19/09/2014 (día 4): ascenso al volcán Kawah Ijen y traslado a Bromo
Hace apenas unas pocas horas que nos acostamos y no sé si por el hecho de saber que hay que levantarse en breve, el mosqueo por el tema del guía y a saber qué más nos pasa, por la luz que entra de fuera, por el hecho de saber que hoy ascenderemos a uno de los volcanes más activos del mundo o por todo un poco, nos cuesta dormir, de modo que antes de las 24h ya estamos levantados y equipándonos para hacer el trekking de hoy: el ascenso al volcán Kawah Ijen.
Cerramos las maletas y nos vamos hacia el restaurante dónde recogemos unas cajas con el almuerzo que nos ofrece el hotel. Nos tomamos un café y hacemos el check-out. Ya nos están esperando el «colega» de Aidey y el guía local que nos llevará hasta la base del volcán. A eso de la 1h nos montamos en el Jeep del guía y el «colega» (lo siento, no me acuerdo de su nombre) nos lleva las maletas en su coche. Como comenté en los preparativos del viaje, contratamos los trekking a los volcanes de Java con la agencia local Travelife… todo un fiasco que no recomendamos contratar. Iréis viendo el porqué en las próximas entradas 🙁
El trayecto desde el hotel dura una hora. Es noche cerrada, hace frío, vamos por una carretera llena de socabones y de agárrate que vienen curvas con una buena pendiente y por supuesto… ¡SIN CINTURÓN! Pero lo mejor es que no acabamos de entender porqué vamos con el jeep si resulta que el guía nos sigue con su monovolumen hasta la explanada dónde se inicia el ascenso al Ijen, lo cual nos enlentece bastante porqué tenemos que ir parando todo el tiempo para que él nos pueda seguir. Al fin, y medio mareados por los meneos que pegaba el coche, llegamos a una explanada dónde ya hay varios Jeep aparcados y unos cuantos mineros y ex-mineros que ejercen de guías locales a punto de empezar el ascenso.
Aquí viene otro punto interesante… se suponía que iríamos con Aidey hoy y él nos proporcionaría las mascarillas (para el humo allá arriba) y unos frontales, pero claro, al no venir él… lo primero lo lleva el guía local que nos han asignado, pero de frontales ni hablar. «Suerte» y lo pongo entre comillas, que nosotros llevábamos un par de mini-linternas, que algo de utilidad tuvieron pero no lo suficiente, lo cuál dificultó mucho las cosas.
Hacemos parada para ir al WC y sobre las 2h empezamos el ascenso a la cima del Kawah Ijen. El volcán tiene una altitud de 2.799m y se trata de un estratovolcán. Es de los más activos de Indonesia y del llamado «cinturón de fuego» del Pacífico.
El ascenso de momento se hace bien, hay tramos un poco más empinados que otros, pero se trata de un camino ancho de tierra y bien delimitado por el que a pesar de la oscuridad se camina con seguridad. El guía (tampoco recuerdo su nombre), nos explica que el ascenso hasta el top se hace en una hora y media. Es un ascenso de 1km y medio. Una vez lleguemos al borde del cráter, deberemos bajar 1km más hasta el lago del cráter y las minas de azufre, dónde contemplaremos el blue flame.
No se ve un carallo y a lo largo del camino nos vamos cruzando con más gente de todas las nacionalidades. Unos nos adelantan y otros los dejamos atrás. Vemos gente de todo tipo. Desde los que se nota que están acostumbrados a hacer trekking de montaña con una buena equipación, gente como nosotros que vamos con nuestras botas, bien abrigados y un ritmo normal, y luego los que bautizamos como los «pringaten» que van con bambas de tela o sandalias y pantalones cortos por esos mundos de Dios… vaya que parece que no saben a dónde van.
Tras una hora de caminata, llegamos a un punto de descanso dónde los mineros que bajan a las minas de azufre del cráter pesan los cestos y pueden abastecerse de bebidas y comida. Está todo cerrado a esta hora, pero abarrotado de turistas haciendo un pequeño descanso. Tras 10 minutos de parada, seguimos hacia lo más alto del Ijen.
A eso de las 3,30h llegamos a la cima. Esta zona es un poco más empinada y el camino es más estrecho y resbala un poco. Seguimos sin ver un pimiento y suerte del guía que nos explica dónde estamos… Me sorprende un montón ver lo estrellado que está el cielo, mucho más de lo que estamos acostumbrados en España, y ver que la luna está tumbada.
Tras unos minutos, empezamos la ardúa tarea de bajar al fondo del cráter dónde se encuentran las minas de azufre y el lago del volcán y dónde se puede disfrutar de bien cerquita del blue flame. Si hasta ahora habíamos hecho el ascenso sin demasiada dificultad, esta parte ya no me gusta tanto.
Bajamos por un camino realmente empinado (al menos un 20%). Con piedras que hay que ir esquivando y asegurando el paso porque muchas bailan. Resbaladizo por la humedad. Y sin ver un pimiento porqué solo llevamos dos mini-linternas… una la lleva el guía que va delante mío y otra mi marido que va detrás. El humo sulfuroso es importante y cuesta respirar con normalidad. El descenso es de una hora, hay 1km de distancia de la cima al cráter.
Tras unos 200m de descenso le digo al guía que no veo claro lo que estamos haciendo. No veo dónde piso y me he resbalado varias veces ya. Por suerte sin hacerme daño. El tipo me dice que esté tranquila, que me coge de la mano, afloja el ritmo y me guía las pisadas. Pero yo cada vez veo el tema más negro. Sigo sin ver dónde piso, el tío camina demasiado rápido y vamos dejando a mi marido atrás todo el tiempo lo cuál no me hace ninguna gracia. Empiezo a temer hacernos daño… el camino es muy, muy empinado y una caída aquí nos podría salir cara. Entiendo que el tipo lleva años haciendo el camino a diario y se lo sabe hasta con los ojos cerrados, pero nosotros no.
A mitad de camino me paro.No veo para nada claro lo que estamos haciendo. Creo que por muy espectacular que sea ver el blue flame desde las minas de azufre, nuestra seguridad vale mucho más que todo eso. Además, a pesar de llevar mascarillas de alta filtración huele mushísimo a azufre y me duele un montón la cabeza. Creo que los niveles de azufre que hay son peligrosos y aún me entra más miedo… El guía no me entiende, dice que lo hace a diario y no es peligroso. Mi marido me dice que si yo no lo veo claro, lo dejamos estar y volvemso a arriba. Lo más importante es seguir juntos sea arriba o abajo y por supuesto, si bajamos debemos hacerlo con total seguridad.
Sintiéndolo mucho, abortamos el descenso. Sé que el guía aún estará flipando conmigo, pero de verdad que yo no lo vi nada claro y me entró miedo. Los que habéis hecho rutas de montaña, sabéis que no hay nada más peligroso que tener miedo cuando estás en una zona así.
Aprovecho que estamos parados en una zona un poco más ancha y que no entorpecemos a nadie para sacar la cámara. Las fotos del día de hoy no son nada buenas. Había muchísimo humo en el ambiente y tuve que tirar de zoom a tope para conseguir alguna instantánea del blue flame, pero aquí las tenéis.
Lo que hace que se vean las llamas azules (blue flame), es un efecto óptico producido por el gas que emanan las minas de azufre en la oscuridad.
El guía nos explica que cada día decenas de mineros descienden hasta las minas. Rompen los fragmentos del azufre y lo cargan en cestos de hasta 80kg que transportan sobre sus hombros. Les pagan una miseria, apenas llega a los 5 céntimos de euro al cambio por cada kilo. Muchos hacen dos descensos/ascensos al día para doblar su salario.
Nosotros no entendemos cómo siguen haciéndolo así. Porqué no suben el azufre con algún sistema de poleas o usando burros de carga como se hacía aquí hace algunos años… Se lo decimos al guía y nos dice que no pueden poner burros porqué el volcán está declarado como Parque Nacional. Aún nos convence menos su explicación. El tipo nos cuenta que empezó a bajar a las minas con 15 años. Ahora tiene 30 y está retirado desde hace 2 por una fractura de clavículas inoperable. Así que se gana la vida haciendo de guía acompañado a los excursionistas que quieren visitar el volcán.
Llegamos a la cima que justo empieza a despuntar el día.
Conforme va saliendo el sol y se va iluminando el lugar dónde nos encontramos, nuestro alucine va in crescendo… ¡no podemos creer dónde estamos!
Recorremos la zona y nos damos cuenta que hace unos momentos estábamos caminando por el mismísimo borde del cráter en plena oscuridad… A pesar del mal rato que he pasado allá abajo, solo por ver amanecer aquí arriba, ha merecido la pena esta excursión 🙂
El guía nos dice de acercarnos al otro «borde». Desde aquí se ve el Merapi, el volcán más alto de Indonesia y también el más activo.
Sin darnos cuenta hemos pasado más de una hora aquí arriba… vemos que algunos mineros empiezan a subir cargados ¡madre mía! Aunque los había visto en foto, verlos en persona con esos cestos enormes te deja alucinando… El guía nos dice que es hora de empezar el descenso hasta la base. Echamos un último vistazo de dónde estamos y nos guardamos la imagen grabada en nuestra retina para siempre.
El descenso es un poco más complicado puesto que el camino de tierra resbala bastante y tienes que ir bajando como de medio lado para evitar caerte. Nos cruzamos con mucha gente que sube ahora. Creo que ha sido toda una experiencia poder ver el amanecer allá arriba y si tuviera que volver a hacerlo sin duda haría el ascenso de noche. Obviando por supuesto, la bajada hacia el cráter. Esa parte si que creo que es mejor hacerla de día aunque te pierdas ver el colorido de las llamas.
Alcanzamos a uno de los mineros amigos de nuestro guía y éste le coge el cesto un rato para ayudarle con el descenso. Nos dice que aunque ya no se dedica a ello, tiene buenos amigos trabajando en las minas y siempre intenta ayudarlos un poco.
Tras una hora de descenso, llegamos de nuevo a la base del volcán dónde están aparcados todos los coches. Hacemos parada en el WC y buscamos al «colega». Nos da las cajas del almuerzo y nuestro guía nos invita a un café calentito que nos sienta de maravilla.
Le damos una propina al chico que nos ha acompañado en el ascenso. El tío se ha portado bien y nos ha explicado muchas cosas sobre la zona y los mineros. No se lo esperaba y nos lo agradece un montón. Nos despedimos de él y nos vamos hacia el coche, dónde nuestras cosas por suerte, siguen intactas. Nos espera un viaje de 5h en coche hasta el hotel junto al volcán Bromo… así que esperamos poder dormir algún ratito.
A pocos metros del parking, el guía nos dice que hay unas cascadas que bajan del lago del cráter del Ijen y por tanto, sus aguas son amarillas por el azufre que contienen. Le pedimos que pare para verlas en un momento.
El lugar es realmente bonito y sorprende ver el cauce del río de color amarillo. También me sorprende la cantidad de basura que hay por todos lados… 🙁
Emprendemos de nuevo el viaje. Unos pocos kilómetros después, el conductor para un momento en el arcén para que podamos ver dónde hemos estado hace solo un momento desde otra perspectiva.
El viaje se hace súper pesado. Se trata nuevamente de una carretera de montaña, con dos carriles uno para cada sentido más bien estrechos, con muchas curvas y unos socabones tremendos que nos vamos dando golpes por todos lados del meneo… Apenas podemos dormir y eso que estamos agotados.
Tras dos horas de camino, llegamos a una carretera principal. Dos carriles para cada sentido pero la velocidad media sigue siendo de 20-30km/h puesto que hay un tráfico espantoso. Vamos por ella una hora más o menos, y luego de nuevo carretera de montaña que de nuevo daba pena. No entendemos porqué esta gente se empeña en llevar monovolúmenes, con las carreteras que tienen deberían ir todos con 4×4 o Jeep….
Tras un viaje infernal, llegamos a mediodía al hotel junto a la explanada del volcán Bromo, al cuál ascenderemos esta madrugada. El hotel de esta noche también está incluido en el precio del tour. Nos alojan en el Bromo Permai 1. Falta 1h para poder hacer el check-in, así que decidimos comer en su restaurante para hacer tiempo. Comemos unos mie goreng con un refresco (20.000 rupias pp). Están muy ricos pero de nuevo son picantes.
Estamos agotados y necesitamos una ducha y dormir con urgencia. Después de comer, hacemos el check-in y nos dan la llave de la habitación. El guía nos dice que él también duerme en el hotel por si necesitamos algo. Tenemos la tarde libre y nos aconseja bajer al pueblo a dar una vuelta. Nos vemos a las 3h en la recepción del hotel para la excursión de esta madrugada.
Las habitaciones son como pequeños apartamentos de madera, de fuera muy monos pero por dentro son cutrillos y súper básicos.
Nos damos una ducha super rápida y con agua fría porqué el calentador no funciona y tiene pinta de llevar años sin funcionar… Hace bastante frío en la habitación. Ni la puerta ni las ventanas ajustan y evidentemente, no hay ni una estufa. No quiero pensar lo que debe ser dormir aquí en otras épocas del año… Nos echamos a dormir tapados hasta la cabeza, y sin darnos cuenta ¡nos dan las 19h!
Nos abrigamos bien y vamos hacia la recepción. Vemos que hay algunas tiendas cerca, pero estamos realmente cansados y ya es noche cerrada, así que decidimos que lo mejor es cenar ya e irnos a dormir, que hoy de nuevo toca levantarse a una hora impensable…
Tomamos unos bistec a la pimienta riquísimos con unos refrescos y unos tés por menos de 100.000 IDR todo.
Tras la cena, volvemos a la habitación dónde hace más frío que esta tarde. Nos abrigamos bien y a dormir que el despertador sonará a las 2,30h y el día de hoy ha sido más que intenso…
Nota: como mis fotos del blue flame no son demasiado buenas, os dejo enlace a una web de un tipo que ganó un premio por sus fotos: Olivier Grunewald
Bufff yo creo que, al igual que tu, no hubiera bajado…que quieres que te diga xD subir vale, ok, y de paso ver el amanecer…pero paso de dar un traspiés..
por cierto, vaya tela, el guía se le ve con el peso encima como si nada O.O
Yo lo de que no puedan subirlo de otra manera tampoco lo creo…no se si es porque forma parte de la «atracción» de turistas o porque quizás ellos no ven otra fuente de ingresos…no se, pero me cuesta creer que no haya otra forma…
un saludo!
Yo solo veía que había altas probabilidades de resbalar y caerse o lesionarse y a ver quién es el guapo que sale de ahí… y sin cobertura en el móvil para pedir ayuda, claro. ¬¬’
Nos dijo varias veces lo de que al ser Parque Nacional no se pueden poner animales, nosotros le decíamos que poleas o carretas para el camino largo y se iba por peteneras…
El tío se notaba que estaba más que acostumbrado a ello, llevaba los 80kg como quien lleva una chaqueta al hombro, increíble pero cierto!