20,30h salimos a cenar. Nos decantamos por un restaurante de comida local que hay muy cerca del hotel, en la misma Nathan Rd. Tomamos 4 platos de comida hongkonesa, con té y postre gratis (arroz con pasta dulce) (330HKD). Hemos probado platos nuevos y acabamos bien llenos 🙂
Pasamos de nuevo por un combini a comprar picoteo no nos vaya a pasar lo mismo que anoche. Y ahora si, ducha y a dormir que estamos ko. Hoy ha sido un gran día, de esos que se recuerdan siempre.