13/09/2020 (día 2): comenzamos a recorrer Menorca con el peque conociendo Fornells, su bahía y su Torre, dándonos un buen baño en Cala Tirant y disfrutando de Binibeca.
Nos levantamos a las 7,45h al son del peque. He pasado mala noche por la cantidad de polvo que había en la habitación del apartamento. Por suerte, el peque y mi marido parecían dormir a gusto. Tras desayunar y preparar las cosas, nos ponemos en marcha y conducimos hasta Fornells. La idea hoy es conocer la bonita localidad pesquera de Fornells, disfrutar de un baño en Cala Tirant y recorrer el lugar dónde nos alojamos, Binibeca Vell.

El peque se queda frito al poco de ponernos en marcha. Cruzamos la isla en dirección norte. Menorca tiene una carretera principal de 2 carriles (1 por sentido) que cruza la isla en horizontal, conectando Maó con Ciutadella. Y una serie de carreteras secundarias que unen ésta con los distintos puntos de la isla. A pesar de no ser muy grande en superficie, el tener carreteras de doble sentido hace que los recorridos se alarguen un poco más de lo que estamos acostumbrados en la Península. Tardamos unos 45 minutos en coche en llegar a Fornells.

Este bonito pueblo de pescadores cuenta con un puerto tradicional y una gran bahía de más de 3 kilómetros de longitud. Es conocida por su caldereta de langosta, uno de los platos típicos de Menorca por excelencia. Conseguimos aparcar en una zona dónde no se paga cerca del paseo y caminamos junto al mar hasta el final de la bahía. Las vistas desde aquí son un espectáculo y encontramos un banco dónde sentarnos unos minutos a contemplar. Pero sólo estamos unos minutos porque a pesar de ser pronto aún, ya hace un calor tremendo.
Caminamos unos metros más hasta llegar a la Torre de Fornells, construida por los ingleses a principios del siglo XIX en lo alto de un peñasco.
Subimos hasta lo alto del peñasco para disfrutar de la vista de la Torre desde sus pies. La subidita se hace algo dura sin nada de sombra… Por lo visto la Torre está cerrada al público los domingos, de modo que nos quedamos con ganas de entrar en ella.
Aún así, merece la pena llegar hasta aquí para disfrutar de las bonitas vistas de la costa norte. Tenemos a un lado la gran bahía y el pueblo de Fornells y al otro, el Faro de Cavalleria entre acantilados.
Bajamos de nuevo hacia el paseo haciendo un pequeño alto en la Ermita de Lourdes, excavada en la roca a los pies de la Torre.
La idea era recorrer Fornells hasta hacer tiempo para comer aquí pero hace un calor tremendo, así que cambiamos los planes. Esto es lo mejor de viajar por libre, que puedes hacer y rehacer la ruta tantas veces como quieras según las condiciones climáticas, los gustos o lo que apetezca en cada momento. Decidimos que lo mejor para sobrellevar el calor, es ponernos a remojo. Así que volvemos al coche y nos vamos a buscar una playa dónde hacerlo 🙂
Nos decantamos por la Cala Tirant a 15 minutos en coche de Fornells. Para acceder a ella, hay un camino de tierra que conduce desde la carretera de Fornells. A pesar de no estar asfaltado, se puede hacer bien con un turismo normal si vas despacio. Tienen un parking gratis a pocos metros de la playa y es genial para ir con peques. Las vistas desde aquí prometen.
Cogemos los bártulos y bajamos por una rampa que rodea un pequeño estanque rodeado de vegetación. Escuchamos algunas ranas y hay zonas sin acceso permitido por haber nidos de aves autóctonas. Es de lo más curioso.
La playa como habíamos visto en blogs de viajes es ideal para ir con peques. Arena fina, agua cristalina, poca profundidad y al ser una cala no muy abierta, apenas hay oleaje. Las fotos de la cámara deportiva no le hacen honor… Al otro lado de la cala, podéis ver la parte norte de Fornells con sus casitas blancas 🙂
Pasamos alrededor de una hora bañándonos aquí y cuando el sol empieza a apretar de verdad, recogemos y volvemos al coche. Estamos a más de 32ºC y es mediodía. Con el peque, no queremos estar a estas horas en exterior. Así que decidimos volver al apartamento. Tardamos unos 40 minutos en llegar a Binibeca. Nos damos una ducha para quitarnos la arena y el salitre, y comemos. Después nos echamos una merecida siesta y por la tarde, salimos a recorrer la localidad donde estamos alojados.
Binibeca es realmente bonita, esas calles laberínticas repletas de casas encaladas junto al mar, hacen de ella un pequeño tesoro. Nos compramos unos helados y visitamos las tiendas de la localidad, compramos algunos dulces para el desayuno de los próximos días. Luego nos acercamos hasta la Playa de Binibeca. Aunque le llaman playa, en realidad son accesos desde plataformas o escaleras en acantilados. Debe haber un snorkel increíble desde aquí pero el peque sólo tiene 9 meses y sería una locura bañarse aquí con él. Así que nos conformamos con echar un vistazo, unas fotos y volvemos a perdernos entre casas blancas.
Al caer la tarde, volvemos al apartamento. Cena, ducha y a dormir pronto con la esperanza de poder pasar mejor noche…