21/09/2017 (día 9): cumplimos otro gran sueño… visitamos al imponente ejército de los Guerreros de Terracota de Xi’an, y tarde de compras en el Mercado Musulmán
Hoy es uno de esos días chulos en los que se cumplirán sueños… Cuando era niña y veía en los libros los Guerreros de Terracota pensaba en que algún día yo iría a verlos, y hoy es ese día. Hoy es el día en que visitaremos la imponente ejército de terracota de Xi’an.
La noche no ha sido de las mejores… Se nota que es un hostal dónde estamos alojados y además, hubo ruido de ir y venir de gente hasta tarde. Nos levantamos a las 8h, tomamos el desayuno que compramos ayer en la habitación y salimos a la calle. Cogemos el bus 258 en la parada frente al hostal (2¥) hasta la estación de autobuses. Allí cogemos el bus (5)306 que va directo a los Guerreros. El trayecto dura alrededor de 1h.
Vigilad aquí porqué hay muchos piratillas que intentarán que vayáis en su autocar que según ellos es mejor. Pero que en realidad hace el mismo trayecto, en el mismo tiempo por muchos más yuanes… Mirad que os subís al bus (5)306 de color blanco (como en la foto). Los de color son más caros.
Una vez en el bus tuvimos un momento de confusión. Una mujer iba pasando por todos los asientos ocupados y a muchos les cobraba algo. En un inicio pensamos que sería el billete y nos extrañaba mucho que a nosotros no nos cobraran nada. Pero como solo hablaba chino y éramos los únicos occidentales a bordo pues estuvimos así un buen rato.
Justo antes de arrancar, vemos que se baja… nos quedamos con la intriga hasta que una vez ya en marcha, pasa un tipo vestido de revisor. Y ahora si, nos cobra el billete (7¥ pp).
El viaje transcurre tranquilo, y cuando llegamos a destino, vemos que para en una explanada dónde hay algunas tiendas. Cruzamos el parking siguiendo las señales de ticket office hasta llegar a las taquillas. Los buses de vuelta salen del mismo punto, así que habrá que volver aquí para el regreso a Xi’an.
La entrada a las excavaciones cuesta 150¥ pp, aunque es carillo, lo pagamos con gusto. ¡Estoy impaciente por ver a los Guerreros al fin! Al igual que pasaba en la Ciudad Prohibida de Beijing, aquí también piden el pasaporte para comprar la entrada.
Este ejército de las tinieblas fue descubierto en 1974, cuando 3 campesinos excavaban un pozo al sur de su aldea. Encontraron una figura humana de tamaño natural vestida con armadura y lanza. Tan real que se asustaron, y muchos creyeron que habían ofendido a algún espíritu y esto les traería mala suerte. Por este motivo los escondieron o rompieron hasta que llegó la voz del descubrimiento al Gobierno.
Enviaron a un grupo de arqueólogos a comprobar el descubrimiento y al ver lo que allí había, declaron el lugar zona protegida. Están considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. Este lugar impresiona de veras.
Existe la opción de coger unos buggie que te acerca a la zona de las galerías (5¥) pero preferimos caminar hasta allí por un bonito camino ajardinado. No tardamos ni 10 minutos y aprovechamos para estirar un poco las piernas.
Una vez allí, decidimos comenzar la visita por la galería 3. Es la más pequeña y apenas hay unas 70 figuras. Pero allí te das cuenta por primera vez del tamaño del complejo y la belleza de los Guerreros. Hay pocas figuras porque es la excavación menos explorada. Llevan pocos años descubriendo el tesoro oculto bajo la tierra.
Luego pasamos al Qin Shi Mausoleum Museum School, dónde se explican curiosidades sobre antigüedades chinas encontradas en la zona.
Algunas piezas tienen ¡más de 2000 años! Y podemos ver unas pocas figuras completamente restauradas. En algunas han conseguido restaurar el color original, lo que les da mayor belleza.
Aquí podemos ver varias maquetas. En una de las vitrinas, encontramos un carruaje recuperado de una de las fosas. Es increible, ¡qué cantidad de detalles!
Entramos a la galería 2, todavía menos explorada que la 3 aunque de un tamaño considerable. Aquí muestran cómo se llevan a cabo las excavaciones… pero quedan años para saber todo lo que esconde el lugar.
Y por último, entramos a la fosa 1 la más grande e impresionante… Sólo hace falta ver el pabellón por fuera…
¡¡Es una auténtica pasada poder estar delante del imponente ejército de terracota!!
La fosa 1 es la más famosa de todas ya que cuenta con una mayor extensión. Acoge a más de 8.000 guerreros y carros de combate tirados por sus caballos. Realmente parecen guerreros de verdad, con su ropa, sus detalles, sus expresiones… cada uno de ellos parece una persona distinta y tienes la sensación que bajo la terracota encontrarías a una persona…
Las fotos no hacen honor a lo que se siente estando frente a ellos. Siento una emoción enorme de poder estar aquí. Algo similar a lo que sentí hace pocos días recorriendo un pedacito de la Gran Muralla China 🙂
¡Qué lugar tan impresionante! Me siento afortunada, ¡muy afortunada! Un sueño más cumplido en un viaje 🙂
Este pabellón es enorme… no da la vista para ver todas las figuras que hay en la fosa. Justo al final del pabellón encontramos la zona de restauración y etiquetado de piezas. Aquí te das cuenta de porqué cuesta tanto la restauración de las piezas que conforman el mausoleo. Los campesinos dejaron las figuras realmente hechas añicos…
Son las 13h cuando acabamos la visita… Nos cuesta irnos de aquí, es impresionante. Estamos los dos sin palabras…
Salimos hacia la zona comercial y después de un duro regateo con una local compramos una figura de terracota (30¥). Aunque somos conscientes que en Xi’an la encontraríamos a mejor precio, nos hace ilusión llevárnosla de aquí y tampoco supone un gran gasto extra.
Compramos también un par de aguas (4¥) que estamos secos, y buscamos sitio dónde comer. Nos decidimos por uno que ofrecen pizzas junto a la salida de las galerías. Tomamos un par con unos refrescos (104¥).
Con las pilas cargadas de nuevo, volvemos al punto dónde nos dejó el bus, y allí encontramos de nuevo el (5)306. Tras otra hora de trayecto, nos deja en la estación de autobuses de Xi’an de nuevo. Allí caminamos unos metros hasta la parada del bus 258 que nos deja en la puerta del hostal.
Estamos ko, hemos pasado un calor tremendo y en el bus nos ha entrado morriña, así que decidimos echarnos una siesta.
Después salimos a buscar un bus que nos deja frente a la Torre del Tambor en 2 paradas (2¥). Ha anochecido y de nuevo la encontramos iluminada. ¡Qué bonita es!
Caminamos por una callejuela repleta de tiendas que va paralela a la Mezquita. A estas horas ya está cerrada, una pena porque dicen que es una visita curiosa. Recorremos las callejuelas que conforman el Mercado Musulmán de Xi’an mientras echamos un vistazo a las artesanías que venden.
Compramos un par de platillos de cerámica (25¥), dos frascos pequeños de bálsamo del tigre (15¥).
También compramos un huevo de cristal pintado a mano, en el que la artista añade mi nombre en chino (75¥). Me duele regatearle demasiado porque realmente es un trabajo de chinos el que hace la mujer para pintarlos. De modo que sólo rebajamos 10¥ respecto a lo que nos pide.
Acabamos de recorrer la calle y salimos a la de los puestos de comida que recorrimos anoche. No somos mucho de puestos de comida callejera y esto está lleno. El olor es bastante desagradable, sobretodo al pasar frente a puestos de carnes o pescados.
En un puesto de dulces, compramos una especie de turrón de almendras (15¥) que ¡está delicioso! No podemos evitar acordarnos de los dulces que compramos en el Chinatown de Bangkok el año pasado 😛
Caminamos hasta el centro comercial que hay junto a la Torre de la Campana y buscamos sitio dónde cenar. Nos decantamos por un japo en el que comemos de maravilla y hasta los topes (102¥).
Cogemos el metro hasta la Puerta Sur de la Muralla y aprovechamos que está iluminada para hacerle unas fotos. Las ciudades chinas ganan mucho por la noche porque se esmeran con la iluminación de sus edificios y monumentos 🙂
Hay un paseo junto a la muralla la mar de chulo… caminamos unos metros mientras disfrutamos de las vistas iluminadas.
Nos íbamos para el hostal pero pensamos en que mañana no hay que madrugar y tampoco tenemos sueño todavía. Decidimos tomarnos una cerveza belga en un bar con música en directo que vemos junto a la muralla. Tomamos un par de Delirium Tremens (85¥) y pasamos un rato bien ameno escuchando la música. Mientas, nos acordamos que la primera vez que probamos esta cerveza estábamos en Argelès-sur–Mer (sur de Francia), pasando mi cumpleaños hace ya algunos años 🙂
A las 23h decidimos volver al hostal a descansar. Lo hemos pasado bien y esta ciudad nos ha gustado mucho. Lástima no tener algún día más en ella…
Al llegar, nos damos una buena ducha para quitarnos el calor del día y nos vamos a dormir. Mañana conoceremos un nuevo destino en nuestra ruta por libre en China 😉