02/10/2016 (día 2): recorremos el Palacio Real de Bangkok, los grandes templos Wat Pho y Wat Arun, y tras un diluvio, acabamos la tarde en Kao Shan Road
A la 1h nos despertamos muertos de hambre. Suerte que una ya lo sabe de otras veces y compramos provisiones 🙂 Tras picotear un poco, conseguimos dormir del tirón hasta las 7,45h que suena el despertador. Hoy vamos a visitar el Palacio Real de Bangkok y los templos principales de la ciudad.
Tomamos el desayuno que compramos anoche en la habitación. Nos embadurnamos con repelente de mosquitos y protector solar, y salimos hacia el Palacio Real. Tardamos unos 15-20 minutos en llegar a pie, ¡menuda chicharrina hace ya en la calle!
Compramos la entrada (500THB pp). No se permite llevar ropa ajustada, enseñar los hombros ni las piernas. Así que a mi marido le hacen ponerse un pantalón largo encima de sus bermudas. Y accedemos al recinto.
El Gran Palacio pertenece a la familia real y se usa para diversas ceremonias. Está formado por un complejo de edificios que incluye las estatuas de los guardianes, el pabellón donde se exponen los uniformes y el Buda de Esmeralda.
Sabemos que hay miles de personas acuden a este templo para rezarle al Buda de Esmeralda. Es uno de los más venerados de Tailandia y fue tallado en un único bloque de jade. El templo Wat Phra Kaew que lo alberga se encuentra en el interior del Palacio. Y literalmente, hay miles de personas todas concentradas hoy… Hay órdagas de asiáticos visitando el Palacio, dando empujones y pegando gritos. ¡Qué horror, y eso que llegamos antes de las 10h!
Intentamos acercanos a ver el Buda Esmeralda y casi morimos en el intento…
Tardamos más de media hora en poder llegar junto a la puerta del Wat Kaew. No dejan acceder al interior, y por tanto, TODO el mundo está concentrado en la puerta intentando captar una foto del Buda. Mi marido me espera en un lateral del templo, dice que no quiere morir aplastado… Hay que quitarse los zapatos para acercarse a la puerta. Y con la cantidad de zapatos que hay aquí tirados por todas partes y pisoteados por todo el mundo.
Me guarda mis zapatos e intento acercarme a hacer una foto. Pero es del todo imposible. De verdad que no exagero. Solo había chinos apalancados en la puerta dando codazos a todo aquél que intentara quitarle el hueco unos segundos para echar una foto.
Entre el gentío y el calor no se puede estar aquí… Visitamos solo una parte del enorme recinto y salimos hacia la puerta oeste que conduce otra parte del complejo. Construido en 1882, el edificio más importante de esta zona es el Chakri Mahaprasat. Combina arquitectura occidental con tailandesa tradicional.
Tras una visita rápida, devolvemos el pantalón que nos han prestado y salimos del Palacio con bastante agobio. Nos vamos con mal cuerpo… es una pasada la cantidad de gente que hay. No entendemos cómo no regulan mejor el aforo… y en parte nos sentimos estafados porqué el precio de la entradas es muy elevado. Casi 15€ cada uno al cambio.
Recorremos a pie los 10 minutos que separan el Palacio Real del Wat Pho. Compramos las entradas (100 baths pp, incluye botella de agua gratis).
Construido en el siglo XVI, es considerada la primera universidad de Tailandia. Aquí se enseñaba medicina y masajes tradicionales. La estrella del templo es el Buda Reclinado de 46 metros de largo y 14 de alto.
Este templo está menos concurrido y nos parece alucinante el gran Buda recostado. Para entrar al recinto del Buda, hay que descalzarse. No permiten camisetas de tirantes ni pantalones por encima de la rodilla. No es la primera vez que vemos un Buda reclinado, vimos uno en Indonesia, pero este es mucho más impresionante. Sin duda.
Aunque están restaurando los pies del gran Buda podemos visitar la estatua sin demasiados problemas. Es realmente bonito e impresionante. Hemos visto otros Budas de gran tamaño, en Japón y en Hong Kong, pero este nos sorprende gratamente.
Compramos unas monedas budistas (20 baths). Y las echamos a los 100 cuencos de metal que hay a espaldas del buda para atraer la buena suerte. Lo difícil es acordarte en qué cuenco has echado y en cuál no 😛
Solo por esta visita ya ha merecido la pena el día de hoy, nos ha encantado. Recorremos el resto del templo conformado por varios edificios, estatuas y chedis o estupas.
Tras recorrerlo y hacer parada en boxes (WC gratuitos), salimos de nuevo a la calle. Paseamos entre puestos de souvenirs y comida hasta llegar al embarcadero número 8. Cogemos el ferry que cruza a la otra orilla del río Chao Phraya (3 baths pp).
Es alucinante el tráfico que tiene el río entre lanchas, ferrys y embarcaciones privadas… Desde una orilla se avista el Templo del Amanecer y desde la otra el Palacio Real, bonitas vistas se mire desde dónde se mire 🙂
Junto al muelle de la otra orilla, se encuentra el templo Wat Arun. También conocido como Templo del Amanecer. Para decepción nuestra vemos que la gran prang central está rodeada de andamios… Aún así compramos la entrada (50 baths pp) y lo vemos de más cerca.
Cuenta la leyenda que en el actual emplazamiento del templo hubo en tiempos del Reino de Ayutthaya un antiguo templo budista llamado Wat Makok. Este templo databa anterior a 1656. Por entonces, aquella orilla del río Chao Phraya pertenecía a la ciudad independiente de Thonburi, que se adherió a Bangkok en 1972.
Tras la caída y destrucción de Ayutthaya (1767) a manos de los birmanos, el general Taksin (más tarde Rey Taksin) decidió mover la capital a Thonburi. Se dice que vio por primera vez Wat Makok al amanecer y que, desde entonces, el templo empezó a ser referido como Wat Chaeng (Templo del Amanecer).
Fue el templo real y albergó el famoso Buda de Esmeralda por un breve tiempo, pero el sucesor de Taksin, el Rey Rama I, trasladó la capital a la otra orilla del río, donde se mantiene hoy en día. El Rey Rama II fue quien bautizó el templo como Wat Arun Rachatharam en honor al dios hinduista Aruná, que personifica el amanecer.
Y no sería hasta la llegada de su heredero, Rama III (1824–1851), cuando se completaría la construcción de la gran torre de 79m que hoy caracteriza al templo. Así como de las cuatro más pequeñas que la rodean. También durante su reinado recibiría al fin su nombre definitivo: Wat Arun Ratchavararam.
El lugar es bonito, y estoy segura que con la torre destapada aún lo debe ser más, Cuando se reflejan los rayos del sol sobre sus paredes brillantes. Además las vistas desde allá arriba seguro son geniales. Nosotros nos tenemos que conformar con verlo a medias…
Tras una corta visita, volvemos al embarcadero y cruzamos de nuevo al otro lado del río (3 baths pp).
Son algo más de las 12h y estamos sudando como pollos, así que decidimos volver al hotel a refrescarnos un poco. Se nos está haciendo cuesta arriba la mañana entre el calor y jet lag. Vemos que hay una línea de barco que hace de bus acuático. Por 14 baths pp nos deja a menos de 5 minutos del hotel, así que no nos lo pensamos dos veces y cogemos el primero que pasa.
Cuando llegamos al hotel es la hora de comer. Decidimos ir a algún restaurante cerca del hotel y luego ir a descansar un rato… Además se está nublando por momentos y anuncian lluvias para la tarde. Así que tras una parada en un combini a por más provisiones, vamos a probar la comida local 🙂
Justo frente al hotel, vemos un lugar con buena pinta. Tomamos unos rollos vegetales y unos pad thai deliciosos, acompañados por unos refrescos y unos cafés (440 baths todo).
Estamos comiendo cuando empieza a tronar de lo lindo y seguidamente empieza un diluvio tremendo. Los del restaurante nos cambian a una mesa más interior y lo cierran todo para que no entre agua. Tela la que cae. Creo que no había visto llover de esta manera nunca…
Nos pedimos unos cafés y alargamos la sobremesa. Pero viendo que llevamos más de 1h aquí y que no parece que vaya a parar en breve, decidimos echar una carrera hasta el hotel… Pagamos la cuenta y salimos disparados bajo el diluvio. En apenas 20 metros ¡nos empapamos de arriba a abajo! Suerte que el personal del hotel espera a los que llegamos con unas toallas en la puerta… Nos secamos un poco y subimos a la habitación.
Tras una ducha, nos echamos un rato. A media tarde (ya sin lluvia), volvemos a dar una vuelta por Kao Shan Road y Rambuttri Road, dónde cenamos. Para la cena encontramos un lugar hasta los topes de gente y con buen precio, el Green House. Entramos y pedimos unos nachos, una pizza y un combinado de pollo empanado, con un refresco y una cerveza (810 baths). Comemos hasta los topes y cuál es nuestra sorpresa cuando nos traen una ¡San Miguel! 😀
De camino al hotel, hacemos la parada de rigor en el combini para comprar provisiones para la noche y el desayuno de mañana (230 baths). Y vamos a descansar, con el calor y la humedad de hoy, estamos agotados.
Nos damos un fabuloso baño relajante de casi 1h en el jacuzzi de la habitación. Y sobre las 23h nos vamos a dormir, mañana nos espera una excursión muy deseada…