02/10/2014 (día 17): visitamos las Mirror Cave a las afueras de Labuan Bajo y de vuelta a Bali, esta vez al norte
Nos levantamos sobre las 8h. Hoy visitaremos las Mirror Cave y tomaremos un vuelo de vuelta a Bali. Bajamos a desayunar con unas bonitas vistas de la piscina. De nuevo el desayuno es buffet y nosotros nos vamos derechos a los dulces. Paso de mie goreng y sopas picantes de buena mañana…
Hoy nos despedimos de Flores. Recogemos nuestras cosas y cerramos las maletas. A las 9h bajamos al hall, hacemos el check-out y nos reunimos con Nis, nuestro guía en Labuan Bajo. Ponemos todo en su coche y nos dirigimos a la última visita aquí. Nuestro vuelo a Bali sale a mediodía pero antes, vamos a visitar las cuevas Batu Cabu Cermin o Mirror Cave. Estas cuevas se encuentran a las afueras de Labuan Bajo, a pocos minutos en coche. De camino paran un momento en el arcén de la carretera para poder disfrutar de las vistas de la bahía una última vez.
En pocos minutos llegamos al aparcamiento de las cuevas. Nis va en busca del ranger del parque que nos hará la visita guiada. No puedo deciros el precio de la entrada ya que nos iba incluida en el tour… El chico que nos asignan es la mar de majo y habla un inglés perfecto. Nis nos acompaña también. Caminamos unos minutos por un secarral hasta llegar a la entrada de la cueva. Durante el trayecto, el chico nos pregunta cómo le va al Barça 😀 Es un gran culé y le hace especial ilusión que seamos de Barcelona 🙂
Al principio no tenemos muy claro cómo será la ruta por la cueva, aquí solo vemos montones de piedras… seguimos caminando hasta una zona cubierta y al fondo, vemos una gruta en la montaña de menos altura que una persona de estatura media. Cuando llegamos a la entrada de la cueva, el guía nos da unos cascos y unas linternas. Nos avisa de que el suelo está húmedo en el interior de la cueva y que vigilemos para no resbalar. También nos dice que en muchas zonas hay que andar a gachas. Y dicho esto, encendemos las linternas y para adentro.
Conforme nos adentramos en la cueva, notamos que la temperatura es cálida y hay mucha humedad. Suerte que llevamos las linternas porqué gran parte de la cueva está completamente a oscuras. El guía nos enseña las distintas formaciones que hay y nos señala con su linterna las más interesantes. Os enseño algunas:
Nos muestra algunos fósiles de animales marinos y nos explica que en tiempos pasados, el mar llegaba hasta este punto.
Pasamos por una pequeña gruta en la que caminamos en cuclillas. Aquí tenemos que tener especial cuidado en no darnos en la espalda ni en la cabeza con las rocas que sobresalen. Llegamos a una sala en la que entra un poco de luz. El guía nos explica que de aquí viene el nombre de la cueva de Batu Cermin o Mirror Cave. Por lo visto la luz del sol entra a través de un pequeño agujero en la cueva, rebotando en las pareces de ésta y se reflejan en la piedra como un espejo. Hoy ese efecto no se aprecia demasiado porqué las paredes están más secas por el calor de fuera… Aquí vemos unas formaciones muy bonitas, de piedra calcárea y azufre, y algunos fósiles de coral.
Las formaciones de la última foto por lo visto son huecas por dentro y al golpearlas con los nudillos de la mano suenan como un si tocaras un xilófono. A nosotros nos sorprende sobremanera ver cómo las golpea con las manos. En otras cuevas que hemos visitado, ponen especial hincapié en que no las toques ya que se anula el proceso de formación de las estalagmitas y estalactitas.
El guía es la mar de majo y nos hace un montón de fotos dentro de la cueva y junto a las formaciones más destacadas. Además nos cuenta muchas cosas de Labuan y sus alrededores, y también se interesa por cosas de nuestro país. Se nos pasa el rato volando charlando con el guía de la cueva (no recuerdo su nombre) y con Nis.
Transcurridos unos 40 minutos recorriendo la cueva, llegamos a la gruta de salida. Es agradable salir y sentir el fresco, dentro de la cueva hay mucha humedad y hace mucho más calor.
El guía nos echa unas últimas fotos, dispara un montón y dice que así tendremos dónde escoger para nuestro álbum 🙂 le encanta mi cámara y cuando le digo que la compré en Japón el año pasado alucina y no se lo cree. Le enseño el «made in Japan» que solo llevan las cámaras fabricadas y vendidas en Japón (en el resto de modelos pone «made in China») y ahí alucina del todo 😛
Volvemos hacia la entrada del parque dónde nos espera el conductor. El guía de aquí nos ha gustado mucho y le damos una propinilla (20.000 rupias), ¡se las ha ganado! Nos despedimos de él y subimos al coche. Aún faltan un par de horas para la salida de nuestro vuelo, así que Nis nos propone ir a una cafetería que conoce delante del aeropuerto, nos parece bien y allá vamos.
Entramos en el Exotic Komodo y pedimos un café con hielo (51.000 rupias todo). Charlamos de todo un poco con Nis… es un chico con mucha curiosidad, pregunta un montón de cosas de nuestro país y nuestra cultura. Alucina cuando le explicamos que tenemos túneles que cruzan montañas. Allí no hay ninguno y cuando ve una foto que le enseña mi marido en el móvil pone unos ojos como platos. Y aún alucina más cuando ve una foto de un top less en Ibiza 😛 Nos cuenta que en Indonesia no se puede ver pornografía, es delito… ¡ay madre que lo vamos a pervertir!
Sobre las 11,30h y ya un poco cansados del interrogatorio que nos hace Nis sobre España y Europa, le decimos que nos acerque al aeropuerto. El chaval es majísimo y muy atento, pero llevamos 3 días hablándole de cosas de aquí y no se cansa de preguntar 😛 Antes le damos una propinilla, se ha portado genial con nosotros. Montamos en el coche de nuevo y nos acercan al aeropuerto. Nos despedimos de ellos y entramos a la terminal con nuestro equipaje.
Facturamos en menos de 10 minutos y pasamos el control de seguridad hacia la zona de embarque. Como viajamos con Garuda Airlines no tenemos que pagar las tasas aeroportuarias ya que van incluidas en el precio del vuelo (esto era así hasta 2015). Éste será nuestro último vuelo interno en Indonesia.
El avión llega puntual, y a las 12,55h pasamos a la sala de embarque. De nuevo nos llama la atención que es una sala pequeña y las puertas dan directas a la pista. Algunos esperan en la calle fumando mientras llega el avión (hay como una terraza) y vemos a unos niños jugando junto a la pista de despegue/aterrizaje, ¡toma medidas de seguridad! Alucinamos en colores, para nosotros esto es totalmente impensable…
Como os conté el día que llegamos a Labuan Bajo, este avión hace de bus con alas ya que tiene dos paradas. De camino a Bali, Labuan Bajo es la segunda parada. Así que cuando llega nuestro avión vemos cómo suben las maletas a la bodega y luego vamos nosotros. Como era de esperar ya hay bastante gente a bordo que viene de la primera parada (no recuerdo el nombre de la isla).
De nuevo es un avión de hélices y nos vuelve a tocar cerca de una de ellas, así que disfrutamos de la experiencia de nuevo. Desde el avión nos despedimos del aeropuerto de Komodo y de sus dragones. Realmente nos ha gustado mucho esta zona, aunque si tuviera que volver quitaría las cascadas y la cueva de hoy, en pro de más snorkel en alguna isla tranquila.
Esta pista está un poco hecha polvo y el avión pega unos botes tremendos mientras recorre la pista cogiendo velocidad. El despegue ocurre sin incidencias y pronto nos encontramos en el aire disfrutando de las vistas de las diferentes islas indonesias mientras disfrutamos del almuerzo que nos sirven a bordo.
Llegamos a Denpasar a las 14.20h. Hemos pasado tantas veces por este aeropuerto que ya es como estar en casa 😀 Vamos hacia la zona de recogida de equipajes. Para ser un avión pequeño las maletas tardan ¡casi 30 minutos en salir! Ya nos temíamos lo peor… Una vez equipaje en mano, buscamos un sitio dónde comer. Siempre que viajamos vamos al menos una vez a un Mc’Donalds. Tenemos una tradición viajera, «Mc’Donalds por el mundo«, pero nos llama mucho la atención que no hemos visto ni un solo Mc en todo el viaje. Nos conformamos con un Burger King que hay en el aeropuerto. Nos zampamos un par de menús (125.000 rupias) y nos olvidamos por una comida del picante 😛
Después de comer y de avisar a los nuestros de que estamos de vuelta en Bali vamos a buscar un taxi. Tenemos reserva para dos noches en un hotel de Lovina, al norte de la isla. Ya sabíamos que son varias horas de taxi y que nos costará un dinero, pero era la única forma de poder disfrutar del norte..
Vamos al chiringuito de taxis oficiales que hay en el aerpuerto. Aunque hay un cartel dónde pone el precio fijo, el tipo de nuevo nos intenta cobrar de más. ¡Ja, hoy no pasará lo mismo que el primer día! Y ya me veis a mi regateándole a tope al tío… al final no consigo demasiado, solo bajar de 700.000 a 650.000 rupias, pero ¡algo es algo!
Cogemos el taxi a las 16h y hasta las 19,10h no llegamos a Lovina. ¡Qué tortura madre! Hubo momentos que nos medio mareamos y todo de las curvas tan heavys que había, sube y baja montañas continuamente… ¡¿Porqué esta gente no ha descubierto los túneles y los puentes aún?! Solo hay 91km de distancia pero en tiempo se hace interminable.
A medio camino el taxista -que hablaba muy poco inglés y apenas nos dio conversación- nos dice que va a parar a comprar agua e ir al WC. Mi marido se queda en el coche pero yo necesito ir al baño. Pero es algo infame… es la cosa más sucia que he visto en mi vida (y soy enfermera…). El taxista, al verme la cara cuando salgo de allí sin poder hacer uso de él, tiene el detalle de parar un poco más adelante en otro sitio que sabe que el baño está limpio ¡qué mono!
Al fin, tras 3h de coche y ya noche cerrada, llegamos al hotel. Para nuestra estancia de dos noches en Lovina escogimos el hotel Villa Belindo. El taxista nos deja frente a una puerta metálica y nos dice que ésa es la dirección que le hemos dado pero esto parece cualquier cosa menos un hotel… yo creo que nos ve la cara de miedo/incertidumbre y llama a la puerta. A los pocos minutos acude una mujer y nos confirma que estamos en el hotel que hemos reservado. Aunque le envié un email diciéndole que nuestro vuelo llegaba a primera hora de la tarde, no nos esperaba tan tarde… Pero bueno, la señora, Wim, es muy amable y nos acompañada hasta nuestra casita dentro del hotel.
Hay poca luz y de momento podemos ver poco del lugar, pero aún así tiene buena pinta… Nos lleva a nuestro apartamento y nos enseña dónde están las luces, el aire acondicionado, etc. Nos pregunta si hemos cenado y al decirle que no y que pensábamos hacerlo allí se le queda una cara de ¡oh, oh! Tampoco contaba con ello y nos dice que intentará hacernos algo de cena pero que ella es la cocinera y no tiene carta ni menú. Le decimos que no se preocupe, nos gusta todo y seguro que estará riquísimo. Se le ve un cierto alivio tras decirle esto, y nos dice que en 1h más o menos, nos servirá la cena en el comedor que hay en el jardín.
La habitación es sencilla, cuenta con un baño privado y una gran cama pero se ve bien y muy limpio todo. Fuera tenemos una tumbona en un porche que da al jardín. Nos echamos un poco en la cama, necesitamos estirarnos después de pasar prácticamente todo el día sentados entre el avión y el taxi.
A las 20h y pico, nos viene a buscar la dueña del hotel para decirnos que nos servirá la cena en pocos minutos. Cuando vemos los platos empezamos a salivar, ¡menuda pinta! La mujer nos cuenta que las verduras del plato son de su huerto y que las cultiva su marido. ¡Está todo riquísimo! ¡Es lo mejor que hemos comido desde el klotok de Borneo! Y así se lo hacemos saber. Acompañamos la cena con un par de cervezas Bintang.
Cuando estamos terminando de cenar, viene Wim y nos presenta a su marido, Niken, que es holandés. El hombre nos cuenta que su mujer le ha explicado que somos españoles y le ha hecho ilusión tener a unos europeos en el hotel 🙂 Les decimos que la cena estaba riquísima y nos preguntan si nos gustarían las tortitas con banana para el desayuno de mañana, ¡creo que nos van a alimentar bien estos dos días!
Echamos un rato de charla con ellos y descubrimos que viven en el hotel. Pasadas las 23h nos despedimos de ellos hasta mañana. Vamos hacia nuestra habitación, nos damos una buena ducha y a dormir, ¡hoy estamos agotados de tanto vaivén!