01/10/2013 (día 5): hoy descubrimos Kumamoto, su castillo, sus santuarios, sus parques y su mascota, Kumamon
Empezamos mes y a nosotros aún nos quedan muchos días por delante en Japón 🙂 La idea para hoy es visitar el patrimonio de Kumamoto (su castillo, sus santuarios y sus parques) y conocer a su mascota, Kumamon. La noche de hoy también la pasaremos en la ciudad, así que tenemos todo el día para ver la ciudad sin estrés. Desayunamos en el hotel lo comprado anoche en el kombini y salimos hacia el primer punto del día.
Ayer ya nos percatamos, y hoy comprobamos que está por todas partes…
… se trata de Kumamon, la mascota de la ciudad. Todas -o casi todas- las ciudades niponas tienen una mascota que la usan para promocionarse al resto del país. En internet podéis encontrar vídeos sobre ellas y algunos son realmente graciosos.
De nuevo me llaman la atención las tapas de alcantarilla. No sé si lo he comentado alguna vez, pero todas las ciudades de Japón tienen las tapas de alcantarilla decoradas de distinta forma. Algunas tienen el sello o escudo de la ciudad, otras un símbolo que las distinga, otras una flor típica de la zona… ¡las de Kumamoto me gustan mucho!
Nos dirigimos hacia el Kumamoto-Jo, el Castillo de la ciudad que queda a unos 5 minutos a pie del hotel. Entramos por una de las puertas de la muralla (640¥ pp la entrada combinada para el castillo más la Villa Samurai) y vamos recorriéndola hasta llegar al castillo. En la zona de la muralla hay un parque enorme, algunos jardines de peonías (qué pena que no sea el tiempo porqué es una de mis flores favoritas) y cuervos, ¡muchos cuervos! No os extrañéis cuando visitéis el país al verlos por todas partes ya que son considerados como algo sagrado en el sintoísmo, son los acompañantes de este mundo al más allá.
El castillo, construido originalmente por Kato Kiyomasa de 1601 a 1607, es considerado uno de los tres castillos fortificados más importantes y mejor conservados de Japón (ver nota al pie). Cuenta con un avanzado diseño de arquitectura e ingeniería para la época en que fue construido, aportando el diseño de murallas inclinadas hacia dentro, lo que lo hacía casi inexpugnable. Sobretodo por los ninjas, magníficos escaladores y muy bien preparados físicamente, que encontraban más dificultades durante el asedio y que poco a poco se fueron añadiendo a todos los castillos ya construidos. Fue incendiado durante la rebelión de Satsuma.
El castillo es realmente bonito y está muy bien conservado. Esa madera oscura combinada con la piedra con la que está construido le da un aire de poder increíble. Nos deleitamos con la vista mientras nos tomamos unas bebidas fresquitas a la sombra de unos árboles… ¿¡he dicho ya que en Kyushu nos hizo un calor terrible?!
Vemos que hay un tipo disfrazado de Kumamon que intenta escalar el muro del castillo, y hay otro chico que lo graba todo por lo que deducimos que debe ser alguna coña…
Recorremos la explanada que hay frente a esta parte del castillo y nos vamos a visitar la torre del castillo más antigua y que se conserva de origen.
Se puede entrar en el interior e ir subiendo empinadas escaleras hasta la última planta desde donde se tienen unas bonitas vistas del edificio principal del castillo.
En todas las plantas, encontramos carteles en inglés con explicaciones de cómo era la vida en el castillo… nos lo podemos creer, ¡hay info en inglés!
Tras recorrer la torre, vamos a visitar el castillo por dentro. Para llegar a él, debemos pasar por un pasillo bajo los muros de la muralla interior en los que tomas consciencia de lo amplios que son los muros en realidad…
Y sales de nuevo a otra explanada ajardinada. En ella, hay varios chicos disfrazados de ninja y de samurai con los que te puedes hacer fotos. También hay una especie de photocall dónde colocas tu cara y tienes el castillo al fondo.
Y tras hacer un poco el pavo, entramos al Kumamoto-jo. Aquí también encontramos algunos carteles con información en inglés sobre lo que se expone en las distintas plantas del castillo, a qué estaban destinadas cada una de las salas, tácticas de defensa, la historia de la rebelión de Satsuma… vamos subiendo y al llegar a los últimos pisos hay una cola tremenda para subir.
La escalera aquí es más más empinada, y es que hay algunos escalones de medio metro de alto cada uno, así que os podéis imaginar la dificultad para subir. Desde aquí arriba también hay unas vistas geniales y además es súper agradable andar por los suelos de madera pulida descalzos. No permiten hacer fotos dentro del castillo, así que no os puedo mostrar nada de lo que vimos, pero sí deciros que valió la pena su visita 😉
Tras un último vistazo al edificio principal del Castillo nos dirigimos a la salida recorriendo de nuevo el parque entre las murallas. Ésta vez vemos a decenas de estudiantes sentados en el suelo pintando el paisaje. Aquí veo algo que me pone de muy mala leche. Un chico de unos 12 años le está poniendo una bolsa en la cabeza a un compañero, hay como 30 y pico grados de temperatura y está con una bolsa en la cabeza… debe estar medio asfixiado porque apenas se mueve y nadie le dice nada ni hace nada por evitarlo, ¡¡¡hasta las profesoras miran hacia otro lado!!! Me parece increíble y me dan unas ganas terribles de ir a darle una colleja al criajo ese… Sé que en Japón el moving está en apogeo, pero verlo en vivo y no poder hacer nada por evitarlo me puso de muy mala baba
En fin, salimos del castillo y nos vamos a tomar un helado. Hace un calor y una humedad terribles… llevamos las camisetas y el pelo chorreando y tenemos hasta sensación de mareo… nos tomamos un helado de leche de soja riquísimo en una sombra y luego seguimos con la visita prevista para hoy.
Vemos en el mapa que hay que rodear el castillo por un parque para llegar a la residencia samurai (para la que tenemos la entrada combinada). Así que vamos rodeando el castillo, y lo primero que vemos es un pequeño parque y un santuario shinto chiquitín, el Kato Shrine, pero con una gran torii de piedra.
En el parque que rodea al castillo es dónde se dice que tuvo lugar la última batalla samurai, y cuenta con una gran extensión de cerezos y azaleas, así como un museo sobre la batalla y un monumento a los más de 14.000 soldados que murieron aquí que no logramos encontrar porque el parque es enorme.
La guerra civil de Seinan, tuvo lugar entre 1874 y 1877, y en la batalla se enfrentaron las fuerzas de Satsuma, lideradas por Saigo Takamori y las fuerzas del gobierno central comandadas por el general Nogi. La batalla más famosa fue la de Tabaruzaka, conocida también como «la batalla del último samurai«, en la que después de 17 días de asedio, comenzó un ataque frontal en el camino de Tabaruzaka. Esta batalla es conocida porque Hollywood la llevó a la gran pantalla con Tom Cruise como protagonista.
Seguimos paseando unos 30-45 minutos y suerte que hay alguna sombra, hasta que damos con la residencia samurai Hosokawa Gyobutei. Más tarde descubriríamos que habíamos salido por el lado equivocado (dando una vuelta hiper-larga) y que además hay un bus que te lleva de un punto a otro dentro del recinto del parque del castillo por 100¥. Pero bueno, el paseo nos permitió ver un parque la mar de mono y el santuario. La residencia Hosokawa Gyobutei, es una gran villa samurai con unos jardines exteriores e interiores espectaculares así como una casa de té, construida para uno de los clanes samurai más poderosos de Kumamoto, los Hosokawa.
La villa cuenta con varios edificios dónde vivían todos las familias que conformaban el clan. Hay un edificio destinado a las cocinas, otro para los baños, la “escuela”, las dependencias privadas y el edificio para recibir audiencias. Se puede entrar en casi todos ellos y además hay exposiciones (de vajillas, muebles, ropas…).
Cuando estábamos en lo alto del castillo, ví que había muy cerca un par de santuarios, así que tras la visita a la villa, seguimos con un paseo de unos 10-15 minutos más junto a las murallas para llegar a éstos. El primero, el Kumamoto-Daijingu. Tiene una gran torii de piedra con banderines a la entrada, y es curioso verlo tan cerca del castillo. Algo que me llama mucho la atención es que se pueda acceder a él con coche y que haya viviendas y restaurantes en su recinto.
El segundo que visitamos, ya más cerca de la zona comercial de la ciudad, está dedicado al dios sintoísta Inari y se trata del Santuario Kumamotojo-Inari. Tiene una gran torii de madera lacada en rojo que marca su entrada y cuenta con varios edificios, un cementerio y varios símbolos shinto.
Cruzamos el círculo enzo haciendo la forma del infinito dos veces según marca la tradición, y encendemos unos inciensos siguiendo su ritual para atraer nuestra buena suerte.
De ahí nos dirigimos hacia Shimotori Arcade, las calles comerciales cubiertas en busca de sombra y comida, que es medio día y el hambre aprieta y el sol más. Hay multitud de restaurantes pero nos llama la atención uno que es restaurante, tienda de souvenirs, sushi para llevar y pescadería, todo en el mismo local 😀
Nos pedimos un menú de pescado empanado que está riquísimo y no podía ser más fresco… ¡vimos como lo sacaban de una pecera vivo y nos lo preparaban en un momento! Acompañado con un arroz gohan (arroz blanco), y una rica sopa de miso. La camarera nos explica como puede (su inglés es escaso) que hay buffet de ensaladas japonesas y bebidas (té, zumos, cafés y agua) gratis. Éste será, uno de los sitios dónde mejor comimos, por 1500¥ los dos. Tengo que decir además, que seguramente no hubiéramos entrado en un sitio así en nuestro primer viaje, pero en este segundo ya íbamos con más confianza y con ganas de descubrir el verdadero Japón
Tras una comida fantástica, de esas que te apetece desabrochar un botón de lo mucho que has comido
La entrada al Suizenji son 400¥ pp. Éste es el mayor parque de la ciudad y tiene una reproducción de las 53 estaciones de la ruta Tokaido, incluida una miniatura del Mt Fuji, e incluye un salón de té y dulces que fue trasladado desde el Palacio Imperial de Kyoto, así como un gran lago en el centro. ¡Nos encanta este lugar! Como todos los parques japoneses está muy bien cuidado, todo súper limpio y cuidado al detalle, y se agradecen muchísimo las sombras que hay. Dentro del parque hay un santuario, el Izumi Shrine. Construido en 1878 en reconocimiento al liderazgo cultural, moral e intelectual del Clan Hosokawa.
Empezamos a recorrer el parque y nos reímos un rato con el mini Mt Fuji, ¡parece cualquier cosa menos un Mt Fuji!
A mitad de recorrido, nos cogemos unas bebidas de unas máquinas (100¥ cada una) y no sentamos a una sombra a descansar un poquito. E aquí la lata de la bebida energética que se tomó mi marido y que nos trajimos de recuerdo
El parque es muy curioso, encuentras réplicas de lugares importantes de la ruta Tokaido, algunas más logradas que otras, pero el entorno es de lo más agradable.
Tras un paseo de una hora más o menos, volvemos hacia la calle principal para tomar el tranvía de vuelta al hotel. Queremos aprovechar que esta noche también dormimos aquí para poner unas lavadoras, que la ropa de Sakurajima apesta y, disfrutar de los baños después de la caminata monumental de hoy 🙂
Así que después de poner las lavadoras, nos enfundamos el yukata, cogemos las toallas y nos vamos a los baños públicos que hay en los pisos superiores del hotel. Como la mayoría de los baños públicos, son separados por sexos. Como estoy sola en el de chicas, aprovecho para sacar unas fotos.
Están genial, hay una zona de vestuario con tocadores con todo tipo de amenities y unos cestos para dejar la ropa. De ahí pasas a la zona de las duchas con cubilete incorporado y luego tienes una sauna, dos baños interiores (uno de agua helada y otro de agua hirviendo) y por último un baño exterior de agua menos caliente. Las fotos no son muy buenas porqué el móvil de aquella época no mataba con la cámara, pero para que os hagáis una idea servirán 😉
Recordad que si visitáis estos baños hay unas normas a seguir. La primera norma es: prohibido hacer fotos si hay gente, yo al estar sola pude aprovechar. La segunda es que primero hay que lavarse en las duchas y aclararse bien el jabón. Una vez limpios y aclarados, se puede pasar a los baños a relajarse y disfrutar de la experiencia. Se ruega silencio ya que es un lugar tranquilo, aunque decir que los sentō también se usan como lugar para socializar y cerrar tratos entre empresas por lo que es posible que haya jolgorio, aunque yo siempre los he encontrado en silencio absoluto.
Algo importante a saber, es que normalmente está prohibido entrar en baños públicos si tienes tatuajes. Ésto es porque los tattoo se relacionan con la mafia japonesa Yakuza y están mal vistos por la sociedad nipona. Decir que con los años se van acostumbrando a que los gaijin (extranjeros occidentales) lleven tattoos y cada vez son más permisivos con el tema, pero creo que no está de más preguntar antes de entrar si llevas uno. ¡Ah!, y hay que estar completamente desnudo, no vale llevar traje de baño ni ropa interior, eso está muy mal visto.
Cuando llevo unos 20 minutos de relax total y absoluto allí sola, llega una japonesa y se queda flipando de ver una gaijin disfrutando del baño 😛 De echo, creo que flipa muchísimo porque apenas está unos minutos en el de agua caliente y se va, así que me vuelvo a quedar sola. ¿¡Igual pensaba que le iba a decir algo?! Cuando ya estoy más arrugada que una viejita, salgo y me reúno con mi marido en la lavandería para pasar la ropa de la lavadora a la secadora y nos vamos a la habitación. ¡Nos ha sentado de maravilla ese baño! Y me arrepiento no haber usado el del hotel de Kagoshima también…
Una vez tenemos la ropa lista, nos vamos a probar algo que tenemos muchas ganas y que no hicimos en el primer viaje: ¡vamos a un Neko Café! Mi marido estuvo buscando anoche en internet y recomendaban uno en la zona comercial de Shimotori, así que allá vamos. Pagamos unos 1000¥ (incluye consumición) por persona y podemos disfrutar de 30 minutos de compañía y juego con los gatitos que tienen en el local. Nos costó un poco aclararnos con los chicos del local porque su inglés era escaso, pero uno de ellos abrió Google Translate y se acabó el problema. Solo tienen bebidas naturales, así que nos pedimos unos zumos de naranja natural.
De nuevo perdonad la calidad de las fotos, pero solo llevaba el móvil y su cámara era justita. Al principio, estaban todos los gatos durmiendo y pasando de nosotros, hasta que el chico nos dio unos frasquitos con unos “caramelos” para gatos. ¡¡No os podéis imaginar lo interesados que son!! En el mismo momento que abrimos el frasco, se empiezan a desperezar y vienen a buscar su caramelo de ipso-facto. Y aquí mi marido con sus nuevos amigos, la mafia gatuna.
Algunos quizá piensen que esto es maltrato animal, pero yo no lo creo para nada. Los gatos campan a sus anchas por el local que es súper grande para los estándares de Japón. Se les ve sanos y bien alimentados y están tranquilos. Los chicos nos explican que tienen normas de conducta estrictas para la gente, no dejan entrar a más de 6 personas a la vez, y pueden echar a todo aquél que crea que les puede hacerles daño. Además los llevan regularmente al veterinario y la pareja vive allí, por lo que los gatos siempre están acompañados por sus dueños.
Pasamos un buen rato, y los chicos del local son la mar de majos. La verdad es que con el translate nos pegamos una buen charla con ellos. Pasado el tiempo que teníamos pagado, salimos de nuevo a la zona comercial.
Después de esta experiencia que seguro repetiremos, buscamos un kombini dónde compramos algo de cena y desayuno para mañana (1300¥ todo). Estamos realmente agotados y nos apetece relajarnos, así que nos vamos al hotel a cenar. Lo bueno de los alojamientos nipones es que siempre hay hervidor de agua en la habitación, y muchos también neverita, y no está mal visto comer en las habitaciones. Algunos incluso cuentan con cocina o microondas comunitarios por lo que te facilita que puedas comer allí.
Hoy ha sido un buen día y Kumamoto también nos ha dejado buen sabor de boca. Y el día de mañana, también promete, volveremos a nuestra ciudad favorita del mundo
Edito: El pasado 16/04/2016 dos grandes seísmos azotaron la región de Kumamoto, con una magnitud de 7,3 en la escala de Richter, la misma magnitud que el gran terremoto de Tohoku de 2011. En 48h se registraron réplicas de entre 4,5 y 6 grados de magnitud. Las autoridades niponas notificaron la muerte de 40 personas, más de 800 heridos y al menos 100 desaparecidos en la isla de Kyushu. Hubo incluso alerta de tsunami pero por suerte no ocurrió. Aunque los seísmos provocaron una pequeña erupción en el cercano volcán Aso y más movimiento del habitual en el Sakurajima.
La ciudad de Kumamoto fue una de las más afectadas por derrumbes y corrimientos de tierra. En el castillo por ejemplo, se derruyeron algunas murallas y cayeron un par de torres de vigilancia, así como algunos techos. Estos derrumbes afectaron también a los santuarios que de los alrededores del castillo. Os dejo una foto sacada de prensa para que podáis ver cómo quedó la zona afectada.
Está claro que la actividad sísmica de la tierra no se puede controlar, y cuando se «despierta» hace daño, mucho daño. Siento un gran pesar por todos los afectados y por sus familias. Y siento una gran pena por la pérdida de un patrimonio cultural e histórico tan bonito y tan bien conservado como el que tenían en Kumamoto.
Explicaros relato de nuestro viaje en 2013, es mi pequeño homenaje a todas las víctimas del gran terremoto de Kyushu de 2016.