05/10/2013 (día 9): nos adentramos en el Ura Nihon (裏日本) o el Japón más «auténtico»… nos vamos a Kanazawa, territorio de los Maeda
Hoy dejamos Kyoto con mucho pesar aunque sabemos que volveremos algún día para irnos a descubrir un Japón diferente al que estamos acostumbrados, vamos a conocer Kanazawa en los Alpes Japoneses, antiguo territorio de los Maeda.
Como quedamos con el hijo del Sr Matsubaya, tenemos listos los papeles para el envío de las maletas hacia el hotel de Tokyo con la empresa Yamato Transport cuando bajamos a hacer el check-out. A los alpes nos vamos solo con las mochilas, las chaquetas y los paraguas (anuncian lluvia para los próximos días…) para viajar más cómodos los siguientes días en los que tendremos que coger varios transportes, y enviamos el resto del equipaje hacia la capital dónde pasaremos los últimos días del viaje.
Debo decir que quedamos súper contentos con el Matsubaya Inn Ryokan y sin duda lo recomendamos. Nos regalan dos pack’s de palillos como agradecimiento por nuestra estancia, ¡qué majos!
Nos despedimos del personal que lleva el ryokan con grandes reverencias acompañados por varios dōmo arigatō (muchas gracias).

Salimos hacia la estación JR Kyoto para coger el tren que nos llevará a Kanazawa y para el que reservamos los billetes ayer en la oficina de Japan Railways. Actualmente, el Thunderbird es el único tren que va directo desde Kyoto por lo que ahorras casi 1h de viaje respecto a otros trenes no directos. Tenemos reservados los billetes para las 9,09h. Al salir del ryokan está lloviendo y hace fresquillo, suerte que nos hemos quedado con las chaquetas y los paraguas… Nos compramos algo de desayuno en una cafetería de la estación para tomarlo en el tren de camino.
Cuando subes a un tren japonés, ves que el deporte nacional es dormir en ellos. Muchas veces ves que se despiertan de golpe y bajan en la siguiente parada. Siempre he tenido la duda de si tienen los tiempos controlados o es que allá dónde se despiertan se bajan y luego dan la vuelta… 😛 El otro deporte nacional si se trata de viajes largos es comer, así que podéis hacerlo tranquilamente, siempre y cuando luego no dejéis basura en el tren y la depositéis en las papeleras de los andenes.

El trayecto hasta Kanazawa es muy chulo. Hay unos paisajes de montaña con unos lagos espectaculares. A las 11,13h llegamos a destino. Decidimos deshacernos del equipaje aprovechando que el hotel está justo al lado de la estación y así visitar la ciudad sin cargas. Para esta noche, escogimos de nuevo un hotel de la cadena Dormy Inn Kanazawa por 13000¥ (los dos). Cuenta con baños públicos en el último piso, lavadoras a monedas y está muy bien ubicado, en la calle justo al lado de las estaciones JR y de buses. Estos hoteles suelen estar bien de precio y estupendamente ubicados, los recomiendo sin duda.
Kanazawa (金沢): a partir del siglo XV la importancia de Kanazawa creció al establecerse la poderosa y combativa secta Ikko. Durante el periodo Edo el clan Maeda (el segundo más poderoso en términos de producción de arroz y tamaño de feudo) se asentó en la ciudad. Kanazawa fue creciendo hasta convertirse en una ciudad de gran éxito cultural rivalizando con Kyoto y Tokyo. En la II Guerra Mundial, fue la segunda ciudad más grande Japón (después de Kyoto) en escapar de la destrucción de los ataques aéreos. Gracias a ello, hoy en día aún se conservan partes de la antigua ciudad amurallada, con los distritos de los samuráis, templos y distritos de ocio y de geishas.
El centro de la ciudad se define por Kanazawa Castle Park. Todas las atracciones principales están situadas dentro de un radio de unos dos kilómetros alrededor del parque del castillo, por lo que es posible explorar la mayor parte de la ciudad a pie. La estación JR Kanazawa por eso, no es céntrica. Se encuentra a unos dos kilómetros (unos cinco minutos en autobús) al noroeste del centro de la ciudad. Hay una red de autobuses que conectan la estación con el centro y las principales atracciones turísticas de Kanazawa. Los buses tienen un precio de tarifa plana de 200¥ por trayecto en el centro de la ciudad, o como en Kyoto, puedes comprar un bono diario de viajes ilimitados por 500¥. Hay varias líneas pero la más útil para los turistas es la del Loop Bus Kanazawa, que conecta la estación de Kanazawa en un circuito en sentido horario con la mayoría de los lugares de interés. El ticket se compra en la oficina de turismo de Kanazawa que se encuentra adherida a la estación JR y el bus se toma en la entrada principal de ésta.
Tras dejar el equipaje en el hotel (nos lo guardan gratis hasta el check-in a partir de las 15h), volvemos a la estación para comprar el pase diario del Loop Bus (500¥ pp) y lo tomamos para ir hacia la zona del Castillo y el Kenro-koen. Tras unos minutos de trayecto, bajamos en la parada “Kenro-koen-shita”. Justo en frente, ya vemos la muralla del Castillo de Kanazawa.

Subimos unos escalones para llegar al puente y entramos al recinto del Kanazawa-jo o castillo de Kanazawa. La entrada a éste es gratis (solo hay que pagar 300¥ si quieres acceder a las torres).

Este castillo fue la sede del clan Maeda desde 1583 hasta el final del periodo Edo. Se quemó un par de veces a lo largo de su historia, por lo que tan solo queda en pie la Puerta Ishikawa-mon de origen. Puerta realmente impresionante.

Desde hace varios años están trabajando en la reconstrucción de las torres, del foso, de la puerta de acceso principal al Kanazawa-jo y los almacenes del castillo. Decidimos ver solo un trozo del recinto y no pagar la entrada a las torres ya que nada más entrar al patio interior del castillo vemos que están preparando una especie de feria dentro del recinto para mañana, en los carteles ponen que se celebra el Matsuri… lástima no poder cuadrar el itinerario de otro modo para disfrutar de él.
Salimos de nuevo por la Ishikawa-mon y desandamos lo andado para ir hacia el otro extremo del puente, dónde se encuentra una de las entradas al parque Kenroku-en (entrada 600¥ pp). Está considerado como uno de los tres mejores jardines de Japón en la la lista Nihon Sanmeien, junto al Koraku-en en Okayama y el Kairaku-en en Mito. Y su nombre, literalmente significa “jardín de las seis subliminales”, refiriéndose a la amplitud, aislamiento, artificialidad, antigüedad, abundancia de agua y amplias vistas, seis atributos que hacen de un jardín perfecto según una teoría china basada en el yin-yang.
Solían ser los jardines exteriores del castillo, un jardín privado de la familia Maeda, pero no fue abierto al público hasta 1871. Dispone de varios estanques, arroyos, cascadas, puentes, casas de té y una villa samurai en su recinto.

Pasamos un buen rato deleitándonos con el lugar, e incluso nos sentamos en algún banco simplemente a observar. Como una imagen vale más que mil palabras, os dejo con algunas fotos que como siempre no hacen honor al vivo y en directo. Aquí disfrutamos viendo el inicio del momiji, el momento del otoño en que las hojas de los arces se tiñen de color rojizo.



El Kenroku-en es famoso también por tener en sus jardines la lámpara de piedra más antigua de Japón. La verdad es que entre la belleza del lago, el color de los árboles y esa bonita lámpara… sin duda el lugar hace honor a su fama.

Adherida al jardín se encuentra la Villa Seisonkaku (entrada 700¥ pp), una de las villas samurai más elegantes de Japón y construida por un señor Maeda para el retiro de su madre durante los últimos años del periodo Edo.

Es un gran edificio con una serie de salas con suelos de tatami construidas en dos plantas. Una de sus características más interesantes son los techos que cubren el mirador del jardín, construidos sin columnas para no interrumpir las vistas. Los suelos de madera que rodean la casa y dan acceso a los jardines, son del estilo a los que vimos en el Castillo Nijo en Kyoto que crujen al caminar sobre ellos a no ser que lo hagas muy, muy despacio.
Sus jardines privados nos maravillan también. Y cuenta con otra característica que no habíamos visto antes. Cada estancia tiene las paredes pintadas de un color, pero colores fuertes como rojo, naranja, morado… al estilo holandés o incluso, árabe. Dicen que por influencia de comerciantes extranjeros que había conocido el Sr Maeda. Este lugar nos gusta mucho, se respira paz en sus estancias y además, muestra juegos antiguos, muebles, ropas y joyas de la familia. Lástima no poder hacer fotos ni del interior ni de sus jardines porque son una pasada…

Algo que teníamos pensado para el día de hoy era visitar el Templo Myoryuji, conocido como el Templo Ninja. El mundo ninja nos atrae a ambos, pero hay muy pocas cosas sobre ellos en Japón (no les tienen mucho aprecio que digamos…) pero leyendo por internet vimos que había que hacer reserva telefónica previa y que solo hablan japonés, y había opiniones muy negativas de algunos visitantes, lo cuál nos echó atrás. Así que decidimos coger el bus de nuevo para acercamos a la estación.
Una vez allí, comemos en un restaurante italiano unas pizzas la mar de ricas (2000¥ aprox los dos) y vamos al hotel a hacer el check-in. Así aprovechamos para pasar por la habitación y refrescarnos un poco porque de nuevo, ¡hace un calor terrible!
Aunque el jardín Kenroku-en y la villa samurai nos ha gustado muchísimo, no acabamos de encontrarle el punto a esta ciudad… suponemos que es por el cansancio que llevamos encima, y el bochorno y la humedad tan fuertes que hace, aún así, decidimos darle un voto de confianza. Cogemos de nuevo el bus aprovechando el bono diario y nos vamos hacia Nagamachi o distrito samurai.

Nos fijamos que Kanazawa también cuenta con unas tapas de alcantarilla la mar de chulas 🙂

Queríamos entrar a ver la casa Nomura, pero cuando llegamos el señor que hay a la entrada nos dice que ya van a cerrar y que no nos da tiempo a visitarla. Tenía apuntado de la japan-guide que cerraban a las 17,30h y solo son las 16,30h así que nos quedamos descolocados… vienen otros grupos detrás nuestro y se encuentran con lo mismo, ¡vaya fiasco! Paseamos un poco por la zona y vemos que todas las casas samurai están cerradas o a punto de hacerlo :S
Tan solo podemos entrar en la Takada Family House (entrada gratis), una pequeña casa samurai que conserva los establos dónde guardaban los caballos de los guerreros, un par de estancias construidas en madera y la puerta original. Contiene además un bonito jardín. Tienen carteles en inglés, por lo que podemos aprender un poquito más sobre los samurai.


Seguimos caminando hacia el Museo Ashigaru, pero aunque solo son las 17h, ¡está todo cerrado ya! En esta zona nos llama la atención un centro sanitario cristiano ortodoxo con capilla incluida. Es la primera iglesia cristiana que vemos en Japón ![]()

La zona es bonita y bien merece un paseo, pero nos quedamos con las ganas de poder visitar más casas samurai que es la esencia del barrio…

Decidimos acercarnos de nuevo al centro y visitar los dos santuarios principales de la ciudad a sabiendas que los santuarios no cierran 😛 Ambos son de entrada gratuita. El primero que vemos es el Oyama-jinja. Este santuario está dedicado a Maeda Toshiie, el primer señor del poderoso clan Maeda. Fue construido en 1599 por su sucesor en el Monte Utatsu y trasladado posteriormente a su ubicación actual. ¡Alucinamos con la entrada! Tiene una gran torii de piedra y tras ella, ¡una puerta al más puro estilo europeo!


Se nota que los Maeda eran grandes comerciantes y hacían negocios con extranjeros. La puerta fue diseñada por un arquitecto holandés usando elementos de temática religiosa europea y asiática. Sus pisos superiores fueron usados como faro, recordad que Kanazawa fue la capital portuaria del norte de Honsu. La puerta era originalmente la de entrada al palacio del castillo y fue trasladada al santuario posteriormente. En el recinto se alza una estatua de Toshiie y cuenta con diversos estanques con unas carpas enormes 😛


Vemos que en el interior del templo hay una sacerdotisa enseñando unos cantos a otra más joven. Hay varias personas escuchándolas, y la verdad es que es algo curioso de ver, nos ponemos en una esquina para no molestar y nos quedamos un rato observándolas. También vemos a varios salaryman que vienen a hacer sus oraciones tras la jornada de trabajo. Esto es lo que más me gusta de viaje por libre. Poder pararte a observar el día a día de la gente del lugar, y empaparte de su verdadera esencia… 🙂

De allí, nos dirigimos al Ozaki-jinja, santuario shinto dedicado a los grandes señores Amaterasu-o-minokami, Tokugawa Ieyasu y Maeda Toshitsune. Fue construido en 1643.

Revisando el mapa de la ciudad vemos que el mercado Omicho está a pocos pasos de aquí. Así que tras la visita al pequeño santuario, vamos hacia allá. Este mercado funciona al mismo modo que la lonja de pescado Tsukiji de Tokyo. Se encuentra entre el barrio de Katamachi y la JR Kanazawa, y en él hay multitud de tiendas y restaurantes. La mayoría ya han cerrado cuando llegamos… recorremos un par de calles y salimos hacia la calle principal de nuevo.

No encontramos ninguna parada del Loop bus cerca, y no nos queda más remedio que ir caminando hacia el hotel con la idea de descansar un rato e ir después de cenar en alguno de los distritos de geishas para poder conocer también esa zona de la ciudad. Aunque en el mapa no parecía que hubiera tanto, tardamos más de 30 minutos a pie… al fin llegamos a la estación JR y vemos la «torii» de aluminio de la entrada, que en realidad no es una torii si no un tambor tsuzumi ¡de nada más que 13,5 metros de alto por 24 metros de ancho!

También aquí encontramos una fuente/reloj que con el agua y luces va formando mensajes a la vez que marca la hora.

Y después de echar algunas fotos, nos vamos al hotel. No sé si por el cansancio acumulado de estos días, la caminata de hoy, la terrible humedad que hay, el calor tremendo que hemos pasado o qué… pero me empiezo a encontrar fatal, con dolor en todas las articulaciones y una sensación de agotamiento brutal… ¡como si estuviera incubando un gripazo terrible! Así que con mucho pesar, decidimos pasar de largo del distrito de las geishas y dedicar el resto de la tarde a descansar. Mi marido baja a un kombini que hemos visto cerca a comprar la cena y el desayuno para mañana (1700¥ todo) y decidimos relajarnos y cargar las pilas.
La verdad es que las cenas de los kombini nos apañaron prácticamente a diario. Por pocos yenes cenamos decentemente en la habitación de la mayoría de los alojamientos. Es una de las facilidades que pone Japón, y es que en todos los hoteles encontramos hervidor de agua y neverita en la habitación, y algunos incluso tenían microondas de uso comunitario.

Cenamos pronto y tras ello, nos enfundamos los yukata de cortesía que tenemos en la habitación y nos vamos a darnos un baño relajante al sentō (baño comunitario) del hotel. Los baños están separados por sexos así que cada uno se va al suyo. Estoy completamente sola y la verdad es que pierdo la noción del tiempo. Tras un buen rato en remojo en el agua caliente parece que me siento un poco menos agotada…. Nos reencontramos en la habitación y nos vamos a dormir pronto, ¡¡espero estar mejor mañana!!
