20/01/2019 (día 3): un nuevo y frío día recorriendo los grandes Palacios de Viena. Visitamos el Palacio de Schönbrunn, el Wiener Prater, las Hundertwasser, los jardines de Belvedere y la Casa de Mozart.
Nos despiertan las campanas de la Catedral a las 7 de la mañana… ¿¡a quién se le ocurre tocar las campanas a las 7 de la mañana un domingo?! Conseguimos dormitar hasta las 7,30h pero somos incapaces de dormir más, así que nos ponemos en marcha. Hoy vamos a visitar el Palacio de Schönbrunn, las Hundertwasser y el Prater, el parque de atracciones más antiguo de Europa.
Nuevo día de frío en Viena… amanece a -5ºC, así que nos abrigamos bien y salimos a la calle. Todas las cafeterías por las que pasamos están cerradas hasta las 9,30-10h. Como tenemos que coger el metro en Karlsplatz bajamos a desayunar al Starbucks que vimos ayer en la estación. Pedimos un par de muffins y dos capuchinos con soja (13 €). Starbucks es como Mc’Donalds, ¡nunca fallan! 🙂
Después de haber cargado las pilas, cogemos el metro (incluido en la Vienna City Card) hasta la parada del U4 de Shönbrunn. Comenzamos las visitas de hoy por el Palacio de Schönbrunn. Caminamos unos 10 minutos hasta la entrada principal del palacio… ¡menuda pasada! Nos recuerda mucho al Palacio de Versailles que visitamos en 2016.
Construido en el siglo XVII, el Schloss Schönbrunn fue la enorme residencia de verano de Sisi Emperatriz y es uno de los lugares más bonitos que se pueden visitar en Austria. Como ayer compramos la entrada combinada con el Palacio Hofburg, no necesitamos pasar por taquilla. Si paso por el lavabo antes de comenzar la visita, en el que me cobran 0,50€ por entrar.
Caminamos unos cuantos metros hasta llegar a la entrada del palacio. Recogemos la audio guía incluida en la entrada, y accedemos al interior. No permiten hacer fotos en el interior, toda una pena porque el lugar es espectacular. La visita al interior del Palacio discurre entre enormes salones lujosamente decorados en los que de nuevo se puede ver la grandeza del imperio austro-húngaro. También visitamos las habitaciones de la familia imperial en las que conservan objetos personales con un estilo rococo impresionante.
Las estancias más llamativas del palacio son la Gran Galería que era utilizada para celebrar los banquetes imperiales. El Salón Chino Circular utilizado por María Teresa para mantener conversaciones privadas con su canciller. El Salón del Desayuno y el Salón Chino Azul en el que abdicó Carlos I en 1918.
Pasamos casi 2 horas recorriendo el interior del Palacio, realmente el lugar merece la visita. Nos abrigamos bien y salimos hacia los jardines que de nuevo me recuerdan a los de Versailles.
Hace un frío que pela pero aún así subimos hasta la Glorieta para tener unas buenas vistas de todo el terreno del palacio. Aquí arriba hay zonas con nieve y el agua de las fuentes y de los estancos está completamente congelada.
En los jardines del Palacio se encuentra un bonito laberinto pero que al estar los árboles pelados, está cerrado… No tendría mucha gracia si ves por dónde tienes que ir 😛 Pero en primavera/verano seguro que es chulo recorrerlo. También en el recinto del Schönbrunn puedes encontrar un Museo de Carruajes Imperiales y el Tiergarten, el zoo más antiguo del mundo. Nosotros no visitamos ni uno ni otro.
Salimos por la zona izquierda del jardín hacia la parada Hietzing de la línea U4. Antes paramos en una cafetería a tomar un par de cafés y entrar en calor. Estamos helados después de visitar los jardines, aquí hace más frío que en el centro de Viena…
Con la Vienna City Card accedemos al metro y bajamos en la parada Schottenring. Ahí hacemos transbordo a la línea U2 hasta la parada Messe-Prater. El siguiente punto del día es el Wiener Prater, el parque de atracciones más antiguo del mundo y otro de los lugares más emblemáticos de Viena. Desde el metro, caminamos 10-15 minutos hasta llegar a las primeras atracciones del parque.
El Prater, data de 1895 y conserva algunas de las atracciones de aquella época en perfecto estado de conservación como la Noria Gigante con 60 metros de altura.
Nos recuerda mucho al Tibidabo de Barcelona y estamos seguros que cuando hace buen tiempo debe ser un sitio muy chulo para pasar el día, sobretodo si vas con peques… pero hoy la verdad es que da hasta grima estar aquí… el lugar está vacío y la mayoría de las atracciones y restaurantes cerrados.
Recorremos una parte del parque hasta llegar al restaurante que hay bajo la Noria. Tomamos un par de platos de bratwurst con patatas y dos cervezas por 28€. Teníamos intención de quedarnos más rato aquí, pero viendo el escaso ambiente que hay y el frío que hace, decidimos seguir conociendo otras zonas.
Salimos por la puerta principal del parque y cruzamos la calle hacia la estación de tren Wien Praterstern dónde cogemos el primer tren que pasa hacia Wien Mitte, también incluido en la Vienna City Card. Desde Wien Mitte caminamos unos 10 minutos hasta llegar a la Casa Hundertwasser.
Situada en la calle Kegelgasse, 34-38. Este complejo residencial construido por Friedensreich Hundertwasser entre 1983-1986. Cuenta con un aspecto de los más peculiar ya que las fachadas de colores tienen formas irregulares, así como las aceras y las tiendas que hay en los bajos de los edificios. Vemos que hay incluso árboles saliendo de las habitaciones.
Un lugar de lo más curioso para acercarse a verlo. Volvemos a desandar lo andado de nuevo hacia Wien Mitte dónde cogemos otro tren incluido en la Vienna City Card hasta la estación Wien Quartier Belvedere Bahnhof. Caminamos unos pocos metros hasta llegar al Palacio Belvedere.
El Schloss Belvedere, fue el palacio de verano del Príncipe Eugenio de Saboya. Destaca por sus bonitos jardines de estilo francés de tres niveles con grandes fuentes que une los dos edificios del Palacio, el Alto y Bajo Belvedere, ambos de estilo barroco. La entrada al interior del Palacio cuesta 26€ pp y hemos leído que no es muy interesante si los comparamos con Schönbrunn y Hofburg. Decidimos visitar solo los jardines a los que podemos entrar de forma gratuita.
Accedemos a los jardines por la entrada que hay junto al Alto Belvedere, el punto más alto de los jardines. Y vamos descendiendo por las tres terrazas hasta llegar al Bajo Belvedere. Estamos seguros que en primavera/verano los jardines deben ser mucho más bonitos de lo que lucen en enero… Aún así, nos gusta pasear por aquí.
Vemos que junto a la salida que hay del recinto aquí, tenemos un tranvía que nos deja frente a la Ópera. Antes, decidimos parar a tomar un café y probar alguna otra delicia vienesa. Vemos una cafetería bien chula frente a la parada de tranvía. Allí nos tomamos un té, un café y una porción de deliciosa Sacher (11€). Realmente hace honor a la fama de mejor pastel vienés…
Tras un descanso y entrar un poco en calor, cogemos el tranvía número 71 (incluido en la Vienna Card) hasta la plaza de la Ópera. Hace bastante frío y no nos apetece caminar otros 10 minutos, por lo que cogemos el metro aquí (incluido también en la Vienna Card) hasta la parada de Stephansplatz. Luego solo son 2 minutos a pie hasta el hotel. Vamos a descansar un poco las piernas después de todo el día de caminata.
Hacia las 19h salimos de nuevo al supermercado Henry a buscar cena para hoy. Compramos unos bocatas vegetales, una ensalada, fruta, bebida y unos bombones Mozart (19 €). Desde luego, teniendo en cuenta los precios de los restaurantes en Viena, está es la mejor opción. Además, con el frío que hace por la noche, evitamos tener que andar por la calle a esas horas…
Dejamos las cosas en el hotel y salimos de nuevo a dar un paseo por los alrededores. Pasamos de nuevo frente a la Catedral… es de las más bonitas que hemos visto por Europa y no podemos evitar pararnos frente a ella a fotografiarla de nuevo.
Luego la bordeamos y nos dirigimos a la Casa de Mozart. De día se puede visitar pero leímos varios comentarios de viajeros que decían que no valía la pena ya que la casa está prácticamente vacía y poco queda del genio de la música allí. Así que nos quedamos con unas fotos de la fachada.
Hace muchísimo frío, estamos a -6ºC y estamos cansados después de todo el día de caminata, así que volvemos de nuevo hacia el hotel. Cenamos lo comprado antes, ducha para entrar en calor y a dormir, mañana es nuestro último día en esta bonita ciudad.