17/09/2017 (día 5): nos despedimos la ciudad visitando entre aglomeraciones y bajo un sol abrasador el Palacio de Verano de Beijing
Nos levantamos a las 8,30 y como cada día, bajamos a desayunar al Starbucks que tenemos frente al hotel (104¥). Hoy es nuestro último día completo en la capital china. Mañana por la tarde cambiaremos de ciudad, así que aprovecharemos para ver otro de los top, o eso dicen… el Palacio de Verano de Beijing.
Con las pilas cargadas nos ponemos en marcha. Bajamos al metro y tras dos trasbordos y una hora y cuarto de trayecto (5¥), llegamos a la parada Beigonmen de la línea 4. Salimos a la calle y seguimos a las masas hasta la entrada principal del Palacio de Verano. Hacemos una buena cola para comprar las entradas (60¥ pp) y aquí ya vemos claras dos cosas:
1) medio Beijing debe estar aquí hoy y,
2) hace un calor terrible y nosotros nos hemos dejado las gorras en el hotel…
Accedemos al recinto tras pasar el control de seguridad (los chinos ponen controles de seguridad en todas partes), y entre la muchedumbre nos encaminamos hacia el interior del parque.
Situado a unos 12 km del centro de Pekín y considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son los antiguos jardines reales. Construidos en 1750 por el Emperador Qianlong, con una extensión de casi 300 hectáreas a orillas del lago artificial Kunming.
Echamos unas fotos de la calle comercial Suzhou desde el puente de acceso al recinto. Esta pequeña callejuela construida a orillas de un canal, es de lo más pintoresco y por un momento pensamos que estamos en Port Aventura 😛
Seguimos recorriendo el sendero que sale a la derecha de la puerta que marca la entrada del palacio y que sube hasta lo alto de la colina de la longevidad dónde se encuentra la torre de la fragancia de Buda.
La mayor edificación del parque, y desde la que hay unas bonitas vistas de esta zona de la ciudad. Ahora, paciencia para subir porque los chinos son muy de la costumbre de «tonto el último«… La otra opción para llegar a lo más alto de la colina es subir una escalinata interminable y muy empinada, pero preferimos rodearla, la verdad.
Bajamos en dirección al lago Kunming por un camino entre la vegetación. Aquí se está muy a gusto ya que corre una brisa que nos sofoca del calor que hace ya, a pesar de ser solo las 11,30h de la mañana.
Llegamos a la Gran Galería, un corredor cubierto que recorre 728 metros del Palacio de Verano. Formado por vigas de madera decoradas con más de 14.000 pinturas hechas a mano que muestran escenas de la historia y la mitología china. Realmente hermoso.
Caminamos a través de la columnata del corredor hasta llegar frente al barco de mármol, también conocido como el barco de la claridad y el confort. Esta zona del parque está aún más masificada, lo que hace realmente difícil sacar una foto sin que aparezca algún local en ella.
Nos compramos una bebida isotónica que nos tomamos en un banquito a la sombra junto al corredor (10¥). Vemos que aquí hay una parada de barcas que llevan hasta la isla del Lago Sur del Parque (20¥ pp).
Decidimos coger una para ahorrar un poco de caminata y poder ver las vistas desde el agua. Y resulta ser ¡todo un acierto!
Disfrutamos de la vista de los múltiples puentes y subtemplos que hay junto al lago Kunming. Y de las vistas hacia la Torre de la Fragancia de Buda y el templo budista del Mar de la Sabiduría.
Llegamos a la isla de Nanhus. Desembarcamos y recorremos esta pequeña isla. Aprovechamos para hacer «parada en boxes».
Caminamos hasta el Puente de los Diecisiete Arcos, de 150m de longitud y uno de los símbolos del Palacio de Verano. Fue construido para unir el parque del Palacio con la isla.
Aquí una chica nos pide hacerse una foto con nosotros y accedemos. Pero luego salimos por patas no sea que se empiecen a animar más chinos… como nos pasó en alguna ocasión en Indonesia. La verdad es que en algunas zonas de la ciudad, nos hemos sentido observados. Se nota que no están muy acostumbrados a recibir turismo occidental, y menos que vaya por libre como nosotros.
Cruzamos el puente de mármol y volvemos a encontrarnos en los jardines del Palacio de Verano.
Entramos en algún edificio de esta zona del parque. Algunos contienen exposiciones de arte y porcelana china. Y en otros, podemos disfrutar de sus jardines, algo menos concurridos que el resto del recinto.
Vemos también una de las Torres de Vigilancia del recinto, aunque nos tenemos que conformar con verla desde fuera porque no dejan acceder a su interior. Lástima, debe haber una bonita vista hacia el lago y la isla de Nanhus.
Son las 13h y estamos agotados entre las eternas caminatas, el gentío y el calor que hace… Además, no vemos ningún sitio para comer que disponga de mesas libres y no tenemos ganas de comer de pie. Decidimos dar por terminada la visita y volver al metro.
Eso que suena fácil, nos cuesta casi otra hora de caminata bajo el sol. Las distancias aquí son inmensas, de verdad. Y una vez en el metro tenemos otra hora de trayecto con un trasbordo (5¥).
Decidimos bajar en la estación de Wangfujing de la línea 1, y nos dirigimos a la calle comercial. Son casi las 16h y apenas hay ningún restaurante abierto… Entramos en el 1r McDonalds que encontramos (que es tiro fijo) y pedimos un par de menús (58¥), ¡estamos hambrientos! Nos comemos las hamburguesas en un santiamén.
Luego vamos a Li Ning, una tienda en la que venden ropa y calzado deportivo. Mi marido necesita unas bambas después de cargarse las que traía con tanta caminata. Sin mucha dificultad conseguimos nuestro objetivo a un precio similar a Europa.
Estamos realmente agotados por lo que decidimos volver al hotel y descansar un rato. Eso nos lleva otros 20 minutos de paseo 😛 Nos damos una ducha refrescante y ¡caemos fritos!
A las 19h y con pocas ganas por el cansancio, pero con ganas de quitarnos la espinita, volvemos al metro y bajamos en la parada Tian’namen de la línea 1 (3¥). Salimos por la D y tras pasar el control de seguridad nos encontramos con el acceso a la plaza ¡de nuevo cerrado! Deducimos que a pesar de que en todas las guías dice que cierran la plaza a las 22h, deben cerrarla mucho antes. Así que tenemos que conformarnos con verla de nuevo la distancia sin poder llegar a acceder a la plaza más grande del mundo 🙁
Después de barajar opciones de qué hacer, decidimos volver a Wangfujing (metro línea 1, 3¥). Buscamos un restaurante para cenar en alguno de los centros comerciales que hay. Nos decantamos por un japonés, el Blum Blun Blue Cafe en el Centro Comercial APM. Tomamos un par de sets deliciosos compuestos por un plato de tonkatsu, sopa de miso y un bol de arroz (96¥).
Damos una vuelta mirando las tiendas que hay en el centro comercial y luego volvemos al hotel. Dejamos las maletas hechas, como os decía antes, mañana dejamos Beijing. Nos damos una ducha, llamada a los nuestros para ver cómo va todo por casa, y ¡a dormir!
Consejo viajero: La verdad es que a pesar de que todas las guías recomiendan encarecidamente visitar el Palacio de Verano, a nosotros nos pareció un prescindible. Si tienes días de sobras y ganas de caminar unos 15km para ver una pequeña parte del parque, adelante. Si no, no vale la pena darle un día más a Beijing como hicimos nosotros para poder visitarlo 😉