20/01/2017 (día 2): recorremos el barrio judío y Pest, y acabamos el día de relax total en el balnearios Szchény con un contraste brutal de temperaturas…
Nos levantamos a las 9h pasadas con algo de resaca después del tour por los bares en ruinas de anoche… Nos damos una ducha rápida y salimos hacia la Sinagoga dónde empezará el tour que contratamos ayer por el barrio judío y Pest con los chicos de White Umbrella.
Aprovechamos que tenemos el pase del metro activo para cogerlo y que nos acerque, por las mañanas hace un frío tremendo… El metro de Budapest merece una mención a parte. Siempre, siempre, comprad billete y validadlo al entrar a la estación en las máquinas naranjas -excepto si lleváis un pase que solo hay que activarlo la primera vez que lo uses- porque los revisores están en cada esquina y tienen devoción por los guiris. Si te pillan sin billete te cae una multa de varios cientos de euros y te llevas un mal rato, así que no merece la pena ir sin él, creo yo. El metro es de los más antiguos de Europa y mantiene un estilo soviet peculiar, pero es altamente eficaz y rápido.
Al llegar a la zona decidimos desayunar tranquilamente en una cafetería frente a la Sinagoga. Tomamos un par de menús con croissant, café y zumo por 1500 florines cada uno. A las 10,40h salimos a los fríos -7ºC que hay en este momento en la calle.
Nos unimos al grupo de españoles que se ha empezado a formar frente a la Sinagoga, coincidimos con tres parejas que hicieron el free tour con nosotros ayer. La guía de nuevo es Xela.
Empezamos el tour conociendo la historia de la Sinagoga, del barrio judío y de su historia más oscura en el holocausto nazi. Se trata de la segunda Sinagoga más grande del mundo, sólo superada por la de Jerusalén. El estilo predominante de la sinagoga es el morisco, aunque también combina toques bizantinos, románticos y góticos. Recibe muchos otros nombres: La Gran Sinagoga, La Sinagoga Dohány o la Sinagoga del Tabaco, ya que en judío dohány significa tabaco.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis hicieron de los alrededores de la sinagoga un ghetto judío que posteriormente se convirtió en un campo de concentración. Desde este lugar muchos judíos fueron enviados a los campos de exterminio. De los judíos que sobrevivieron, fueron más de 2.000 los que murieron de hambre y frío. Sus cuerpos fueron enterrados en el cementerio de la Gran Sinagoga.
A lo largo del recorrido por el barrio descubrimos esculturas y graffitis que simbolizan o conmemoran a grandes personas que de forma altruista ayudaron a los judíos a escapar del genocidio nazi que había en Hungría y especialmente en la ciudad de Budapest, así como a grandes judíos húngaros que hicieron cosas grandes.
Budapest tiene tres Sinagogas en realidad aunque la más conocida es la Gran Sinagoga, cuenta también con la Sinagoga de la calle Rumbach o «Pequeña sinagoga». Actualmente en desuso ya que está muy deteriorada, y la Sinagoga de la calle Kazinczy (no permiten las visitas). Pasamos frente a la Sinagoga pequeña y vemos que a pesar de contar con una arquitectura del estilo a la más grande del barrio está en condiciones deplorables…
Seguimos caminando por las callejuelas del barrio judío descubriendo rincones, bares en ruinas y edificios simbólicos. Entramos en un patio privado dónde se encuentra el último resquicio del muro que separaba el ghetto judío del resto de la ciudad. Se encuentra en un patio de casas bastante deterioradas pero en las que aún hay gente que las habita.
Y tras un recorrido de 2h por él, nos dirigimos hacia la avenida más famosa y glamurosa de la ciudad, la Avenida Andrassy, justo a la altura de la gran Opera de Budapest.
La avenida, construida en 1872, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2002, en gran parte gracias a las bellas fachadas de las casas y palacios renacentistas que se conservan. Era la avenida construida por el emperador austro-húngaro Andrassy, esposo de la emperatriz Sisi. Tenía tanto glamour en su época que construyeron la avenida con suelos de madera. Frente a la Opera aún se conserva algún pedazo del suelo original.
Entramos al hall de la Opera dónde nos explica la historia de ésta. Fue construida por el pueblo húngaro poco después de haber finalizado la construcción de la Opera de Viena para deleite de los emperadores cuando venían a la ciudad, pero como a los húngaros les gusta hacer las cosas a lo grande, pues resultó que ésta Opera gustó más que la de Viena, lo cuál no acabó de gustar al emperador Andrassy quién era nacido en Viena y sentía más devoción por su ciudad… a quién si le apasionó, tanto en belleza como en acústica fue a la emperatriz Sisi quién pasaba largas temporadas en Budapest alejada de los grandes lujos de Viena.
La emperatriz Sisi se sentía mucho más a gusto en Budapest y la ciudad, sentía devoción por ella. Parece ser que el pueblo húngaro también le tenía estima ya que se conservan calles, plazas, edificios, pinturas, monumentos, etc. dedicados a su figura.
Llevamos más de 3h en la calle con un frío que pela… Xela nos da unos minutos de descanso para tomar un café y entrar en calor. Junto a la cafetería dónde nos tomamos un café calentito, se encuentra una estatua en memoria de Miklós Radnóti, uno de los grandes poetas y líricos de la historia de Hungría.
La vida de este hombre estuvo cargada de mala suerte desde su nacimiento en el que falleció su madre y su hermano gemelo. Muy jovencito quedó huérfano de padre también. Aún así consiguió estudiar y hacerse un hueco en el comercio del país, mientras dedicaba su tiempo libre a la lírica y la poesía. Lideró algunos movimientos en contra del gobierno de su país que no gustaron a algunos y lo castigaron a realizar trabajos forzados.
En la II Guerra Mundial, se vio obligado a luchar en el frente ucraniano y cuando Hungría perdió frente al ejército alemán. Radnóti que era de origen judío, fue condenado a un campo de concentración. Consiguió escapar de éste para volver con su esposa, y cuando le quedaban apenas unas pocas horas de camino (desde Ucrania y en pleno invierno), falleció de frío e inanición. Su esposa al enterarse, decidió publicar sus obras y consiguió el éxito como escritor a título póstumo. Toda una desgracia de vida… Si queréis saber más sobre él hay mucha información en Wikipedia. Es solo un ejemplo de la lucha de algunos judíos por hacerse un huequito en la historia, otros cientos de miles quedaron simplemente en el olvido…
Seguimos caminando por la Avenida Andrassy hasta la altura de la Casa del Terror. Me hubiera gustado entrar en este museo comunista pero está cerrado por mantenimiento anual todo el mes de enero.
Aquí cogemos el metro eléctrico más antiguo de Europa, construido para la Exposición Universal de 1896, coincidiendo con la celebración del 1000 años de la fundación de la ciudad. Se trata de la línea 1 del metro de la ciudad que recorre la Av. Andrassy de punta a punta.
Bajamos en Hosok Ter, la plaza de los Héroes. También construida para aquella Exposición Universal en la que se encuentra el mayor monumento y cenotafio a los héroes caídos en guerra -en las muchas en las que el país se ha visto involucrado-.
A lado y lado del monumento, encontramos el Museo de Bellas Artes y la Galería Nacional.
Y si caminamos un poco más hacia el Parque de la Ciudad, encontramos junto a su entrada una enorme pista de hielo y el Castillo Vajdahunyad. Con una gran similitud al castillo del Conde Drácula de Transilvania (antiguo territorio húngaro).
Caminamos sobre placas de hielo hasta el castillo. Construido inicialmente en madera para la Expo de 1896 (les faltaba tiempo…). Fue reconstruido en piedra al terminar el evento. Su arquitectura es una copia de otros edificios existentes en Hungría. Dentro del castillo podéis encontrar un museo de agricultura y una pequeña iglesia.
Xela nos explica algunas historias sobre personajes húngaros bastante sangrientos. Después vamos a conocer la estatua del escritor Anónimo y a tocar su lápiz para que me inspire en la redacción del trabajo de final de máster que tengo entre manos.
Son las 15h cuando finaliza el tour. A pesar de que el parque tiene pinta de ser muy bonito y de esconder más estatuas y rincones. Todo el suelo está helado y se hace difícil caminar por él sin resbalar (a pesar de llevar calzado para nieve)… Volvemos al metro echando un último vistazo a la imponente imagen que ofrece la puerta amurallada del castillo.
Ya en el metro, y tras un par de transbordos, nos bajamos en la parada Fovam Ter. Desde aquí hay unas vistas geniales de la puesta de sol sobre el Szabadság Híd o Puente de la Libertad que cruza hacia el monte Gellért.
Entramos al Mercado Central y alucinamos con el ambiente que hay en él. Nos recuerda bastante al Mercado del Ninot de Barcelona, con ese estilo industrial que han mantenido.
Subimos a la planta superior y escogemos un restaurante de comida local en el que nos ponemos las botas de comida local y vino caliente por 30€. Tenemos demasiada hambre cuando escogemos los platos y luego somos incapaces de terminar todo lo pedido… La comida local es buena, bastante condimentada con pimentón rojo y de cuchara. Se nota que hace frío 🙂
Paseamos por la planta superior entre los puestos de souvenirs y productos locales, y compramos un imán para la colección y una caja secreta, souvenir típico de aquí.
Salimos del mercado y cogemos el metro hasta el hostal. Descansamos un ratito y luego salimos bañador en mano hasta el Balneario Szchény, situado en el Parque de la Ciudad. Se trata de uno de los recintos termales más grandes de Europa. El edificio actual fue inaugurado en 1913 y tiene un estilo neo gótico. Cuenta con 15 piscinas, 3 grandes al aire libre y 12 pequeñas en los recintos del interior, en los que también hay saunas y salas de masajes.
Pagamos la entrada básica (4000 florines pp) y vamos a buscar toallas de alquiler por 1000 Ft. El recinto es enorme y cuenta con grandes vestuarios. Hay algunos privados pero ya no les queda, así que vamos a los comunes. Allí encuentras taquillas dónde poder dejar tus cosas que se abren y cierran con el chip de la pulsera que te entregan al comprar la entrada. Lo único que debes recordar es el número de ésta 🙂
Una vez cambiados, cubiertos con el biquini y una mini toalla salimos al exterior, a los -7ºC que hay en este momento… Salimos disparados hacia la piscina más cercana, con el agua a 38ºC. Es increíble la sensación de bienestar que genera el agua y el vapor que emana de la piscina.
Nuestra idea inicial era ir solo a las piscinas interiores, pero descubrimos que para llegar a ellas hay que cruzar por las piscinas exteriores… Así que éstas caen más cerca de la puerta 😛
Aún así, somos valientes y corremos hasta la otra piscina exterior, situada en el otro extremo del recinto y hasta las interiores. Entramos en uno de los baños de vapor y al salir descubrimos que ¡nos han quitado una toalla! No os imagináis nuestra cara y nuestro cabreo… Por lo visto es una práctica habitual porque una vez te has secado con ella, con el frío de la calle se congela y la gente coge la de los demás. Así que no nos queda otra que buscarnos la vida para recuperarla. ¡Avisados quedáis!
Tras esto, decidimos volver a la piscina exterior dónde podemos controlar mejor las toallas. Nos pegamos casi 2h en remojo en ella. Menuda sensación estar a 38º en el agua cuando en la calle hay -7!!
Sobre las 19,30h salimos del agua con mucho pesar y ¡mucho frío! Volvemos a los vestuarios, nos cambiamos y secamos el pelo y volvemos al metro. De allí cogemos el metro hasta la Nyugati Pályaudvar o estación central de trenes.
El hecho de venir hasta aquí no es solo por ver la estación, si no para cumplir una tradición viajera: «McDonalds por el mundo» . Y es que adherido a la estación hay uno de los restaurantes de la cadena más elegantes del mundo, ambientado en estilo neo gótico que caracteriza a la ciudad.
Y tras la cena y con un relax increíble en el cuerpo volvemos al hostal en metro. Nos damos una ducha para entrar en calor y a dormir, estamos ko. Hoy ha sido uno de esos días que seguro, recordaremos siempre.
Un post muy bueno!! Te felicito.
Nosotros hace unos días que hemos vuelto de Budapest y la verdad, que nos sorprendió. Era un viaje que llevaba tiempo anhelando y cuando tuvimos la oportunidad decidimos viajar…
El Barrio Judío es tan bello que da lastima pensar en los sucesos que allí acontecieron, una verdadera pena…esperemos que nos sirva de lección para que nunca jamás se vuelva a repetir tal cruel acto en la historia.
Al igual que tú, nosotros hicimos el tour de pest con White Umbrella y la verdad que fue muy divertido y ameno , una de las mejores opciones que pudimos tomar ya que hicimos el free con ellos también.
Gracias por la info!
Salu2.
muchas gracias por tu comentario Mark!
A nosotros Budapest nos encantó, fue un lugar que no dábamos un duro por él viendo las temperaturas que había y debo decir que es una de las ciudades europeas que más nos ha gustado!
Los chicos de White Umbrella son geniales, se lo curran un montón!
Y estoy contigo, la zona del barrio judío pone los pelos de punta (como otros que hemos visitado en Alemania, Holanda o Rep. Checa) y solo espero que sirva de lección y esas atrocidades, no vuelvan a repetirse.
Gracias por leerme! saludos!