27/01/2019 (día 3): volvemos a casa. Nos despedimos de París tras un finde de chicas muy guay y nos encontramos con una sorpresa al llegar a Barcelona.
Nos levantamos con la calma, hoy volvemos a casa y nos despedimos de París tras un finde de chicas muy guay, lo que nos sabemos aún es que nos encontraremos con una sorpresa al llegar a Barcelona… Recogemos un poco el piso después de desayunar, hacemos las maletas y cogemos el RER A hasta Châtelet-Les Halles. Allí cambiamos al RER B hasta el Aeropuerto Charles de Gaulle. En total tardamos 1h 15 minutos. La estación del RER en el aeropuerto está junto a la terminal 2D, desde la que sale nuestro vuelo por lo que no debemos movernos demasiado.
Vamos a facturar la maleta de mi amiga ya que ella estará varios días en casa de su madre y su equipaje es mayor. Luego pasamos el control de seguridad sin problemas. Al ser una terminal pequeña, apenas hay gente… Nuestro vuelo con Easyjet sale a las 15,45h. Son casi las 14h, así que lo primero que hacemos es ir a comer alguna cosa. Pedimos una ensalada variada, una tartine para cada una y un poco de fruta (12€).
No puedo irme de París sin alguna cosilla para mi chico que se ha quedado en casa, así que le compro una caja de macarons que le encantan 🙂
Aquí nos pasa algo muy curioso, me dirijo a la dependienta en francés, y cuando ya he pagado, la chica nos pregunta en español de dónde somos. Nos deja noqueadas… resulta que nos oyó hablar entre nosotras y reconoció que hablamos en catalán. La chica nos explica que es madrileña pero estuvo un tiempo viviendo en Barcelona antes de venir a París por amor. Echamos 5 minutos de charla con ella. Siempre es agradable conocer a gente en los viajes 🙂
Nos despedimos de la madrileña y nos dirigimos a la puerta de embarque ya que acaban de anunciar que comienza en 10 minutos. Tenemos la suerte de poder embarcar de las primeras gracias al Speed Boarding que tenemos por haber comprado asiento. Lo compramos para poder viajar juntas, y suerte porque el vuelo va muy lleno y a varios pasajeros les envían el equipaje a bodega.
Antes de despegar el piloto nos avisa que nos espera un vuelo movidito por vendaval en Cataluña. Por lo visto el vuelo anterior ha sido Barcelona-París y ya sabe de qué habla. Que te avisen antes del despegue no mola mucho… eso quiere decir que va a ser muy movido.
Y efectivamente, nada más cruzar los Pirineos se comienzan a notar una turbulencias tremendas que duraran hasta el aterrizaje. A mi amiga no le gusta nada volar, lo pasa mal en condiciones normales y tanto «meneíto» la tiene bastante asustada todo el vuelo. Yo intento minimizar su ansiedad diciendo que cuando cruzas el Pirineo siempre es movido por el contraste mar-montaña. Pero realmente el vuelo es súper movido y hasta a mi se me revuelve un poco el estómago, y eso que estoy más que acostumbrada a volar. Hasta se ven remolinos en las nubes, ¡una pasada! hacía tiempo que no tenía un vuelo con tantas turbulencias…
Cuando llegamos frente a la costa de Barcelona decido hacer un vídeo, Me encanta la estampa que se ve de la ciudad desde el aire cuando hacen el acercamiento a tierra en paralelo a la playa y a estas horas hay una luz muy bonita 🙂
Cuando nuestro avión toca tierra en Barcelona todo el mundo aplaude, la verdad es que el piloto se lo ha ganado… ¡menudo vuelo! Menuda sorpresa me llevo al conectar los datos y descubrir que mi marido ha estado grabando el aterrizaje de nuestro avión desde el mirador del Prat. A eso se le llama telepatía 😀
Me hace mucha gracia encontrarme con su vídeo porque sin saberlo, parece que nos grabemos mútuamente, yo desde el aire y él desde tierra. Si no conocéis el mirador, os recomiendo que hagáis una visita, sobretodo si vais con peques. ¡Es muy chulo! Nosotros vamos cuando tenemos morriña viajera 🙂
En seguida entregan el equipaje facturado y en menos de 10 minutos salimos de la terminal dónde nos espera mi marido que ha venido a buscarnos con el coche. De camino a casa, dejamos a mi amiga en la estación de Sants. Ella continua el viaje AVE hasta Lleida dónde la espera su familia. Nos despedimos tras un finde muy guay. Sin duda, ¡repetiremos!