Le Petit Canada, excursión en familia.
El día de San Juan, uno de los miembros de Creciendo con mis viajes cumple años. ¡¿Y qué mejor manera hay de cumplir años que con una escapada?! Pues con ese motivo, nos fuimos un fin de semana largo a La Cerdanya. Una región situada al norte de Catalunya que nos tiene el corazón robado. Repleta de pueblos empedrados a cuál más bonito, rutas de todo tipo, pistas de esquí, zonas para realizar todo tipo de deportes de aventura… Así fue como dimos con esta bonita ruta, conocida como el Canada francés o Le Petit Canada.
Información útil
Le Petit Canada se encuentra en Pla de Barrès, entre Bolquère y Pyrenées 2000, en la región de Occitania al sur de Francia. Esta ruta está a unos 25km de Puigcerdà, y siguiendo la carretera que va a las pistas de esquí de Font-Romeu y Pyrenées 2000. Muy cerca de Mont-Louis, la capital de la Alta Cerdanya en los Pirineos Orientales, población que os recomendamos visitar también si disponéis de tiempo. Hay un parking justo al lado de la carretera bien indicado, y que deja junto al acceso de la pista. Aquí encontramos el cartel informativo con un mapa de la zona.
Esta ruta, forma parte de la ruta de raquetas nº4, y de uno de los accesos al camping Pla de Barrès. Si seguís las indicaciones de color amarillo, no tiene pérdida. Son unos 4km circulares con muy poco desnivel, aptos para toda la familia. Nosotros lo hicimos con mis suegros y el peque de 3 años y medio, sin ningún problema. No os la recomiendo si tenéis problemas de movilidad o vais con carrito porque hay alguna zona con muchas raíces o algún paso resbaladizo para evitar que pasen animales, que os dificultaran el paso.
La ruta se puede hacer por tanto, en cualquier época del año. Nosotros escogimos el verano para esta primera vez porque nos apetecía ver el bosque en pleno esplendor, pero hemos visto imágenes nevado que quitan el aliento. Así que estamos seguros que volveremos en invierno para hacerla con raquetas.
Nuestra ruta en familia por Le Petit Canada
Como os decía, pasamos un finde largo en la zona y aprovechamos para hacer esta ruta que tanto nos apetecía desde hacía un tiempo. Una ruta que cruza un impresionante bosque de pinos y que durante buena parte del tiempo, vas bordeando el río Têt. Al poco de comenzar a caminar, damos con una pasarela de madera elevada que lleva hasta la orilla del río.
Seguimos avanzando y en pocos minutos, llegamos al río. Con el deshielo y las lluvias de las últimas semanas, baja con bastante caudal y es una pasada verlo. En esta zona se forman algunos remolinos y pequeños saltos que te dejan embobado. El peque se pasa un buen rato, echando piedras al río con el abuelo 🙂
Encontramos a algún señor pescando con bastante éxito, pero nosotros seguimos por el sendero a través de los pinos y junto al río.
Encontramos una pequeña plataforma desde la que hay unas mejores vistas del río. La verdad es que el nombre con el que se conoce la ruta, le viene que ni pintado. Bien podríamos estar en Canadá o en bosques suizos…
Aquí el agua sigue estando bastante brava, por lo que vamos con más cuidado para evitar que el peque nos salga disparado. El sendero de momento es muy fácil de recorrerlo, sólo hay que vigilar con alguna raíz que sobresale. Esto en sí no tendría demasiado peligro, si no fuera porqué ¡¡no puedes dejar de mirar hacia todos lados!!
Seguimos avanzando el sendero y poco a poco, el río va calmándose hasta convertirse en una gran piscina natural. Llegamos a la altura del camping Pla de Barrès y aquí encontramos a muchas familias dándose un baño. No es que haga demasiado calor porque estamos a bastante altitud, pero si que de haber llevado el bañador, nos hubiéramos metido porque el agua invitaba a meterse.
A la altura del camping, vemos un puente de madera que cruza el río hacia él pero no lo cruzamos. Seguimos bordeando el río, bastante más calmado y por un llano.
Aquí de nuevo, el agua invita a refrescarse y no renunciamos a meter las manos en ella. Está congelada pero aún así, apetece. Al otro lado del río, vemos un pasto con algunos burros.
Nos alejamos del río hacia la izquierda siguiendo un sendero y cruzamos un pequeño puente con barras resbaladizas para evitar que pase el ganado. Aquí si vais con animales o peques, vigilad porque esta zona está vallada con electricidad.
Nos vamos adentrando más en el bosque de pinos. Es muy, muy agradable pasear por aquí. Por el camino encontramos algunas vacas que pastan en libertad.
Y también pasamos cerca de un lago que encontramos prácticamente seco. Aquí, a la sombra de los pinos, hacemos un pequeño alto en el camino para almorzar alguna cosa. La ruta es corta, se puede hacer en 1h si vas a paso ligero. Pero nosotros al ir con el peque estuvimos cerca de 2h porque quiso hacer todo el trayecto caminando. ¡Es ya toda una cabrilla de monte como su madre! 😛
Continuamos a través del bosque y damos con algunas cabañas y también con caballos en libertad. No nos acercamos demasiado porque hay un par de potrillos y no queremos problemas con sus padres. Pero aún así, el peque disfruta de lo lindo viéndolos.
Salimos del bosque más cerrado a través de otro puente de madera y en seguida, damos con el camino principal que tomamos al inicio de la ruta. Esta vez, giramos a la derecha y tras unos pocos metros más, llegamos al aparcamiento. Nos sorprende muchísimo verlo tan lleno. Se ha hecho mediodía y nos os podéis imaginar, la cantidad de coches que hay ahora (cuando llegamos apenas había 3-4 coches). De modo que la recomendación si queréis hacer esta ruta en fin de semana, es madrugad y llegad aquí antes de las 10h. De lo contrario, es posible que os toque aparcar más adelante y bajar por la carretera hasta aquí.
Sin duda, recomendamos esta ruta en familia. Y estamos seguros que volveremos a recorrer otros senderos que hemos visto en el mapa, y también a hacerla en invierno. Si queréis ver un poquito más sobre la ruta, no os perdáis el reel que dejamos en nuestro feed de Instagram 😉