11/09/2021 (día 1): regresamos a Menorca en familia justo 1 año después, volamos desde Barcelona y conocemos nuestra casa para los próximos 8 días.
Como os conté en la entrada de los preparativos, no os podéis imaginar la ilusión que tenemos en el cuerpo hoy. Hace justo 1 año de nuestro último viaje y repetimos destino, y es que ¡regresamos a Menorca! Hoy volamos de Barcelona a Maó y tendremos por delante 8 fabulosos días en familia. ¡Al fin!
Dejamos nuestro coche en el parking de AENA en el Aeropuerto de Barcelona – El Prat – Josep Tarradellas. Contratamos hace unos días la estancia ya que nos salía mejor de precio que un taxi ida y vuelta. Así que aparcamos, cogemos el equipaje y el carrito del peque, y nos dirigimos hacia los mostradores de facturación. Dudábamos sobre si coger el carrito o sólo el porteo, pero al final nos decidimos a llevar ambos. En este viaje el peque aún no tiene los 2 años y aunque camina bastante, todavía se cansa y hay que llevarlo. Nos es muy cómodo el porteo, pero para los días que visitemos ciudades y el aeropuerto, nos será más cómodo llevar también el carrito.
De nuevo viajamos con Vueling y nos sorprende encontrarnos con máquinas para la facturación self-service en el aeropuerto. Por lo visto las pusieron por el Covid pero debo decir que a mi me parece más eficaz. En menos de 5 minutos hemos facturado las 2 maletas y nos hemos quedado sólo con la mochila con las cosas del peque, el porteo y el carrito.
Si algo bueno tiene este aeropuerto, es que cuenta con un control de seguridad específico para las familias con peques. Aquí es todo más «relajado» y están acostumbrados a los productos que se suelen llevar para los más pequeños de la casa en la mochila. También tienen más paciencia mientras colocas todo lo que llevas en la cinta del escáner 😛 Lo pasamos sin problemas y pasamos a la zona de embarque.
Nuestro vuelo no sale hasta las 17,25h así que nos tomamos un café y aprovechamos para darle algo de merienda al peque antes de embarcar. Tanto el embarque como la salida del vuelo son puntuales y llegamos a Menorca con 20 minutos de antelación. Lo cuál agradecemos.
El vuelo transcurre tranquilo a la vez que entretenido. El peque es un bichito curiosón y es incapaz de dormirse en el avión a pesar de que tiene un sueño tremendo. Pero conseguimos entretenerlo con juegos y cuentos varios hasta la llegada. Por suerte, es un vuelo muy corto de menos de 1h.
Nos encantan las vistas desde el avión sobrevolando las Islas Baleares. Primeros vislumbramos la costa de Mallorca en la aproximación.
Y ahora sí, llegamos a Menorca y nosotros no podemos evitar recordar esas playas tan alucinantes que tiene la isla, y el contraste con el interior. Nos hace mucha ilusión estar aquí de nuevo. No podemos dejar de repetirlo 🙂
Para entrar a las Islas Baleares y debido a la situación de pandemia por el Covid nos piden que mostremos un documento de auto-responsabilidad en la que certificas que no estás con el Covid. Además del pasaporte Covid de la UE que acredite que estamos correctamente vacunados. Este formulario lo hice anoche en casa y ya venimos preparados. Los documentos se pueden mostrar directamente en el móvil en la zona de recogida de equipajes.
Afortunadamente, hacemos el trámite muy rápido y las maletas salen pronto y en perfecto estado. Salimos hacia la terminal y nos dirigimos a la oficina de AGC MenorcaCar. Tenemos contratado un coche de alquiler para los 8 días con recogida y entrega en el mismo aeropuerto. Esta vez nos toca un Nissan de color blanco la mar de mono. Y ya encontramos colocada la silla del peque a contramarcha como pedimos al hacer la reserva.
Ahora si, colocamos el equipaje en el maletero y nos dirigimos a la casa. Como os conté en los preparativos, contactamos con los dueños del apartamento de Es Grau en el que estuvimos el año pasado. Aquél lo tenían ocupado, pero como favor, nos ofrecieron quedarnos en una casa adosada junto a la suya en Sant Lluís. Está muy cerca del aeropuerto ya que queda a medio camino entre St Lluís y Maó. En menos de 15 minutos estamos allí. Y cuando llegamos, ¡alucinamos!
Se trata de una finca preciosa y súper grande, con la típica piedra seca menorquina rodeándola. Hay una casa enorme dónde viven ellos, y separado por una valla con su propio acceso, está la casita de invitados en la que nos alojaremos. Está hecha de piedra seca, lo que nos alucina un montón. ¡No puede haber nada más típico menorquín que eso! Cuenta con un precioso jardín seco privado, de uso exclusivo para nosotros. Con mesas, tumbonas, hamaca y una ducha exterior para refrescarse.

Y con el interior aún alucinamos más. ¡Es aún más bonita que en las fotos que nos enviaron! También tiene una pared en el comedor de piedra seca que es alucinante.
Y aunque el espacio es pequeño, es luminoso, decorado con gusto y muy funcional. Estamos seguros de que estaremos genial aquí. Y lo mejor, es la privacidad y el espacio para que el peque corra libre.
Pasamos un rato de charla con los anfitriones mientras nos enseñan la casa mientras recordamos nuestra visita del año pasado. Los dueños están buscando peque, así que os podéis imaginar cómo se les cae la baba con el nuestro… y como a él le encanta curiosear, lo llevan a ver los animales que tienen en la finca. Gallinas, gatos, tortugas y perros en libertad. Y unos preciosos loros en una jaula más grande que mi salón. El peque alucina y nos vemos negros para meterlo en casa 😛
Sin darnos cuenta se ha hecho súper tarde. Así que mientras cena una crema que traía para él ya preparada y lo ducho, mi marido se acerca al supermercado en Maó. Para cuando vuelve mi marido, el peque ya duerme. ¡Estaba rendido! Colocamos la compra, nos duchamos y nos vamos a dormir nosotros también. Estamos agotados, pero muy felices de estar aquí de vuelta con el peque. Mañana esperamos poder comenzar con nuestra aventura menorquina 2 😉