16/10/2016 (día 16): tras unos días geniales, emprendemos la vuelta a casa y tras chorrocientas horas de viaje… hogar, dulce hogar
Nuestro viaje a Tailandia llega a su fin, hoy emprendemos el viaje de vuelta a casa tras haber pasado 15 días geniales por este fabuloso país. Nos ha encandilado, y muy probablemente, volvamos algún día.
Sabemos que el Suvarnabhumi, el aeropuerto internacional de Bangkok, es uno de los hub más grandes del mundo. Así que decidimos ir con tiempo de sobras… Nos levantamos a las 7h, desayunamos lo comprado anoche y hacemos el check-out.
Cogemos el BTS en National Stadium hasta Phaya Thai (25 baths pp) y allí hacemos transfer hacia la City Line (45 baths pp). Tras varias paradas nos lleva al aeropuerto en unos 35 minutos. Antes había también un servicio de tren directo que tardaba 20 minutos pero lo retiraron por falta de uso.

El tren te deja en la planta -2 del aeropuerto. En la -1 tienes las paradas de taxi y en la 0, oficinas de cambio y de tarjetas de teléfono locales. Nosotros subimos hasta la 4ª planta dónde está la zona de salidas.

Suerte que no facturamos equipaje porque hay unas colas impresionantes… ¡cómo para ir con prisas! Imprimimos los billetes (ayer hicimos el check-in online) y pasamos hacia el control de seguridad. De allí al control de pasaporte que pasamos sin problemas.
Cogemos un carrito para no llevar las mochilas a cuestas y vamos a buscar un sitio dónde desayunar. Vamos a un Mr Donut dónde pedimos dos capuccino y unos donuts de vicio (360 baths).

Nos queda algo de moneda local así que decidimos cambiarlo en una oficina de cambio. Aún así nos quedan 140 baths (no da para un billete de euro)… ¿A ver qué podemos comprar con eso? Pues un par de frascos de Bálsamo del Tigre que siempre viene bien 😛
Veo un peluche de elefante la mar de mono y lo compro para mi sobrino, con la tarjeta de crédito esta vez, para su colección de peluches viajeros que le trae su tía 😉

Faltan 45 minutos para el embarque. Nos acercamos a la puerta pero nos quedamos en una zona de sofás dónde estamos más cómodos. Cuando faltan 20 minutos bajamos a la puerta. Igual que pasa en el Aeropuerto de Doha, una vez accedes a la puerta de embarque, ya no puedes salir de esa zona porque ya te leen el billete y comprueban el pasaporte… por suerte en éstas si que hay lavabos.

Como habrás intuido con la anterior foto, volamos con KLM. A las 11,20h empieza el embarque, y a las 12,25h estamos en el avión con rumbo a Amsterdam… nos esperan por delante 11h 40 minutos de viaje y 9669 km… ¡apuf, la vuelta es lo peor!

Cuando llevamos una hora de vuelo, nos sirven un snack y una hora más tarde la comida. Toca ensalada de pasta, albóndigas con verduras y brownie para el postre. La comida sin duda, es uno de los puntos fuertes de esta compañía.

Pasamos las horas entre ver pelis (¡¡veo 3!!), escuchar música, jugar, dormitar… A mitad de vuelo nos vuelven a servir comida. Esta vez ensalada de patata, raviolis y fruta. Para ser comida de avión diría que la que sirve esta compañía es de lo mejorcito. Además sirven bebidas y snacks contínuamente y puedes ir a buscar más a la cola del avión siempre que quieras. Por no hablar de lo profesional que me parece la tripulación de cabina.

A 1h de llegar, nos sirven el último tentempié, un botellín de agua y una galleta holandesa. ¡Ésas galletas son lo mejor de volar con esta compañía! 🙂
Llegamos según lo previsto al Aeropuerto de Schiphol en Amsterdam. De nuevo vamos más rápido al llevar sólo equipaje de mano. Pasamos el control de seguridad y de pasaporte y vamos hacia la puerta de embarque. Al llegar allí, vemos que nuestro vuelo sale con 40 minutos de retraso. Vaya rollo… con lo cansados que estamos y las ganas de llegar que tenemos, toca esperar más de la cuenta…
Por fin, salimos a las 21,15h hacia Barcelona. Durante el vuelo nos sirven un snack y con un cansancio increíble aterrizamos en el Aeropuerto del Prat en Barcelona a las 23.30h.
De nuevo una suerte no haber facturado equipaje porque así no hay que esperar más… Cenamos en 15 minutos en el McDonalds del aeropuerto que es lo único que está abierto a estas horas. Y cogemos un taxi hasta casa (32€).
Tras un largo viaje y con muchísimos recuerdos, llegamos y podemos decir eso de «home, sweet home«… Ahora toca descansar y empezar a pensar en el siguiente destino 😀
