14/06/2015 (día 3): recorremos el barrio judío de Praga, subimos a la torre Petřín y disfrutamos de sus vistas, conocemos rincones con encanto en Kampa y recorremos la calle más estrecha del mundo.
Nuevo día en la histórica ciudad de Praga y hoy vamos a conocer el barrio judío. Nos levantamos sobre las 9h y tras tomar el desayuno incluido en el alojamiento, salimos caminando hasta Josefov.
El barrio judío se originó tras la unión de las dos comunidades judías que había en Praga en la Edad Media. Una se encontraba alrededor de la Sinagoga Staronová (Vieja-Nueva) y la otra en la Española. Como ocurrió en otras ciudades, a partir del siglo XVI y debido a las acusaciones de los cristianos, se comenzó con la discriminación de este grupo considerándolo un gueto. Finalmente y tras muchos sufrimientos, en 1850 se integró como un barrio más de la ciudad.
A finales del siglo XIX las autoridades reformaron totalmente la zona conservando solamente las sinagogas, el cementerio y el ayuntamiento. A todo este conjunto monumental se lo conoce hoy como el Museo Judío de Praga. Entramos gratuitamente a las Sinagogas y al Cementerio con la Prague Card, excepto en la Sinagoga Antigua (entrada a parte de 200CZK). Compramos esta entrada y una audio-guía (180CZK).
Comenzamos visitando la Sinagoga Vieja-Nueva. Construida en 1270, está considerada como la más antigua de Europa en funcionamiento. Fue reconstruida en 1694.
A la entrada al edificio a mi marido le ofrecen una kipá para cubrirse la cabeza. A la salida nos indican que la guardemos para acceder al resto de edificios del Museo Judío. En su interior encontramos textos hebreos y dibujos de niños cautivos en el campo de concentración de Terezín. Aquí podemos observar claramente la separación del edificio por sexos para las ceremonias.
En el Ayuntamiento del barrio judío situado frente a esta sinagoga, encontramos dos relojes. Uno de ellos de estilo tradicional marca las horas con números romanos y el otro, muestra los números en hebreo y sus manecillas giran en sentido contrario por lo que da la «hora al revés».
Caminamos hasta la cercana Sinagoga Pinkas que marca la entrada al Cementerio. Fundada en 1479 es una de las más relevantes de la ciudad. En sus paredes encontramos inscritos los nombres de los 77.297 judíos checoslovacos asesinados por los nazis durante el holocausto. Terrible. Sin palabras.
Accedemos al patio interior de la Sinagoga que conforma el Cementerio Judío de la ciudad. Este lugar fue el único terreno que durante más de 300 años se permitía enterrar a los judíos. La primera lápida data de 1439. El terreno era escaso para albergar a todas las personas que fallecían, por lo que amontonaban las lápidas unas sobre otras llegando a alcanzar hasta más de 10 filas. Actualmente se puede apreciar su carácter y forma originales por lo que hace del lugar una de las visitas más interesantes que hemos hecho por Europa a pesar de estar en un lugar de sepultura. A día de hoy, hay más de 12.000 lápidas, por lo que estiman que debe haber unas 100.000 personas enterradas aquí.
Tras un buen rato recorriendo el Cementerio, salimos por la puerta trasera que da a la pequeña Sinagoga Klausen y a la sede de la hermandad del cementerio.
Caminamos hasta la Sinagoga Española. Construida en 1868 adquiere el nombre de «La Española» debido a su decoración morisca, con un aspecto similar a La Alhambra de Granada o a la Sinagoga de Budapest. Aunque el exterior no dice mucho, el interior del edificio es realmente bonito.
Nos llama muchísimo la atención encontrar un bonito órgano junto a lo que sería el altar principal. Y vemos que muchos bancos están rotulados con el nombre de la familia que los ocupa.
Continuamos hacia la Sinagoga Alta, edificada en el siglo XVI y financiada por Mordechai Maisel. Cuenta con dos plantas: en la superior alberga una colección de telas, cortinas y objetos de plata, mientras que en la planta baja hay una pequeña tienda de recuerdos.
Proseguimos el recorrido visitando la Sinagoga Maisel que data de finales del siglo XVI. La sinagoga sufrió un grave incendio en 1689, siendo posteriormente reconstruida con estilo barroco, y remodelada a finales del siglo XIX en estilo neo gótico. Albergar una bonita exposición con objetos judíos, libros, objetos decorativos, telas, orfebrería, etc.
Nos acercamos al río Moldava e intentamos coger un barco para dar un paseo por el río y ver la ciudad desde otra perspectiva pero son las 12.15h y hasta 13h no sale el siguiente. Decidimos irnos un rato al hotel a descansar y sobre las 14h nos dirigimos al Centro Comercial Palladium a comer. No sabemos muy bien porqué, pero estamos realmente agotados hoy… Nos decidimos por un restaurante de comida típica en el que pedimos un plato de goulash y otro de pollo empanado con patatas, con un refresco y una cerveza (525 CZK). Comemos de maravilla, lástima que no recuerdo el nombre del local.
Con las pilas recargadas, cogemos el tranvía nº5 hasta Malostranke Namesti, y allí el 20 hasta Újezd, dónde hacemos transbordo al Funicular de Petřín (incluido en la Prague Card). Hace una parada intermedia en la que hay varios restaurantes, pero nosotros seguimos hasta lo más alto del Monte Petřín, a 138 metros sobre la ciudad de Praga.
Damos un corto paseo hasta la Torre Petřín. Construida en 1891 para la Exposición Nacional de Praga, tiene una cierta similitud con la Torre Eiffel. La entrada también está incluida en la Prague Card. Se puede subir andando hasta la terraza superior a 51 metros de altura o bien pagar 60CZK por persona para coger el ascensor. Nosotros nos decantamos por la segunda opción, hace un calor terrible como para andar subiendo los varios pisos de altura que tiene la torre. El ascensor tiene unas compuertas metálicas que le da aire de búnker…
Desde arriba tenemos unas vistas fabulosas sobre la ciudad, a 200 metros de altura sobre el río Moldava. Pasamos un buen rato aquí arriba contemplándolas. Esta ciudad tiene una vista panorámica realmente chula, y de nuevo, podemos ver el siempre abarrotado Puente de Carlos y el Castillo con la Catedral de San Vito que visitamos ayer.
La bajada la hacemos por las escaleras, lo que nos permite seguir disfrutando de las vistas tan bonitas de la ciudad, así como de los jardines de Petřín.
Una vez abajo queríamos entrar al Laberinto de los Espejos, otro resquicio de la Exposición de Praga de 1891 pero hay una cola tremenda y pasamos de largo. Nos compramos unos helados (85 CZK los dos) y nos los tomamos sentados en un banco a la sombra en el parque. Se está bien a gusto aquí arriba, vemos a varias familias con sus peques y a jóvenes echando la tarde. El Monte cuenta con un parque inmenso y está muy bien cuidado.
Tras un ratito de esparcimiento aquí, volvemos al Funicular y una vez en Újezd de nuevo, cogemos el tranvía 12 hasta la Plaza de la Ciudad Nueva. Callejeamos hasta el Puente de Carlos que volvemos a cruzar. Esta vez con menos prisas que ayer…
Tras cruzarlo, a pocos metros encontramos la calle más estrecha del mundo. Es tan estrecha que hasta tiene un semáforo para indicar la preferencia de paso. Es imposible cruzarse con nadie aquí. La encontraréis en el nº24 de la calle U Luzického Seminare.
Tras pasar por ella, caminamos hasta la Isla de Kampa. Para llegar a ella, debemos caminar bajo el Puente de Carlos y coger las callejuelas que salen de aquí hacia el río.
Situada entre el río Moldava y el riachuelo Čertovka, un brazo del Moldava cuya traducción podría ser «río del Diablo». La leyenda dice que el nombre del río proviene de una malhumorada lavandera que blanqueaba la ropa en este río. Desde aquí, hay unas bonitas vistas del río. Encontramos unos bancos con buenas vistas, nos sentamos un ratito a descansar y disfrutar del lugar.
Después, seguimos recorriendo la pequeña isla hasta llegar al Muro de John Lennon. Importante durante la protesta pacífica contra el régimen comunista en el que escribían frases de protesta. Actualmente está repleto de grafitis.
Y junto a él, encontramos un puente repleto de candados y el Molino del Gran Prior, con una rueda de 8 metros que data de la Edad Media.
Seguimos callejeando por calles y algún canal con mucho encanto. Es como estar en un bonito pueblo en medio de una gran ciudad. Aquí se respira otro aire y en parte nos recuerda al barrio de Gràcia de Barcelona 😛
Callejeando encontramos una parada del tranvía nº20 que nos deja en Malostranke, dónde hacemos transbordo al 5 hasta Republiky. Y de allí caminamos hasta el hotel. Nos cogemos un par de cafés en la máquina gratuita que hay en la recepción y nos los subimos a la habitación. Descansamos hasta la hora de cenar que volvemos al CC Palladium. Esta vez nos decantamos por el Old Town Restaurant en el que comemos un par de pizzas con unas cervezas la mar de buenas (350CZK).
Tras la cena volvemos al hotel ya que toca hacer maletas, mañana es nuestro último día en la ciudad. Ha sido un día agotador entre la caminata y el calor que hace a pesar de estar solo en junio, pero hemos disfrutado muchísimo de los rincones que esconde esta ciudad.