02/03/2018 (día 1): descubrimos el patrimonio que esconde el centro histórico de Nápoles y nos deleitamos con su deliciosa gastronomía.
Nos levantamos a las 8,30h habiendo dormido a trompicones desde las 6h. Se escucha todo el ruido del tráfico de la calle y jaleo en el hostal. Hoy comenzaremos a descubrir qué patrimonio esconde Nápoles en su centro histórico. Pero antes, vamos a desayunar.
Anoche quedamos con Toni (el gerente del B&B) a las 9h para tomar el desayuno que tenemos incluido. Nos deleita con un zumo de naranja natural, un buen café italiano y unos sfogliatella, unos dulces típicos napolitanos que ¡están deliciosos!
Con las pilas cargadas nos ponemos en marcha. Nos dirigimos hacia Via di Tribunalli y la recorremos hasta llegar al Duomo, la Catedral de Nápoles.
El principal templo religioso de la ciudad data de 1314 y alberga el baptisterio más antiguo de Occidente. Su entrada es gratuita y solo se pagan 2€ si quieres visitar el baptisterio. La verdad es que por dentro es mucho más austera de lo que uno puede imaginar viendo la fachada.
Tras la visita, seguimos caminando por Via di Tribunalli entre casas cochambrosas, ropa tendida y pequeños negocios hasta llegar a la Capella de Sansevero. También conocida como la iglesia de Santa María de la Piedad o Piatatella.
Compramos las entradas (7€ pp) y accedemos a la pequeña capilla que contiene uno de los mayores tesoros del arte italiano del barroco, el Cristo Velato. Es realmente impresionante ver en persona este bloque de mármol esculpido a martillo y cincel en el 1.700 con tan pequeño detalle. A pesar de que no se pueden hacer fotos (a la entrada te piden hasta que apagues el móvil y se aseguran de ello), en internet hay algunas imágenes como la que podéis ver a continuación:

Recorremos la pequeña capilla y vemos las otras bellas escultura en mármol que hay en la nave principal. Después, descendemos por una pequeña escalera de caracol hacia una sala en la que encontramos las conocidas máquinas anatómicas. Dos cuerpos humanos a los que un médico de Salerno administró un producto en 1750. A fecha de hoy aún se desconoce de qué producto se trataba pero solidificó todo el sistema arterio-venoso y capilar de los cuerpos. De manera que se conservan los dos esqueletos con todos los vasos sanguíneos a la vista. ¡Toda una clase de anatomía! Y nosotros, deformación profesional, disfrutamos un buen rato descubriendo cada detalle.

Me sorprende sobremanera ver que en la pelvis de la mujer se puede ver un pequeño cráneo, lo cual indica que estaba embarazada en el momento de su muerte. Salimos impactados de la sala y proseguimos con el paseo por el centro histórico camino del Convento de Santa Chiara.
Un complejo monumental construído entre 1310 y 1340 sobre un complejo de baños romanos del siglo I d.C., formado por una basílica, un convento de clarisas y otro de franciscanos. Lo más destacable del lugar es el claustro tan peculiar que tiene. Compramos las entradas (6€ pp) y accedemos a la zona visitable.
Recorremos una parte del claustro y entramos a ver el pequeño museo arqueológico en el que se pueden ver las ruinas de las antiguas termas y objetos de culto católico.


Nos sentamos en el claustro a descansar un poco las piernas mientras nos deleitamos con la belleza del lugar.
Antes de irnos visitamos la basílica que nos parece de lo más austera.
Salimos del complejo justo frente a la Iglesia de Gesú Nuovo o de la Trinittà Maggiore. Construida sobre el antiguo Palazzo de Sanseverino. Reconvertida a iglesia en 1600 cuando los señores napolitanos perdieron la rebelión contra el Virrey Pedro de Toledo quién intentaba introducir la Santa Inquisición en Italia. La entrada es gratuita pero están celebrando un funeral, y no nos parece adecuado hacer turismo en ese momento tan íntomo. Así que tal y como entramos, salimos y decidimos que ya la visitaremos en otro momento.
Vamos sin nada planificado, así que pensamos en acercarnos a la Via Toledo que tenemos a pocos pasos. Recorremos la gran avenida repleta de tiendas de moda hasta llegar a las Galerías de Umberto I. Nos quedamos alucinando con el edificio. ¡Menudas vidrieras y vaya columnatas!
Tras la epidemia de cólera de 1884 y debido a las pésimas condiciones higiénicas de la zona, se empezó a considerar la necesidad de una intervención gubernativa. En 1885 fue aprobada la ley para el saneamiento de la ciudad, y tras la presentación de varias propuestas: el proyecto ganador fue el del ingeniero Emmanuele Rocco. Éste, preveía una galería con cuatro brazos que se cruzaran en un crucero octagonal, cubierto por una cúpula. La galería fue inaugurada en 1890, y dedicada a Humberto I, rey de Italia.
Pasan de las 12h y estamos agotados de tanta caminata por suelos adoquinados, así que decidimos sentarnos a tomar algo y disfrutar un poco más de la belleza de las galerías. Nos decantamos por una cafetería llamada Love en la que tomamos dos capuccino con dos cornetto de crema (8€).
Tras un merecido descanso, salimos hacia el Teatro di San Carlo, el más importante de la ciudad y uno de los más importantes del mundo. Construído en 1737, es el teatro-ópera en activo más antiguo del mundo y sirvió como modelo de los siguientes teatros que se construirían en Europa.
Seguimos avanzando hasta llegar a la aledaña Piazza di Presbicitio, situada en el corazón de la ciudad y con más de 25.000 metros cuadrados de superficie. Se trata de la plaza más importante de Nápoles. Alberga el Palacio Real, el Palacio de la Prefectura, el Palacio Salerno y la Basílica de San Francisco de Paula, con un cierto aire de Panteón.
Proseguimos hasta llegar al Castel Nuovo, una fortaleza medieval construida a finales de 1200 y de aquí hacia Via Medina.
La idea era ir a la pizzeria Michella pero tenemos más de 20 minutos a pie desde donde estamos y nos da pereza. Así que subimos de nuevo a Via Toledo y entramos a la pizzeria Mattozzi que nos recomendó el napolitano que llevábamos al lado en el vuelo de anoche.
Tomamos dos auténticas pizzas napolitanas que cortan la respiración y 1/2 botella de vino (16,50€).
Habíamos comido pizza en Roma y en Venecia, pero éstas están realmente deliciosas. Entendemos el porqué de la fama de las pizzas napolitanas que recientemente han ganado la categoría de Patrimonio de la Unesco.
Mi marido lleva toda la mañana que no se encuentra bien, está incubando algo y conforme avanza el día se encuentra peor. Entramos en una farmacia que hay junto a la pizzeria a comprar pastillas para la faringitis y nos encaminamos de vuelta al hotel. Casi 20 minutos después, y ya en el hotel, nos echamos a dormir una buena siesta.
Cuando nos despertamos a las 18h decidimos que no está para más turismo por hoy. Bajamos a comprar antiinflamatorios a una farmacia cercana. Pasamos por un supermercado a comprar algo para cenar en el apartamento, y pasamos el resto de la tarde en el hostal descansando. Aprovechamos que cuenta con una cocina de uso comunitario y nos preparamos unos sándwiches cuando llega la hora de cenar.
Luego hacemos el check-in (¡por fin!) y tras una buena ducha nos vamos a dormir. Mañana según amanezca, decidiremos qué hacemos.