26/05/2011 (día 10): recorremos el parque del Palacio Imperial, conocemos el bullicioso distrito financiero de Shinjuku, subimos al mirador del TOCHO y vivimos nuestro 1r terremoto. Para acabar, cena de 10 en un restaurante español.
¡Amanece un nuevo día en Tokyo! Tras haber visitado el Palacio Imperial de Kyoto, hoy vamos a recorrer los jardines del Palacio Imperial de Tokyo y visitaremos el bullicioso barrio de Shinjuku.
Esta madrugada me levanté al baño y al volver a la cama vi que la lámpara del techo se movía… pensé que eran imaginaciones mías e incluso me puse las gafas para verlo bien. Y efectivamente, no sólo bailaba la lámpara (cada vez más rápido) si no que también vibraba la pared.Recuerdo que le dije a mi marido: «¡¿se está moviendo la lámpara?!» y él dormido profundamente me contestó: «si, hay un terremoto, duérmete»… me dejó alucinada parece que hasta su subconsciente estaba mentalizado de ello. Tras unos segundos, dejó de temblar todo y yo volví a dormirme. Al despertar por la mañana le expliqué lo ocurrido y alucinaba con la respuesta que me dió 😀
Bajamos a desayunar al bar del hotel esas deliciosas tortitas que preparan y con las pilas cargadas, salimos de nuevo a continuar recorriendo la ciudad. El Palacio Imperial está cerrado al público salvo 2 días al año, y es la vivienda oficial del emperador nipón y su familia, pero los jardines se pueden visitar, y allí es a dónde nos dirigimos.
Tomamos la línea JR Yamanote en la estación de Shibuya y bajamos en la estación central, la JR Tokyo. Vamos dando un paseo desde la estación hasta la zona del Palacio mientras nos deleitamos con los rascacielos que nos rodean y con la curiosa forma de construirlos que tienen, usando andamios de bambú.
Esta zona está completamente en obras y es que están reformando la estación JR Tokyo, una de las más antiguas de la ciudad, y sus alrededores. Cuando esté terminada seguro que es impresionante. La estación en si, es enorme y pasas varios minutos caminando para ir de una salida o de una línea a otra.
Tras unos 20 minutos caminando por la zona, llegamos al Palacio. Es realmente impresionante. Con esa construcción tan tradicional y esos fabulosos jardines tan cuidados, es un lugar muy bonito 🙂


Nuevamente, sorprende ver esa estampa tan tradicional rodeada de rascacielos y edificios modernos, pero ¡¡así es Tokyo!!
En los jardines que rodean al Palacio vemos a algunos «indigentes» y digo indigentes entre comillas porqué la mayoría van trajeados y simplemente están allí pasando el tiempo. no se acercan a pedir limosna ya que para ellos es una gran deshonra estar sin trabajo y más aún pedir, así que si te acercas y les das algo lo aceptan encantados pero si no, no molestarán a nadie.
Como os digo, muchos van trajeados porqué suelen ser gente humilde que se ha quedado sin trabajo, para ellos es tal la deshonra de no trabajar que ni siquiera se lo comunican a sus familias, y cada día se levantan a la hora de siempre y salen de casa como si fueran al trabajo, pero pasan las horas en parques, y vuelven a casa cumpliendo el mismo horario que si hubieran ido a trabajar. ¡Es increíble hasta dónde llega el concepto de honor japonés!
El Palacio está rodeado por un gran foso con agua. Vamos recorriendo el parque junto al foso hasta llegar a los puentes Nijubashi y un poco más adelante a la Puerta de Otemon.
La entrada al jardín del Palacio es gratuita. Recorremos tan solo una parte del parque porqué es enorme y ya llevamos un buen rato andando bajo una solana importante. Menuda chicharrina y solo estamos en mayo…
Pasamos por al lado del Budokan, un gran pabellón de artes marciales. No se ve nada porqué está vallado pero si que se escuchan los «hiaaaaa» de los que entrenan 🙂
Tras un buen paseo, decidimos dar la vuelta y salir de nuevo hacia la estación JR Tokyo.
El plan era ir a Omotesando, un distrito bastante nuevo y dedicado al comercio, pero decidimos que en lugar de eso, nos vamos a conocer Shinjuku, el distrito administrativo más importante de Tokyo. Es lo bueno de viajar por libre, que puedes cambiar la ruta según lo que más te apetezca en cada momento… Cogemos de nuevo la JR Yamanote hasta la parada JR Shinjuku.
Veréis que la mayoría de los trayectos en Tokyo los hacemos con las líneas JR, en especial la Yamanote que es la línea circular. Hay muchísimas líneas más, tanto JR como de metro que conectan todos los puntos de la ciudad pero como tenemos activo el Japan Rail Pass los trayectos en trenes JR nos salen gratis… por eso, siempre que podemos tiramos de él, aunque en ocasiones sería más rápido usar el metro.
La estación JR Shinjuku es una de las más transitadas del mundo, con un promedio de ¡3 millones de pasajeros al día! Realmente es una estación impresionante. En ella se pueden tomar trenes a muchísimos puntos del país, cuenta con muchísimas tiendas y restaurantes de todo tipo y más de un centro comercial adherido a ella. Sus salidas están distribuidas en tres alas principales (este, oeste y sur) y decenas de salidas secundarias para cada dirección. Así que es imprescindible tener muy claro hacia dónde te vas a dirigir y qué salida debes tomar porqué si no es fácil salir por el lugar equivocado, y pegarte media hora caminando para cruzar la estación de punta a punta… ¡como para ir con prisas, vaya!


Es la hora de comer, así que entramos en un bar de tonkatsus y tomamos un menú delicioso por ¡unos 7€ los dos! ¿¡Quién dijo que Japón es caro?!
Luego, salimos a la calle por la salida sur para ver la zona de los grandes almacenes Takashimaya y Tokyu Hands así como la Terrace City, una zona elevada que cuenta con varios bares y restaurantes con unas buenas vistas de esta zona de la ciudad.
Intentamos encontrar el acceso al Shinjuku Koen, el parque más grande del distrito y uno de los más grandes de Tokyo, y aunque localizamos el parque, está vallado y no encontramos la entrada, eso o ya ha cerrado porque son las 17h. Así que tras un buen rato dando vueltas, decidimos entrar de nuevo a la estación para dirigirnos a la salida oeste, dónde se encuentran los grandes rascacielos de Shinjuku.






Tal y como recomendaban las guías, nos decantamos por subir a la torre sur. Así que subimos por los ascensores que nos indican hasta el piso 45. ¡Las vistas desde aquí son espectaculares! La pena es que el día está muy nublado y no conseguimos ver el Mt Fuji. Pero si distinguimos los edificios, parques y templos más importantes de la ciudad. Realmente se pierde la vista en el horizonte, ¡esta ciudad es enorme!
Antes de irnos vamos al baño y nada más entrar, me doy cuenta de que el agua de la taza vibra y gira de una forma peculiar. Toco la pared y noto que también se mueve. Cuando salgo del baño, veo a mi marido con una mano sobre la pared con cara de preocupación, diciéndome: «vibra», seguido de un «¡¿qué hacemos?!»
Vemos que nadie se inmuta pero han cerrado los ascensores provisionalmente, así que decidimos sentarnos en la cafetería que hay en el mirador a tomamos un café y seguir observando qué hacen los japoneses que hay a nuestro alrededor. Pensamos que si ellos se muestran tranquilos debe ser un terremoto leve. Vemos que nuestro café vibra en la taza durante unos minutos, igual que «bailan» los edificios que nos rodean.
Lo siento, no hay vídeo. Estábamos tan alucinados que ni pensé en sacar la cámara, pero imaginaos a los edificios de la siguiente foto balancéandose de un lado a otro como si fueran bloques de plastilina.
Realmente es asombroso, estamos en un piso 45 de altura sintiendo un terremoto y no nos hubiéramos dado cuenta de ello si no hubiéramos visto el agua vibrar. Y asombrosa también la calma que muestran los japoneses, se nota que están más que acostumbrados a los movimientos sísmicos. Por la noche veríamos por internet que se trataba de un terremoto de 5,3º en la Escala Ritcher. Y ellos tan panchos…
Cuando cesa el terremoto ponen en marcha los ascensores. Nos terminamos nuestros cafés y continuamos con la ruta.
Al llegar a la calle no podemos evitar mirar arriba y pensar en que hemos sentido un terremoto estando allí… Ver para creer. Caminamos de nuevo hacia la zona de la estación, pero esta vez nos dirigimos a Kabukicho, el barrio rojo de Shinjuku.
Situado a pocas calles de la estación, este barrio es conocido por sus sex-shops y clubes. También cuenta con una gran cantidad de tiendas y restaurantes. Es la principal zona de ocio del distrito de Shinjuku.
Es impresionante la cantidad de sex-shops que hay aquí, pero todos del tamaño de un ¡Corte Inglés, con plantas y más plantas! Vemos que las mujeres sólo pueden entrar a los pisos destinados para juguetes femeninos y los hombres a los masculinos, así que es una intriga lo que venden para cada sexo :p
Entramos en un par de ellos por ver el ambiente de estos lugares y realmente sorprende la cantidad de juguetes, disfraces y pelis que venden. Tengo que decir que me siento observada en los sex-shops, supongo que no deben estar acostumbrados a ver a una occidental mirando lo que venden :p
También hay muchísimos locales con cabinas para ver porno, curiosamente sólo para hombres. Salas de strip-tease, love hotels, prostitutas y tipos que las vigilan por la calle… Como sólo queríamos ver el ambiente y no tenemos intención de comprar nada, no estamos demasiado tiempo recorriendo esta zona.
A eso de las 19h, volvemos de nuevo a la estación y cogemos de nuevo la línea JR Yamanote para volver a Shibuya. Ya en «nuestro barrio», encontramos de casualidad un restaurante español. Entramos y nos encontramos con un japonés la mar de amable que aprendió nuestra cocina en una escuela de Barcelona. Pedimos tapeo con un par de copas de vino que nos saben a gloria. La verdad es que el tipo cocina súper bien y después de tantos días comiendo japo, disfrutamos de una buena cena como en casa.
Después de cenar, regresamos al hotel después de todo un día de caminata por esta gran ciudad.
Como cada día, aprovechamos el ratito de antes de ir a dormir para darnos una ducha, mirar las noticias, hacer copia de seguridad de las fotos y hablar con los nuestros de las experiencias que estamos viviendo.