29/05/2011 (día 14): buscamos a los cosplays de Yoyogi, recorremos las calles de Shibuya bajo la lluvia y quedada para cenar truncada por el aguacero en Ikebukuro…
Hoy es domingo, se aprecia el cansancio de dos semanas sin parar y llueve a cántaros . Según las noticias, aunque no es lo más habitual por las fechas, un tifón ha llegado a Tokyo. Así que nos decantamos por no madrugar demasiado y dar un paseo con calma por Shibuya para ver bien el barrio e ir a conocer el Yoyogui Park. Esta noche además, haremos planes en Ikebukuro, barrio que todavía no conocemos.
Desayunamos las tortitas y el zumo natural de rigor en el bar del hotel y de nuevo nos ponemos en marcha.
Vamos hacia la estación JR Shibuya, ya que será nuestro punto de partida, y buscamos la estatua del perro Hachiko. ¿Conocéis la bonita historia? Hachiko, era el perro de un profesor de universidad de Tokyo que acompañaba a su dueño hasta la estación de Shibuya todos los días dónde cogía un tren para ir a trabajar. El perro lo esperaba allí hasta que el profesor regresaba del trabajo y juntos volvían a casa. Pero un día, el profesor murió de forma inesperada y no regresó. El perro fiel a su costumbre y a su dueño, siguió yendo a todos los días a la estación de Shibuya hasta su fallecimiento, a esperar a que su dueño regresara para volver con él a casa.
Es una bonita historia que demuestra la fidelidad de los perros hacia sus amos y que conmovió a muchísima gente del barrio por lo que al fallecer Hachiko le construyeron una estatua conmemorativa a las puertas de la estación. Además, y esto ya me parece friki de nivel, puedes visitar la momia de Hachiko en el Museo de la Ciencia y de la Naturaleza de Tokyo.
Tras rebuscar un poco entre la gente, damos con ella.
Seguimos caminando por las ajetreadas calles de Shibuya y entramos en unos cuantos centros comerciales. Decidimos que hoy compraremos parte de los regalitos para los nuestros aprovechando el día de tranquis. Es una pasada entrar en sus centros comerciales, ¡son todos inmensos! Hasta la tienda que parece más pequeña resulta ser un verdadero centro de 5 plantas. Y además, me encantan las cosas que venden. ¡Me lo llevaría todo! Compramos algunos regalos y también cosillas para nosotros. El resto de souvenirs los compraremos el último día en Tokyo.
Casi sin darnos cuenta, llegamos al Estadio Nacional de Yoyogi. En él hacen desde conciertos y espectáculos hasta competiciones importantes de artes marciales o de patinaje sobre hielo. Hoy deben celebrar algo importante porque hay una cola enorme para entrar y es imposible acceder a él sin la entrada, así que nos conformamos con verlo por fuera.
¡Me encantan los paraguas transparentes! Todo el mundo aquí los lleva y me parecen chulísimos, lástima que no me caben en la maleta para llevarme uno. Pero para el próximo viaje buscaré el modo de traerme uno 😛
Seguimos el paseo bajo la lluvia hacia el Parque de Yoyogi. Éste es el mayor parque de Tokyo y es costumbre que los domingos vaya la gente disfrazada de sus personajes de manga o animación favoritos y se concentren varios grupos de jóvenes, y no tan jóvenes… son los conocidos cosplayers tokyotas. Pero como diluvia, ¡los únicos frikis en el parque somos nosotros dos! Eso, o no sabemos encontrarlos porqué el parque es enorme. Éste será otro tema pendiente para el próximo viaje.
Nos quedamos alucinando con el parque. Como os decía es súper grande, y tiene unos bonitos lagos, puentes, jardines… con un verdor tan espectacular por la lluvia que cae hoy. ¿Os he dicho ya que adoro los parques japoneses?
En una zona del parque hay un mercadillo de antigüedades y de productos ecológicos. Nos compramos unas galletas riquísimas para matar el gusanillo con un té calentito, que hoy realmente apetece.
De vuelta hacia Shibuya, vemos una Apple Store enorme, una tienda Disney impresionante, una iglesia cristiana que nos sorprende porqué no habíamos visto ninguna aún por aquí.
Vamos caminando de nuevo hacia la JR Shibuya y decidimos comer cerca del hotel porqué diluvia y vamos mojados hasta las trancas a pesar de llevar paraguas y chubasquero. Entramos en un restaurante de tempuras de uno de los centros comerciales y tras una comida deliciosa, volvemos al hotel a secarnos.
Al llegar al hotel, vemos que la pareja con la que compartimos el inicio del viaje, nos han enviado un mensaje por Facebook para quedar esta noche para cenar juntos ya que ellos también están en Tokyo. Quedamos a las 19,30h en Ikebukuro, en una salida determinada porque la estación es enorme.
Pasamos la tarde de perreo y preparando las maletas. Mañana cambiamos de zona y hemos decidido llevarnos solo las mochilas y enviar las maletas al último hotel de Tokyo para evitar ir cargados en los tres mil transportes que cogeremos. El siguiente destino que nos espera es Hakone, y allí nos espera el caprichazo del viaje, pero no adelanto acontecimientos.
Cuando se acerca la hora de la quedada, nos arreglamos y cogemos la JR Yamanote hacia Ikebukuro. Llueve un montón y las calles tienen ya ¡medio palmo de agua! Esperamos más de 45 minutos en el lugar acordado y nos empapamos de arriba a abajo pero la otra pareja no aparece y no podemos contactar con ellos porque sus móviles no funcionaban en Japón. Al final, cansados, decidimos buscar un sitio para cenar antes de que se haga demasiado tarde (en Japón siguen horario europeo para las comidas). Nos decantamos por un restaurante italiano que tiene muy buena pinta a pocos metros de la JR Ikebukuro.
En el restaurante hay bastante jaleo, algo raro en Japón. Un grupo de adolescentes celebran algo y menudo jolgorio tienen montado 🙂 Antes de irnos, voy al lavabo y al pasar por delante suyo me llaman para que me gire hacia ellos. Pero que no se esperaban que me acercara a ellos y les saludara en inglés, y tendríais que haber visto su cara de corte total 😀 Pero ellos me dejan más alucinada a mi cuando me preguntan ¡si soy un manga porque tengo los ojos muy grandes! Yo me parto y las chicas me miran mal, se deben pensar que me los quiero ligar o algo… ¡pero podrían ser mi hermano pequeño!
Me voy al lavabo y al volver se lo explico a mi marido que se parte de risa. Al irnos, los chicos me vuelven a llamar y mi chico en broma les dice en inglés, “¡eh, cortaros que es mi chica!”, con lo se quedan súper cortados y esta vez son las chicas las que se ríen 😀
Los camareros que se han dado cuenta del cachondeo que se traen y se parten de risa cuando vamos a pagar. Está claro que el pavo en la adolescencia es universal :p
Al salir vemos que aún llueve con más fuerza y ahora ya hay casi dos palmos de agua en el suelo. Llueve con tanta fuerza que ya no sirven de nada los paraguas, así que salimos corriendo hacia la estación de tren. Suerte que no nos habíamos alejado demasiado. Cogemos la línea JR Yamanote de vuelta a Shibuya y allí de nuevo, salimos corriendo hasta el hotel.
Estamos un poco preocupados porqué no haya algún problema por ir a Hakone con este tiempo, al ser montañoso no sabemos cómo habrá afectado el tifón allí…
Les mandamos un mensaje a la otra pareja por FB preguntándoles si han tenido algún problema y explicando que tras más de 45 minutos bajo la lluvia esperando y calados hasta las cejas, nos habíamos ido a cenar y que ya quedaríamos otro día si querían. No nos contestaron, así que no sabemos qué ocurrió…
Hablamos con nuestros padres ya que en Hakone no tendremos internet y nos vamos pronto a dormir que mañana nos tocará madrugar bastante. Aunque os aseguro que no nos dolerá sabiendo que nos espera nuestro querido ryokan con onsen privado, ¡ése es nuestro caprichazo para la luna de miel!