15/09/2021 (día 5): Torre d’en Galmés y Poblado de Trepucó, día lluvioso en Menorca visitando ruinas talayóticas.
Hoy nuestro plan era visitar algunas ruinas talayóticas como la Torre d’en Galmés y el Poblado de Es Trepucó. Pero tal y como vimos anoche, hoy anuncian lluvias y así amanecemos. Llueve con muchas ganas hasta media mañana. Así que aprovechamos para poner alguna lavadora y jugar con el peque en la casa de alquiler a las afueras de Maó. Cuando amaina el tiempo, no perdemos tiempo en coger el coche y ponernos en marcha. Esta es la ruta por la isla que haremos a lo largo del día de hoy.
En unos 20 minutos llegamos a las impresionantes ruinas talayóticas de la Torre d’en Galmés. Pero antes de enseñaros más, un poco de historia del lugar y de esta civilización 😉
La Torre d’en Galmés es el poblado prehistórico más importante de Baleares junto a la Torralba d’en Salort. Data de la época pretalayótica y por tanto, su origen se remonta hacia el año 1700 aC. Se calcula que durante su máximo esplendor y hasta la conquista romana de la isla, vivieron unas 900 personas. Se han encontrado restos de época islámica también, lo que implica que fue un lugar importante hasta el S. XII dC. Se cree que presentaba una relevancia estratégica sobre otros poblados de la isla al permitir avistar gran parte del sur de Menorca.
Como os decía, dejamos el coche en el parking gratuito del recinto y vamos a las taquillas. Abren todas las mañanas y los lunes, la entrada es gratuita. Nosotros pagamos 3€ pp (excepto el peque que entra gratis). Nos dan un mapa del lugar y comenzamos a recorrerlo. Nos dirige el mejor guía que podríamos tener 😉
El poblado consta de una zona pública, donde se hallan los tres talayots más importantes (1000 – 700 aC.) situados en lo alto de una colina. Un talayot o una pequeña atalaya (en catalán «talaiot»), de estructura circular o cuadrada, de la época prehistórica balear, (época talayótica). Su construcción es a base de piedras encajadas en seco. Una técnica constructiva que no utiliza cemento ni argamasa para mantenerlas unidas y que es muy frecuente en las Islas Baleares. Aunque parecen torres de vigilancia o defensivas, no se sabe a ciencia cierta cuál era su función.
La mayoría de los talayots que encontramos actualmente son de planta circular o cónica y miden de 8 a 17 metros de diámetro. Suelen estar orientados hacia otros monumentos megalíticos. Tienen una sola entrada y un corredor que atraviesa los gruesos muros que llegan hasta los 4m de espesor. Dando acceso a una cámara interior provista de una columna central. La estructura suele estar construida a partir de anillos concéntricos de piedra seca. La verdad es que viendo la piedra de más cerca, cuesta entender cómo se han mantenido estas estructuras en pie durante tantos y tantos siglos.
Junto al talayot central, encontramos un recinto de taula. El capitel de ésta fue reutilizado como tumba en época romana tardía o medieval. Una taula (mesa en catalán), está formada por una gran piedra que forma la base, y sobre ella, colocaban otra losa enorme. Simulando como dice su propio nombre, una taula.
Como os digo, esta en concreto no se mantiene en pie ya que reaprovecharon la piedra superior. Pero continuamos caminando por la Torre d’en Galmés, y encontramos otras taulas que nos dejan alucinados. También encontramos otro tipo de construcciones en el poblado.
En la vertiente sur de la colina encontramos casas del mismo periodo. De forma circular y compartimentadas por muros radiales que convergen en un patio central con una gran cisterna o pozo. En un lateral de cada una de las casas, encontramos otros edificios adosados. Conservan la cubierta de losas de piedra, sostenidas por columnas, que se emplearon como almacenes o despensas. La más monumental es la conocida por Círculo Cartailhac que data del S. II aC. Aquí nos quedamos literalmente sin palabras.
Es realmente increíble, ver cómo se sostienen esas piedras sin ningún tipo de material que las fije después de tantos años. Da cierto vértigo pasear bajo ellas…
Accedemos a otras casas que conservan la puerta y parte de la estructura original. Una pasada. Si te gusta la historia tanto como a nosotros, alucinarás.
Se cree que el conjunto del poblado debió estar amurallado con una pared que conectaba las casas entre sí siguiendo una planta irregular. También encontramos algunas cuevas a las cuales se puede acceder. Unas tienen el acceso más fácil que otras. Como vamos porteando al peque, ya sabéis a cuáles entramos, ¿no? 😛
Esta en concreto, se cree que era un lugar dónde enterraban a los difuntos ya que cuenta con excavaciones en el suelo con forma de tumbas.
También tenemos oportunidad de entrar a la sala hipóstila. Una sala con columnas que pudo servir como almacén y que contaba con un sistema de recogida de agua. A través de varias cisternas decantadoras en las que, mediante piedras se filtraba el agua.
Durante las excavaciones arqueológicas de 1974 se descubrió una figura de bronce del dios egipcio Imhotep. Se encuentra en el Museo de Menorca junto a otros objetos rituales del recinto. El comercio de esta figura data del siglo IV – III aC.
Pasamos prácticamente toda la mañana recorriendo el poblado talayótico de la Torre d’en Galmés. Nos quedó pendiente en la visita a la isla del año pasado, y de verdad que merece la pena. Aprovechamos los tramos más llanos para que el peque pueda caminar a sus anchas. Y tras un buen rato recorriendo un trozo de la historia menorquina, volvemos al coche.
Se recomienda comenzar la visita del poblado por el centro de interpretación que se encuentra a unos 500m del poblado y se puede ir en coche. Allí se encuentran artículos de gran valor histórico y un vídeo explicativos. Pero ya veis que nosotros al ir con el peque tan pequeño, nos saltamos esa parte. A cambio, estuvimos leyendo muchísimo sobre el lugar y la cultura talayótica para poder entender lo que veríamos.
Tras una mañana muy chula, volvemos a la casa. Comemos y mientras yo acuesto al peque, mi marido va a hacer la compra a Maó para los siguientes días. Después de una siesta, una merienda deliciosa y un poco de juego con los animales que hay en la casa, cogemos el coche y nos dirigimos al siguiente punto del día.
Vamos a visitar el poblado talayótico de Trepucó, que tenemos a muy pocos minutos en coche desde la casa. Este poblado es muy poco conocido frente a otros como la Torre d’en Galmés que visitamos por la mañana, la Torralba d’en Salort o el Talatí de Dalt. Pero aún así, es uno de los poblados talayóticos más grandes de la isla. Cuenta con más de 5 hectáreas. Y a nosotros, nos gustó mucho la visita. Si dispones de tiempo, te recomendamos acercarte. La entrada es gratuita y lo puedes visitar a tu aire con los carteles informativos que encuentras.
Actualmente sólo se conserva una pequeña parte del asentamiento. Los 2 talayots, parte de la muralla que protegía el poblado, 2 torres cuadradas en el muro oeste, la taula y algunos restos de casas. Durante la 2ª Guerra Púnica, el poblado fue destruido y sus habitantes huyeron apresuradamente. Gracias a esto, se han encontrado algunos objetos domésticos en buen estado de conservación (expuestos en el Museo de Menorca). En el recinto, se puede distinguir una zona comunitaria, situada entre el gran talayot y la taula, y una zona dedicada a las tareas domésticas.
Comenzamos la visita rodeando el Gran Talayot. Data del 1000-700 aC y se conserva en muy buen estado. De planta circular y con varios metros de altura, de nuevo nos sorprende ver cómo se ha conservado a pesar de los miles de años desde su construcción.
Continuamos hasta llegar a la gran taula del poblado. Este es el elemento que hace más importante el poblado, ya que está considerada como la más grande de la isla, con casi 5 metros de altura. Y aunque en la foto no se aprecia, cuando nos pusimos junto a ella, impresionaba de verdad. Fue reconstruida en los años 70, pero aún así, conserva buena parte de la estructura original.
Seguimos recorriendo el poblado hasta llegar a las casas. De época post-talayótica (650 -123 aC), se conservan bastante bien y disfrutamos pasando bajo sus puertas y recorriendo las estancias.
Disfrutamos de una bonita puesta de sol desde el poblado y cuando empiezan a aparecer mosquitos, volvemos al coche y regresamos a la casa. Nos embadurnamos de repelente y salimos a jugar con los gatos, las gallinas y las tortugas. El peque está enamorado de ellos y se podría pasar el día entero con ellos 😛 Y menuda sorpresa nos llevamos cuando los dueños de la casa ¡nos regalan los huevos del día! Gestos así se agradecen un montón, y ya tenemos cena para hoy 😛
Como os imagináis, nos cuesta lo nuestro hacer entrar al peque en la casa… Cena, ducha y a dormir. De nuevo, ha sido un bonito día conociendo la historia y cultura menorquina. Mañana más 😉