20/05/2018 (día 2): disfrutamos como niños del Museo del Ferrocarril, de las vistas desde el Castillo y de la bella Iglesia de San Sebaldo de Nuremberg.
Nos levantamos tranquilamente a las 9,30h tras recargar bien las pilas después de la caminata de ayer. El plan para hoy es visitar el Museo del Ferrocarril, el Castillo y la Iglesia de San Sebaldo. Desayunamos en el hotel y salimos hacia el Museo del Ferrocarril y de las Comunicaciones que tenemos a pocos minutos a pie del alojamiento.
Compramos las entradas (6€ pp los 2 museos) y disfrutamos como niños de toda la exposición que alberga el museo. Primero visitamos la zona de las telecomunicaciones dónde podemos ver la evolución de la televisión, de la radio, del teléfono y de los ordenadores e internet. Aquí encontramos algo que nos llama mucho la atención, junto a un mural con toda la red de cables terrestres y marinos que unen el mundo a través de internet, encontramos un trocito de ellos.
Lo chulo de esta parte del museo es que es muy interactiva, no solo hay información escrita en alemán e inglés, también puedes toquetear muchas cosas para entender cómo funcionan. Hay varias familias con niños que disfrutan muchísimo del lugar.
Tras más de una hora por esta zona, pasamos al museo del ferrocarril. La primera parte del museo son salas y más salas repletas de maquetas de locomotoras y vagones. También hay una parte del museo que alberga automoción y otros vehículos a motor de lo más curiosos. Mi marido es un gran amante de los trenes, así que en esta zona disfruta como un niño. ¡Pasamos 2h aquí! Y no podemos evitar recordar nuestra visita al Museo del Ferrocarril de Omiya que visitamos en el 1r viaje a Japón.
La segunda parte del museo del ferrocarril alberga locomotoras y trenes históricos del país a los que te puedes acercar a través de pasarelas. Desde la legendaria «Adler» (la primera locomotora a vapor), la G3 prusiana, la locomotora del expreso de Baviera S2/6 o el tren de alta velocidad ICE3.
Encontramos también los vagones reales de Luis II, rey de Baviera, a los que ¡no les falta detalle!
Una parte del museo está en un pabellón anexo y también tiene una parte al aire libre, en las antiguas cocheras.
Tras toda la mañana aquí, y más que satisfechos con la visita, caminamos hacia el centro. Frente a Iglesia San Sebaldo comemos en el Bratwursthäusle bei St. Sebald, un restaurante que nos recomendó el guía ayer (de hecho nos lo encontramos comiendo con su chica). Tomamos un plato de salchichas y otro de schnitzel con patatas típicas, más 2 buenas cervezas (25€). Está todo delicioso.
Con las pilas cargadas, subimos la cuesta de la calle Burg hasta llegar al Castillo de Nuremberg.
Compramos la entrada combinada (7€ pp) que permite ver el palacio, la torre redonda y el pozo. Como descubrimos ayer en el free tour, el Kaiserburg está considerado como uno de los palacios imperiales más importantes de la edad media. Fue la residencia de los emperadores del sacro imperio germano desde 1050 hasta 1571.
Primero visitamos el interior del castillo, la Kemenate o estancias residenciales y de trabajo que alberga el Museo Germánico Nacional. Auqí se muestra el papel histórico del Castillo Imperial y sus diferentes funciones. Lo que más me gusta de la galería es poder ver la Corona del Sacro Imperio Germano.
Y desde aquí hay unas bonitas vistas sobre la ciudad.
Es una visita rápida que te lleva a la capilla doble románica, más grande de lo que parece vista desde fuera, con dos niveles. Está muy bien conservada.
Luego entramos al pozo profundo (el acceso es cada 30 min). La edificación del pozo se encuentra en el centro de la muralla exterior y fue excavado en la roca hasta una profundidad de 47 metros, siendo uno de los más antiguos que se conservan. Realmente es una pasada… Hacen un par de demostraciones de la profundidad. Primero echan un chorro de agua que tardas 5 segundos en escuchar cómo cae. Y luego tienen un sistema de poleas que baja una lámpara que lleva cámaras incorporadas y vas viendo la profundidad. Realmente vale la pena visitarlo.
Acabamos subiendo a la torre Sinwell o redonda (Sinwell significa en alemán «muy redondo», realmente se matan poco con los nombres…). Construida como Torre del castillo en la segunda mitad del siglo XIII, el piso superior y el tejado de madera interior fueron construidos en 1560.
Tras un buen ascenso disfrutamos de unas vistas panorámicas espectaculares sobre la ciudad y una exposición de fotos que muestran cómo quedaron las distintas zonas de la ciudad tras la guerra. Viéndolas comprendes qué significa que el 90% quedara destruida… Por suerte hicieron un gran esfuerzo de reconstrucción y la ciudad merece mucho la pena ser visitada.
Antes de volver al hotel, decidimos visitar la Iglesia de San Sebaldo o Sankt Sebaldus Kirche. Construida en 1273, es la más antigua de Nuremberg y es todo un ejemplo de la transición del arte románico al estilo gótico alemán. Durante la segunda guerra mundial fue destruida gravemente y posteriormente remodelada en su práctica totalidad. También la estuvimos viendo por fuera en el free tour y nos quedó pendiente venir a verla por dentro. En su interior, destacan la Crucifixión del escultor Veit Stoss y la tumba de San Sebaldo (fallecido en 1070 y proclamado santo en 1425) de Peter Vischer.
La iglesia es igual de espectacular por dentro que por fuera, merece la pena visitarla.
Hoy hace un calor tremendo a pesar de que anunciaban lluvias… y nos tiene agotados. Decidimos volver al hotel dando un paseo y echarnos un rato a descansar.
Perreamos hasta las 20,30h que salimos a cenar. Hoy cumplimos nuestra tradición viajera de «McDonalds por el mundo» (14€).
Después de cenar damos un agradable paseo por las calles comerciales del centro y volvemos al hotel. Hoy es nuestra última noche en esta bonita ciudad que enamora tanto de día como de noche…