12/10/2013 (día 16): día redescubriendo Tokyo mientras recorremos Shiodome, Ginza, Ikebukuro, Kanda, Akiba, Shibuya… y acabamos con una cena en un español de ¡10!
Es sábado, y se va acercando el final del viaje pero antes tenemos unos días para disfrutar de Tokyo. El planning para los últimos tres días estaba pensado para visitar algunos imprescindibles que nos faltaban, repetir lugares que nos gustaron del primer viaje y sobretodo, perdernos por sus calles redescubriendo la ciudad. Evidentemente, el planning que terminamos haciendo poco tenía que ver con el ideado. Ésto es lo que más me gusta de viajar por libre. Poder hacer o deshacer el planning según lo que más nos apetezca en cada momento del viaje 🙂
Nos levantamos con calma a eso de las 9h. Bajamos a desayunar de los últimos y empezamos la ruta de hoy con un imprescindible que tenemos a pocos pasos del hotel, los jardines imperiales de Hama Rikyu (500¥ pp). Estos jardines se construyeron como residencia en Tokyo de un señor feudal durante el periodo Edo y pasando a ser un palacio imperial más tarde. Se trata de uno de los jardines más grandes del centro del Tokyo y se encuentra entre los edificios de Shiodome Building, Ginza y la bahía de Tokyo.
Damos un paseo por los jardines, entre sus estanques y sus jardines repletos de flores y viendo el contraste que hace el jardín con los grandes edificios de Shiodome. ¡Me encantan los contrastes que ofrece Japón!
Estamos apenas una hora ya que hace un calor insoportable. Vamos buscando las pocas sombras que hay todo el tiempo y es que parece mentira que estemos en octubre. Pensábamos que para estas fechas haría más fresco pero es como un agosto en Lleida…
Vemos que están preparando un evento en la sala de té pero se paga a parte y toda la información está en japo así que no nos enteramos muy bien de qué va la cosa y decidimos huir de la chicharrina que cae en el jardín. Nos adentrarnos en la ciudad de nuevo.
En un principio teníamos pensado subir a la Skytree pero al final decidimos pasar de ella. Ya subimos a tres miradores en el primer viaje y 3000¥ por persona nos parece algo excesivo. Así que cambiamos sobre la marcha el planning, y nuestro siguiente punto en la ruta de hoy es uno de los distritos que no visitamos la anterior vez en Tokyo. En menos de 15 minutos a pie, estamos en las calles del exclusivo distrito de la moda y de las grandes marcas: Ginza.
Su calle principal es conocida como los “campos Eliseos” tokyotas. Aquí tenemos anotados como puntos interesantes algunos centros comerciales. Paseamos durante más o menos una hora por sus calles, repletas de tiendas de todo tipo, pero sobretodo de grandes marcas.
Pero lo que realmente nos interesa y es algo muy friki, es ¡¡la estatua de Godzilla!! Supuestamente, se encuentra a los pies del Sony Building y el Hibiya Chanter. Pero aunque teníamos la ubicación en el mapa de la estatua de Godzilla, ¡no hubo forma de localizarla! Nos dio rabia… es una parida pero nos hacía gracia verla 😛 A los pies del Sony Bld. estaban grabando un spot publicitario y no sabemos si es que está tapada/escondida entre las cámaras o es que la han retirado ya… con un buen chasco por perdernos ese momento friki, decidimos coger el metro allí mismo y movernos de barrio. (Nota: años más tarde daríamos con ella por casualidad…)
De nuevo rompemos los planes previstos. Pensábamos ir a Roppongi y al templo Zojoji a los pies de la Tokyo Tower. Quedarán pendientes para un próximo viaje. Decidimos volver a uno de los barrios que más nos gustaron en el 1r viaje: Ikebukuro.
En unos 20-30 minutos en metro (190¥ pp) nos plantamos allí. Llevábamos anotada la dirección de una tienda que recomendaban en varias webs, de cámaras y objetivos de segunda mano. Pero de nuevo nos llevamos un chasco al ver que la han traspasado y que ahora hay una cafetería. ¡Hoy no es nuestro día! Cogemos una de las calles principales y nos vamos al centro comercial Sunshine City.
A la entrada, había un grupo de chicos y chicas grabando un vídeo musical. Pasamos un rato viéndolo y luego entramos al centro. Ya conocíamos este centro comercial del 1r viaje y sabemos que aquí hay algunos restaurantes interesantes. Son cerca de las 14h y tenemos hambre, así que después de mirar los “escaparates” de varios restaurantes nos decantamos por uno con planchas en las mesas para preparar yakisoba y okonomiyakis. ¡Riquísisisimos! Nos ponemos como las botas (aprox 2000¥ los dos con refrescos).
Después de comer, nos ponemos en marcha de nuevo. Recorremos varias tiendas de la Kitty y jugueterías en general. Quiero llevar algo de la Kitty a una amiga súper fan de ella que tuvo a su niña durante nuestro viaje. Y además, no me puedo ir de Tokyo sin comprar un Doraemon de peluche 😀 Pero está claro que hoy no es nuestro día porqué ni lo uno ni lo otro.
Salimos del Sunshine y junto a él está el Tokyu Hands. Entramos en busca de sus jugueterías y viendo que no tenemos éxito acabamos en la última planta entrando a un Neko Café que habíamos visto por internet 😀 Pagamos unos 300¥ por persona y tenemos una hora para jugar con los gatitos. Son una monada. Algunos duermen, otros juegan… hay muchos niños que disfrutan un montón de los gatitos y nos llama la atención un chico que lleva hasta juguetes gatunos para entretenerlos. Debe ser un asiduo porque nada más entrar muchos gatos se le acercan a saludarlo.
En este Neko también puedes adoptar algunos de los gatos que tienen. Y también cuentan con una tienda de accesorios y comida. Tras un ratito ahí, cogemos de nuevo el metro y vamos hacia la Kanda Second-hand Book Area, entre los distritos de Akiba, Kanda y Chiyoda.
Este es un barrio algo particular.Nada más salir del metro, cruzamos un puente y encontramos unas calles que están cortadas al tráfico y en las que hay un montón de casetas dónde hacen manualidades para adultos y niños, juegos de todo tipo, marionetas… Nos recuerda un poco al encanto del barrio de Gràcia en Barcelona.
Recorremos sus calles hasta toparnos con una catedral ortodoxa, ¡esto si que no nos lo esperábamos!
Intentamos entrar pero está cerrada y aún faltan más de 40 minutos para que vuelvan a abrir por lo que no nos esperamos… Seguimos callejeando hasta la zona de las librerías de segunda mano y vamos entrando en ellas a echar un vistazo.
Son muy curiosas de ver. Aunque solo tienen libros en japonés, hay librerías que tienen libros muy, muy antiguos. E incluso algunos manuscritos. También hay tiendas de discos y de cómics. Nos tomamos un café decente en Starbucks y de paso descansamos las piernas un rato, y luego seguimos hacia Akihabara. Vemos en el mapa que queda un buen trozo… cogemos el metro en la estación más cercana y así nos ahorramos un trozo de caminata.
Salimos de nuevo a la calle y vamos por las tiendas pequeñas que hay detrás de la estación JR para echar un vistazo a las de segunda mano. Mi idea era comprarme otro objetivo, pero de segunda mano… Lo malo es que muchos de los dependientes de estas tiendas hablan muy poco o nada de inglés y sin poder preguntar nada no me atrevo a comprar. Echamos un vistazo en las tiendas más grandes para ojear los modelos nuevos y comparar precios.
Me encanta pasear por este barrio, tan dinámico y juvenil, tan electrónico y anime a la vez…
Cuando empieza a anochecer, volvemos a la estación JR y tomamos el tren de nuevo hacia un destino ya conocido: ¡Shibuya! El que fue nuestro barrio en el primer viaje, merece una visita de sábado noche 🙂 Ya desde la estación podemos ver lo abarrotado que está el paso de peatones. Aunque en el anterior viaje lo vimos casi a diario, ¡no deja de sorprendernos la cantidad de gente que pasa por él cada vez que el semáforo se pone en verde!
Mucha gente va al Starbucks a hacer fotos del paso, pero por lo visto se acumula demasiada gente cámara en mano sin consumir, y al personal del local no les gusta demasiado… Pero una buena alternativa para ver bien el paso, es la estación JR Shibuya. También elevada y totalmente gratis 😛
Tras un buen rato ensimismados viendo al gentío, salimos a la calle y de nuevo vemos la estatua del perro más fiel: Hachiko. No repito la historia… la encontraréis en la entrada de la primera visita al barrio en 2011.
Tras la foto de rigor, disfrutamos de la sensación de cruzar de nuevo por el paso más transitado del mundo sin que nadie, absolutamente nadie ¡te roce! Son cerca de las 21h y tenemos hambre. Se me ocurre que podemos ir al restaurante español que probamos en el primer viaje. ¿Qué mejor forma de celebrar el día de la hispanidad? 😛 A mi marido le parece genial la idea y vamos hacia allá.
El restaurante está muy cerca del hotel dónde nos alojábamos y nos hace especial ilusión recorrer esas calles, pasar por delante de tiendas y restaurantes dónde estuvimos hace dos años. Mil recuerdos vuelven a nuestra mente. En apenas 5-10 minutos llegamos al restaurante y aunque está hasta los topes, el dueño nos hace sitio para poder cenar. ¡¡Qué gracia ver algo escrito en español después de tantos días!!
Como la vez anterior, pedimos unas copas de vino (un ribero y un rioja) y hacemos tapeo. Patatas bravas, champiñones al ajillo, lomo frito, jamón ibérico, lomo ibérico, tabla de quesos… ¡¡todo riquísimo!!
El dueño es un japonés que se formó en una escuela de cocina en el barrio de Gràcia en Barcelona e importa todos los ingredientes desde España. El hombre se interesa por nosotros y más cuando le decimos que somos de Barcelona 🙂 Nos habla en español e incluso nos dice alguna cosa en catalán, es un encanto. Le contamos que ya estuvimos comiendo aquí hace dos años y aún se emociona más al saber que volvemos a su restaurante. Nosotros hemos hecho tapeo, pero el tipo prepara guisos españoles y unas paellas y fideuás ¡que huelen estupendamente!
Parece curioso lo bueno que sabe comer como en casa estando al otro lado del mundo y después de casi tres semanas por tierras niponas 😀 El sitio es algo carillo, pero entendemos que es un premium (un buen restaurante japonés en España también lo es). Además nos tomamos un par de copas de vino cada uno que nos sabe a gloria. Por algo menos de 5000¥ comemos y bebemos de vicio, así que no nos escuece demasiado, la verdad. Nos despedimos del dueño con varios gracias, gràcies y arigato, y volvemos hacia la estación JR Shibuya. Como está algo escondido, os dejo la ubicación en Maps.
Tras una cena estupenda, cogemos la línea circular JR Yamanote de vuelta a Shimbashi. Recorremos el pasadizo subterráneo que lleva al hotel. Estamos realmente cansados, ha sido un día de mucho caminar… pero estamos contentos de haber descubierto rincones nuevos y de haber vuelto a sitios que nos encantaron, y que a día de hoy, ¡aún nos gustan más!