17/11/2017 (día 2): descubrimos la cercana localidad de Sintra y nos maravillamos con la visita al Palacio da Pena y a la Quinta da Regaleira.
Nos levantamos a eso de las 8,30h mejor de lo que esperábamos después de la botella de vinho verde de anoche 😛 Desayunamos en el apartamento y salimos caminando hacia la estación de trenes de Rossio. De camino nos topamos con el elevador da Gloria a punto de partir, pero nosotros preferimos bajar la calle caminando. Hoy vamos a visitar la cercana localidad de Sintra y conoceremos algunos de sus mejores monumentos: el Palacio da Pena y la Quinta da Regaleira.
Al llegar a la estación de trenes, cargamos las tarjetas Viva Viagem y como aún falta un poco para el próximo tren, nos tomamos un par de cafés por 2,5€ los dos. Unos 20 minutos antes de la hora prevista de salida vemos que llega el tren al andén y decidimos subir ya. Suerte que lo hacemos porque así podemos ir sentados, y es que en pocos minutos ¡se llena hasta los topes! El trayecto la verdad es que parece un metro, ¡para cada 3 minutos! Así que 30km de distancia se convierten en casi 55 minutos de camino…
Como os expliqué en los preparativos, hoy vamos a visitar la cercana localidad de Sintra, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995. Se considera en una excursión imprescindible desde Lisboa. Esta villa de origen celta, construida alrededor del Siglo XV como residencia vacacional de nobles y monarcas portugueses, en un entorno natural fabuloso y en medio de un parque natural en la sierra. Posee un encanto único que la convierte en uno de los lugares más bellos de Portugal debido a su característica arquitectura. Integra a la perfección palacios y jardines, castillos y bosques.
Aunque la localidad es pequeña, alberga grandes monumentos que merecen una visita: el Castillo dos Mouros, el Convento dos Capuchos, el Palacio de Monserrate, el Chalet de la Condesa, el Palacio Nacional, la Quinta da Regaleira y el Palacio da Pena. Si disponéis de varios días para recorrer la zona, debe ser muy interesante hacer noche allí para poder visitarlos todos. Nosotros decidimos hacer una excursión de un solo día. Al viajar en invierno contábamos con menos horas de luz, por lo que nos decantamos por visitar sólo los dos top del lugar. Estamos seguros que más tarde o más temprano, volveremos a este lugar.
Llegamos sobre las 11,30h a Sintra y nos dirigimos a la parada del bus circular 434 (5,5€ i/v c/u). Éste lleva desde la estación hasta el Castelho dos Mouros y el Palacio da Pena por una carretera de dios, ¡empinadísima y llena de curvas imposibles! Bajamos en la parada del Palacio de Pena. Hay una cola enorme para comprar las entradas pero veo unas máquinas y ¡no me lo pienso! Compramos las entradas (11,50€ pp) en menos de 5 minutos pagando con tarjeta en las máquinas. Vemos que también hay opción de comprar el ticket en las mismas máquinas para un mini bus que te ahorra 500m de subida (3€ pp) pero pasamos. Decidimos caminar y así ir viendo los jardines del Palacio.
Caminamos los 500m cuesta arriba por un camino rodeado de grandes árboles y con unas vistas espectaculares que ofrece la altura sobre la Sierra de Sintra y hacia la colorida fachada del palacio. La verdad es que desde aquí ya ¡pinta muy bien!
Construido durante el Siglo XIX en su origen como un monasterio de frailes jerónimos, y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. El Monasterio albergaba una pequeña capilla dedicada a Nossa Senhora da Pena (de ahí el nombre del palacio). Quedó abandonado cuando sus frailes se trasladaron al Monasterio de los Jerónimos en Belem, quedando destruido tras un terremoto en 1775.
En 1838 el rey Fernando II compró las ruinas y sobre ellas, construyó una residencia de verano como obsequio a su esposa María II de Portugal. El Castillo combina diferentes estilos que van desde el neogótico hasta al neoislámico. Pasando por el neorenacimiento y una visión pseudo-manuelina que lo convierten en un lugar de lo más pintoresco. Accedemos al Palacio da Pena a través de una arcada de estilo morisco.
Decidimos comenzar el recorrido saliendo primero por un camino de ronda que bordea el Palacio junto al precipicio en el cuál está construido. Y es el que Palacio se alza en lo alto de la montaña, y muestra las vistas hacia el Castillo de los Moros y hacia el Atlántico. ¡Espectacular!
Después accedemos al interior del Palacio y recorremos las distintas estancias que lo conforman. Aunque lo realmente curioso del lugar es el colorido y los distintos estilos arquitectónicos, por dentro nos parece sorprendente también. Alucinamos con las vistas tan bonitas que tenían de los alrededores desde las ventanas del palacio.
Además, fue uno de los primeros lugares en los que se instaló un teléfono, y lo conservan en el que fuera el despacho del rey.
Son las 13h cuando terminamos la visita y aprieta el hambre. Decidimos tomarnos un bocata, unas chips y un par de refrescos en la cafetería del Palacio (12€). Tiene una terraza al sol en la que se está genial, con unas bonitas vistas a la balconada de éste.
Tras cargar las pilas, caminamos cuesta abajo hasta la entrada dónde se encuentra la parada del bus. Justo en ese momento llega el que va de vuelta a la estación y no dudamos en cogerlo. Una vez junto a la estación de trenes, decidimos coger el bus 435 que lleva hasta la Quinta da Regaleira (1,10€ pp). Así nos ahorramos la caminata de más de 20 minutos cuesta arriba que hay.
La Quinta da Regaleira, también conocida como Palacio de Monteiro el de los Millones, por el apellido y el apodo de su primer propietario: el Dr. António Augusto Carvalho Monteiro. El palacio está situado cerca del centro histórico de Sintra. Sus inicios son inciertos, pero lo que si se sabe es que la historia de la Regaleira actual comienza en 1892, cuando los barones da Regaleira venden la propiedad al Dr. Carvalho Monteiro.
Monteiro, en 1910 y ayudado por un arquitecto italiano, construyó en la quinta de cuatro hectáreas un palacio, lujosos jardines, lagos, grutas y edificios enigmáticos. Lugares de lo más peculiares relacionados con la alquimia, la masonería, los templarios y la rosa cruz. Tiene un estilo arquitectónico que combina el románico, el gótico, el renacentista y el manuelino. Como os podéis imaginar, nos dirigimos un lugar de lo más curioso y pintoresco…
En unos 10 minutos de trayecto en bus cruzando la ciudad, llegamos a la parada más cercana a la Quinta. Otro lugar que ya viéndolo desde fuera y sabiendo un poquito de la historia que os he explicado, ¡pinta muy bien!
Caminamos 300m cuesta arriba hasta las taquillas, compramos las entradas (6€ pp) y accedemos a los jardines. Nos facilitan un mapa del lugar, puesto que es inmenso. Alberga distintas edificaciones, grutas, torres, lagos, una cisterna de agua, un pozo y bellos jardines. También fue declarado Patrimonio de la Unesco en 1995.
Llegamos al Portal dos Guardianes, un edificio custodiado por dos torreones de vigilancia y un minarete que esconden una de las entradas al Poço Iniciático.
Lo que parece un montón de piedras, es en realidad una de las entradas al Poço. Una «torre invertida» de 27 metros de profundidad hacia el interior de la tierra, con acceso a través de una espectacular escalera de caracol que te lleva hacia abajo.
Esta torre se construyó como un espacio sagrado, con connotaciones herméticas y alquímicas. Se dice que en él se intensifica la relación entre tierra y cielo. Descendemos hasta abajo del todo dónde disfrutamos de las vistas hacia arriba. Pocos lugares tan curiosos como éste hemos visitado…
La base de la torre conduce a una serie de túneles subterráneos. Algunos tramos están iluminados pero otros tenemos que encender las linternas del móvil para ver por dónde pisamos. Tras recorrer unos buenos metros de túneles, llegamos al lago de la cascada.
Es un lugar muy bonito, y vemos que muchos cruzan a través de un camino de piedras para salir de nuevo a los jardines. Pero no vemos muy claro caminar por las piedras ya que muchas están mojadas. Algunos se pegan buenos resbalones y el agua está súper estancada… Si nos caemos ahí, cogemos la triquinosis como poco 😛 Así que seguimos avanzando por los túneles cruzando la Gruta de Oriente, la otra entrada al Poço, hasta llegar de nuevo a los jardines. Seguimos recorriéndolos hasta llegar al Palacio da Regaleira.
Recorremos sus estancias y luego decidimos merendar en la cafetería del recinto. Tomamos un par de capuccinos con dos Pasteis de Nata deliciosos (9€). Aunque es algo caro, se está genial en la terracita en medio de los jardines y junto al Palacio, de nuevo ¡menudas vistas mientras comemos! 🙂
Antes de salir del recinto, visitamos la capilla. De estilo neomanuelino, alberga un fresco de la Anunciación realmente bonito y simbología que alude a la Orden de Cristo, heredera de los Templarios. La Cripta además, cuenta con un pasadizo subterráneo que lleva directo al interior del Palacio pero está cerrado al público.
Tras esto, caminamos por una zona de cipreses hacia la puerta principal del recinto. Esperamos 15 minutos al siguiente bus de bajada mientras alucinamos con la cantidad de tuk-tuk que hay, ¡¿hemos vuelto a Tailandia?! 😛
Pagamos 1,10€ pp de bus de nuevo, y en 10 minutos estamos de vuelta junto a la estación de trenes. Desde aquí ya vemos que el tren a Lisboa-Rossio está en el andén y sin pensarlo dos veces ¡subimos! De nuevo suerte que no esperamos porque en pocos minutos el tren se llena hasta la bandera de nuevo y a mucha gente le toca ir de pie…
El trayecto dura otros 55 minutos. Llegamos a Lisboa a las 17,30h. Empieza a anochecer y comienzan a iluminar sus calles y edificios emblemáticos, como la fachada de la Estación de Rossio.
Callejeamos por las calles de La Baixa pasando por el elevador de Santa Justa y llegando hasta el metro de Chiado. Aprovechamos sus escaleras mecánicas para subir hacia el Barrio Alto. Y a eso de las 18,20h llegamos agotados al apartamento tras todo el día de caminata. Vemos un capítulo de la segunda temporada de Stranger Thinks (serie que seguíamos en el momento del viaje y que os recomiendo si no la habéis visto) aprovechando que en la tele hay Netflix. Y mientras, descansamos un rato antes de salir a cenar.
Para la cena vamos al To B., una hamburguesería en la que cenamos de vicio, cerca de la Plaza de Chiado. El local es muy chulo, de estilo industrial, el personal súper atento y las hamburguesas deliciosas… Cenamos de maravilla por 23€.
Tras la cena volvemos caminando al apartamento y nos relajamos con otro capítulo de la serie antes de irnos a dormir y caer planos en la cama. Ha sido un día genial, de esos que con el tiempo se recuerdan con cariño.