20/07/2016 (día 4): visitamos el Castillo de San José, el Monumento al Campesino y recorremos La Geria con una cata de vinos en El Grifo.
Hoy madrugamos menos que ayer aunque no nos dejan dormir todo lo que quisiéramos. A las 9,30h hacen clases de aquagym en la piscina principal y ponen la música a todo trapo… Bajamos con calma a desayunar y sobre las 10,30h nos ponemos en marcha. El plan para hoy es visitar el Castillo de San José en la capital, ver el Monumento al Castillo y hacer una cata de vinos en La Geria 😉
Cogemos el coche y nos dirigimos hacia la capital. Al llegar a Arrecife, seguimos las indicaciones hasta el Castillo de San José. Hoy en día reconstruido y aprovechado como un pequeño museo de arte contemporáneo. La entrada nos va incluida en el bono.
En una media hora lo visitamos ya que es una edificación pequeña. Lo mejor: las vistas sobre la costa de Arrecife desde su terraza.
Cuenta con algunas exposiciones temporales y nosotros podemos ver una que muestra réplicas de las figuras que hay en el Museo Atlántico de la isla.
Después cogemos el coche y vamos hasta San Bartolomé para visitar el Monumento al Campesino. También obra de César Manrique, es un homenaje el esfuerzo de los campesinos de la isla. Reconocemos su entrada por la estatua Monumento al a Fecundidad, también de Manrique.
La Casa-Museo del Campesino cuenta con varias exposiciones de agricultura, tiendas de artesanía y puedes degustar la gastronomía tradicional en su restaurante. Aquí conocemos cómo se construyen los parterres tan característicos de esta zona para la plantación de viñedos en tierra volcánica.
Recorremos el recinto. Un deleite para los sentidos ya que está cuidado hasta el último detalle.
Echamos un vistazo a las tiendas de artesanía pero nos parecen muy caras. Echamos un último vistazo al lugar y volvemos al coche.
Seguimos en dirección a Masdache, y a pocos kilómetros paramos a visitar las Bodegas El Grifo, también conocidas como el Museo del Vino.
Pagamos la entrada básica (5€ pp) que incluye la visita al museo más cata de un vino a escoger. La bodega data de 1775 y es curiosa de visitar. Muestran maquinaria tradicional, puedes caminar entre los viñedos y visitar un jardín de cactus la mar de majo que tienen.
Al acabar la visita, hacemos la cata. Había leído que recomendaban los Malvasía seco, y no dudo en catar uno. Mi marido escoge un tinto crianza. Los dos están muy buenos, con un toque afrutado como a mi me gustan, y puedes saborear su peculiar aroma a tierra volcánica. Decidimos comprar una botella de cada aprovechando que facturamos una maleta. Y también compramos un licor de cactus. Este se va directo a la colección de bebidas curiosas de nuestros viajes. Así como unos cubitos de piedra volcánica reutilizables.
Proseguimos el camino por el Valle de La Geria, parando junto a la carretera en un par de apeaderos. Primero porque vemos placas de magma solidificadas que nos dejan alucinados. Vemos varias fisuras en la tierra también. Alucinamos al pensar lo que debe ser ver un río de magma en directo…
Un poco más adelante, paramos para ver de cerca el modo tan curioso de plantar los viñedos que tienen aquí. El valle es conocido por sus vides tan características… se trata de excavaciones bajo cenizas volcánicas, buscando tierra fértil en la que plantan los viñedos y los rodean por pequeños muros semicirculares para protegerlos del viento. Esos viñedos dejan a la vista unos paisajes espectaculares, dignos de visitar.
Llegamos hasta Yaiza, y allí cogemos la carretera que nos lleva de vuelta al hotel. Es mediodía y llega el momento del relax diario 😉
Al llegar al hotel, dejamos las cosas en la habitación y nos refrescamos un poco. Luego vamos a comer al bufet internacional dónde nuevamente nos chupamos los dedos con la comida que sirven. Y después descansamos un rato en el fresquito de la habitación.
Tras tomarnos un granizado con ron miel (le cogimos el gustillo a la bebida que nos recomendaron el primer día), bajamos a la playa del hotel Sandos Papagayo Beach Resort. Es de arena volcánica, y se está genial. Buena temperatura, agua fresquita y apenas gente.
A las 20h subimos de nuevo a la habitación, nos damos una ducha y bajamos a cenar. Cuando acabamos están haciendo un show con papagayos que nos quedamos un momento a verlo. La verdad es que estos tipos de show me generan sentimientos contradictorios. Por un lado ves a los peques -sobretodo- alucinando con las cosas que son capaces de hacer, como ir en bici, subir escaleras, etc. Pero luego piensas que ese animal, debería estar en libertad y no haciendo monerías…
Mientras la gente está en el show, nosotros echamos una partida de billar. Al acabar, volvemos a la habitación con un mojito que nos tomamos en la terraza de la habitación dónde se está de maravilla con la brisa que corre.
¡Este destino nos está gustando y mucho! Estamos conociendo lugares increíbles y a la vez, ¡estamos cargando pilas cómo necesitábamos! Mañana más 🙂