12/09/2020 (día 1): Volamos a Menorca y disfrutamos de Cala Binidalí y su alucinante puesta de sol.
Comienza un nuevo día y aún sin haber salido el sol, nosotros ya nos ponemos en marcha, y es que hoy volamos a la fabulosa isla de Menorca. Sin saberlo aún, hoy nos enamoraremos de Cala Binidalí… ¡pero no avanzo acontecimientos! El peque nos mira raro porque no entiende qué barullo hay a las 4h 30 de la madrugada. Hemos aprovechado que se ha despertado para tomar un bibe, para acabar de preparar las cosas y salir hacia el aeropuerto de Barcelona – El Prat Josep Tarradellas. Con solo 9 meses, hoy será su primer viaje en avión, primer viaje de más de 2 noches fuera de casa. Y estamos emocionados, a la vez que inquietos. Veremos cómo va eso de estarse quieto durante el vuelo 😛
Hoy será un día de varias primeras veces. La primera de ellas, es que vamos hasta el aeropuerto en nuestro coche. Reservamos en el parking de AENA hace unos días y dejamos el coche en la T1. Como os explicaba en los preparativos, vimos que nos costaba lo mismo el parking para una semana que el taxi ida y vuelta hasta casa con equipaje y silla para el peque. Y le suma un plus de confort al no tener que buscar un taxi con silla para bebé a estas horas.
De nuevo volamos con Vueling. En mi billete va asociado el peque y la facturación de una maleta. Mi marido viaja con la Tortuga como equipaje de mano y además llevamos una mochila pequeña y el carrito del peque. Al hacer el checkin online anoche, nos avisaba que deberíamos pasar por los mostradores de facturación aunque viajáramos con equipaje de mano. Por protocolo COVID19, nos obligan a facturar todo el equipaje de mano. Por suerte, al ser clase preferente por viajar con el peque, nos dejan subirlo a cabina sin problema. Se agradece porque llevaba logística para el peque en esos bultos. Tan solo tenemos que facturar la maleta de 15kg que contratamos anoche a través de su web.
En previsión a los viajes que pensábamos hacer con el peque, cuando nació compramos el cochecito Ergobaby Metro. Es una gozada. Cuenta con varios premios en ergonomía para el peque pero a su vez, es súper ligero (sólo pesa 7kg) y súper compacto. Plegado ocupa menos que una maleta de mano, incluso cuando llevábamos el capazo. Ideal para viajeros 😉
Tras el trámite de la facturación, pasamos el control de seguridad. Algunos aeropuertos (el de Barcelona es uno de ellos), cuenta con una zona reservada para familias. Ya íbamos informados pero igualmente, la guardia que nos atiende nos pregunta si es la primera vez. Al asentir, nos explica que debemos sacar los líquidos, los dispositivos con baterías (como en todos los controles) y plegar el carrito y ponerlo en la cinta del escáner. También tenemos que sacar de la mochila los biberones y los potitos. Estos los pasan por una máquina para verificar que no es ninguna substancia peligrosa. Lo hacen con muchísimo cuidado y siguiendo las normas de higiene adecuadas para manipularlos. Después, primero pasa mi marido por el escáner, luego yo con el peque en brazos y por último, se lo paso a mi marido y paso sola de nuevo.
Tras todos los trámites de rigor y ya más relajados después de ver que es sencillo, pasamos a la zona del Dutti free. Son las 6h y hasta las 7,30h no comienza el embarque. Aprovechamos para tomarnos un café con un croissant cada uno, más un botellín de agua para el viaje (12€). Y hacemos tiempo paseando por primera vez por la gran terminal 1 con el peque. Este es nuestro primer viaje post confinamiento por la pandemia de COVID19 y estamos realmente emocionados. El nivel de mono viajero era ya descomunal 😛 y además, nos emociona y mucho, poder hacer estas cosas con nuestro peque al fin. A lo largo del 2020 tuvimos que cancelar 3 viajes (Toledo, Mallorca y Zaragoza), y nos parece mentira estar aquí hoy al fin.
Aquí otra primera vez. Y esta nos tiene realmente inquietos. Llega el momento del 1r vuelo con el peque 😀 Tenemos embarque prioritario por viajar con él, pero apuramos a subir de las últimas familias porque no tenemos claro que el peque aguante 1h quieto a bordo. Al llegar a la puerta del avión, plegamos la silla y la colocamos en el compartimiento superior sin problema junto a la Tortuga. Dejamos la mochila con los gadgets del peque a los pies. Poco a poco se va llenando el avión y aunque va casi lleno, recolocan a la mujer de al lado para que todos vayamos más cómodos.
Cuando están a punto de cerrar puertas, una de las azafatas nos explica cómo colocarle el cinturón al peque atado al mío. Nos da un chaleco salvavidas para él y nos explica cómo ponerlo en caso de necesidad e insiste en la importancia de en caso de tener que usar las mascarillas de oxígeno, que debemos colocarnos las nuestras primero y luego la suya. ¡Esperemos no tener que usar nada de esto! Nos recomienda que le demos un bibe/pecho o un chupete en el momento del despegue para prevenir que le duelan los oídos. Esto ya lo teníamos en cuenta y de hecho hemos apurado para darle el bibe para que lo tome durante la despresurización de cabina y el despegue.
Salimos puntuales a las 8,30h. El vuelo en si, sólo dura 30 minutos y el peque se porta genial. Se toma el bibe mientras mira de reojo por la ventanilla para no perderse detalle de lo que ocurre y juguetea los primeros 15-20 minutos. Luego se duerme como un lirón y no se despierta hasta llegar a la terminal 😛 Echábamos mucho de menos las vistas desde el aire… y disfrutamos un montón con las que ofrece este vuelo sobre el mar.
Las vistas durante la aproximación a tierra también son muy chulas, y ya nos queda claro la orografía de la isla de Menorca. Nos recuerda bastante a los acantilados de la Costa Brava…
Aterrizamos puntuales y lo mejor del COVID19 es que ¡¡todo el mundo se queda sentado!! Hacen desembarcar fila a fila y no te dejan levantar hasta que se ha ido la fila anterior. ¿Porqué no será así siempre?
Recogemos el equipaje que llega sin problemas y salimos a la calle dónde nos espera Christian de la compañía de alquiler de coches ACG MenorcaCar. Recogemos el coche de alquiler reservado (un Opel Corsa) y conducimos unos 20 minutos hasta el apartamento contratado a través de Airbnb.
Situado en Binibèquer Vell, es una casita típica menorquina la mar de cuca pero bastante sucia… Binibèquer fue construido en 1972 y es un pequeño pueblo de pescadores situado unos 8 kilómetros al sur de Maó, en el término municipal de Sant LLuís. Esta pequeña localidad de calles estrechas y casas encaladas forman un bonito laberinto y hace que sea uno de los pueblos más bonitos de Menorca.
Colocamos cosas y limpiamos el apartamento. Avisamos a los anfitriones que el grifo del fregadero no corre (de la cantidad de cal y suciedad acumulada que tiene) y nos dicen que por la tarde vendrán a arreglarlo. Luego vamos a comprar a un supermercado que hemos visto en Binibeca, pero casi no tiene nada de comida y es mega caro. Así que cogemos el coche y vamos a un Mercadona a las afueras de Maó. Hacemos compra para 2-3 días y volvemos al apartamento.
Comemos y nos echamos un rato, lo necesitamos. Merendamos mientras arreglan el grifo y luego cogemos el coche de nuevo y conducimos hasta Cala Binidalí. Podemos aparcar de forma gratuita en la parte superior. Nos colocamos al peque en el porteo y bajamos por camino empedrado con algunos escalones hasta la playa (menos de 5 minutos). Ya de bajada, alucinamos con el pequeño paraíso que tenemos a nuestros pies. Una increíble cala de arena blanca y fina, sin oleaje al estar resguardada entre acantilados, agua transparente y poca gente a estas horas (son las 18,30h).
Al llegar a la arena, estiramos una de las toallas para dejar las cosas en ella y nos vamos derechos al agua. Es realmente relajante darse un baño en esta playa. El agua es tan cristalina que vemos cantidad de peces nadando a nuestro alrededor. Además, tienes que entrar varios metros para que el agua te llegue a la cintura, lo que vemos genial para ir con peques.
Tras el baño, jugamos un poco con el peque en la orilla y después de un rato de relax aquí, volvemos al coche para ver atardecer desde el Mirador de Binidalí. Dejamos el coche y nos adentramos un poco hacia el acantilado para disfrutar del bonito atardecer de hoy y de las vistas de la costa sur que hay desde aquí.
La verdad es que la puesta de sol, no tiene nada que envidiar a los atardeceres disfrutados en el Sudeste Asiático 😛
Cuando cae el sol completamente, volvemos al coche y regresamos al apartamento (15min). Ducha, cena y cuando el peque se va a dormir, intento limpiar un poco más el apartamento. Hay cantidad de polvo por todas partes y soy alérgica a los ácaros. Veremos…
Estamos ko después del madrugón y de tantas emociones vividas hoy. Tengo que deciros que tras este día, ya estamos convencidos que ha sido una buena decisión escoger Menorca para el primer viaje con el peque 🙂 ¡Mañana más!