Reflexiones del 1r viaje a Japón en 2011…
Han pasado varios años desde nuestra primera visita al país del sol naciente y aún siento añoranza de aquellos días, de todo lo vivido y sentido entre sus gentes y lugares, por ello quiero compartir mis reflexiones del 1r viaje a Japón.
Antes de ir y mientras me informaba sobre el país y sus costumbres, ya me quedó claro que el listón iba a quedar muy alto tras ese viaje pero una vez regresamos de allí, quedamos totalmente convencidos de que debería ser obligatorio visitar Japón al menos una vez en la vida.
Todo es tan diferente a lo que estamos acostumbrados y cuando digo todo, es todo. Sus ciudades, su gente, sus costumbres, su cultura, su religión, su sentido de los valores, su organización social… todo. Por primera vez en mi vida pude vivir en mi piel que una sociedad fundada en el cumplimiento de los valores primordiales como la educación, la solidaridad, la humildad y la colaboración es posible y no solo es posible, si no que en Japón es una realidad. En 16 días no vimos ni una sola mala cara, ni un solo gesto de desdén -al menos de cara a la galería-. Todo lo contrario, nos ayudaron aún sin pedirlo, fueron educados, respetuosos y enormemente amables.
Cuando la gente me pregunta “¿Qué tal por Japón?” os aseguro que me cuesta responder… y me cuesta no porque estuviera mal si no por lo tan diferente que es a lo que vemos a diario en nuestro país. Mi marido siempre dice que están en un orden superior, que han evolucionado más que nosotros y que aquello se puede considerar un mundo a parte. Si las habladurías dicen que los antiguos egipcios eran seres extraterrestres, los japoneses de hoy en día no pueden andar muy lejos. Porqué organizar tan bien un país de 127 millones de habitantes no es tarea fácil y sin embargo, ellos hacen que sea posible.
Para nosotros es impensable que alguien pueda hacer cola ordenada para subir al autobús o al metro; es impensable que dejes el bolso o la cartera en el andén o en un bar repleto de gente para guardar sitio y que cuando vuelvas siga allí; es impensable estar en un templo o un parque y tan solo oír el canto de los pájaros y el agua correr; salir de una tienda y aunque no hayas comprado nada te den las gracias; escuchar constantmente “disculpe”, “por favor” y “gracias”; que el revisor del tren al entrar y salir del vagón haga una reverencia a todos los pasajeros como agradecimiento; ver cómo alguien sale de su casa con un mapa suyo porqué te ve mirando el tuyo sin acabar de orientarte, te indique y encima te regale su mapa. Y que la puntualidad sea extrema, hasta el punto que el máximo retraso permitido por Japan Railways sea de 8 segundos, aquí es impensable del todo (Renfe tiene mucho que aprender…). Penoso por nuestra parte, debo decir. Y podría seguir con un largo etcétera poniendo ejemplos con situaciones vividas allí.
Japón es un país adaptado a dar facilidades y comodidades a su gente. Encuentras cientos de señales en inglés y en japonés con indicaciones (desde normas, hasta información y mapas de situación); todo el mundo intenta comunicarse, y aunque no hable bien inglés, se esfuerzan en chapurrearlo o buscan la forma de hacerse entender, ni que sea por señas…; en casi todos los restaurantes encuentras información sobre los platos que ofrecen y el precio, ya sean como réplicas en un escaparate o con fotos en la carta; máquinas de bebida y de comida baratas por doquier; todas las calles y pasillos de las estaciones están preparadas para los minusválidos; salas de lactancia con todo lo necesario para alimentar y cambiar a los bebés, limpísimos para uso público; alarmas de emergencia en cada lavabo por si te pasa algo; lavabos adaptados para poder entrar con el carrito del bebé o con sillitas para sentarlos; salas de ostomías en los lugares públicos; lavabos públicos impolutos -como aquí…-; que un tipo te haga de guía de forma totalmente altruista; y podría seguir con otra larga lista de ejemplos… ¡Ah! y el lavabo de chorritos es toda una experiencia y hay que decir que es un sistema mucho más higiénico que usar el tradicional papel.
Algunos nos dicen que sentimos que fue tan maravilloso todo porque estábamos de luna de miel. Nosotros no estamos de acuerdo y tras hablar con otras personas que han ido sin ese fin, y ver que coinciden con nosotros en cuanto a la opinión que uno se trae del país nipón, podemos afirmar que Japón es muy diferente a todo lo que uno está acostumbrado.
Podría pasar horas recordando lo que vivimos en Japón pero lo que realmente me apetece es volver pronto… y es que Japón te cambia la mentalidad y te cambia la perspectiva de lo posible y de lo imposible.
Japón te cambia la vida
Yo…no hace falta que diga nada no? xDDD ais…que ganas de volver!!
Das fe, verdad? Envidia me das que ya mismo vuelves!