20/09/2014 (día 5): visitamos el P.N del Bromo Tengger Semeru y ascendemos al Kawah Bromo. Intento fallido de ver las cascadas de Madakaripura y traslado a Surabaya
Esta noche hemos dormido en el hotel Bromo Permai, a la falda del Gunung Bromo. A las 2h nos levantamos y preparamos para el trekking de hoy. Nos tomamos un café con leche que tenemos en la habitación y a las 3h salimos hacia el parking del hotel. ¡¡Madre mía, está lleno de jeeps!! Nos encontramos con nuestro guía, «el colega» de Aidey y nos acompaña a nuestro coche. El guía local de hoy es un chico de unos 20 años que apenas habla inglés pero que le pone mucho empeño en entenderse con nosotros.
En un trayecto de unos 30 minutos por una zona de dunas y socabones primero, y por una carretera de curvas de montaña luego nos lleva hasta el mirador. De nuevo, hoy las cosas no saldrán según lo planeado. Uno de los motivos de coger este tour con Travelife era que Aidey te lleva a un mirador dónde puedes disfrutar en soledad del amanecer sobre la explanada del Tengger Semeru… pero claro, al no ir con él, el chico nos lleva al mirador dónde van a parar todos los cientos de turistas (locales y extranjeros) que cada día ven amanecer desde aquí.
Aparca el jeep dónde puede en la calle, y se me ocurre echar una foto a la matrícula (¡suerte! luego os cuento porqué). En unos 15 minutos de subida llegamos al mirador de los primeros y nos situamos cerca de la barandilla, pero a la que se acerca la hora del amanecer, algunos listillos se cuelan por delante de la baranda, lo que nos tapa todas las vistas que pensábamos tener.
Así que mi recomendación si vais a parar al mirador es que os quedéis en lo alto de las escaleras que hay y en el lado izquierdo mirando hacia la explanada, es desde dónde mejor se ve si no podéis evitar ver el amanecer aquí arriba…
Sobre las 4,15h empiezan los primeros rayos de sol a aparecer… ¡qué pasada ver esa mezcla de colores en el paisaje!
Hace un frío que pela… estamos a unos 2.100m de altitud y suerte que vamos abrigados, porqué los hay que no lo van y tienen una cara de frío tremenda. Las fotos no son todo lo buenas que yo quisiera pero al tener tanta gente delante tuve que echarlas alzando los brazos para evitar cabezas, una pena. Ni os cuento lo que me acordé de mi amigo Aidey nuevamente 🙁
¿Os cuento un poco dónde estamos? Nos encontramos en el Parque Nacional de Bromo Tengger Semeru. Se trata de la caldera del antiguo volcán Gunung Bromo de la cuál surgieron 4 conos volcánicos más. La caldera de más de 5.000 hectáreas está cubiera de un mar de arena y se halla a 2.100m de altitud. Uno de los 4 conos es el Monte Semeru, la montaña más alta de la isla de Java, con 3.676m.
Nos movemos por varias zonas del mirador intentando conseguir una mejor vista pero no son mucho mejores… ¡qué desesperación! Al final como no se ve un pimiento desde ningún punto por la masificación de gente que hay, a eso de las 5h nos volvemos al jeep.
Muy importante: quedaos con la matrícula y marca de vuestro jeep u, ¡os será prácticamente imposible encontrarlo!
Suerte que se me ocurrió echar la foto de la matrícula al llegar, hay cientos de jeeps en la calle, ¡uff! Tras más de 15 minutos de bajada entre multitud de coches damos con el nuestro.
Como podemos le hacemos entender al chico que nos lleve a otro punto a ver si vemos mejor las vistas de la caldera y del mar de arena. Menos mal que nos hemos escabullido del mirador de los primeros porqué ya hay mucho tráfico para bajar, y al ser todo jeeps hay un pestazo a gasolina que tira para atrás… tras un atasco de casi 1h, conseguimos parar cerca de otro mirador. Ya ha amanecido por completo pero desde aquí conseguimos ver el Mar de Arena casi por completo y hay muy poca gente, así que podemos disfrutar unos minutos de una bonita panorámica.
¡Alucinante lugar! Hay una mezcla de arena y niebla a ras de suelo que le da un aire muy místico, como si estuviéramos en territorio lunar… y desde aquí se puede disfrutar de la vista de los 4 conos volcánicos. De delante a atrás en la foto anterior, encontramos el Gunung Batok con 2.440m, el Kawah Bromo de 2.392m, el Pusat Kawah Tengger y el Gunung Semeru con 3.676m.
Tras unos minutos disfrutando del paisaje, volvemos al coche y bajamos a la explanada dónde se inicia el ascenso al Monte Bromo.
Hay tres opciones de hacer el ascenso: a pie, en moto o a caballo. Hoy no tengo un buen día con mis espalda, estoy destrozada así que no me veo como para hacerlo todo a pie. A las motos vemos que se les clavan las ruedas en el polvo de ceniza que hay y patinan que da gusto. Por lo que nos decantamos por coger dos caballos para subir una buena parte del tramo a pesar de que no somos muy partidiarios de usar animales y menos en lugares turísticos. Ya sabéis que defendemos el turismo responsable pero mi espalda hoy no hubiera aguantado la caminata por el mar de arena.
El conductor nos dice que tiene un amigo que alquila caballos. En cuanto aparca dónde están todos los jeep, lo avisa. El precio de dos caballos para subir desde el coche hasta el inicio de la escalera y bajar de nuevo hasta el coche son 150.000 rupias cada uno (unos 10€ al cambio por persona). Ya os digo que no nos gusta que se utilicen animales en lugares turísticos y como no vemos otra forma por mi estado de salud de hoy, tampoco regateamos. Aceptamos el trato y nos ponemos en marcha.
Tras unos minutos, pasamos junto a unas tiendas de souvenirs y los baños, y les pedimos que paren un momento. Después de tantas horas, necesitamos pasar por boxes. Los lavabos cuestan 1.000 rupias por persona, pagamos y para dentro. No acabo de entender porqué la mayoría de los lavabos indonesios son de pago si en la gran mayoría no hay papel y la limpieza brilla por su ausencia…
Volvemos a los caballos y al subir al mío se le rompe un estribo y me ¡voy a suelo! Por suerte no me hago daño y queda en el susto… el chico lo ata como puede y me dice que mejor me agarre directamente a las crines del animal. Subimos un buen tramo hasta el pie de las escaleras que te llevan a lo alto del cráter del Bromo. La ceniza que hay en el suelo llega hasta las rodillas en algunos tramos, vemos a la gente que sube a pie haciéndolo con un gran esfuerzo y corroboro que yo hubiera sido incapaz hoy de hacerlo a pie 🙁
Llegamos a los pies de la escalera, aquí los chicos que nos acompañan nos dan un papel con su nombre. Nos dicen que estemos el tiempo que queramos arriba y cuando volvamos a este punto, gritemos su nombre y nos recogerán.
Tenemos que caminar un poco hasta llegar al pie de la escalera, pero este tramo es fácil. Hay mucha ceniza en el ambiente, y si no te tapas la boca y la nariz, cuesta respirar. Vemos a unos cuantos vendedores con ofrendas para el volcán. La leyenda dice que hay que echarle comida o flores al cráter para tener buena suerte. Evidentemente, pasamos de largo.
Había leído que era difícil subir porque muchos peldaños estaban rotos. Supongo que los habrán arreglado porque tan solo encontramos un par rotos, el resto están bien, y aún así se puede pisar con seguridad. A lo largo del ascenso hay una especie de balcones dónde puedes pararte a descansar. Vale la pena hacerlo por ir viendo cómo cambia el paisaje desde lo alto.
Tras unos minutos de subida y con paradas frecuentes por la cantidad de gente que sube que te va frenando, llegamos a lo alto del Kawah Bromo. Nos asomamos a la barandilla que hay en lo alto y descubrimos un cráter humeante que ¡nos deja alucinados!
Estamos a 2.392m de altitud y también aquí hace fresquete… y ¡un pestazo a huevos podridos que alucinas! Cosas del azufre… Aunque ya habíamos visitado zonas volcánicas en Japón, nunca habíamos estado en el borde de un cráter de este modo y nos deja sin palabras.
Vemos que algunos «valientes» se van más allá de la zona protegida por la baranda para asomarse mucho más al cráter, y digo valientes entre comillas porqué a mi me parecen unos inconscientes. Un resbalón aquí te lleva directo al cráter y a ver quién es el guapo que sobrevive a eso…
A nuestro lado tenemos el Gunung Batok, con una forma muy peculiar y en el cuál se puede apreciar los antiguos ríos de lava cómo debieron bajar desde su cráter.
Echamos un montón de fotos, tanto del cráter como de las vistas. Queremos guardar para siempre estos momentos. A pesar de que el inicio del día no ha sido lo esperado, estar aquí arriba y ver esta maravilla de la naturaleza, compensa el mal rato y hace que merezca la pena haber venido hasta aquí.
Tras un buen rato aquí arriba, decidimos volver a abajo e ir a buscar los caballos. Bajamos la escalera sin problema y volvemos a la explanada dónde esperan todos los caballos y sus jinetes. Me acerco a uno de los jinetes y le enseño el papel con el nombre del nuestro ya que no lo veo entre la multitud, y nos señala dónde está. Vamos para allá y nos montamos en los caballos. A mitad de bajada, mi caballo decide que ha llegado el momento de ¡sentarse! ¡Ay Dios qué susto me pega! me veía de nuevo en el suelo. Me ha tocado un caballo un poco gafado ¿¡eh!?
Llegamos junto al templo Pura Luhur Poten. Un templo hinduista que en medio del Mar de Arena. Lástima que está cerrado al público, debe ser muy curioso visitarlo.
Llegamos al «parking» de los Jeep y nos dejan junto al nuestro. Menos mal que ellos saben dónde está, porqué si lo tenemos que buscar nosotros igual nos volvemos lelos porque hay un centenar de Jeep aquí aparcados… Les pagamos el precio pactado y montamos en el coche.
De vuelta al hotel vemos por dónde pasábamos cuando aún era noche cerrada y nos damos cuenta que era ¡por en medio del Mar de Arena! ¡Alucinante! Nuestro guía de hoy se ha portado la mar de bien, lástima no recordar su nombre… nos hizo mucha gracia porqué a pesar de que el Jeep tenía más años que él, lo llevaba tuneado 🙂
Al llegar al hotel nos despedimos del chico que ha sido de lo más amable y vamos a tomar el desayuno que tenemos incluido. Es tipo buffet. No hay mucha variedad pero suficiente para llenar la tripa. Volvemos a la habitación, y nos damos una ducha rápida (no hay agua caliente), pero necesitamos quitarnos la ceniza que llevamos encima. Recogemos las cosas y a las 9,30h hacemos el check-out.
Alucinamos al ver lo cerca que estamos del volcán. Ayer estábamos tan cansados cuando llegamos que ni nos dimos cuenta de ello…
Nos recoge el guía en la recepción y ponemos rumbo a la siguiente y última parte del tour, las cascadas de Madakaripura. Ubicadas en el pueblo de Sapih, a unas 2h en coche del Bromo. Es una zona sagrada con 7 cascadas de unos 200m de caída. Repleta de cuevas y rodeadas por una densa selva.
Tras un buen trayecto en coche de nuevo por carretera de montaña con muchas curvas y socabones llegamos a un pueblo. Aquí el guía tiene que pagar un «peaje» a unos con una pinta de mafiosos tremenda para poder cruzarlo. Nos quedamos alucinados… Seguimos unos kilómetros más y llegamos a Sapih. Nos espera un guía local para hacer el trekking y llegar a las cascadas.
Pero nada más aparcar el coche, empiezan a venir hombres de todas partes. No dejan de mirar nuestras maletas que están en el coche y a mi. Me da muy mal rollo todo esto, la verdad. Le pregunto al guía si este lugar es seguro, y nos dice que la gente de este pueblo no son de fiar y que no se nos ocurra dar propina al guía local hasta que estemos de vuelta porque se han dado casos en los que han dejado a la gente solos en medio de la selva. ¿¡PERDONA!? ¡¿Y esto no me lo podías decir antes de traerme a aquí?!
Cada vez hay más hombres rodeando el coche y yo me pongo más nerviosa. No me gusta nada esta situación y para rematar tampoco aquí tenemos cobertura en los móviles. En ningún sitio en internet leí que esto fuera así y Aidey tampoco nos dijo nada cuando contratamos el tour, de hecho nos recomendó él venir hasta aquí… Mi marido está alucinando, tampoco se esperaba nada de esto. Viéndonos, el guía comienza a decir que estemos tranquilos, que son gente de fiar y que podemos hacer el tour sin problemas…
No llevamos ni 5 minutos aquí, seguimos montados en el coche y a mi me ha entrado un mal rollo increible. Los tipos no dejan de mirarme y tampoco quitan la vista de las maletas y, empiezo a pensar que o nosotros o las maletas no llegaremos enteros al siguiente destino… Me acuerdo con mucho cariño de Aidey por todo lo que nos ha hecho. Nos ha dejado tirados, no se ha dignado ni a escribirnos un whatsapp para disculparse, nos ha metido en este lío sin avisarnos de nada, están los pintas que merodean y los comentarios del guía… y mi cabreo y las malas vibraciones van en aumento.
Así que sintiéndolo mucho, sobretodo por mi marido y por el trote de haber venido hasta aquí, y con la duda de que quizá me equivoco, decido anular el trekking y le pido al guía que nos lleve a Surabaya dónde tenemos el hotel para esta noche. Le digo que le pagaré el tour íntegro, incluida esta parte aunque no la hagamos, pero que no quiero poner en peligro mi vida o la de mi marido por una excursión. Quizá sea una exagerada, pero os aseguro que nunca me había sentido tan insegura como en ese momento. No había ni un solo pensamiento ni sentimiento positivo. Solo veía peligro y creo que ante la duda, fue la mejor decisión que podíamos tomar. Mi marido, haciendo caso a nuestro instito, estuvo del todo de acuerdo conmigo.
Así que tras 3h más de coche y con un mosqueo descomunal, llegamos a la ciudad de Surabaya. Aquí es dónde acaba este desastre de tour que contratamos con Travelife. Pasaremos la noche aquí y mañana cogeremos un vuelo hacia la isla de Borneo. Llegamos al hotel a medio día. Le pagamos al guía lo acordado y nos despedimos de él. De verdad que vaya desastre… y el amigo Aidey ni un mensaje ni una disculpa ¡¿eh?!
Rápidamente hacemos el check-in. Dejamos las cosas en la habitación y bajamos a comer algo. Pasan de las 15h y estamos hambrientos. Nos tomamos unas hamburguesas y un refresco (115.000 rupias los dos) en el bar del hotel. Luego volvemos a la habitación, nos damos una ducha en condiciones que ya tocaba, y nos echamos una siesta de ¡3h! Estamos agotados, literalmente.
Para esta noche, escogimos el Halogen Hotel por 500.000 IDR. El hotel está muy bien, la habitación es amplia, cuenta con baño privado e incluye desayuno. Es un lugar sencillo pero para una noche no necesitamos más. El punto a favor es que está muy cerca del aeropuerto, ideal si tu vuelo sale temprano… el punto negativo es que hay que coger coche para ir a comer fuera. Y sinceramente, no tenemos ganas de más coche, así que hacemos el apaño con lo poco que sirven en el hotel. Pasamos la tarde de relax en la habitación.
Para cenar, bajamos al restaurente y tomamos unos mie goreng con música en vivo. Nos vamos pronto a dormir, llevamos días de tute y mañana toca madrugar de nuevo.
Esta etapa del viaje ha tenido momentos muy, muy duros. Hemos tomado decisiones in extremis y tenido que cambiar el tour sobre la marcha. Nos hemos acordado mucho de Aidey y de su familia al completo en varias ocasiones (por decirlo fino…). Pero también ha habido momentos alucinantes y que seguro, con el tiempo recordaremos hasta con cariño.
Mañana cambiamos de isla, nos vamos a Borneo y esperamos disfrutar de la experiencia de los orangutanes y el klotok en el Parque Nacional Tanjung Puting.