Día 4: visitamos los templos Wat In y Wat Traimit, recorremos el Chinatown de Bangkok y probamos la experiencia inolvidable del tren nocturno a Chiang Mai…
Hoy nos levantamos pasadas las 8h. Desayunamos, nos arreglamos y cerramos las mochilas. Bajamos a recepción para hacer el check-out y pedimos que nos guarden las mochilas por una hora.
Vamos al cercano templo Wat In o del Gran Buda de Pie. Su entrada es gratuita.
Además de varios edificios para la oración, cuenta con un gran Duda dorado de 32 metros de altura plantado de pie.
Tras la visita, volvemos al hotel a recoger las mochilas y pedimos un taxi que nos lleve a la estación de trenes de Hua Lampong. El trayecto nos cuesta 75 baths (con taxímetro). Dejamos las mochilas en la consigna de la estación (60 baths cada una). Aunque por el tamaño deberían habernos cobrado 40 por cada una. Pero preferimos no decir nada y que nos guarden bien las mochilas…
Más liberados, cruzamos la calle y vamos a la oficina de 12go. Como os expliqué en los preparativos, nos hicieron de intermediarios para comprar los billetes del tren nocturno a Chiang Mai. Intercambiamos el boucher por los billetes y nos devuelven 200 baths. Por lo visto cuando compraron los billetes costaron más baratos de lo previsto y nos devuelven la diferencia.
Luego caminamos hacia el templo Wat Traimit. Este templo es conocido por albergar un gran Buda de oro en su interior.
Compramos la entrada para visitar al Buda (40 baths pp). Y subimos 4 pisos para llegar a la sala que lo alberga. El lugar es muy bonito, bien merece su visita.
Como os decía, alberga un Buda 3 metros de alto y de 5,5 toneladas de oro macizo. Esculpido en el elegante estilo Sukhotai, fue “descubierto” hace 40 años de manera accidental. Y lo digo entre comillas porque lo descubrieron al caerse de la grúa que transportaba hacia un edificio nuevo en el templo. Por lo visto la estatua «original» del Buda no era más que una capa de yeso y al caerse, éste se fragmentó y dejó al descubierto la imagen dorada.
Se cree que el Buda fue construido en Ayutthaya. Posiblemente, para protegerlo del ataque de los birmanos, fue transportado a Bangkok recubierto de una capa de yeso. Siendo abandonado durante más de 200 años, momento en el que al transportarlo hubo el «accidente» y se descubrió el Buda de oro. Es realmente bonito.
Las vistas del templo desde allí arriba también son bien curiosas, y descubrimos que está rodeado por altos edificios.
A pesar de que hace un calor tremendo, decidimos dar un paseo hasta Chinatown. Nos liamos un poco y vamos por dónde no toca, encontrándonos con unas calles repletas de talleres mecánicos… Cuando al fin damos con la calle principal, nos encontramos con cientos de puestos de comida.
Hay montones de tiendas con productos de medicina tradicional china, dulces y encurtidos. Al más puro estilo de las calles que recorrimos en nuestro viaje por Hong Kong el año pasado.
Nos llama la atención un puesto en el que elaboran dulces artesanales allí mismo. Tienen buena pinta y compramos unos pocos para probarlos (42 baths).
Entramos en un pequeño templo camuflado entre puestos de comida que nos recuerda mucho a los visitados en Hong Kong el año pasado…
Sobre las 12.40h, volvemos hacia la estación y entramos al metro. Pagamos 19 baths cada uno por recorrer 2 paradas hasta Si-Lom. Alucinamos al ver que la máquina del metro no te da un billete si no una moneda de plástico. Debes usarla para entrar y salir del metro. Nos reímos un rato porque parecen a las fichas que te dan en las ferias 😀
Al llegar a la zona, buscamos un restaurante para comer. Nos decantamos por uno de noodles, dónde comemos la mar de bien (350 baths). Con las pilas cargadas, recorremos las calles peatonales elevadas tan típicas de esta ciudad.
Me encantan las vistas «caóticas» que ofrecen las grandes ciudades del sudeste asiático 🙂
Al salir encontramos un Cat Café al más puro estilo japo 🙂 Nos hace tanta gracia que no podemos evitar entrar.
Pedimos un capuccino y un matcha latte frappé (290 baths) y subimos a la zona dónde tienen a los gatos. Aunque la mayoría duermen, el lugar está muy bien. Hay poca gente, los tienen bien cuidados y nos recuerda a los Neko Café que visitamos en nuestro 2º viaje a Japón. Pasamos una hora acariciando a los gatitos que nos hacen caso.
Al salir, vamos hacia el parque Lumphini, dónde nos sentamos en un banco junto al estanque a tomar la fresca.
A eso de las 16h, volvemos al metro (19 baths pp) y nos dirigimos a la estación de trenes. Nos sorprende la poca gente que usa el metro, parece que esté hecho para clases altas -y turistas-.
Una vez en la estación Hua Lamptong, compramos bebidas para el viaje y recogemos las mochilas de la consigna. Falta 1h 30 para que salga el tren pero estamos agotados. El calor de hoy es mortal y no queremos alejarnos de la estación. Así que nos sentamos a esperar en la gran sala de espera.
A las 17.30h nos dicen que ya podemos subir a bordo del tren. Vamos a descubrir nuestro camarote en 1ª clase en el tren nocturno que nos llevará a Chiang Mai.
En el vagón que viajamos hay 12 cabinas de 1ª clase y un par de lavabos solo para los pasajeros de este vagón. Uno de estilo occidental y otro tipo letrina con ducha de agua fría. Ambos están limpios en todo momento. Nuestra cabina es de primera y aunque es muy sencilla, no está mal viendo el resto del tren 😛
Salimos puntuales a las 18.15h. Media hora más tarde pasa la azafata comentando que podemos pedir cena en el camarote. Son bandejas a escoger con crema, sopa, arroz y carne o pescado con verduras por 170-190 baths. Aunque se puede llevar comida de fuera e incluso ir al vagón restaurante dónde posiblemente sea más barato, optamos por la comodidad. Estamos agotados… El pack que pedimos cuesta 170 baths c/u. La comida no está mal aunque es bastante picante para mi gusto.
Y de postre, nos comemos algunos de los dulces que compramos en Chinatown, ¡están bien ricos!
Tras la cena, a eso de las 19,45h pasan a hacer las camas y nos dejan el camarote listo para dormir. Aunque tenemos serias dudas de poder dormir esta noche porque el ruido y el traqueteo del tren son importantes. No es nuestro 1r viaje en tren nocturno, ya hicimos un viaje de Barcelona a Oviedo hace años, pero nada tenía que ver aquél tren con este… 😀
Sobre las 21h y agotados de todo el día, nos echamos a dormir. Mi marido se pone en la litera superior y yo me quedo en la inferior. A eso de las 23h, mi marido se baja conmigo porque dice que es imposible estar allá arriba… tiene la sensación de caerse con cada bache (y no son pocos los que se notan…) :S
Seguro que diréis, ¿pero «mataos», porqué no cogéis un avión? Pues llamadnos frikis pero nos hacía gracia hacer este trayecto así y pensamos que de este modo, aprovecharíamos más el tiempo… Ya veremos qué tal la experiencia del tren nocturno… ¡Mañana os cuento!