13/09/2021 (día 3): visitamos la increíble Playa de Cavallería al norte de Menorca, un espectáculo para los sentidos con su agua cristalina y su arena rojiza, y también el Faro con el mismo nombre.
Un nuevo día amanece en Menorca después de toda la noche lloviendo a cántaros. Por la mañana todavía llovizna a ratos y la verdad es que no invita a salir. Hoy queríamos ir al norte de la isla a conocer Playa de Cavallería y su Faro, pero hemos pasado muy mala noche con el peque y estamos agotados. Siempre que viajamos, los primeros 2-3 días está más nervioso de lo habitual por la emoción de tantas cosas «nuevas». Así que la noche todavía ha sido movida… Decidimos quedarnos en la casa durante la mañana a ver si amaina el tiempo, descansar, y por la tarde salir si la lluvia nos permite hacer un poco de playa.
Aprovechamos para pasar tiempo de calidad con el peque. Jugar, leerle cuentos y relajarnos. Y poco a poco, el cielo se va despejando y sale el sol. Ese solecito invita a salir al jardín a jugar, y eso hacemos. El peque se ha hecho amigo de uno de los gatos de los dueños de la casa y de las gallinas, y le encanta salir a jugar con ellos.
Comemos pronto, nos echamos una siesta para recuperarnos y luego cargamos el coche con los bártulos de playa y salimos. La ruta de hoy no es demasiado complicada y en unos 30 minutos llegamos al aparcamiento de Platja de Cavalleria.
El parking es gratuito y está bastante lleno, pero encontramos un hueco no muy lejos del acceso a la playa para dejar el coche de alquiler. Hay que subir por un camino de tierra hasta el Mirador de Platja Cavalleria. Desde allí tenemos una vista genial tanto de la Playa de Cavallería como de Cala Rotja.
Estas bonitas playas vírgenes de arena dorada y rojiza, se convirtió automáticamente en una de nuestras favoritas en Menorca. Aunque no cuenta con servicios, dispone de buenos accesos y parking gratis, y es ideal para ir en familia. Es tranquila y llena de familias con niños y parejas o grupos de amigos que buscan tranquilidad en un entorno increíble.
La pega de esta playa es que está muy expuesta al viendo del norte, la Tramuntana, por lo que tendrás que estar atento a que ese día si sopla, sea viento del sur. Nosotros disfrutamos de una tarde estupenda con la luz del sol ya de bajada, lo que aún le daba un aspecto más rojizo.
Como os decía, desde el mirador puedes acceder a Cala Rotja o a Platja de Cavalleria. En la primera vemos a más jóvenes y el acceso es a través de un camino de tierra.
A la segunda, se accede a través de unas escaleras de madera, y eso hace que esté más llena de familias. Con un peque de año y medio, ya sabéis hacia qué lado tiramos, ¿no? 😛
Bajamos las escaleras y buscamos un hueco para dejar las cosas. La verdad es que la temperatura ha subido bastante, y apetece un buen baño. El agua está estupenda de temperatura, y como en toda la isla es cristalina. Tanto que puedes ver los peces que se te acercan sin necesidad de gafas. El peque alucina al ver a tanto pez a nuestro alrededor y pasamos un rato bien divertido.
Mi marido se queda un rato con el peque, y yo me coloco las gafas y el tubo y me acerco a la zona de rocas que hay junto a la escalera de acceso. Es una pasada la cantidad de peces y corales que puedo ver en esta parte. De hecho veo a alguna familia cogiendo mejillones y cangrejos en esas rocas. Estoy un rato, y luego voy a la toalla con los chicos. Os dejo enlace a un reels en Instagram donde podréis ver de más cerca la playa.
Le doy la merienda al peque mientras mi marido me toma el relevo con las gafas y el tubo. Es lo malo de ir con el peque tan peque, que tenemos que hacer el snorkel por turnos. Aún así, os recomiendo mucho que os llevéis unas gafas y un tubo si vais a Menorca. Y luego jugamos un rato en la arena. El tacto es muy agradable y el peque disfruta de lo lindo.
Tras un buen rato de playa, recogemos los bártulos y subimos de nuevo al mirador. Echamos un último vistazo a a esta increíble playa y volvemos al coche.
Cogemos el coche y tras unos pocos minutos de trayecto, llegamos al Faro de Cavallería. Situado en el punto más septentrional de la isla, continua orientando a los barcos desde su construcción en 1857.
Aparcamos en su parking gratuito junto a una zona de piedra seca y cuevas. El entorno es realmente bonito, y dicen que desde aquí se pueden disfrutar de una de las mejores puesta de sol de la isla. También es posible llegar hasta él de noche. Solo que hay que tener cuidado especialmente de noche, ya que lo rodean unos acantilados de hasta 40m de altura. Nos acercamos al Faro para verlo con más detalle, es realmente bonito. Este es otro de esos lugares que nos quedaron pendientes el año pasado y que sólo pudimos ver de lejos desde Fornells.
El faro es visitable, pero nosotros al ir con el peque no entramos. Os dejo su web con toda la información de los horarios y su historia.
Damos un pequeño paseo para ver la zona que rodea al Far pero no entramos a las cuevas ya que se nos está haciendo tarde. Si tenéis tiempo, al lado del faro se encuentra una pequeña cueva. Es posible adentrarse unos metros en ella para ver la puesta de sol con la Illa des Porros como telón.
Son cerca de las 19h y decidimos poner fin a las visitas. Volvemos al coche y desandamos el camino hasta casa. Viajando con peques te tienes que adaptar al máximo a sus horarios, así que llegamos a punto para una ducha y cenar, antes de que caiga rendido en la cama. A pesar de que las visitas del día han sido escasas, hemos disfrutado del día y de un paisaje impresionante. Muy diferente a las playas y calas del sur de arena blanca.
Una vez se duerme el peque, cenamos relajados nosotros y nos vamos pronto a dormir. Estamos ko pero felices.