30/09/18 (día 5): quedamos reclutados en el hotel por la llegada del súper tifón Trami
Cuando nos levantamos, miramos la previsión del tiempo y vemos que el tifón Trami viene con cierto retraso y que hasta la tarde/noche no se espera su llegada a Kyoto… la idea inicial era quedarnos en el hotel siguiendo las recomendaciones de la Agencia Meteorológica de Japón.
Pero después de desayunar en la habitación bajamos a la calle y vemos que de momento no pinta tan mal el día. Por ahora solo está nublado, aunque si vemos que los locales se están preparando para la llegada del tifón y que los trenes locales no funcionarán a partir de las 12h (los Shinkansen a Hiroshima y Kyushu ya no operan a esta hora).
Compramos un bono diario de bus (600Y) y tomamos el bus 205 hacia el santuario Shimogamo, pero cuál es nuestra sorpresa ya a bordo, que esta línea es en realidad dos líneas y que cada una sube por una parte de la ciudad, de modo que al Shimogamo tenemos 30 minutos más de lo previsto siguiendo esta ruta…
Así que pensamos comenzar la ruta al revés de lo pensado y empezar por el santuario Kitano Tenmagu que nos queda más cerca con esta línea… A 3 paradas del destino, nos suena el móvil a todos los pasajeros del bus a la vez con una alerta de emergencia de la app Yurekuru Call. La verdad es que impresiona un montón ese momento en que nos suena el móvil a todos y vemos que la gente pone cara de preocupación (a nosotros nos lleva un poco más de tiempo porque primero tenemos que traducir el mensaje).
Cuando descubrimos que el mensaje alerta de la cercanía del tifón y de la evacuación de zonas de montaña en los alrededores de Kyoto… decidimos abortar las visitas de hoy.
Bajamos en la siguiente parada y buscamos otro bus que nos lleve de vuelta a la estación… se está nublando muchísimo por momentos y empieza a levantarse viento. Nos dirijimos a la calle paralela a buscar la parada del bus que nos devuelva a la estación de Kyoto, cuando una señora mayor se nos acerca con cara de preocupación y nos dice «typhoon is coming».
La señora nos advierte que un gran tifón se acerca a la región y que en 30 minutos pararan todos los servicios de bus, metro y tren de la ciudad por lo que nos recomienda volver a nuestro hotel cuánto antes y no salir de allí hasta que el Gobierno indique que es seguro. Si ya pensábamos que lo más sensato era volver al hotel, después del aviso de la mujer estamos más que convencidos. Así que cogemos el primer bus de vuelta a la estación JR dónde se encuentra nuestro hotel.
Una vez en la estación, pasamos por la oficina de JR y aprovechamos que no hay apenas gente para activar nuestros Japan Railway Pass (JRP) para el día 2 y reservamos los primeros billetes de Shinkansen. Nos hace ilusión ver que hay un nuevo modelo de JRP y ¡ya podemos sumar uno más a nuestra colección! 🙂
Vemos muchos buses que se van de la estación fuera de servicio, estan cerrando la JR y los centros comerciales de la estación ya están cerrados… es una estampa de lo más curiosa. Ver esta zona así cuando suele estar abarrotada de gente hace pensar que realmente la cosa es seria.
Pasamos por un kombini y compramos provisiones para hoy y mañana por lo que pueda pasar mientras comprobamos cómo todo el mundo está haciendo lo mismo y cómo ya hay muchos estantes vacíos. Con las manos bien cargadas, volvemos al hotel dónde también nos aconsejan que no salgamos hasta nuevo aviso.
Asumimos que hoy perdemos el día, no nos queda otra que priorizar la seguridad y quedarnos reclutados en el hotel hasta que pase el temporal. Cuando viajas en época de tifones, es algo que has de tener en cuenta y asumir el riesgo si ocurre.
En otros viajes a Asia, nos habían cogido tifones de menor intensidad y tormentas tropicales que no nos habían impedido seguir con las visitas, pero esta vez si y no toca otra que resignarse.
Aprovechamos para lavar ropa en la lavadora/secadora a monedas que hay en el hotel (400Y) y para descansar, leer, comer, ver la tele, charlar, dormir, etc… Tenemos muchas horas por delante y en parte nos sabe menos mal perder un día porque ya es nuestra tercera vez en la ciudad, y conocemos mucho de ella.
Por suerte, no teníamos previstos desplazamientos para hoy ni mañana en tren y al ver las noticias los días previos, ya reajustamos la ruta para no perdernos demasiadas cosas de las que teníamos previstas.
Vamos siguiendo en todo momento las redes sociales, las noticias en la TV local y la web de la Agencia para ver cómo avanza el tifón. Las imágenes que nos llegan son impresionantes. Han cerrado el aeropuerto de Kansai y mañana cerraran los de Narita y Haneda. También han suspendido toda la red de trenes en Honsu, Kyushu y Okinawa, han cerrado escuelas y muchas empresas y toda la actividad portuaria. Impresionante ver un país como éste totalmente parado.
Kansai es una de las regiones por las que pasa el ojo del tifón, por lo que no perdemos el contacto con los nuestros y los vamos tranquilizando con las noticias actualizadas que tenemos. La verdad es que viendo las noticias, tenemos muy claro que no pensamos salir del hotel hasta nuevo aviso.
Nuestra habitación da a un patio interior, es fija (no se puede abrir) y de cristal esmerilado por lo que no vemos lo que ocurre en la calle, así que bajamos en un par de ocasiones a la recepción del hotel para ver el panorama que hay con el tifón, y al menos lo que vemos desde aquí, tampoco parece para tanto…
Ayer llovió mucho más y estuvimos haciendo turismo… Creemos que el gobierno japonés se ha excecidido con las precauciones en esta región, y seguramente sea consecuencia de los grandes desperfectos que provocó el anterior súper tifón que azotó el país hace sólo un par de semanas.
A las 20,30h bajamos a cenar. A estas horas si que llueve de lo lindo y hace un viento fuerte, y ante la situación de alarma que hay, preferimos no arriesgarnos a salir a la calle para cenar. Vemos que el restaurante que hay en el hotel tiene una carta con buen aspecto y precios decentes, y decidimos quedarnos aquí. Pedimos unas edamame y un karaage para compartir, y unos yakisoba para cada uno por 1900Y todo. La verdad es que está delicioso todo 🙂
Echamos un último vistazo a la calle y vemos que las ráfagas de viento van ganando intensidad… Volvemos a la habitación, nos damos una ducha y a dormir, mañana según las predicciones parece que amainará el tiempo y aprovecharemos para madrugar y recuperar «el tiempo perdido» hoy… ¡o eso esperamos!