29/09/2014 (día 14): visitamos el templo Taman Ujung Water Palace, Palacio Acuático de Tirta Gangga y disfrutamos de una playa virgen balinesas antes de cambiar de hotel… otra vez.
Nuevo día en Bali y último en el fantástico hotel de Ubud. Hoy vamos a seguir recorriendo la isla, visitaremos el Templo y el Palacio Acuático y por la tarde iremos a una bonita playa balinesa antes de ir a dormir a Denpasar. Mañana muy temprano cambiamos de nuevo de isla, así que esta noche dormiremos en la capital para estar más cerca del aeropuerto. Cuando contratamos el tour, fue algo que le comenté a Riasa y me dijo que no habría problema en hacer el tour de hoy con las maletas en el coche, así nos evitábamos volver a Ubud solo para recogerlas.
Un día más, degustamos el fantástico desayuno que ofrece el hotel (incluido en el precio). Luego acabamos de recoger las cosas y cerramos las maletas. Hacemos el check-out con mucho pesar, hemos estado de maravilla en este alojamiento 🙂
Dewa ya nos espera en el hall. Cargamos las maletas en su coche y nos ponemos en marcha para seguir conociendo la isla de los dioses. Os dejo el recorrido de hoy en Google Maps:
Hoy será un día de mucho coche… pero creemos que merecerá la pena. El primer punto del día es la visita a otra aldea tradicional balinesa, la aldea Tenganan. Hasta la década de los 70 era conocida por ser una de las sociedades más aisladas de Bali. Pero el gobierno hizo un acceso por carretera para acceder a ella, los abrió al turismo y rompió con la endogamia que había. Curiosamente, eaún no disponen de luz, agua corriente ni señal de móvil…
Nos dirigimos a la entrada del pueblo dónde hay un lugareño en una garita que te registra en un libro. Anota tu nombre y tu nacionalidad y se paga un donativo (15.000 rupias por los dos).
Sorprende adentrarse en este lugar. Tengo la sensación de estar en un pueblo español de los años 40-50 e imaginar a mis abuelos de jóvenes allí. Por cosas que me explicaban de sus tiempos mozos sería algo similar. Se lo comento a Dewa y éste se interesa por saber qué me contaban mis abuelos de esa época en nuestro país.
Él nos cuenta que en las aldeas tradicionales de Bali suele haber una estructura similar en todas ellas en las que se edifica siempre en torno al templo. Suelen dejar la puerta de las casas abierta y puedes entrar cuando quieras. Tienen edificios para uso común como los graneros, el wantilan o pabellón para las actividades comunitarias y la torre vigía para alertar a los vecinos de cualquier cosa que ocurra (defunción, nacimientos, alarmas, inicio de las oraciones en el templo o reuniones…). Hay una relación muy estrecha entre vecinos.
Me llama la atención ver una bomba para extraer agua en el centro del pueblo. Dewa nos cuenta que no hay agua corriente y por tanto, deben extraerla de un pozo subterráneo. Por lo visto el gobierno balinés les ofreció llevarles agua, telefonía y luz pero los aldeanos lo rechazaron. Prefieren seguir viviendo con sus tradiciones.
Nos encontramos recorriendo la aldea cuando a lo lejos veo a un tipo que está haciendo pelear a dos gallos. Sin pensarlo, cojo la cámara, hago zoom y disparo sin que se dé cuenta. Cuando nos acercamos al tipo en seguida separa a los gallos como si no hiciera nada con ellos. Pero cuando se da cuenta que llevo la cámara al cuello, me dice que por 10.000 rupias hace que los gallos se peleen para que pueda fotografiarlos. Evidentemente desisto su oferta. Primero porque no me gusta lo que está haciendo con los animales y segundo, porque ya tengo mi foto. A la que nos alejamos, Dewa se parte porqué él si se dio cuenta de eché la foto 😛
Tras la visita a la aldea, volvemos al coche y nos dirigimos al siguiente punto. Nos dirijimos al Taman Ujung Water Palace, conocido como el Palacio Real de Verano en época de la colonización holandesa de Bali. Al llegar, aparcamos y nos dirigimos hacia la taquilla (10.000 rupias pp).
Fue en gran parte destruido por la erupción del Agung de 1963 y por un terremoto en 1975, pero hoy en día se encuentra totalmente restaurado. Vamos rodeando la piscina principal por un pasillo rodeado de palmeras con bananas, flores de loto y hasta hay un cercado con ciervos a los que Dewa les da unas flores para comer . Tendrías que ver ¡cómo se tiraban a por ellas!
Dewa nos va explicando la historia del lugar mientras nos acercamos al puente que cruza ambas piscinas y que conduce al interior del Palacio. Fue inaugurado en 1921 por el rey (o rajá) de Karangasem. Quien fuera el último rey balinés y arquitecto de su propio Palacio.
Este lugar lo utilizaba para el descanso y para recibir a visitantes extranjeros importantes. El edificio principal se conoce como el Bale Gili y está rodeado por dos grandes piscinas y unos grandes jardines.
El guía nos cuenta que se cree que la piscina trasera del palacio se usaba para destruir la magia negra que hacía la hermana del rey. Entramos al Palacio y para nosotros es una maravilla, ya no solo porqué el lugar merece la pena ser visitado, si no porqué ¡se está en la gloria! Hace un calor terrible fuera, debemos rondar los 40º, y en el palacio corre un fresquito muy bueno.
Recorremos las distintas estancias que lo conforman el salón, la sala de recepción, la sala de lectura, algunas habitaciones… y vemos que desde la habitación de los reyes había unas vistas fantásticas a las piscinas y jardines. Viéndolo, se entiende porqué les gustaba venir aquí a relajarse 🙂
Con mucho pesar salimos del edificio y nos dirigimos a los jardines del Palacio. ¡Vaya chicharra cae hoy! Lo malo de visitar este lugar a mediodía es que hay pocas sombras, así que se hace durillo recorrer el complejo.
Dewa nos anima a subir la escalinata que hay al fondo del jardín. Nos dice que las vistas desde allá arriba merecen mucho la pena, a pesar que entiende el esfuerzo de subir a pleno sol. Me armo de valor y allá voy, mi marido se lo repiensa más pero al final también sube.
La escalera es súper empinada, los escalones son algo más altos de lo normal, y hace tanto calor que hasta quema el suelo… Pero esperanzados por Dewa, subimos hasta arriba y realmente merece la pena el esfuerzo. Hay unas vistas geniales de todo el Palacio y sus jardines. Y ver que a un lado tienes el monte Agung (hoy si se deja ver) y al otro el océano, hace que seas totalmente consciente de las diferencias tan bruscas en la orografía de la isla, ¡una combinación de costa y montaña en pocos kilómetros! ¡Y unas fantásticas vistas!
Bajamos y nos reunimos de nuevo con Dewa. Finalizada la visita del lugar, volvemos al coche. Ponemos rumbo a la región de Candidasa. Vamos a visitar el Palacio Acuático de Tirta Gangga. Al llegar, compramos las entradas (20.000 rupias pp), y nos adentramos en uno de lugares más importantes de Bali.
Tirta Gangga significa literalmente «agua del Ganges«, así que ya te puedes imaginar la importancia que tiene este lugar para los hindúes de la isla. El complejo fue construido en 1946 por el rajá Karangasem. Y también destruido casi en su totalidad por la erupción del cercano Monte Agung en 1963. Pero hicieron unos excelentes trabajos de restauración siguiendo los planos originales por lo que hoy en día, continua mostrando la magnificencia real de los tiempos de los antiguos rajás balineses…
El lugar es realmente bonito y tiene pocos visitantes así que podemos disfrutarlo con calma. Cuenta con varias piscinas. En algunas te puedes bañar y en otras puedes pasar de piedra en piedra al más puro estilo de Humor Amarillo y caminar sobre el estanque rodeados de fantásticas estatuas de dioses hindúes.
Los estanques están llenos de carpas enormes que se acercan a ti a cambio de un trozo de pan de gamba.
Seguimos recorriendo el recinto de casi una hectárea y vemos las otras piscinas que forman el complejo del Tirta Gangga. El templo está muy bien cuidado, todo muy limpio (raro…) y al haber poca gente se disfruta aún más.
Antes de irnos, vemos que hay unos baños con un carte que dice «WC free», por lo que decidimos ir. Y aquí nuevamente nos topamos con los piratillas indonesios… mientras espero a que salga mi marido, llega un local y me dice que hay que pagar 2.000 rupias por persona por usar el WC. Le señalo el cartel y le digo que ni hablar. En ese momento llega otra pareja y el tipo se va hacia ellos y les suelta el mismo discurso. El chico que no había visto el cartel a pesar de que yo se lo estaba diciendo, le paga con un billete de 10.000 rupias pero el chico se queda sin el cambio ya que el local se niega a dárselo, ¡pa’ flipar!
En esas que sale mi marido y le explico lo ocurrido. El local se acerca a él para pedirle el donativo ya que yo no se lo quise dar y mi marido ¡ni hablar! Se mosquea un montón con el tipo, le dice que si pone «gratis» es gratis, y como intente timarlo como a los otros chicos llama a la policía. ¡Oye, mano de santo, solo había que nombrar a la poli para que se alejara de nosotros!
Dewa ve que tardamos en salir y se acerca a ver qué ocurre. Cuando le contamos lo ocurrido, le dice al tipo que no nos moleste más que vamos con él. Nosotros nos libramos del timo por los pelos, pero la otra pareja perdieron 10.000 rupias por la jeta del tiparraco aquél… ¡sin comentarios! Entiendo que es un país pobre y que ven al turista como oportunidad para ganarse unas rupias, pero esa actitud de muchos hizo que a mi en algunos momentos, se me hiciera muy cuesta arriba el viaje. Puedo hacer donativos sin demasiado problema pero que me estafen o lo intenten, me pone de muy mala leche. No lo puedo evitar.
En fin, tras el pequeño percance volvemos al coche y nos dirigimos al último punto de la visita de hoy. A medio camino, Dewa para un momento el coche para que podamos ver una de las famosas playas de arena volcánica de la zona de Candidasa. Toda la playa es de piedra volcánica y podemos disfrutar de unas vistas maravillosas. Además, se ven las cercanas islas de Nusa Penida, Nusa Lembongan y Nusa Ceningan.
Ayer por la tarde nos dijo que hoy lleváramos el bañador puesto porqué el último punto de la ruta de hoy sería un rato de relax en una de las mejores playas de Bali, la Virgin Beach. Tras una media hora de trayecto, Dewa para junto a un tipo con una sombrilla y nos dice que hay que pagar 3.000 rupias por persona para acceder a la playa. Pagamos y vemos que se mete por un camino de cabras con el coche… vaya, ni las cabras se atreverían a meterse por ahí.
Flipamos en colores y hacemos verdaderos esfuerzos por no darnos cabezazos contra el techo del coche y las ventanillas. Y nos encogemos con los golpes que sufren los bajos del coche con las rocas que hay. Tras unos minutos por ese infame camino, llegamos a un aparcamiento. Dewa nos dice que podemos dejar todas las cosas aquí sin problema y con total seguridad ya que él se quedará en el coche mientras disfrutamos de la playa.
De camino le habíamos preguntado si podríamos comer en la zona y nos dijo que hay un warung a pie de playa en el que se come bien, es barato y tiene unas vistas geniales. Y así es… llegamos a una pequeña cala de arena blanca y con el agua de un azul turquesa intenso, con poca gente y que parece tranquila. Comemos en el warung a pie de playa. Pero tan al pie que el suelo del restaurante es la arena de la playa 🙂 Pedimos unos mie goreng con un refresco que están deliciosos (95.000 rupias los dos).
Tras la comida, nos acercamos más a la orilla. Alquilamos unas tumbonas (10.000 rupias pp por 2h) tras regatearle un buen rato al encargado, y nos tumbamos a disfrutar de las vistas. Dejamos las cámaras y los móviles en el coche para estar más tranquilos y no tengo fotos del sitio. Pero os copio una súper chula que tienen Viajeros Callejeros en su blog y que me prestan (¡gracias Vanessa y Roger por dejármela compartir!)
¿Lo malo…? Que no nos pudimos bañar ya que había unas olas de más de 3 metros y unas corrientes tremendas 🙁 Nos metimos solo hasta la cadera porque no era seguro meterse más. ¿Lo otro malo? Que en la playa había poca gente pero estaba plagada de excuse me. Si, están por todas partes, ¡son omnipresentes! «Excuse me sarong», «excuse me massage» ,»excuse me drink», excuse me… lo que quieras. Es un continuo. Mi marido aún no sé cómo, consiguió desconectar y se durmió un ratito, yo pasé aquellas dos horas disfrutando de las vistas y pensando en cómo se estaba sucediendo este viaje mientras espantaba a todos los excuse me que se acercaban.
Sobre las 16h y como habíamos acordado con Dewa, recogemos las toallas y volvemos al coche dónde nos espera. Al contratar el tour pactamos que nos dejaría en el hotel donde dormimos hoy en Denpasar y allí es a dónde vamos.
Lo que para cualquier lugar del mundo sería un trayecto de apenas una hora por la corta distancia que hay, aquí se convirtió en una locura de casi ¡¡3h!! para llegar al hotel que se encontraba a las afueras de Denpasar. ¡Menudo atasco! ¡Ni Manhattan en hora punta, aquello si era tráfico!
A Dewa le decimos todo el tiempo que no sabemos cómo puede soportar eso todos los días… lo que se supone que es un carril para cada sentido, como veis en la foto eran a la práctica 3 o 4 filas de coches y motos que se cruzaban de cualquier manera y con una banda sonora de bocinazos de todo tipo… ¡Uff! Al fin, sobre las 19h llegamos al hotel escogido para esta noche, el B Hotel Bali & Spa . Nos 26€ al cambio la noche en habitación doble con baño privado. Es un hotel de paso ya que mañana salimos temprano hacia Labuan Bajo y queremos estar cerca del aeropuerto. Aquí nos despedimos de Dewa hasta el 3 de octubre que seguiremos recorriendo Bali con él.
Hacemos el check-in y subimos a la habitación. Hay unas bonitas vistas de una piscina con muy buena pinta pero ya han cerrado… La habitación es sencilla y no muy grande pero para una noche tenemos más que suficiente.
Estamos agotados con tanto coche hoy y no hemos visto nada interesante en las cercanías del hotel, así que decidimos cenar en el restaurante del mismo y listos. Yo no me atrevo a tomar nada, la comida del warung me ha sentado fatal y tengo un dolor de abdomen brutal… pero veo en la carta que tienen Fish&Chips y pienso «eso no llevará picante…». Nos lo pedimos los dos, con un refresco y una agua embotellada más postre (220.000 rupias los dos). Efectivamente, no llevaba picante 😛
Tras la cena, volvemos a la habitación e intentamos no remover demasiado las maletas. Ducha y a dormir pronto que mañana nos espera toda una aventura, otro de los momentos top del viaje… vamos a conocer a los ¡Dragones de Komodo!