13/06/2015 (día 2): visitamos el Castillo de Praga, la Catedral de San Vito, el barrio de Malá Strana, Iglesia de San Nicolás, el Clementinum, Nuestra Señora de Tyn y disfrutamos de unos fuegos artificiales sobre el Puente de Carlos.
A las 9,30h ya estamos en marcha después de desayunar en el hotel. Cogemos el tranvía 5 hasta Malá Strana. Fundado en 1257, es uno de los distritos más antiguos e históricos de Praga, y aquí hacemos transbordo al tranvía nº22 hasta la entrada principal del Castillo de Praga.
El Castillo de Praga es uno de los castillos más grandes del mundo y el más importante de la República Checa. Construido por el príncipe Bořivoj Přemyslovec en el siglo IX. Se dice que la ciudad de Praga se fundó con su construcción, ya que alrededor del Palacio se comenzaron a levantar las primeras casas de la antigua ciudad.
La entrada cuesta unas 300 CZK pero con nosotros entramos con la Prague Card que la lleva incluida. Tan solo tienes que enseñar la tarjeta en taquilla y te dan el ticket de acceso a los distintos edificios que conforman el Castillo. Os dejo la web del castillo para tener más información de cara a preparar su visita porque su recinto es realmente grande y os llevará la mañana recorrerlo todo.
El castillo está conformado por varios edificios de gran importancia en la historia de Praga. Fue la residencia de los Reyes de Bohemia desde su construcción, y residencia oficial del presidente de la República Checa desde 1918. El primer edificio que visitamos es la Catedral de San Vito, el edificio religioso más importante de la ciudad.
Su construcción comenzó en 1344 por orden de Juan de Luxemburgo y las obras duraron hasta el siglo XX, siendo inaugurada en 1929. Vaya, una obra más larga que la Sagrada Familia de Barcelona y ¡ya es decir! La catedral alberga la tumba de Wenceslao IV conocido como El rey bueno y las Joyas de la Corona. Conocida también como lugar de coronación de los reyes de Bohemia. Si el edificio por fuera ya es bonito, por dentro lo es más.
Sin duda recomendamos su visita. Se puede acceder a una de sus torres con más de 99m de altura, aunque nosotros desistimos porque hay una cola eterna para subir.
Tras la visita a la Catedral, nos acercamos al Palacio Antiguo. Creado en el siglo IX como un primitivo palacio de madera, con los años y tras importantes renovaciones acabó convirtiéndose en el bonito edificio que podemos visitar hoy.
De aquí pasamos a la Basílica de San Jorge, fundada hacia el año 920 por el príncipe Vratislav I y del que hoy tan solo se conservan algunas partes del edificio. De estilo románico, alberga las tumbas de los miembros de la dinastía Premyslid.
En una zona de la basílica actualmente se encuentra un convento y en otra, se expone una colección de arte bohemio del siglo XIX de la Galería Nacional de Praga. Desde aquí hay una bonita vista de la parte trasera de San Vito.
Tras esta visita recorremos el Callejón del Oro. Esta estrecha calle que recorre buena parte del recinto del Castillo, debe su nombre a los orfebres que la habitaron en el siglo XVII.
Es una bonita calle conformada por casitas de colores que fueron construidas en los muros del castillo a finales del siglo XVI. Originalmente, en ellas vivían los 24 guardianes del palacio. Y con los años pasaron a ser ocupadas por el gremio de los orfebres durante varios siglos. Hacia el S. XIX y con la ampliación de la ciudad extramuros del castillo, el lugar pasó a ser frecuentado por mendigos y delincuentes. Hasta que ya en el S. XX fueron desalojadas y reconvertidas en pequeñas tiendas de artesanías y productos típicos en un intento de recordar su historia.
Aquí también encontramos tiendas de armaduras y armas medievales que son bien curiosas de visitar. Y un pequeño museo de la tortura en el que se muestran algunos de los objetos usados en la edad media. Aunque debo decir que hemos visitado varios de éstos por Europa, ninguno me marcó tanto como el de Córdoba que alberga salas de tortura de la Santa Inquisición española…
En el nº22 del Callejón del Oro, encontramos la casa dónde vivió Franz Kafka, uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Se puede acceder a su interior dónde han creado una especie de mini museo con objetos pertenecientes al escritor de Bohemia.
Paramos en un pequeño bar a tomarnos un helado y comprar una botella de agua (150 CZK) y descansamos un poco. Llevamos toda la mañana de caminata por el recinto del Castillo bajo un sol abrasador. Desde aquí tenemos una bonita vista sobre la ciudad de Praga.
Luego tomamos la salida del Callejón del Oro y bajamos callejeando junto a las murallas del Castillo hasta llegar a la parada del tranvía 20.
Tomamos el tranvía hasta la Plaza de la Ciudad Pequeña de del barrio de Malá Strana. Como os decía al inicio de la entrada, este es uno de los barrios más antiguos de Praga, dónde la mayoría de las casas datan de la Edad Media.
En el centro de la plaza encontramos la Columna de la Peste. Un monumento de 20m de altura dedicado a la Santísima Trinidad erigido en 1713 como símbolo de gratitud tras el fin de la epidemia de peste negra que causó la muerte de buena parte de la población de Praga.
Se nos hace la hora de comer y cumplimos con nuestra tradición viajera de «McDonalds por el mundo«. Tomamos dos menús (225 CZK) y seguimos con la ruta.
Luego visitamos la Iglesia de San Nicolás de Malá Strana (35 CZK pp). Construida entre 1673 y 1752 por orden de los jesuitas está considerada como la mejor obra del barroco en Praga.
En su interior encontramos un gran órgano que fue tocado por Mozart y bonitas obras de arte de la época.
Se puede acceder a lo más alto de su torre pero nos la encontramos cerrada por amenaza de lluvia intensa. Una lástima porque dicen que desde aquí hay unas bonitas vistas de la ciudad. Salimos a la calle y bajamos caminando por las bonitas calles de Malá Strana hasta llegar al Puente de Carlos. Justo en ese momento, empieza a diluviar y nos resguardamos en un soportal cercano. Son las 15h cuando amaina un poco la tormenta y proseguimos con la caminata.
El Puente de Carlos es el monumento más famoso de Praga y comunica la Ciudad Vieja o Staré Město con la Ciudad Pequeña o Malá Strana. Construido por el Rey Carlos IV en 1357, tiene más medio kilómetro de largo y 10 metros de ancho, y en su día contaba con hasta 4 carriles destinados al paso de carruajes. Actualmente es exclusivamente peatonal. A lado y lado del puente, podemos encontrar 30 estatuas simbólicas para la ciudad, el país y su historia. Se dice que es el punto más transitado de la ciudad, y viendo lo abarrotado que está a todas horas y todos los días, damos fe de ello.
Cruzamos el histórico puente y pasamos frente a una de sus torres de vigilancia, y nos dirigimos hacia el Clementinum. Construido en el siglo XI cuando los dominicos ocuparon la Iglesia de San Clemente y construyeron su monasterio. En 1556 llegaron los jesuitas y, tras comprar el edificio, comenzaron una ampliación que duraría casi 200 años. Nos dirigimos a la taquilla a comprar las entradas (220 CZK pp pero con la Prague Card tenemos 25% de descuento).
La visita se hace acompañada por un guía que te va llevando por las estancias más importantes del edificio mientras te explica la historia del lugar. El primer punto que visitamos es la Capilla de los Espejos que recibe su nombre de los múltiples espejos que hay en las paredes y techo de la sala al más puro estilo de la Sala de los Espejos del Palacio de Versailles 🙂
En la planta superior se encuentra el órgano original del siglo XVIII donde tocó W.A. Mozart. El guía se enrolla y viendo que solo somos 4 personas en el grupo nos deja subir a verlo de más cerca (normalmente está prohibido el paso a la sala superior). Es todo un honor poder estar frente al órgano que más utilizó Mozart en sus conciertos.
De ahí pasamos a la Biblioteca Nacional. Más de 2 siglos de historia se concentran en forma de libros y manuscritos enormes en sus estantes. No permiten acceder a la sala por lo que tenemos que conformarnos con observarla desde la puerta bajo la atenta mirada del guía para que no pongas ni un pie dentro. Es una pasada ver los miles de libros que albergan sus estanterías. Es muy parecida a la Biblioteca Nacional de Austria que veríamos años después en Viena.
Por último accedemos a la Torre Astronómica. Usada en sus orígenes como mirador y posteriormente, en el siglo XVIII para realizar observaciones astronómicas. Con 68m de altura ofrece una vista de 360 grados sobre el centro histórico de la ciudad desde sus balcones, lo que es una verdadera maravilla para la vista.

De bajada visitamos la Sala de los Meridianos. Esta estancia tiene dos grandes cuadrantes que sirvieron para medir la altura de las estrellas y los movimientos celestes en los inicios del Clementinum. Debo decir que nos ha encantado poder visitar este lugar tan histórico y sin duda sus vistas desde lo alto de la Torre son fabulosas. Recomendamos encarecidamente conocer este lugar.
Caminamos hasta la Plaza de la Ciudad Vieja y entramos a la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn. Damos un donativo (50 CZK) y accedemos al interior. La iglesia de estilo gótico, tiene una nave principal de 52m de largo y 28 de ancho, aunque su parte más destacable son sus torres de más de 80m de altura. Se puede acceder a ellas pero no lo hacemos, pensamos que no superarán las vistas que acabamos de tener en el Clementinum sobre la Plaza de la Ciudad Vieja y sus grandes monumentos. No tenemos fotos del interior ya que está prohibido.
Al salir, nos tomamos un helado riquísimo en una pequeña heladería en la calle lateral a Tyn y compramos un poco de agua fresca también (140 CZK). Llevamos todo el día de caminata bajo un bochorno terrible, y decidimos irnos un rato al hotel a descansar. Tras el merecido descanso, salimos a cenar. Nos decantamos por un restaurante cercano en el que podemos disfrutar de un poco de comida típica del país acompañada por unas cervezas.
Decidimos aprovechar que ahora hay una temperatura de los más agradable en la calle y que estamos descansados, para disfrutar de la ciudad iluminada en la noche. Nos acercamos hasta la Plaza de la Ciudad Vieja de nuevo a disfrutar del Reloj Astronómico de nuevo.
Luego caminamos hasta el Puente de Carlos dónde vemos una bonita puesta de sol.

Callejeamos un poco por la zona y cuando menos lo esperamos empieza un espectáculo de fuegos artificiales, ¡esto si que no lo esperábamos! Disfrutamos como niños del show con el Puente de Carlos y el Castillo como telón de fondo.
Tras casi 20 minutos de fuegos artificiales, volvemos al hotel dando un agradable paseo por las calles del casco antiguo. Hoy, sin duda, ha sido un bonito día 🙂 Mañana continuaremos descubriendo esta increíble ciudad…