19/01/2019 (día 2): descubrimos el legado de los Habsbourg en Viena. Visitamos el Palacio Hofburg, el Museo de Sisi, la Biblioteca Nacional Austríaca, el Statdpark, la Sinagoga de Viena y nos deleitamos con su gastronomía…
Nos levantamos sobre las 8,30h y bajamos a desayunar a Henry, el supermercado que tenemos delante del hotel dónde también hay una pequeña cafetería. Tomamos un par de capuccino y unos muffin (9€). Hoy vamos a conocer el legado de los Habsbourg en Viena. El plan es visitar el Palacio Hofburg, el Museo de Sisi, la Biblioteca Nacional Austríaca y el Statdpark.
Caminamos menos de 10 minutos hasta el Palacio Hofburg. Se trata del palacio más grande y antiguo de Viena. La antigua residencia oficial de los Habsburgo durante más de 6 siglos y ahora, del presidente de Austria.
Este enorme conjunto arquitectónico alberga los antiguos aposentos imperiales de la Casa de Austria, varios museos, una capilla y una iglesia, y la Biblioteca Nacional Austríaca. Además de la Escuela de Invierno de Equitación y el despacho del Presidente de Austria. Así que nos preparamos para un buen rato de visita 🙂
Accedemos a través de la imponente puerta principal y compramos las entradas en taquilla. Nos decantamos por la visita al Museo de Sisi, los Apartamentos Imperiales con audio guía para los dos y la Biblioteca Nacional (27€ todo con la Vienna Card).
Dentro del Museo y de los Apartamentos imperiales no se pueden hacer fotos, una pena porque todo es realmente impresionante… Comenzamos por la exposición de la Platería de la Corte. Esta exposición muestra todos los objetos de plata que fueron propiedad de la corte de los Habsbourg y que con el fin de la monarquía, pasaron a ser propiedad de la República de Austria.
A lo largo del recorrido, no solo vemos objetos de plata si no que también encontramos bonitas porcelanas, mantelerías, utensilios de cocina y cristalerías de lo más refinadas. Realmente te das cuenta de la ostentosidad del imperio austrohúngaro.
Después accedemos a la zona del Palacio que alberga el Museo de Sisi. Aquí conocemos la historia de la emperatriz más cinematográfica y podemos conocer un poco más de cómo fue su vida. Ya conocíamos algo de ella ya que pasó largas temporadas en Budapest y pudimos visitar algunos edificios emblemáticos en nuestro viaje en 2017 a la capital húngara, pero ahora entramos mucho más en detalle.
Podréis conocer relatos sobre su rebeldía ante la vida en la corte, su obsesión por la belleza y su extrema delgadez. Y el estado de depresión en el que se encontraba sumida al aborrecer el mundo ostentoso que la rodeaba… La emperatriz, en un intento de huida de los demás y de sí misma, viajó por todo el mundo hasta que en 1898 fue asesinada en Ginebra. En la exposición se muestran múltiples objetos de Sisi, como vestidos, retratos y muchas otras pertenencias. Es un lugar de lo más curioso, mi suegra estaría encantada de estar aquí 🙂
Tras recorrer esta parte del palacio, pasamos a los Apartamentos Imperiales. Durante el recorrido se visitan 19 habitaciones de la que fue la residencia de los Habsbourg durante más de 600 años. La dinastía de los Habsbourg también conocida como la casa de los Austria, fueron una de las grandes familias de la aristocracia europea. Dominaron buena parte de la Europa Central desde 1291 hasta 1918.
En la visita recorremos estancias oficiales, así como habitaciones y salones privados en los que vivieron los grandes emperadores del imperio austríaco. Todas las habitaciones conservan la decoración y muebles de la corte, dejando nuevamente testimonio del esplendor de su monarquía y la ostentosidad de su riqueza.
Tras la visita, salimos de nuevo al frío de la calle. Tenemos que bordear el edificio para llegar al siguiente punto, pero antes decidimos hacer una parada en el Café Central que tenemos a pocos pasos, para probar algún dulce vienés 🙂
Este famoso café situado en el nª14 de la calle Herrengasse, abrió sus puertas en 1860. Hacia finales del S. XIX se convirtió en un lugar de renombre dónde se reunían las grandes personalidades de la ciudad, entre ellos Sigmund Freud. En la actualidad se conoce como el Palais Ferstel. Fue cerrado durante la II Guerra Mundial y reabrió sus puertas en 1975 tras una restauración que recuperaba el ambiente de sus inicios.
Esperamos unos minutos a que nos den mesa, y pedimos un café vienés, un té y una Apfelstrudel. Todo delicioso por unos 12€. No es barato, pero el sitio lo vale.
Tras el parón, nos volvemos a abrigar bien y salimos al frío de Viena en enero. Esta ciudad es realmente elegante y da gusto pasear por sus calles…
De camino al siguiente punto del día, pasamos de nuevo frente a la imponente Ópera.
Vemos los jardines del Palacio Hofburg. Al estar en invierno no lucen tan bonitos como deben hacerlo en primavera pero aún así, nos gusta verlos.
Nos cuesta un poco encontrar el siguiente punto porque no está demasiado bien indicado, pero finalmente damos con él. Vamos a visitar la Biblioteca Nacional de Austria, ¡menuda pasada de lugar!
Esta biblioteca de estilo barroco fue construida en el S. XVIII a petición de emperador Carlos VI como Biblioteca de la Corte. Contiene más de 8 millones de documentos entre libros antiguos, mapas y papiros de la Casa de los Habsbourg, y está considerada como una de las más bonitas del mundo.
Lo más impresionante del lugar es la Sala Imperial. Una imponente estancia rodeada de altas estanterías de madera llenas de libros, estatuas de mármol, frescos impresionantes en el techo, pinturas y antiguos globos terráqueos.
Las enormes estanterías conservan más de 200.000 libros impresos entre los años 1500 y 1850. Entre ellos, la colección de 15.000 volúmenes del Príncipe Eugenio de Saboya. Así como libros procedentes de bibliotecas monásticas que fueron cerradas durante las reformas religiosas de José II.
Y no solo son los libros que se ven… tras las grandes estanterías se esconden salas que albergan más libros y documentos. Vemos algunas «puertas» abiertas a modo de pasadizo secreto 🙂
La sala está repleta de arte en todas sus formas, y otra de las cosas que más impresiona es el gran fresco que hay en el techo de la cúpula central. Simplemente impresionante.
Aunque visitamos la Biblioteca Nacional de Praga, esta es mil veces mejor. Realmente es un lugar increíble y comprendemos estando entre sus muros, porqué está considerada como la Biblioteca más bonita del mundo. Las fotos no hacen honor a la belleza del lugar…
El siguiente punto de la ruta de hoy, es el Stadtpark. Antes de adentrarnos en el parque más importante de la ciudad, buscamos un sitio donde comer. Nos cuesta un poco porque todos los restaurantes de la zona son muy caros, ¡mínimo 30€ el menú por persona! Finalmente, nos decantamos por un italiano en el que comemos dos wiener schnitzel buenísimos y dos cervezas (44 €).
Con las pilas un poco más cargadas nos dirigimos al parque. El Stadtpark fue abierto en 1862 en el centro de Viena como un lugar perfecto rodeado de naturaleza para desconectar de la ciudad. Tiene una extensión de 65.000m² divididos por la mitad por el río Wien.
Con una gran diversidad de plantas y árboles está construido con un estilo inglés, repleto de estanques, puentes y diversos senderos. Además tiene repartidas varias esculturas de artistas vieneses famosos.
Hace un frío que pela, hoy estamos a -6ºC desde que salimos del hotel esta mañana y el cielo está algo encapotado, por lo que no apetece mucho estar a la intemperie.. Decidimos ver el parque en diagonal hasta llegar a la estatua más famosa del Stadtpark: el monumento a Johann Strauss. Una estatua de bronce dorada inaugurada en 1921 como homenaje al importante compositor austríaco, conocido especialmente por sus valses.
Vemos a lo lejos uno de los edificios más importantes del Stadtpark, el Kursalon. Inaugurado en 1867 para la realización de tratamientos hidroterapéuticos, pero que desde 1868 es un renombrado lugar en el que se celebran importantes conciertos y bailes. No nos detenemos a contemplarlo, ya os digo que hace un frío que pela… De hecho, aunque tenemos el hotel a unos 10 minutos a pie, hace tanto frío que decidimos coger el metro incluido en la Vienna Card en la parada de metro que hay junto al parque. Tras 2 paradas, llegamos a Stephanplatz, y de ahí caminamos 3 minutos hasta llegar al hotel. Necesitamos descansar un poco y sobretodo entrar en calor.
Sobre las 18h, con las pilas más cargadas salimos a comprar algo para cenar. De nuevo entramos en Henry dónde compramos sushi, un par de boles de fruta y bebida (26 €). Lo dejamos en la nevera de la habitación y salimos bien abrigados a ver un poco más de la ciudad iluminada en la noche. Estando al lado, es imposible no acercarse a la Catedral para verla iluminada. Si de día es bonita, de noche iluminada todavía lo es más.
Callejeamos por el barrio judío que hay cerca de la Catedral y nos topamos con la Sinagoga Stadttempel, situada en Seitenstettengasse. Fue construida en 1826 oculta a la vista de la calle en medio de un bloque de viviendas. Se construyó así debido a un decreto del emperador José II que sólo permitía a los católicos construir lugares de culto cuyas fachadas dieran directamente a la calle. La verdad es que sorprende como a día de hoy, y siendo la sinagoga principal de Viena, no hay indicaciones de ningún tipo y casi que nos la encontramos por causalidad.
Nos acercamos a un ramal del río Danubio que pasa muy cerca de aquí pensando que habría más vidilla porque en Google Maps aparecían varios restaurantes y tiendas. Pero la verdad es que la zona está bastante apagada.
Como tenemos muchísimo frío y la temperatura ha bajado respecto a esta tarde, decidimos volver al hotel y seguir con las visitas mañana. Regresamos al hotel a paso ligero y cenamos lo comprado en la habitación. Una buena ducha para entrar en calor y a dormir. Mañana seguiremos descubriendo esta elegante ciudad que ya nos tiene cautivados.