19/09/2017 (día 7): nos transportamos a la Edad Media en la ciudad amurallada de Pingyao, una de las ciudades con más encanto de China
Amanece un nuevo día, y casi sin darnos cuenta ya llevamos una semana conociendo China 🙂 Hoy tenemos el día completo para recorrer la ciudad amurallada de Pingyao y transportarnos en el tiempo…
A pesar de que la cama es de estilo tradicional con un futón fino, dormimos del tirón hasta las 9,15h. De nuevo con ayuda del traductor Pleco, conseguimos contratar con el dueño del hostal el transfer hasta la estación de trenes para mañana (30¥). Y que nos laven 2kg de ropa (45¥) 😀
Hechos los trámites, salimos a descubrir la ciudad. Pero nos damos cuenta que nos queda poco efectivo y resulta que los cajeros que hay en la ciudad amurallada solo aceptan tarjetas locales… Así que nos toca pegarnos una buena caminata hasta la salida oeste de la muralla.
Resulta que para usar las tarjetas extranjeras (Visa y MasterCard), debemos ir al cajero que hay fuera de la ciudad amurallada. Sacamos dinero sin problemas con nuestra tarjeta Revolut. Lo bueno de esta caminata, es que podemos ver las murallas de esta zona de la ciudad, tanto por dentro como por fuera 🙂
Como no nos hace gracia ir con tanto dinero encima todo el día, volvemos de nuevo hasta el extremo este de la zona amurallada dónde está nuestro hostal. De camino, encontramos un pequeño desfile de mujeres con trajes típicos. Nos paramos unos minutos a observar.
Seguimos hacia el hostal pero antes paramos a comprar unos cafés y unas pastas para desayunar, que nos tomamos en el alojamiento.
El dueño del hostal cuando nos ve desayunando nos trae unas manzanas, ¡qué mono!

Dejamos parte del dinero en la habitación y a eso de las 11h salimos a conocer la ciudad.
La Ciudad Vieja de Pingyao se fundó en el siglo XIV y conserva su esencia de las dinastías Ming y Qing. Fue declarada Patrimonio de la Unesco en 1997 y por ello, y por su aire medieval, la hacen destino turístico muy popular…
Cerca de la Puerta Este de la Muralla, compramos las entradas para visitar los principales puntos de interés de la ciudad. Según el cartel informativo que hay junto a la taquilla, cuesta 150¥ por persona pero por algún motivo que desconocemos (nos lo dicen en chino), solo nos cobran 60¥ a cada uno… mira, ¡eso que nos ahorramos!
El primer sitio que visitamos es el templo taoista Qing Xu Guan. Construido a principios de la Dinastía Tang en el 657 a.C., es el templo más antiguo de la ciudad.
Y realmente te das cuenta de lo antiguo que es cuando te fijas en sus columnas o sus techos de madera… ¡cuánta historia habrán visto éstos edificios! Veo que unos monjes venden llaveros con símbolos tao y chinos hechos en madera de forma artesanal, y me compro un par por pocos yuanes.
Caminamos unos 10 minutos y llegamos al templo del Dios del Fuego. Aquí los fieles venían a rezar a sus dioses para evitar incendios en la antigua ciudad de Pingyao. El motivo era que las casas eran de madera y un incendio podía hacer mucho daño.
Nos dirigimos hasta la Puerta Norte dónde subimos a lo alto de la muralla, ¡menudas vistas! La Muralla de Pingyao tiene un perímetro de seis kilómetros, 12 metros de altura y 4 de ancho. Y cuenta con seis puertas y hasta 72 torres de vigilancia.

Aunque dicen que la Muralla de Xi’An es mucho mayor, esta es realmente bonita y también se puede pasear por ella, disfrutando de las vistas que ofrece a un lado y otro de ella.

Preferimos bajar de nuevo porque hace un calor terrible a la solana, y caminamos hasta la calle sur. Entramos en el que fuera el primer banco de China, el Rishengchang Draft Bank Museum o Museo de la Cámara de Comercio. Fundado en 1823 cuando se comenzaron a emitir cheques en la ciudad. Cuando los negocios téxtiles prosperon y comenzaron a vender a otras regiones, se convirtió en un centro de financiación que daría lugar al primero de los bancos del país, llamados tongs.
Está conformado por varios edificios, cada uno con una función administrativa que se conservan con todo detalle. En algunas salas hay pequeñas exposiciones. Es un lugar muy curioso de visitar, y puedes ver la configuración tradicional de las edificaciones chinas.
Cuando salimos del museo comienza a picar el hambre… Por internet vemos que varios viajeros recomiendan el Petit Resto. Está muy cerca de aquí, y vamos a cargar las pilas. Tomamos tres platos. Uno de pollo con verduras, otro de brócoli con setas y otro de judías en tempura que están deliciosos, con dos refrescos (96¥).
Con el estómago lleno, caminamos por las bellas calles de Pingyao repletas de comercios hasta la Ancient Government Buildings.
Construido en 1346 durante la dinastía Yuan, es considerado como uno de los mejores edificios gubernamentales del país. Cuenta con varios edificios y jardines que recorremos con calma entre la multitud.
Disfrutamos del lugar y antes de salir, subimos a la Torre del Fengshui desde donde hay unas vistas geniales sobre los tejados de la ciudad.

Seguimos caminando por las calles de Pingyao hasta llegar a la puerta que marca la entrada a la calle comercial Cheng Huang Street.
Proseguimos la caminata hasta el Templo Cheng Huang o del Dios de la Ciudad. Otro de los grandes y antiguos templos de la ciudad que servía para protegerla.
Aquí encontramos varios edificios con altares que forman el complejo y unas estatuas del zodíaco chino la mar de monas 🙂
Este es uno de los lugares que más nos gusta, y se respira paz a pesar del gentío. Encontramos muchísima simbología y es que los chinos son grandes supersticiosos.
Al salir, seguimos recorriendo las bonitas calles de la ciudad vieja. Hemos visto varias tiendas que venden una especie de mosto típico de la zona y licores. Compramos un licor bastante fuerte (la etiqueta marca 45º) con un frasco bien mono (20¥). Directo a la colección de licores viajeros de mi marido 🙂
Después caminamos hasta el templo de Confucio. Aunque el lugar es hermoso y está catalogado con AAAAA por el Gobierno Chino, no estamos mucho rato en él… ya nos empiezan a parecer todos iguales y estamos agotados entre el calor y la caminata del día…
Tras una breve visita, decidimos que ya no podemos caminar más y estamos lejos del hotel… así que paramos al primer «bus» que vemos y le preguntamos al conductor si nos llevaría hasta el hotel. Nos dice que sin problema. Pagamos (10¥ pp) y en 10 minutos estamos en nuestro alojamiento. De camino pasamos por algunas calles decoradas con bonitos farolillos.
Nos hemos ahorrado una caminata de más de media hora y ¡nuestros pies lo agradecen! En Pingyao el tráfico solo está permitido en ciertas calles y para acceder a las casas/hoteles. Pero veréis que está repleta de motos y coches eléctricos que no hacen ruido alguno, pero que te salen de todas partes. Y aunque la Old Town se considera peatonal, tienes que ir vigilando todo el tiempo o corres el riesgo de ser atropellado porque ellos ¡no vigilan!
Al llegar el dueño del hostal nos ofrece un plato con boniatos asados y manzanas para merendar que aceptamos encantados 🙂 Nos devuelve nuestra ropa limpia y planchada, ¡esto si que es un lujo! Es la forma de viajar con menos equipaje a pesar de ser un viaje largo. Anoche nos enseñaron la casa en la que está situada el hotel, pero hoy podemos verla con más calma y a la luz del día. Es muy chulo estar en una casa tradicional china y ver su arquitectura.
Son las 17h pasadas y decidimos descansar un ratito hasta que anochezca, estamos ko. A las 19h salimos de nuevo a la calle. Nos acercamos hasta la Puerta Este de la muralla para verla por fuera, pero no la iluminan por la noche por lo que no se ve demasiado…
Caminamos por la calle este hasta cruzar con la sur y bajamos por ella. Si de día la ciudad tiene encanto, de noche mejora con sus luces y sus fanalillos rojos por doquier.
Decidimos ir a cenar al Petit Resto de nuevo ya que la comida nos pareció deliciosa. Pedimos un par de platos de pollo, uno de fideos y uno de arroz con dos refrescos (76¥). Cenamos de maravilla, todo está delicioso.
Aunque en las tiendas exponen productos de artesanía de porcelana y madera muy chulas no compramos nada. Los precios están bastante inflados dentro de las murallas por lo que hemos leído y todavía queda mucho viaje por delante. Volvemos al hostal dando un paseo entre farolillos.
Paramos a comprar un par de cafés para mañana en una tienda en la calle Este (14¥). Son más de las 21h cuando llegamos de nuevo al alojamiento. Nos damos una ducha, preparamos las maletas y a dormir. Estamos felices de haber venido hasta aquí, la visita ha merecido mucho la pena 🙂 Mañana conoceremos un nuevo punto de nuestra ruta en China por libre…
Muy buena explicación de los recorridos x la ciudad!
Muchas gracias!!