Hace unos días, tuve la oportunidad de visitar la Casa Vicens, el 1r edificio construido por Antoni Gaudí en Barcelona. Y además, pude hacerlo de forma gratuita, gracias a una invitación para dos que proporcionaron a mi amiga Sandra de Con la Mochila y las Cholas. ¿Quieres descubrir cómo fue la visita y ver con detalle esta bonita casa modernista? ¡Pues continua leyendo que te lo contamos todo!
Casa Vicens, 1r edificio construido por Gaudí en Barcelona
Como os decía, cuando supe que Sandra de @conlamochilaylascholas vendría de visita a exprés a Barcelona no dudé en quedar con ella. Esta simpática instagramer y bloguera que conocí durante el confinamiento en redes sociales, se ha convertido en una buena amiga virtual. Así que no podía dejar pasar la oportunidad. Pero cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que podría acompañarla de forma gratuita a visitar la Casa Vicens.
Hacía mucho tiempo que me apetecía hacer esta visita y encima plan gratis, ¿¡cómo decir que no!? Así que un jueves por la mañana, pensando en que no habría demasiada gente, quedamos frente a la casa. Para ponernos cara al fin y disfrutar de una bonita mañana juntas en la Ciudad Condal.
Información sobre la visita
Situada en el nº 20 del Carrer de les Carolines en pleno barrio de Gràcia en Barcelona. La entrada cuesta 18€ si la compras online (en taquilla tiene un cargo de 2,5€). Abre todos los días de 10 a 20h durante los meses de verano.
Permite la visita libre con la ayuda de una audioguía en varios idiomas, o bien, la posibilidad de hacer la visita guiada o incluso vistas temáticas. Os dejo su web para que tengáis toda la información.
Es una visita recomendada para todos los públicos. El recinto está adaptado para personas con diversidad funcional. Aunque algunas zonas será complicadas visitarlas, ya que hay escalones y algunas puertas estrechas. Si vais con bebés, os recomiendo portearlos, os será más cómodo porque se suele llenar bastante.
Un poco de historia
La Casa Vicens fue, junto al Parc Samà, la primera obra maestra de Gaudí. Fue su primer edificio y el preludio de su posterior legado. Construida entre 1883 y 1885 como casa de veraneo de la familia Vicens. Fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2005 y un preludio al nuevo estilo arquitectónico que llegaba, el Modernismo.
Antoni Gaudí i Cornet (1852 – 1926) es uno de los arquitectos de mayor importancia universal. Su genialidad y su estilo tan rompedor para su época, su visión tan innovadora y su gran creatividad le han dado su fama mundial. Ese estilo arquitectónico tan único, personal y sin precedentes, basado en todo aquello que observaba en la naturaleza.
Artífice de grandes obras que forman parte de la lista del Patrimonio Universal de la UNESCO. Como la Sagrada Familia, la Cripta de Gaudí, el Park Güell, la Casa Batlló, la Casa Botines, el Palacio de Astorga, los Jardines Artigas, la Torre de Bellesguard, la Pedrera… y un sinfín de viviendas, palacios, edificios religiosos, parques y encargos particulares.
En 1883, Manel Vicens i Montaner, un adinerado corredor de cambio y bolsa, confía a un joven Gaudí el proyecto para la construcción de su residencia de verano en la antigua Villa de Gracia. El arquitecto recién licenciado, imaginaba el hogar ideal conectado con la naturaleza. Pensaba que debía ser funcional y, a la vez estético. El encargo de Vicens fue perfecto para materializar estas ideas por primera vez. Y es así, como Gaudí diseña un edificio singular, atrevido y lleno de elementos innovadores. Elementos que inician el camino hacia una nueva era arquitectónica. La Casa Vicens se convierte de este modo, en uno de los primeros edificios que inauguran el Modernismo en Cataluña y en Europa.
Lamentablemente, la Casa Vicens fue cambiando de dueños, y requirió de varias ampliaciones y reformas a lo largo de su historia. Por ello, no conserva todas las estructuras de origen. Aún así, en la última restauración se ha hecho un gran esfuerzo por darle valor a la obra original de Gaudí. Y permite observar con todo detalle la estructura principal, la ornamentación original y las estancias creadas por Gaudí en 1885.
Nuestra visita
Como os decía, accedemos gratis gracias a una invitación que le ha hecho la organización a Sandra. La verdad es que pensábamos que al ser un jueves cualquiera a primera hora de la mañana no habría demasiada gente. Pero nos encontramos el lugar bastante lleno… no queremos pensar cómo debe ser visitarla en fin de semana o festivo. De todos modos, estamos deseosas de poder disfrutar del lugar. Y como no tenemos prisa, pues nos armaremos de paciencia para intentar sacar las fotos sin gente en ellas 😛
Lo primero que te encuentras al acceder es un bonito y tranquilo jardín, que bordea una casa con una ornamentación impresionante. La mezcla de estilos y todos esos elementos inspirados en la naturaleza, te invitan a observar cada detalle.
Como se ve en la maqueta original que os mostraba más arriba, la casa y especialmente el jardín, han sufrido cambios importantes. La finca contaba con una cascada, una capilla, un gran jardín y un huerto, y unas arcadas que rodeaban el terreno que actualmente ya no existen. En la fachada noroeste podemos encontrar un detalle que muestra el lugar por el que en 1925 el edificio se amplió por 1a vez. Esa ampliación fue a cargo de Joan Baptista Serra de Martínez, amigo de Gaudí. Quién quiso mantener el estilo de la obra originaria pero marcando una pequeña diferencia con el gran maestro.
La fachada principal de la casa miraba al antiguo jardín y no a la calle, como se podría pensar inicialmente. La idea de Gaudí le permitió orientar la casa hacia el suroeste y garantizarle un soleado suave durante el verano. Haciendo así que la casa fuera más fresca e ideal para el veraneo, alejada del centro de Barcelona.
La fachada es realmente impresionante y como en muchas obras de Gaudí, es una explosión de colores. Aquí Gaudí rompió con el estilo de la época y revistió con cerámica la fachada. Pensad que en aquella época, la cerámica se utilizaba exclusivamente para revestir los interiores… a alguno le debió explotar alguna neurona al ver aquello 😀 Gracias a la posibilidad de decoración de cerámicas, pudo materializar su fascinación por la naturaleza y la cultura oriental.
La carpintería de puertas y ventanas son de inspiración japonesa. Las arcadas de las puertas y los artesonados de algunos techos, son de inspiración árabe. Además, sobre la tribuna de la terraza inferior, podemos encontrar algunos dichos y refranes escritos en catalán antiguo. Las paredes, como veis en las fotos, están llenas de detalles. Todos ellos inspirados en la naturaleza y en las plantas que se encontraban en los alrededores de la finca.
De esto modo, podemos ver que hasta la verja que rodea la finca está basada en esa naturaleza. Si os fijáis con detalle, tiene forma de palmeras y de flores. Esas mismas palmeras y flores que también encontramos entre las plantas que decoran el jardín delantero. Aquí también se conserva un gran magnolio que había en la finca antes de la construcción del edificio.
Accedemos al interior de la casa, y no podemos evitar sorprendernos con lo que aquí vemos. Es impresionante. De verdad que las fotos no le hacen honor. Esta pequeña estancia ya es toda una declaración de intenciones. Convierte el recibidor en una extensión del jardín gracias a su decoración en paredes y techos.
Aquí, hay algo que nos llama mucho la atención y es su suelo, que encontraremos en el resto de la casa también. Pavimentado con opus tessellatum, se trata de una técnica romana muy utilizada años después durante el Modernismo. Gaudí la utilizó muchísimo en otras obras posteriores, como en la cripta de la Sagrada Familia.
Pero si hay algo que realmente me fascina de esta estancia, es su impresionante techo de madera ornamentada y esa lámpara de estilo árabe. ¡Me encanta!
Continuamos con la visita y accedemos al gran salón. La estancia principal de la casa, está decorada con muebles de madera y una bonita chimenea que se conservan de origen. Y con pinturas y decoraciones que muestran esa explosión naturalista repleta de detalles que tanto le gustaba al arquitecto. Si os fijáis con detalle, es como si quisiera unir la casa con el jardín. Hay que reconocer que Gaudí era todo un rompedor para su época.
Desde el salón, accedemos a la tribuna. Una pequeña terraza que invita a sentarte simplemente a contemplar. Desde ella, hay una vista privilegiada al jardín pero también al interior del salón. Presidida por una bonita fuente de forja. Se dice que cuando los rayos de sol pasaban por esa telaraña, se proyectaban los colores del arcoíris en la pared. Su agua además, provenía de depósitos de lluvia.
Pero esa fuente lamentablemente, no estuvo siempre ahí ya que fue robada. Y fue gracias a la colaboración de unos antiguos propietarios que se pudo recuperar. Estaba en una casa en la provincia de Girona… se la llevaron un poco lejos… Fue restaurada y ahora conserva el mismo emplazamiento y función original que le dio Gaudí.
Nos sentamos un rato a contemplar y a escuchar a los pájaros que habitan el jardín y el agua de la fuente correr. Es todo un oasis en medio de la ciudad. Increíble, de verdad. Este rincón se convierte automáticamente en mi favorito de la casa.
Tras unos minutos de desconexión mental, volvemos al interior de la casa y visitamos el antiguo fumadero. Como sabéis, en las casas señoriales, los hombres tenían un espacio exclusivo para ellos, en el que fumaban mientras hacían negocios o hablaban de sus cosas. Antes de la última restauración de la casa, se creía que la habitación estaba pintada de dorado. Pero sin embargo, se pudo descubrir que la pintura original era azul. Me parece una sala realmente bonita. Si miras al techo, el color azul recuerda al cielo, y los mocárabes reproducen hojas de palmeras rellenas de dátiles. Es sin duda, un pequeño oasis oriental y un lugar privilegiado para los hombres de la casa.
La decoración de esta estancia, está hecha con cartón-piedra. Un innovador material decorativo que se patentó poco después de la construcción de la casa y que adquirió gran fama en el Modernismo.
La visita continua por el 1r piso y para acceder, encontramos esta impresionante escalera. La original fue derruida durante la ampliación de Serra de Martínez. Sólo se sabe de ella que era de bóveda catalana, pero nada más. De modo que con la reconstrucción de 2014, se colocó en su lugar esta obra de Elías Torres, José Antonio Martínez Lapeña y David Garcia. A mi esta vista me hace volar el pensamiento al viaje a China en 2017, cuando visitamos el edificio de estilo brutalista 1933 Shanghai que tiene un cierto parecido con esta obra. Os invito a que le echéis un vistazo a las fotos del 1933 y me digáis si también le veis el parecido 🙂
Seguimos con la visita y llegamos al 2º piso. Esta planta cuenta con 2 dormitorios, más el principal y una estancia que se cree que estaba destinada al ocio de las mujeres. La principal curiosidad de esta planta, es que para aprovechar al máximo el espacio, se construyeron las diferentes estancias desde un distribuidor de forma hexagonal. Además, se aprovecharon al máximo todos los rincones, ya que cuenta con varios armarios empotrados. Todos los dormitorios tienen un pequeño balcón con vistas al jardín.
Podemos ver como el dormitorio principal está dividido en dos mitades con decoraciones bastante diferentes. El motivo es que originalmente, estaba dividido en dos estancias comunicadas entre si. Una para cada cónyuge del matrimonio Vicens, algo muy habitual entre la clase burguesa de la época.
La salida al exterior del dormitorio principal, da a una gran terraza. Para acceder a ella, hay que bajar un par de escalones. De este modo Gaudí consiguió que la barandilla quedara más baja de lo habitual, y no interfiera en la contemplación del jardín desde el interior de la habitación. Realmente, Gaudí pensaba en todos los detalles…
Esta terraza, como la tribuna inferior, es un espacio concebido como punto de conexión entre el interior de la casa y el jardín. El banco-barandilla perimetral permite sentarte a contemplar la vegetación y a admirar la impresionante fachada principal. De nuevo, es un espacio que te invita a sentarte a contemplar y a escuchar lo que nos rodea.
Continuamos con la visita por los baños. Pensad que en la Barcelona de finales del S. XIX, la mayoría de los hogares no disponía de agua corriente. Sin embargo, Gaudí se adelanta una vez más a su tiempo, y no solo diseña una pionera zona de baños con agua corriente. Sino que, además, la divide en diferentes estancias. De modo que encontramos un gran vestidor, y estancias específicas que albergan el retrete, el lavabo y la bañera.
Viendo la gran bañera de porcelana blanca, pienso en lo que increíblemente relajante que debía ser un baño en ella. Con esa luz tan bonita que entra a través de los pórticos de la ventana y el sonido del exterior de aquella época.
Acabamos de recorrer todos los dormitorios y ascendemos un piso más continuando con la visita. Llegamos al gran desván que ocupa la planta superior del edificio. Era habitual en los hogares burgueses de la época, que el desván fuera destinado al servicio doméstico. Por ese motivo en esta estancia, y a diferencia del resto de la casa, reina la sobriedad y la sencillez. Los techos altos con bonitas vigas de madera y las aberturas perimetrales permitían la ventilación, y garantizaba el confort del resto de la casa al proporcionar una regulación térmica al edificio.
Actualmente aquí, encontramos una pequeña exposición sobre Gaudí y su obra. Y sobre la construcción y las diferentes reformas y restauraciones que ha sufrido la casa a lo largo de su historia. Lo que más nos sorprende de la pequeña exposición, es encontrar antiguos libros de Gaudí que fueron fuente de inspiración arquitectónica para él y los planos originales de la casa. Así como una carta escrita de su puño y letra, y algunos elementos decorativos originales de 1885.
Finalizamos la visita en la cubierta del edificio. Está claro que el paisaje y los sonidos que nos rodean hoy en día, nada tienen que ver con los que había cuando Vicens y Gaudí escogieron a finales del S. XIX este lugar. Pero echemos un poco de imaginación y pensemos en lo que se veía en aquella época desde aquí arriba. Una vista despejada a toda la finca, a la Villa de Gràcia, Collserola y a la Serralada de Marina. Sin edificios que interrumpan la vista. Imagina también, el sonido lejano de las campanas de alguna iglesia de Gràcia, del agua corriendo por la cascada y de los pájaros cantando. Seguro que con esto, podemos entender mejor las funciones que le dio Gaudí a la cubierta.
Destinada a recoger agua pluvial pero también, un lugar por el que pasear y poder disfrutar de las vistas y del entorno que rodeaba la casa. Aquí Gaudí recupera de nuevo esas cerámicas y esos hierros forjados, decorados con elementos naturales. Crea miradores que parecen minaretes. Le añade con un bonito suelo de terrazo que también encontramos en el desván, y un tejado ondeado que impresiona.
Hoy en día, solo podemos transitar por la parte creada con la ampliación de Serra de Martínez, puesto que la original de Gaudí es delicada y frágil. Pero aún así, podemos disfrutar de la vista de toda ella, así como de las vistas a la ciudad que ofrece hoy.
Y aquí concluimos el recorrido a la impresionante Casa Vicens. Toda una declaración de intenciones de Gaudí, una demostración de que el arquitecto se anticipaba a su momento. La casa es la base y los fundamentos que convertirían a Antoni Gaudí en uno de los arquitectos más revolucionarios de todos los tiempos. Y es que, coincidiendo con la finalización de la construcción de la casa en 1885, comenzaba a llegar el Modernismo.
En el sótano de la casa, actualmente se encuentra la tienda (con cosas muy bonitas de precios desorbitados) y los baños para los visitantes. Regresamos al jardín y lo contemplamos nuevamente después de haber visitado la casa acompañadas por la audioguía gratuita que incluye la entrada. Aquí nos quedamos un buen rato, admirando los detalles de la fachada y las bonitas plantas que decoran el jardín.
Imaginando a los señores Vicens y a los siguientes propietarios, disfrutando del bonito oasis que era este lugar. Un oasis todavía hoy, ya que hay pocos lugares en la ciudad como este.
Nuestras conclusiones
Pasamos cerca de 2 horas recorriendo la casa y todas sus estancias. Consideramos que se trata de una visita imprescindible si eres amante de la arquitectura o de la historia de la ciudad. Un lugar rompedor hoy en día, que en su origen debió dejar totalmente noqueado a más de uno.
Pero también debemos decir que el precio de la visita nos parece excesivamente caro. Entendemos que mantener un lugar así tiene un coste elevado. Pero también tenemos la sensación que aquí también se aprovechan de la fama de Gaudí. Consideramos que un precio más ajustado, sería más idóneo.
Aún así, os animamos a visitar esta primera obra de Gaudí, fundadora en cierto modo, del Modernismo catalán y la artífice de todo lo que vendría después de la mano del impresionante arquitecto.
Me alegro un montón de que por fin pudiéramos ponernos cara y ¡aún mejor con un planazo así! Mil gracias por acordarte de nosotros en este post
¡No hay de qué! Disfruté un montón de la mañana, y me encantó conocerte al fin después de tantos mensajes por redes ☺️